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12. El profesor Cohan

Guía de colores de Han JiSung:

Rojo: enojo. Rosa: vergüenza. Violeta: enamorado. Azul: triste. Celeste: emocionado. Blanco: peligro. Amarillo: preocupado. Verde: asustado. Naranjo: confundido. Gris: dolido. Marrón: neutro. Verde menta: alegre. Negro: cansado. Verde oliva: miedo. Rosa pálido: culpa. Rubio cenizo: nerviosismo. Crema: decepción. Magenta; frustrado. Turquesa: calma. Berenjena: querido, amado. Salmón: orgulloso. Fucsia: excitado.

Capítulo 12

El profesor Cohan

Septiembre 3, sábado en la tarde

—Bien. —Sin algún atisbo de paciencia, y acariciando al pequeño Soonie que descansaba en su mano, MinHo miró a los cuatro chicos. —¿Quieren hacer una Sociedad Secreta acá en Hogwarts? ¿Cómo si con una no fuera suficiente?

La Sala de Menesteres. De vuelta ahí. JiSung pudo haber sentido la familiaridad de regresar al hogar, pero, con su cabeza conflictuada y tener a los otros cuatro "extras" en el lugar significaba que era para hablar de política.

—No una Sociedad Secreta- sino, una Compañía —corrigió Felix, ansioso—. ¿Qué te parece?

—Una idiotez.

—¡YeonJun amenazó a Mina con su padre! ¿No te parece eso catastrófico? —discutió HyunJin—. Es decir- ella ni siquiera está involucrada con la mierda que nosotros hacemos.

—Además, el ciclo pasado ustedes dos nos dijeron que podíamos ser parte de ella —atacó SeungMin al otro lado de la Sala de Menesteres, donde Chan y JeongIn se encontraban sentados de codo en codo. Chan estaba con ropa de entrenamiento de Quidditch; no habría partido, pero no quería perder la costumbre. JeongIn, por otra parte, aún seguía bastante ofendido con Felix por su burla de ayer. —JeongIn los estuvo espiando, ¿no te acuerdas? Hay algo formado acá.

—Que haya grupo que sepa de esto no significa que haya un grupo específico que se reúne tal como la Sociedad Secreta para poder confabular contra las personas —aclaró Chan enseguida, asustado de su malinterpretación—. La amenaza de YeonJun a la novia de HyunJin es seria, pero tenemos que considerar que-

—¿Qué quieres considerar? —le interrumpió MinHo, por el mero gusto de poder hacerlo—, literalmente estos cuatro se agarraron a los golpes con la Sociedad Secreta en el viaje a acá. No vamos a tener una guerra civil en Hogwarts.

—Estoy de tu lado, imbécil —gruñó Chan.

JiSung, en silencio, miró la interacción entre los dos chicos. No tenía razones para sentirse celoso. Claro que no. Los dos hablaban con el mismo nivel de desagrado que siempre lo han tenido, y no porque ahora JiSung supiera que MinHo iba a casa de Chan durante el verano para informarle cosas..., y pasar tiempo juntos..., y conocerse...

—¿Tú por qué estás rojo? —SeungMin le susurró.

—Porque los chicos son idiotas —masculló él, antes de alzar la voz para desviar la atención de la pelea—. Lo único que queremos hacer es algo en contra de lo que la Sociedad Secreta hace- una represión o algo así. Tenemos a MinHo como espía.

—Un asco de referencia, porque sabes de que ellos siguen sin confiar en mí —repuso MinHo.

JiSung bajó sus hombros, decepcionado. No le gustaba que MinHo no estuviera de su lado.

—Hay algo que sigue sin cuadrarme —interrumpió SeungMin, antes de apuntar a JeongIn—. El ciclo pasado tú le robaste la Capa de Invisibilidad a JiSung, y le hiciste un encantamiento que sirvió para inmovilizarlo. Dijiste que ese encantamento lo viste practicarlo a un grupo, ¿no es así?

—Sí, a la Sociedad Secreta.

—¿Por qué? Eras joven. ¿Por qué te involucraste?

—¿Qué te importa, cara de malaya?

JiSung atajó a SeungMin para que no golpeara al chico.

—Formar una Compañía dentro de la escuela, con estudiantes realmente interesados por el cambio, hará que Hogwarts se sienta seguro —insistió HyunJin.

MinHo no parecía de acuerdo. Se sabía por la forma nerviosa en la que mordía su labio y acariciaba a Soonie.

—Miren, quiero que consideren esta idea porque no parecen reconocerlo —comenzó él. Los cuatro chicos le prestaron atención—. Hay bandos en Hogwarts, ¿se acuerdan? Pero a veces, cuando una idea se gana, se cree que esa idea es la correcta. Formar una Compañía en Hogwarts con estos estudiantes solo harán que crean que son un grupo de atenta- en especial con el intento de magnicidio en el Ministerio.

—¿Quieres decir que seremos los malos si formamos una Compañía? —preguntó Felix.

—¿Qué te hace pensar que no somos ya los malos? —interrumpió JiSung, considerando la idea de MinHo.

Era verdad. Cuando habían sobrevivido a la explosión de la casa Hwang, ChangBin les contó cómo se formaron bandos alrededor de ellos porque no creían que era correcto censurar a las personas de la forma en la que pasó; aunque muchos comentaron que estuvo mal el ataque, continuó siendo un elemento formativo para creer si realmente eran damnificados o no.

HyunJin bufó en realización, totalmente ofendido por la respuesta. Él no podía soportar de que le hicieran algo a su novia no poder hacer nada para detenerlo lo hacía sentir realmente...

—¿Cómo los papeles se dieron vuelta? —preguntó SeungMin—. No es como si ellos no hubiesen terminado en el Bosque Prohibido.

—Tal vez la idea del lienzo de Slytherin sigue presente —opinó ChangBin.

Los otros siete chicos le quedaron mirando.

—¿Qué haces acá? —interrogó SeungMin.

—Hago el aguante a MinHo —se encogió de hombros sin darle mucha importancia—. Además (y reitero) lo que pasó con el lienzo sigue generando rencor. O al menos se menciona en la Sala Común.

—¿Siguen creyendo que fuimos nosotros? —le preguntó Felix. ChangBin asintió—. Mierda- ¿quién demonios fue el que lo hizo?

Entonces, a Felix pareció ocurrirle una idea. Le pidió el mapa a HyunJin, quien se lo sacó de sus prendas y, tras abrirlo (bajo la mirada asombrada de los otros), poco a poco comenzaron a brotar los nombres de los estudiantes dentro de los limites de Hogwarts.

—Oh, mierda —comentó JeongIn, asombrado. Chan asintió a su lado con la misma impresión—. ¿Así ven dónde están todos?

—Cuando te atacamos- luego de lo del lienzo, fue para hacer este mapa —contó Felix a ChangBin, avergonzado de sí mismo—. Lamento haberte encantado.

—Ni siquiera sé por dónde empezar —admitió.

Felix sacó del bolsillo de su pantalón lo que pareció ser un péndulo, pero no lo usó inicialmente. Con su varita sobre el pergamino, trazó de forma invisible el diseño del Gran Comedor para observarlo con cautela.

—Será sencillo —susurró. Todos tenían sus cabezas pegadas a las otras en círculo para ver el mapa—. El ataque fue en la noche, pero, si recordamos, esa noche tuvimos la victoria de Hufflepuff ante Gryffindor en la final de Quidditch.

—Fue una buena noche —coincidió HyunJin.

—JiSung se besó con Eric —recordó SeungMin. JiSung le pegó en la cabeza.

—... Eso significa que, para hacer el camino más accesible, tuvo que pasar después de que Sprout echó a todos de ahí y antes de la primera ronda de Filch en el desayuno, así que... —Felix, con cuidado, dejó el péndulo sobre el mapa. —Muéstrame.

Fueron largos segundos de tensión donde todos se acercaron aun más al mapa a la espera de que el péndulo se moviera. La piedra, temblorosa bajo la mano de Felix, se balanceó un poco hacia un lado. Antes de que pudieran emocionarse, Chan se tapó la boca.

—Lo siento. Respiré muy cerca.

—Imbécil —acusó MinHo.

—¿Y si fuimos nosotros? —propuso JiSung.

Esta vez, nadie se esperó esa discusión. Tanto sus amigos como los otros chicos le quedaron mirando, sin captar lo que decía; solamente HyunJin fue quien pareció considerar la idea.

—Los de Gryffindor se fueron, y nosotros fuimos al dormitorio de SooBin —comenzó a recordar HyunJin—, luego, nosotros nos venimos para acá. Despertamos tarde y- de hecho, lo hicimos solo porque Felix tuvo una pesadilla. ¡¿Tal vez-

—Yo recordaría haber hecho un desastre así —atajó SeungMin, ofendido de considerar la idea de que él hizo eso.

—No si estábamos demasiados drogados o tomados —repuso, antes de hacer una mueca—. Con tan solo recordar esa resaca me dieron ganas de vomitar.

—¿Quieren que nos coloquemos como sospechosos? —preguntó Felix, mientras apuntaba el mapa—, quiero decir- la casa de Hufflepuff es la más cercana al Gran Comedor. Luego Gryffindor en la torre, y Ravenclaw hacia su lado. Los únicos que quedarían impunes sería Slytherin.

—Las víctimas —replicaron MinHo y ChangBin a la par. MinHo le dio un cabezazo a ChangBin, lo que hizo consternar a todos enseguida pero nadie quiso opinar al respecto.

—No pudieron haber sido ustedes —dijo Chan—. Es ilógico. Ustedes terminaron en el Bosque Prohibido.

—Es más simple todavía —habló JeongIn—, el que lo hizo fue con intenciones de querer culparlos. El lienzo lo intervino alguien que no está en el bando de ellos.

Lo que decía JeongIn tenía sentido. En parte. Algo. No mucho. Dentro de la cabeza de JiSung sí cobrara sentido porque, si se culpaban a ellos cuatro sobre la intervención, servía para exponer un falso disgusto a lo que habían pasado.

«Alto —JiSung estaba confundido—. Repasemos los hechos.»

Ellos fueron atacados en la casa Hwang por Daremia y Desmenia Stuart, hijas del profesor Callaghan, quienes son partidarias del partido Libertad Mágica. Esa noche, hubo una reunión clandestina en el callejón Knockturn que fue interrumpida por Ojoloco Moody, los padres de HyunJin, y varias personas más; eso solo pudo pasar porque un grupo en Hogwarts quiso fugarse para mostrar el apoyo al candidato Hans DeLuca (militante del partido Libertad Mágica) y MinHo, quien, paranoico, terminó delatando las reuniones clandestinas al profesor Dumbledore.

Sucedido eso, se creyó de que los hijos Hwang fueron los que delataron la reunión, pero también se suscitó la teoría de la existencia de un metamorfomago en esa casa que, por razones políticas, debía de ser eliminado. JiSung y sus amigos sobrevivieron a la pelea y los llevaron a juicio por el uso indebido de la magia- paralelamente, los estudiantes de Hogwarts de reuniones delatadas se quejaron por la censura política dentro del establecimiento, lo que hizo a Dumbledore también quedarse en un aprieto legal.

De regreso a Hogwarts, ChangBin le comentó a los chicos sobre los bandos que se formaron alrededor de ellos- y, el bando más poderoso, era el de la Sociedad Secreta de Hogwarts, compuesta por hijos de padres partidarios de Libertad Mágica y que participaron en la reunión clandestina. JiSung y MinHo solamente consideraron peligrosa esa reunión al ser extrapartidaria y no ser de la programación: una reunión de partido no debía de ser clandestina.

El día siguiente de la victoria de Hufflepuff contra Gryffindor, el lienzo del Gran Comedor de la casa de Slytherin fue intervenido, y los principales sospechosos fueron JeongIn y Shin Yuna por burlarse abiertamente de la situación; ellos terminaron en enfermería por el altercado. Mientras, JiSung y a los chicos no pudo importarle menos la situación, y como estaban concentrados en rehacer el mapa, necesitaron una excusa para entrar al despacho de la profesora McGonagall; la mejor forma era que fueran castigados, y fue Felix quien encantó a ChangBin.

Sin embargo, eso generó un duelo con SunWoo y Kevin, los compañeros de cuarto de ChangBin. Ellos llevaron la información a la Sociedad Secreta (de que también eran parte) y se planeó una broma contra los chicos en signo de venganza por la suposición de ser ellos quienes intervinieron el lienzo. Dejaron a ChangBin encerrado en su dormitorio para que no fuera con el chisme, y no se lo comentaron a MinHo porque no lo encontraron lo suficientemente leal a causa de que él le contó los problemas que tenía con JiSung a SooJin (otra partidaria más de la Sociedad Secreta). Los chicos y Yeji despertaron sin varitas en el Bosque Prohibido, y apenas salieron de ahí.

Y, a la mañana siguiente, nada pasó. La Sociedad Secreta quedó con sus miembros intactos y los chicos más Yeji quedaron con un rotundo trauma en sus cabezas.

«Ah, puta mierda —JiSung se asombró—. Todo esto es increíble.»

Empero, el repaso le dio un nuevo punto de vista a la situación.

—Viéndolo en retrospectiva —opinó, pensante—, no fue una mala situación lo del Bosque Prohibido.

Sus tres amigos, asombrados, le miraron. Pensaron que alguien le había pegado tan fuerte en la cabeza que JiSung solamente estaba hablando babosadas porque-

—¡¿Cómo que no fue una mala situación?! —chillaron.

—Porque eso dejó expuesto ante Dumbledore los idiotas más propensos a cometer un asesinato —se explicó.

—Dumbledore es una basura —masculló ChangBin. Los cuatro chicos jadearon dramáticamente ante la mención—. Digo- yo tengo rencor, y él es un pésimo director. Si veo que mis estudiantes han encerrado a su compañero de cuarto durante todo un día solo para meter a otro grupo de estudiantes al Bosque Prohibido, totalmente desprotegidos, yo no los tendría bajo mi techo. —ChangBin chasqueó su lengua, y aludió a JeongIn. —Tal vez sea mi casa y lo que sea, pero estoy de acuerdo. Somos una basura.

—También es mi casa —le recordó MinHo.

—Y tú también eres basura. Estás de espía en dos bandos pero no has colaborado con ninguno. ¡Haz algo!

—¡¿Qué se supone que tengo que hacer?!

—Ganarte su confianza y esas cosas —ideó, y apuntó a los cuatro chicos—, también- trátalos mal en público o algo así.

—¿Por qué los debería de tratar mal?

JiSung compartió una mirada con Felix, SeungMin y HyunJin, cuyas funciones en la cara dio a entender que también tenían la misma idea en mente al encontrarle sentido a lo que ChangBin decía. SeungMin abrió la boca para hablar.

—Si te muestras abiertamente en contra nuestra, ganarás de nuevo la confianza de YeonJun y de su grupo —dijo—. Te invitarán de nuevo a las reuniones y esas cosas.

—Sí, pero si ustedes no se metieran en problemas-

—No necesitamos que nos ayudes a salir de ello —se apresuró a decir HyunJin, más amable de lo que sus palabras sonaban—. Nosotros podemos arreglarnos a nuestra propia cuenta. Siempre fue así.

—Sí, pero cuando los tiraron al bosque-

—Bueno, deberás ganarte su confianza para saber cuándo nos querrán volver a tirar.

MinHo frunció su cara, totalmente en discordancia. JiSung recordó cómo en el último día de clases él le había contado cómo le dijo a SooJin que fue MinHo quien delató las reuniones clandestinas. Si ella estaba ahí, las cosas serían aún más difíciles.

«Aunque, pensándolo bien —repuso JiSung para él mismo—, si ella hubiese querido hablar, lo habría hecho. No era nadie para quedarse callada».

No solamente fue MinHo quien escogió la lealtad y el amor a la par.

—Que emocionante ver a MinHo dirigirnos la palabra —comentó Felix.

MinHo puso sus ojos en blanco. Soonie intentó escalar su cabeza, así que MinHo lo terminó por tomar para dejarlo en el suelo y pudiera caminar un poco.

—Continúa habiendo un tercero —repitió JeongIn, esta vez—. En lo del lienzo- quiero decir. Alguien más que quiso ofender a Gryffindor e inculpar a los chicos.

—Pero ellos se inculparon solos —discutió ChangBin—. Ellos me encantaron, lo que hizo que creyeran que fueron los chicos los que hicieron el lienzo.

Ninguno tenía más ideas que aportar- de hecho, JiSung no podía asegurar si habían logrado concluir algo en esa reunión. HyunJin se cruzó de brazos, molesto a causa de no haber cumplido su cometido en proteger a Mina. Si tan solo hubiese alguna forma...

La bombilla de su cabeza encendió.

—Vamos, solo hay que pensar entre líneas —insistió JiSung—. Ya saben- ¡Leer entre líneas!

Todos quedaron totalmente descolocados con la intervención de JiSung. HyunJin, cansado, pasó una mano por su cabello.

—Deberías dejar de hacer eso —opinó.

—Podemos realizar una Compañía en Hogwarts si leemos entre líneas —se explicó JiSung.

—Mierda, ¿regresamos el tema de la Compañía? —preguntó JeongIn.

—Bang Chan, hombre, ¿qué hace la Compañía fuera de Hogwarts? —le preguntó a Chan.

Chan meditó un poco, inseguro de dar información.

—Los más adultos ayudan a las familias afectadas o que se verán afectadas. También, durante el verano, se dedicaron a proteger a los veelas, metamorfomagos, gente del agua, duendes... —explicó—. Hay unos que están haciendo de intermediaros en Gringotts entre los duendes y el Departamento de Economía del Ministerio. Y unos amigos los han mandado al extranjero para formar alianzas.

—¿Corea del Sur? —preguntó HyunJin.

—Francia.

—¡Francia! —exclamaron todos.

—Están yendo a los lugares donde hay mayor concentración de este tipo de magos para que las embajadas puedan ser centro de acopio ante cualquier circunstancia —explicó Chan con un poco de recelo. JiSung todavía seguía sin poder medir cuán peligroso era DeLuca—. Son medidas preventivas, en realidad. Pero, con lo que sucedió en Corea del Sur, no sería extraordinario que de a poco Reino Unido se cierre y corte comercio con el extranjero como también corte alianzas políticas.

—Entonces, ¿quieres hacer una Compañía en Hogwarts? —preguntó MinHo a JiSung, directamente—. Tú ni siquiera tenías intenciones de meterte.

—Y yo te pregunté sobre esto ayer —le recordó.

MinHo frunció sus labios, disgustado. JiSung no se quiso afectar con eso, así que tomó a Soonie del suelo y lo dejó sobre su propio regazo para acariciarlo.

—Desde mi punto de vista, deberías de mandarle una carta a tus padres —le dijo Chan a HyunJin—. Ellos podrán hacer más allá afuera que tú estando acá. Mina lo entenderá.

—No la viste, hombre. Ella estaba aterrada —dijo—. Y ni siquiera es como..., ni siquiera es como yo ella. Sus padres son muggles. No están involucrados en esto.

—Lo sé, pero ella te necesita a su lado y tú solo puedes pedirle a tus padres que vean su familia o alguna mierda así —Chan chasqueó su lengua—, porque dudo mucho que se metan con ellos.

—¿Ellos? —preguntó Felix—. ¿Los hijos de muggles y mestizos?

Las palabras de JeongIn sobre de que había un tercero que quiso inculpar a los cuatro chicos continuaba en la cabeza de JiSung, alterándolo por completo. Soonie ronroneaba en su regazo con afecto, y por un instante JiSung pensó en Erick.

«Erick. ¿Qué sabrá él de la Compañía?»

¿Él estaría al pendiente de lo que pasa? Es decir, es un metamorfomago- debería de verse afectado. ¿O él era de otro país? ¿Tenía otra nacionalidad? Tal vez ahora ni siquiera estaba en el Reino Unido.

«Olvídate de él.»

—No pueden involucrarlos. Es una ridiculez extrema —discutió SeungMin—. Si involucran a los nacidos de muggles o a los mestizos, nos quedaríamos sin magos.

—¿Y eso es malo? —bromeó JiSung.

La conversación había sido densa, pero no concluyeron en nada. HyunJin fue el primero en levantarse para ir hacia la sala común a escribirle a sus padres y ver cómo se encuentra Mina. Mientras, el resto de los chicos decidieron ir a cenar.

MinHo, por su parte, quedó pensativo ante la idea de tener que ser más duro con JiSung y sus amigos. No se encontraba cómodo en esa posición.

—¿Cómo se supone que los maltrate? —le preguntó MinHo a JiSung.

JiSung se encogió de hombros. —Podríamos hacerle una broma a JeongIn y ahí nos regañas.

—¿Crees que sea suficiente?

—Mira, nosotros ya estamos lo suficientemente traumados —aclaró JiSung, mientras veía a los chicos salir de la Sala de Menesteres—. Si quieres crucificarnos o hacernos algo..., da igual, todo sea por la causa.

JiSung le entregó el gato a MinHo, y ambos salieron de la sala. JiSung emprendió su caminata hacia el Gran Comedor, pero al notar que MinHo no le seguía, se detuvo.

—¿No vienes?

MinHo acomodó a Soonie en su hombro. —No nos pueden ver juntos.

JiSung esbozó una sonrisa tristona y asintió. En silencio, siguió al resto.

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Septiembre 5, lunes en la mañana

Fue un abrupto quejido lo que hizo a JiSung despertarse asustado. Los auriculares de su walkman se habían caído a la almohada con In your Eyes de The Weekend reproduciéndose de fondo. Se sentó en el colchón y abrió las cortinas de su cama para ver a HyunJin ya sentado en su propio colchón.

—¿Felix? —llamó HyunJin, mareado del sueño.

JiSung se levantó, preocupado. Felix también dormía con las cortinas cerradas, lo que los asustó; pequeños quejidos y lloriqueo eran emitidos desde ahí, y no estaba contestando al llamado de HyunJin.

—Felix —volvió a llamar JiSung.

HyunJin no esperó a que contestara- solamente abrió la cortina al mismo tiempo que Felix se sentó asustado en la cama.

—¿Qué? ¿Qué pasa? —preguntó Felix, asustado.

Estaba tembloroso y sudado. Sus manos estaban en sus ojos y no quería sacarlas de ahí. La postura de Felix era tan vulnerable que el corazón de JiSung se hizo añicos tan pronto que Felix murmuró:

—Perdón, vuelvan a dormir.

—Ah, puta mierda —susurró HyunJin, cansado.

—¿Tomaste tus pastillas? —preguntó JiSung, mientras se sentaba en el colchón de Felix.

Felix asintió, pero abrió la boca tan pronto como vio a JiSung recostarse al lado de él mientras que HyunJin, en el otro lado, lo imitaba.

—Vayan a sus camas —pidió Felix—. Todavía falta para que amanezca.

—Vale, entonces durmamos un poco —pidió HyunJin, antes de dar bostezo—. Me muero de sueño.

—Felix —pidió JiSung. Su cabello estaba negro—. Deja de patearme.

—No soy yo el que patea.

—Denme un poco de manta —pidió HyunJin.

—Felix, tienes toda la almohada.

—No cierren la cortina- nos asaremos aquí adentro...

Entre murmullos y discusiones, los tres chicos se quedaron dormidos en la cama de Felix.

Horas más tarde, llegó la clase.

Sería una mentira si se dijera que JiSung estaba emocionado por la clase de Defensas Contra las Artes Oscuras.

Todo su periodo escolar lo había tenido con el profesor Callaghan, y a pesar de que tener clases con Dumbledore habían sido radicales, tener a un nuevo docente después de cinco años era extraño.

No había escuchado mucho de él, y JiSung no sabía con exactitud qué curso había tenido clases con él como para recibir una opinión. Para JiSung, el profesor Cohan no era más que un reemplazo de lo que pudo ser Callaghan.

—He hecho mis investigaciones —comentó Felix. En su mano, tenía un pergamino donde estaba escrito la carta astral del profesor Cohan—. Su signo solar es Leo, y su signo lunar es Virgo. Es ascendente en Escorpio, y la casa en venus también es Leo.

—¿Y en inglés eso significa...? —incitó HyunJin.

—Que es vanidoso —opinó Mina.

—O que le gusta la violencia —comentó SeungMin.

Felix se encogió de hombros. —El manual dice algo, pero es un manual de Europa del este. No sé si su contexto social sea el mismo que el de acá, por ende, sería una falacia decir que-

—Ah, Felix —interrumpieron los otros tres.

A pesar de ser la clase que menos esperaba JiSung, era la clase que más nervioso le colocaba. No todos habían aprobado para optar a Defensa Contra las Artes Oscuras avanzadas, pero los chicos de Slytherin eran los mismos que pertenecían a la Sociedad Secreta Mágica, por lo que no fue de asombrarse notar la mirada punzante de YeonJun en ellos.

ChangBin se le unió al rato, incómodo; JiSung lo vio saludar de lejos a SooJin quien, de forma amable, correspondió el saludo. JiSung se preguntó cómo los dos podrían mantener una amistad después de eso.

—¿No es un poco incómodo tener Defensas Contra las Artes Oscuras? —preguntó JiSung.

Sus tres amigos más ChangBin lo miraron como si hubiese dicho que se comió un gnomo del jardín para el desayuno. —¿Disculpa?

—¿No lo pensaste antes de hablar con Sprout? —cuestionó HyunJin.

—Quiero decir... —el cabello de JiSung se tornó rubio cenizo—, digo- quiero- ugh. Con lo que pasó en las vacaciones de primavera y el Bosque Prohibido, ¿no les parece que sea raro que se enseñen unas defensas conta la magia oscura?

—¿Estás aplicando tu misma lógica de leer entre líneas? —preguntó SeungMin.

—Sí —JiSung pasó una mano por su pelo—, porque, si no existiesen las Artes Oscuras, no existirían las defensas. Y que exista Artes Oscuras quiere decir que la posibilidad de aprenderlas está al alcance de nuestras manos. ¿No que los chicos de allá nos atacaron con eso?

—No es por defenderlos, pero solo fueron encantamientos de ataque —opinó ChangBin—, quiero decir- nadie de acá sabe de Artes Oscuras.

JiSung miró al grupo de la Sociedad Secreta. Él no esperaba de que estuviesen esparcidos conversando con otros chicos de Gryffindor o de Hufflepuff, pero SunWoo se notaba molesto, mientras que Shuhua daba miradas furiosas a JiSung por haberla empujado en el tren.

«Yo no estaría muy seguro», pensó JiSung.

De pronto, JiSung se desconcentró. El poltergeist de la escuela: Peeves, saltó sobre la cabeza de ellos con rechinidos irritantes. Dos estudiantes de Ravenclaw se quejaron de su aparición, pero el pequeño fantasma solamente sacó su lengua de forma burlesca hacia ellos antes de girarse y tirarles una flatulencia a la cara.

—Peeves está demasiado hiperventilado —observó SeungMin.

—¿Por qué no lo hemos aspirado? —preguntó Felix.

—Dudo que haya una aspiradora funcional en Hogwarts... —murmuró ChangBin.

Uno de los chicos de Ravenclaw, hartada de tener que soportar a Peeves, sacó su varita y se la enterró por el trasero. Peeves se tomó ambos glúteos al mismo tiempo que aullaba de dolor. Los otros estudiantes comenzaron a reír, inclusive los chicos.

—¿En serio le dolió? —preguntó HyunJin entre risas—. Es decir- ¿alguien ha tocado a Peeves alguna vez?

Claro que no, porque aquello no fue más que actuación. Como si fuera el personaje de anime, alzó sus manos sobre su cabeza para poder acumular todo lo que era invisible para ellos, pero tan pronto como apuntó sus manos hacia la chica que lo había atacado; una fuerte explosión de olor apestoso terminó por bañar a la chica y a todo el pasillo. Todos se apartaron de la puerta del aula de Defensas Contra las Artes Oscuras mientras gritaban y reían, escapando del gran humo formado.

—¿Y este olor a mierda?

Las risas y la cháchara se apagó, al igual que el humo se disipó por el encantamiento de una varita. El profesor Cohan no parecía contento por lo que pasó, y mucho menos de que Peeves estuviese sobre él aun con carcajadas por su broma. La chica de Ravenclaw, por otra parte, lucía al borde del llanto.

El profesor Cohan se abrió paso entre los estudiantes sin importar el olor y abrió la puerta con rapidez.

—¿Y bien? —llamó.

Los estudiantes entraron al aula aglutinados. Los cuatro más ChangBin y Mina intentaron encontrar una buena posición dentro de la sala, pero no alcanzaron hasta los puestos del medio. Rápidamente sacaron sus copias de textos y esperaron a que el profesor Cohan se ubicara en su escritorio.

El hombre echó una barrida visual por todo el aula y los instrumentos que él disponía. Observó las lupas mágicas, los pequeños caldeos, y el pequeño pergamino sobre el escritorio que indicaba los encantamientos auxiliares más rápidos para hacer un aula segura a la hora de practicar encantamientos. Tras leerla, chasqueó su lengua con una sonrisa sarcástica.

—¿Qué es esta mierda? —masculló, antes de arrugar el pergamino y lanzarlo al suelo.

JiSung tragó, intimidado. Jamás había escuchado a un profesor maldecir (sin contar al profesor Callaghan cuando estaba borracho).

El profesor Cohan sacó de su maletín la lista de la clase y comenzó a nombrar a todos los presentes; mientras, chasqueó sus dedos y la tiza empezó a flotar hasta direccionarse a la pizarra, comenzó a escribir lo que sería las evaluaciones del año y las ponderaciones de los porcentajes de cada una. JiSung tragó aun más asustado al notar cuán altas eran los porcentajes de evaluación.

—¿El primer examen constará de 40%? —susurró Felix a su lado, asustado.

JiSung miró a los dos pupitres de atrás donde estaba HyunJin y Mina, igualmente impresionados. SeungMin y ChangBin también se giraron del pupitre del frente para asegurar de que también habían leído eso. Una vez que la tiza dejó de escribir, el profesor Cohan miró a los estudiantes.

—Esto será sencillo —dijo él, una vez que terminó de pasar lista—, no me llamen profesor- me asquea ese término. Solamente díganme Cohan o Allister (mi nombre), no tengo problema con eso. El Departamento de Educación del Ministerio ha sido una mierda los últimos meses- que tenemos que enseñar esto, que tenemos que enseñar esto otro..., Hogwarts no es la excepción de las asignaturas curriculares que el Ministerio quiere que las escuelas impartan. Dumbledore está hasta las bolas por eso, así que, sea lo que sea que se imparta acá, no será comentado u opinado fuera de este lugar.

Hizo un ademán con sus manos para poder abarcar a todos los estudiantes, haciendo contacto visual con cada uno de ellos para asegurar de que captaron el mensaje.

—Habrá muchos "hijos de padres" o "conocidos de alguien", eso da igual. Como dije, estas clases son impartidas por mi propio gusto- no estoy respetando lo que me pide o Hogwarts o el Departamento de Educación. Asumo que tienen entre dieciséis y diecisiete años, ¿no? —Hubo un murmullo de aprobación. —Genial, eso significa que están lo suficientemente grandes para no ofender por las mierdas que suelte. Entonces, la dinámica será la siguiente: un instante de teoría, y el resto de la hora será práctica.

»Esta clase intentaré que sea lo más directa posible, para comenzar con lo básico. Les pediré durante el año que tengan duelos de magia para así practicar los encantamientos defensivos de estos, cuyo invocador seré yo el que lance la maldición. Voy a necesitar de toda su energía física, mental y mágica concentrada en esta clase. Sé que es un lunes, pero si no pueden rendir este día para esto, significa que no son tan buenos para ser magos.

»Ser un mago no es tener magia, porque es como si cualquiera con piernas fuera un atleta. Ser mago es el que es capaz de dominar la magia y crear en base a su propia cuenta y voluntad para poder hacer una aplicación externa de forma eficiente. Si ustedes quieren aprobar, lárguense de acá, porque esta clase no es para que ustedes aprendan algo que se les olvidará: esta clase es de su supervivencia.

Era impresionante la forma en la que él manejaba sus palabras- de un hombre que parecía saber lo que hacía. Sin embargo, JiSung continuaba con su postura, por lo que los argumentos de Cohan no eran más que terroríficos.

«Para aprender a defenderte, debes de saber de las Artes Oscuras —meditó JiSung—. ¿Cómo es que dejan que ellos impartan clases?»

¿Es que nadie veía el problema que JiSung notaba?

Sin embargo, tras mencionar el concepto de «supervivencia» en la clase, un silencio pesado se formó entre los estudiantes. JiSung se urgió incómodo en el asiento, y tras escuchar a Felix resoplar, colocó su mano en su muslo.

—Haremos un repaso rápido —comenzó Cohan, y se sentó sobre su escritorio—. Díganme: ¿cuáles son los tres maleficios imperdonables?

Como bala, SeungMin, ChangBin y SooJin alzaron sus manos. Cohan escogió a ChangBin.

Imprerius, Cruciatus y Avada Kevadra —contestó tan rápido que su lengua se trabó entre la segunda y la tercera maldición.

—Vale —apuntó a SooJin—, ¿y la función de cada una?

Imperius es para eliminar la voluntad de la persona sin que ella se de cuenta —SooJin, por su parte, respondió con más elegancia y falsa seguridad que no podía fingir—. Cruciatus para tortu- torturar a las personas. Avada Kevadra es para..., para fallecerla.

—Fallecerla. Woah —Cohan burló del concepto con una sonrisa socarrona—. Elegante palabra para aludir a la muerte. Está bien, puedes decir «matarla». Eso no le quita peso al fallecido.

JiSung presionó sus dientes con enojo, pero intentó por todo los medios que su cabello no se tornara rojo. No quería demostrar que eso le afectaba frente a los otros. No.

Finalmente, Cohan apuntó a SeungMin. —¿Y por qué ustedes saben esto?

SeungMin, quien era mucho mejor controlando sus emociones, repuso en voz baja:

—Porque la escuela nos enseñó.

—Más alto.

—Porque la escuela nos enseñó —alzó la voz. JiSung no podía ver su cara, pero su entonación era claramente molesta—. Lo pasamos en cuarto año, con el profesor Callaghan.

—No es la respuesta que quería. —Cohan se levantó de la mesa y comenzó a caminar por el alrededor del aula. Algunos estudiantes se dispusieron a tomar apuntes de lo que decía, mientras que otros solamente le seguían con sus cabezas. —Saben esto porque deben de aprender a defenderse. Conocer los tres encantamientos imperdonables los hará expertos en el campo, como también saber sus consecuencias al usarlo: debes tener una gran cantidad de energía negativa dentro de tu cuerpo- demasiado odio, demasiado rencor para usarlo en contra de alguien.

JiSung miró hacia los bancos de atrás. YeonJun tenía su cabeza descansando en su mano, totalmente calmad escuchado la clase; ambos hicieron un ligero contacto visual que desató una pequeña sonrisa burlesca en YeonJun- casi como si quisiera verlo vulnerable.

«Oh, claro que no».

—¿Cómo se evaden estos encantamientos? —preguntó Cohan.

Dos más levantaron la mano. ChangBin fue uno de ellos, pero Cohan le dio la palabra a Kevin.

—Un buen encantamiento de protección —contestó.

—¿Y...?

—Uh... —Kevin no se esperaba más—. ¿Y..., una buena varita?

—Incorrecto. —Cohan le dio la palabra a ChangBin. —¿Y bien?

—Pueden evadirse- corporalmente —se explicó ChangBin.

Cohan sonrió, insatisfecho con la respuesta; luego, negó. —Si escapamos de los hechizos, seremos más muggles que magos.

—Eso es ofensivo —JiSung escuchó a Mina susurrar detrás de él.

—Hay que atacar directamente al hechizo, y pelear en duelo —contestó HyunJin, cansado de las idas y venidas de Cohan—. La magia de ambos magos debe de ser igual de poderosa para poder hacerlo, si no, no tendrás oportunidad de poder huir.

—Para dominar los maleficios imperdonables, debes de ser un mago maduro capaz de realizar conjuros complicados —explicó Cohan, recibiendo la respuesta de HyunJin como correcta—. El asesino que mate debe de ser capaz de hacerlo. No es enterrar una navaja en el cuello. Es una muerte rápida e indolora- y, curiosamente, colorida. La tortura también requiere de demasiada energía- demasiado deseo de querer hacerle daño a la persona a tal punto de que puedes eliminar de a poco cada pensamiento racional que tenga en su cabeza para no ser más que una marioneta sin razón en un saco de carne. Y la dominación de la persona- tus ganas de quitarle la voluntad de alguien para que haga lo que tú no quieres hacer..., todos estos maleficios pueden ser realizados con éxitos. No podré enseñar los otros dos, pero soy competente para poder aplicar Imperius para...

Cohan calló, y JiSung estuvo poco interesado en saber cuál fue la razón. Sin embargo, él sintió cómo las miradas tensas se posaban en él. Su cabello estaba rojo escarlata.

—No sabía que teníamos a un metamorfomago con nosotros —comentó Cohan.

JiSung se encogió en sí mismo y pasó una mano por su pelo. —Perdón. Ignóreme.

—No, no. Tu cabello cambió de forma abrupta —Cohan se acercó a él—. ¿Por qué pasa? ¿Expresas emociones? —JiSung asintió—. ¿Y esto es de...? —JiSung no quiso hablar, solo insistió en pasar su mano por su pelo para que volviera al castaño; no obstante, la mirada de Cohen sobre él lo hizo enrabiarse más. —Vamos, dime de qué es.

—Enojo —admitió, finalmente.

—¿Oh? ¿Te enoja lo que estoy enseñando? —la sonrisa de Cohan se ensanchó—. ¿Por qué?

JiSung se rehusó a contestar, lo que hizo que Cohan lo apuntase con su varita. —¿No quieres ser voluntario para la muestra de Imperius?

—No. —Abruptamente, JiSung golpeó con sus palmas el escritorio. —Eso es lo asqueroso. Que se pueda hacer este tipo de magia tan libremente y que se enseñe acá. ¿Por qué tienen que hacer eso? No es necesario que lo aprendamos.

—JiSung... —Felix le jaló de la manga de la camiseta de Quidditch de HyunJin—. No lo enojes...

—No, está bien —Cohan se cruzó de brazos frente a JiSung—. Dime, ¿por qué crees eso?

—¿Que por qué? —JiSung estaba ofendido con la pregunta—. La varita puede hacer todo tipo de magia, y si hay una asignatura especializada en defendernos de las Artes Oscuras, significa de que se enseñan Artes Oscuras lo suficiente como para hacer una dominación mundial de ella. ¿Por qué los magos no se han tomado el mundo, entonces, si tienen tanta facilidad de hacerlo? ¿O por qué no nos han extinguido a todos en una guerra?

—Porque tenemos el autocontrol que nos hace hombres y no animales —respondió Cohan—. La guerra no nos llevará a ninguna parte. Lo mejor que podemos hacer es estudiarla y defender-

—Dice que no hay contra hechizo para nada, pero HyunJin tiene razón —discutió con más fuerza—. ¿Qué sabe usted de luchar las Artes Oscuras, si nunca lo han atacado?

La clase cayó en un pesado silencio. El profesor Cohan escuchó las palabras de JiSung con atención y no habló al instante, lo que hizo que su corazón se acelerara en cada minuto que pasaba. Solo demoró un par de segundos en cuán estúpido y precipitado fue como para discutir sobre eso.

Cohan caminó hacia el frontis de la sala, e hizo un ademán a JiSung para que lo siguiera. Vacilante, JiSung se levantó y fue hacia él. Suavemente, Cohan lo tomó de los hombros y lo ubicó junto al escritorio, donde seguidamente él tomó asiento sobre la mesa.

—Tendremos un pequeño duelo —anunció Cohan—. Saca tu varita.

JiSung hizo caso. Cohan sonrió al verla.

—Una varita de tronco de cerezo, ¿eh? —comentó—. Fácil para la transformación. Perfecto para los de tu tipo.

JiSung bufó, y alzó su varita hacia Cohan. El profesor, sorprendido por la impaciencia de JiSung, también alzó su varita hacia él, pero no pronunció nada.

Quedó en la espera del encantamiento, preparado de poder contra atacarlo con un protego. Incluso, ante la demora del profesor Cohan de pronunciar la maldición, pensó en encantar la varita de él con el encantamiento Anatikula para lograr que patos salieran de ella y así desviar la atención.

Sin embargo, el color rojo de su cabello se eliminó al mismo instante que una nube de relajación se apoderó de JiSung. Sus preocupaciones, enojos y nudos estomacales se vieron inhibidos por un instante antes de que él pudiera olfatear la exquisitez del ambiente. Aparecieron ganas de querer extender sus brazos hacia arriba, por lo que soltó su varita y estiró lo más que pudo hacia el techo, con su cabeza colgada hacia atrás como si de un títere se tratara.

«Títere...»

—Creo que..., es importante aprender esto —comentó JiSung, mientras se incorporaba en su posición.

«¿Qué?»

»Oh.»

»¡Mierda!»

La relajación se rompió de forma abrupta, y su cuerpo se tensó al instante. Tomó su varita con rapidez y apuntó hacia Cohan, totalmente asustado. Cohan alzó sus manos en forma de defensa y dejó su propia varita en el escritorio.

—Okey, okey, calma —intentó tranquilizar Cohan a JiSung, pero su cabello estaba en furia—. Fue solo una demostración, ni siquiera fue un hechizo fuerte-

—¡Me ha maldito!

—Esos son los efectos de la maldición Imperius —Cohan se dirigió hacia la clase—. Pudieron presenciar dos elementos importantes para los duelos: la maldición Imperius, y la invocación mágica no-verbal. Su compañero no tuvo que haber recibido un fuerte impacto del encantamiento porque, al ser muy poderoso, debe de decirse de forma verbal. Mi encantamiento apenas pudo haberlo trazado —Cohan miró a JiSung con una sonrisa burlesca—. Tienes una resistencia de tu voluntad símil al de un niño de cinco años.

El grupo de Slytherin estalló en una fuerte carcajada mientras el cabello de JiSung oscilaba entre el rojo y el rosa, sumado con su rostro fruncido por toda la rabia que acumuló. Bufó bruscamente y bajó su varita, para caminar a pisotones de regreso a su puesto junto a Felix. Ninguno de sus amigos quiso dirigirle la palabra por temor a que explotara.

—Esta es la razón más explícita de por qué es importante saber tanto Artes Oscuras como defenderlas, también —habló Cohan sobre las risas de los estudiantes, para poder atraer la atención de nuevo a la clase—. Posicionarse de ignorante en el Mundo Mágico-

—¡No soy ignorante! —vociferó JiSung de repente.

—Hombre, para. —HyunJin se inclinó sobre su escritorio para susurrarle. —Déjalo estar.

—¿Qué ha hecho usted que yo, como su profesor, no ha hecho? —le preguntó Cohan.

—¡Escapar de una casa con dos sociópatas en su interior! —alzó la voz. Las risas y murmullos se cortaron al instante—. No me trate como si yo- como si nosotros —aludió a su grupo— no supiéramos lo que es pelear con maldiciones. ¡Nos defendimos como pudimos y terminamos en San Mungo!

—¿Y si hubiesen aprendido estas técnicas, no habrían salido menos ileso?

—Si no lo enseñasen en primer lugar, entonces no habría pasado —dijo entre dientes—. Nosotros no tuvimos por qué vivir lo que pasamos.

—Tuvo que haber sido un desafortunado accidente-

—No fue un accidente. ¡Nos intentaron matar!

Lo último fue un grito que JiSung creyó que hizo vibrar las ventanas. Podía sentir cómo la respiración de todos fue aguantada- incluso del jodido grupo de la Sociedad Secreta. Cohan, aun impasible ante la rabia de JiSung, comentó fríamente:

—¿Y supieron defenderse?

JiSung tomó una bocanada de aire mientras temblaba, totalmente enrabiado. Notó sus nudillos blancos a causa de sus puños, y sus dientes dolían de la presión que ejercía. Antes de que pudiese reventar algo, Cohan volvió a hablar.

—Sale del aula y te regresas una vez que la clase haya terminado —ordenó él.

Su cabello, tan escarlata que las puntas sacaban llamas, se ondeaba ante cada movimiento que hizo JiSung para levantarse, tomar su mochila, y caminar fuera del aula pegando un fuerte portazo. No le hizo caso al profesor Cohan; en vez de sentarse en el pasillo, continuó con su caminata por todo el castillo sin saber específicamente a dónde ir.

Entonces, una idea se le ocurrió tras doblar el pasillo cerca de la cocina. Tiró su mochila detrás de una estatua y, con el mismo pensamiento en su cabeza, se transformó en una lechuza real. Los pocos estudiantes que transitaban apuntaron maravillados hacia JiSung al ver al ave volar, sin saber que era él. JiSung se precipitó a mover con torpeza sus alas hasta subir, subir y subir hasta una altura considerable para lograr salir por las grandes columnas del castillo hacia el patio.

De pronto, la gran cantidad de rabia que sentía en su interior mutó tal como su cuerpo. Ser consciente de cuán alto se encontraba y por volar por su propia cuenta le hizo atragantar la sensación de un grito en la garganta de la lechuza. Batió sus alas y se alzó más- más lejos del suelo, más lejos del castillo, más lejos de toda la rabia que él tenía.

«Incluso, puedo irme —consideró JiSung un instante—. Puedo irme ahora, y nadie podría decirme nada. Nadie lo notaría.»

»Nadie me detendría.»

No lo hizo, en realidad. Al final de unos minutos, JiSung voló en dirección a la buhonera de Hogwarts para, con cuidado, transformarse de nuevo en humano. Volar era mejor que correr.

Al regresar como humano, tanteó todo su cuerpo para asegurarse de no haberse roto o desgarrado algo, y suspiró de alivio al ver cuán bien manejaba la táctica de la lechuza. Recordó cómo su primera transformación fue para poder huir de Erick.

En los escalones de la buhonera, con las aves revoloteando en plumas y mugre, JiSung se sentó y abrazó sus rodillas, para luego esconder su rostro entre sus rodillas, totalmente avergonzado, enrabiado y triste. Se preguntó por qué todo tenía que ser tan complicado, o por qué él debía de ser tan precipitado; no tuvo que haberse convertido en lechuza y volar lejos de donde debía- el profesor Cohan se iba a molestar y generaría más problema... ¡Maldición! Recién llevaba cinco días en Hogwarts y ya se sentía mal consigo mismo. Ni siquiera la idea de ver a MinHo en ese momento le animaba.

Oh, someday, girl, I don't know when – we're gonna get to that place —susurró Born to Run—. Where we really wanna go and we'll walt in the sun – but 'til then, tramps like us – baby, we were born to run...

JiSung solo se quedó ahí, y esperó a que el tiempo pasara.

━━━━━★. *・。゚✧⁺

La hora de la cena no fue necesariamente placentera para JiSung.

La discusión con la que JiSung y el profesor Cohan se había sometido más su fuga de clases hizo que rápidamente los rumores y los murmullos corrieran tan rápido antes de que alguno de sus amigos pudiera atraparlo. Había chicos mirándolos cuando tomó asiento con HyunJin, Felix y Mina.

—¿Y SeungMin? —preguntó JiSung, con la cabeza agachada.

—Fue con ChangBin a la biblioteca. Quería ver algo sobre sus libros de Alquimia —respondió Felix con velocidad. No quería desatar la furia de JiSung.

Por otra parte, HyunJin era un bastardo. Se limpió la boca con la servilla y la dejó abruptamente sobre la mesa.

—¿Y dónde estuviste toda la tarde? —le dijo HyunJin—. Aparte de echarte a correr.

—No corrí... Solo volé.

—¿Volar? ¿Te convertiste en lechuza? —preguntó Mina, emocionada. Al notar la pesada mirada de HyunJin en ella, se retractó—. Perdón.

—No voy a volver a esa clase. Tengo la opción de no hacerlo —murmuró JiSung. Tomó su tenedor y comenzó a jugar con los fideos al pesto que había para cenar. No tenía apetito.

HyunJin puso sus ojos en blanco. —No seas dramático. Ni siquiera fue la gran cosa.

—No fue a ti quien te humilló.

—No, tú te encargaste de hacerlo por todo el grupo —repuso, y agregó antes de que JiSung discutiera—: escucha, sé que te enfurece toda esta mierda de las Artes Oscuras. Créeme, ninguno de nosotros estuvo muy cómodo con la materia de hoy.

—Yo tuve que salir porque me dio un ataque de ansiedad, en un momento —sumó Felix.

—Lo mejor que podemos hacer es aprovechar nuestro maravilloso trauma compartido y lidiar con esto todos juntos —concluyó HyunJin. JiSung le daba crédito por la cantidad de calma que había puesto en sus palabras. En tiempos normales (o tal vez en las pesadillas de JiSung) HyunJin habría mencionado cuán patética fue la pataleta de él. JiSung agradeció la preocupación de su amigo. —No vas a dejar la clase, JiSung. Ve a pedirle disculpas a Cohan por haber huido de su clase.

—¿No estuvimos en el mismo lugar?

—Sí, pero él es el que tiene la pluma con las calificaciones —HyunJin hizo un ademán antes de solo beber una taza de té—. Me harás caso.

JiSung desencajó su boca, enojado. Miró a Felix para pedir su soporte, pero la pasividad y ganas de mantenerse al margen de todos los problemas hizo que asintiera a favor de HyunJin. JiSung, molesto, solo bufó.

—Entonces... —Mina retomó la conversación—. ¿Omitiremos que JiSung se convirtió en lechuza?

Después de la cena, junto a SeungMin, se dirigieron hacia el dormitorio de Hufflepuff para ver el crecimiento de los tubérculos. SeungMin explicó sus cuidados y que dentro de un par de semanas estarían idílicos para cosecharlos.

Cerca de las nueve, a la hora en el que el toque de queda empezaba junto a las rondas de los prefectos, JiSung se encaminó hacia el despacho del profesor Cohan, en el mismo lugar donde estuvo el profesor Callaghan años anteriores. Afuera, golpeó la puerta tres veces y contó mentalmente hasta veinte; si ahí no abría la puerta, él se largaría de ahí.

En el número diecinueve Cohan apareció.

—Ah. —No tenía expresividad en su voz, y sus ojos caídos dio un semblante aburrido. —La clase terminó hace rato.

—Quería disculparme por mi comportamiento en la mañana, profesor —dijo JiSung—. No fue correcto y fue inmaduro de mi parte. Tampoco tuve que haber huido cuando me dijo explícitamente que debía de quedarme.

JiSung era bueno disculpándose con adultos.

Cohan pareció meditar un momento las disculpas de JiSung. Abrió más la puerta de su despacho y se entró. —Pasa. Y no me digas «profesor».

Un poco atontado, JiSung ingresó. Cerró la puerta del despacho y un montón de recuerdos lo hundieron en nostalgia.

A diferencia de cómo el profesor Callaghan decoraba su oficina, Cohan tenía las paredes de piedra desnudas. Había dos grandes baúles que simulaban ser su maleta a los pies del escritorio que, en un rincón, se encontraba con una gran cantidad de libros. La única decoración que había en el despacho era la ventana que daba hacia el Bosque Prohibido y parte del Lago Negro, sin cortina.

—¿Té? ¿Café? ¿Wiski de fuego? —ofreció Cohan. Uno de sus baúles se abrió y dejó en evidencia una gran cantidad de botellas que parecían ser licor en el interior.

—Eh- nada, gracias.

Cohan se preparó un trago con Wiski de fuego y esencia de regaliz, para luego dar dos toques con su varita y la superficie se prendiera fuego. Era una copa profunda, tanto que parecía atrapar cerca de dos vasos. JiSung sintió un poco de asco al notar la gran cantidad de alcohol. Después de la preparación, Cohan tomó asiento frente a JiSung.

—Comprendo que te puede llegar a incomodar mis clases. Es natural para personas que sufren un Trastorno de Estrés Post-Traumático —comenzó.

JiSung, incrédulo, negó. —Ja..., yo no tengo-

—No me lo niegues. Apenas mencioné la maldición asesina y ustedes cuatro ya se habían tensado al instante. El dolor es evidente en la cara —explicó, mientras daba un sorbo. «Vaya...» JiSung no pensó que ellos habían sido tan evidentes. —No es fácil enfrentarte a esas maldiciones, y mucho menos cuando son impredecibles. ¿Cómo evadieron la maldición asesina?

—SeungMin y Felix lo hicieron —admitió JiSung—. Mi varita se rompió también cuando intenté detener una-

—Cuando detuviste —corrigió—. Si lo hubieses "intentado", no estarías vivo.

—Bien- mi varita se rompió cuando detuve una. —JiSung no quería hablar de eso, y Cohan pareció respetarlo.

El hombre dio un sorbido extenso a la copa, y asintió en comprensión.

—No todos sobreviven al bloqueo del encantamiento —comentó Cohan.

—Sí, eso es lo que deja el trauma —comentó sarcástico.

—Debieron de tener una voluntad muy fuerte de querer seguir viviendo como para salir de ahí. Ya sabes, un fuerte poder.

JiSung se encogió de hombros. —Me quitan la voluntad y ya no soy nada. Así funcionan los maleficios, ¿no?

—¿Por qué te desagradan las Artes Oscuras?

—¿A quién le agrada? —se preguntó—. Cada día me convenzo más de que deberían de romperle las varitas a todos los magos y vivir como los muggles. Son demasiado conflictivos.

—¿Por qué no te incluyes en la descripción cuando hablas de «magos»? ¿Qué te hace diferente a ellos?

—Que me buscan para matarme, quizás.

Cohan volvió a meditar, beber del wiski, y resoplar por su nariz.

—Eres un muy mal mago —dijo.

—Gracias. —JiSung no tenía idea de cómo tomarse eso.

—Pero pareces ser un buen metamorfomago. Los profesores me comentaron que tu antiguo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras era un metamorfomago, ¿no es así? —JiSung asintió—, y sacaste la calificación máxima en Transformaciones para tus TIMOs. Te hicieron un buen metamorfomago.

Cohan nunca había visto a JiSung transformarse, pero por un instante él tomó esas palabras reales. Apenas se había convertido en una lechuza que, cuando volvió a ser humano, ningún hueso se había fracturado. Podía pasar una noche entera transformado en animal, y también podía transformarse de forma abrupta si es que la situación era necesaria. Además, también se había perfeccionado en el cambio corporal gracias a su trabajo de verano.

«Sí —coincidió—. Soy un buen metamorfomago».

—No podré ser tu mentor con eso, pero puedo hacerte un buen mago —prometió Cohan—. Serás el mejor de Defensas Contra las Artes Oscuras.

—No me gusta la...

—¿Y a mí qué mierda? —dio un sorbo—, por más que pelees en contra de las Artes Oscuras, estas ya existen y están ahí- y no pararan de usarse porque un mocoso de tu edad no está de acuerdo con que enseñen sus defensas.

—Que impartan una asignatura para defendernos de ella valida la existencia del aprendizaje de las mismas Artes Oscuras.

—¿Y a mí qué mierda? —repitió Cohan, antes de darle una sincera sonrisa a JiSung—. Reitero: por más que las rechaces, estas seguirán ahí. Aprenderás a defenderte de ellas como un buen mago: a través de esta clase.

JiSung no estaba satisfecho y eso Cohan podía notarlo, pero no comentó algo más. Ambos se quedaron ahí, en silencio, con Cohan bebiendo de su copa y con JiSung perdido en sus pensamientos.

«No estoy de acuerdo», insistió para él mismo.

No obstante, Cohan le había dicho que era un buen metamorfomago.

—¿Qué color es ese? —preguntó Cohan—. ¿Verde menta?

—Sí.

—¿Qué significa?

—Nada. ¿Puedo retirarme?

Cohan dio el paso, y JiSung se fue volando de ahí.

Literalmente.

Echaba de menos escribir más de 8k palabras en un fic, aunque solamente haya tenido una (1) interacción minsung. Sorry not sorry.

Bueno, nos leémos el 16, pero de todas formas, ¡gracias por leerme!

Les quiero.

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