Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11. Los chicos siempre serán chicos

Guía de colores de Han JiSung:

Rojo: enojo. Rosa: vergüenza. Violeta: enamorado. Azul: triste. Celeste: emocionado. Blanco: peligro. Amarillo: preocupado. Verde: asustado. Naranjo: confundido. Gris: dolido. Marrón: neutro. Verde menta: alegre. Negro: cansado. Verde oliva: miedo. Rosa pálido: culpa. Rubio cenizo: nerviosismo. Crema: decepción. Magenta; frustrado. Turquesa: calma. Berenjena: querido, amado. Salmón: orgulloso. Fucsia: excitado.

Capítulo 11

Los chicos siempre serán chicos

Septiembre 2, viernes en la mañana

JiSung no tenía idea de cuál era su horario.

Para colocar un poco de contexto, cabe aclarar que ahora él estando en sexto año significaba que tomaba las asignaturas que serían evaluadas para los EXTASIS a finales de séptimo año; asignaturas las cuales correspondían a ser parte de su competencia para trabajar una vez que terminara su educación el Hogwarts.

Sin embargo, había dos grandes problemas:

Primero, las asignaturas se tomaban acorde a lo requisito de acuerdo a las calificaciones que obtuvo en los TIMOs. Si no alcanzaba el Sobresaliente en pociones, no podría tomar pociones avanzadas. No obstante, JiSung y su grupo habían sido respaldados con ese problema: a causa de lo sucedido en el Bosque Prohibido, ellos podrían optar a cualquier asignatura según el promedio del rendimiento que tuvieron durante el ciclo escolar. Ellos podían optar a las asignaturas avanzadas que quisieran. Eso llevaba al siguiente y el problema más grande para JiSung:

¿Qué quería hacer él, una vez que saliera de la escuela?

Si las asignaturas avanzadas eran las que servían para competencia del mundo laboral, ¿qué haría JiSung? Si él no sabía qué hacer, eso significaba que no tenía competencia.

—Bueno... —Con nerviosismo, la profesora Sprout revisó todas las hojas de su escritorio: escrito en los pergaminos se encontraban los registros de todos los estudiantes sobre sus reuniones de vocación. —Creo que el profesor Callaghan se quedó con tus registros...

—Si me hubiese asesorado usted en vez de él... —murmuró JiSung con incomodidad.

—Era una buena oportunidad para que vieras carreras con tu mismo nivel de rendimiento. —Totalmente desistida, la profesora Sprout lanzó las hojas fuera del escritorio y dejó una caja de galletas en el centro. —¿Un dulce, Han?

JiSung, desanimado, tomó una.

¿Por qué había sido Callaghan el que veía su carrera? ¿Era por ser metamorfomago?

La respuesta era obvia, pero JiSung no quería enfrentarlo. Era demasiado discriminatorio.

—¿Cuáles son tus intereses? —preguntó la profesor Sprout. Sus manos se movían nerviosas entre ellas.

Desinteresado, JiSung se encogió de hombros.

—¿Algún pasatiempo que tengas? Tomaste Runas Antiguas en tercer año. ¿Tal vez para allá vas direccionado?

De nuevo, JiSung no respondió. La profesora Sprout suspiró.

—Por favor, Han. No me hagas esto difícil. ¿De qué hablaban con el profesor Callaghan?

—Él me preguntaba sobre mis intereses, y me decía que podía hacer lo que quisiera —respondió JiSung—. Y, según su estado de ánimo, me daba vino. —La profesora Sprout le dio una mirada consternada. —Es broma.

Con un murmullo, la profesora Sprout sacó de uno de sus cajones un nuevo pergamino y, con su pluma de águila, escribió el nombre de JiSung en la cima de la hoja.

—Explícame, ¿cuáles son los intereses que te gustarían seguir esos dos años que te quedan?

—No lo sé —dijo JiSung. Él era consciente lo cuan poco colaborativo que estaba siendo en ese instante—. Quiero seguir con lo que tenía- aunque evitar pociones. No me agrada el profesor Slughorn. ¿No puedo irme a clases?

—No podrás irte a clases si no tienes tu horario hecho.

JiSung no quiso seguir hablando. Su mirada continuaba en el escritorio, en el pergamino vacío, y sintió un esporádico terror al notar que siguió así por extensos segundos. La profesora Sprout no estaba escribiendo y eso era responsabilidad de JiSung.

Sin embargo, antes de que él pudiese sentir el pánico tomarlo, la profesora Sprout mencionó con calma:

—¿Cuáles son tus pasatiempos que te gustaría seguir con ellos para especializarte?

La pregunta no iba al futuro, ni lo que él haría una vez que terminara la escuela. Solo era una pregunta para que JiSung rellenara los espacios vacíos.

—¿Transformaciones, quizás? —ideó la profesora Sprout.

De a poco desbloqueándose, JiSung asintió. —Sí, transformaciones.

—Y Runas Antiguas.

—Soy bueno en eso.

—Defensas Contra las Artes Oscuras...

—También.

—Historia de la Magia.

JiSung lo consideró un momento. Le gustaba, pero le daba pereza continuar con el profesor Binns.

—Supongo que paso —dijo.

La profesora Sprout lo tachó.

—¿Pociones?

—También paso.

—Tuviste buenas calificaciones y un buen rendimiento, aunque tu TIMO...

—Lo sé. —JiSung no le importaba eso. —Tampoco me esforcé demasiado.

Finalmente, JiSung quedó con cuatro asignaturas: Runas Antiguas, Transformaciones, Defensas Contra las Artes Oscuras y Encantamientos.

—¿Algo de esto me ayudará a tener empleo después de la escuela? —consultó JiSung, al ver su horario. Tenía demasiados huecos vacíos y tiempo libre- incluso los martes tenía libre. Podía optar por una clase complementaria.

—Oh, claro, claro —contestó la profesora Sprout, con grandes dosis de complicidad en su voz.

—¿Incluso con lo que pasa ahora?

La profesora Sprout calló, pero JiSung pudo conceder el silencio. Había sido una pregunta que la colocaba en aprietos. La profesora Sprout no era mala jefa de casa o mala maestra- ella tenía su encanto, como también su amabilidad; era completamente pedagoga, pero no una mujer política.

—Por supuesto —insistió ella.

JiSung dio un último vistazo a su horario y lo guardó en su bolsillo.

—¿Usted sabe si Hogwarts hace un certificado o algo así para los chicos que quieren ir a la universidad muggle después de esto? —consultó JiSung—. Es decir- un certificado o algo así que no nos haga dejar como iletrados.

—No, Han, no hacemos esto —contestó, apenada.

«Lindo. Saldré de la escuela sin posibilidades a nada», pensó, amargado.

Antes de salir del despacho de la profesora Sprout, ella lo llamó.

—Han... —La mirada de la profesora Sprout bajó hasta sus piernas. —La falda..., ella no va parte del uniforme.

JiSung bajó su mirada. Yeji le había regalado una falda porque era mucho más larga de lo que a ella le gustaba, y la gran camiseta de Quidditch de HyunJin junto a sus zapatillas gastadas le daban una apariencia mucho más desordenada y dejada de lo que tradicionalmente era visto en Hogwarts.

—Lo siento... —JiSung se inclinó cordialmente, sin querer sonar borde—, para la próxima vez, me convertiré en una chica- uh —se atrapó a sí mismo por la falta de respeto—, lo siento, profesora.

La primera clase que tenía era Transformaciones, en toda su extensión. Fuera del despacho de la profesora Sprout, HyunJin y Felix lo esperaban con sus horarios ya en la mano.

—¿Transformación? —consultó JiSung.

Yep —contestaron ambos, sin ánimos.

JiSung tampoco lo tenía- en especial porque su cabello estaba de color crema. Miró su horario una vez más e intentó verle el lado bueno: más tiempo de ocio y para sí mismo, aunque con todo lo que sucedía en el Mundo Mágico, mucho tiempo libre parecía peligroso.

Al ser casi las nueve, los tres fueron a probar suerte al Gran Comedor si es que seguían sirviendo el desayuno- lo cual hacían. El techo encantado mostraba un cielo aún abochornado, pero sin lluvia. Y en la mesa de Ravenclaw, SeungMin se encontraba sentado con uno de sus compañeros de cuarto, pero tan pronto como los vio entrar, fue hacia ellos a la mesa de Hufflepuff y mostró su horario.

—¿Lo vieron?

—¿Tomaste pociones? —cuestionó JiSung—. ¿Por qué?

—Desencanté a toda la escuela con la Poción de Amor —recordó SeungMin.

—Ah-

—¿Qué se supone que haré ahora? —Dramáticamente, HyunJin se recostó sobre la mesa; su brazo se estiró hacia un lado y sostuvo su copa de jugo de naranja con la otra, como un total borracho. —No entrenaré para el Quidditch, me quitaron la mitad de las asignaturas- ¡¿Qué hago?!

—Suspendieron el Quidditch pero no el fútbol. Tal vez podrías pedirle a Mina que te haga un espacio en el equipo de Hufflepuff —ideó Felix.

—Ella fue liga nacional infantil de fútbol y yo ni siquiera tengo mi pierna funcional. Lo único que haré es que ella me decapite.

—¿Y si eres su animador?

—¿Con faldas y pompones?

Seh.

—No es una mala idea. ¿Lo haces conmigo?

—Seguro. ¿Qué rima con Mina?

Malandrina.

La mente de SeungMin terminó por volar de la atención de los chicos, cosa que llamó la atención a JiSung; lo codeó para atraerlo a la tierra. —¿Sucede algo?

—Estaba pensando. —SeungMin le restó importancia y volvió a centrarse en su avena, pero la mirada inquisitva de JiSung le hizo continuar. —Pensaba en el lienzo de Slytherin- el que intervinieron el ciclo pasado. ¿Quién habrá sido?

—Pensé que era algo más importante.

—Eso junto al magnicidio de la semana pasada- no me importaría que los de Libertad Mágica pensaran que el otro bando es terrorista —opinó—. Incluso llego a creer que fue una confabulación.

JiSung casi se atragantó con su desayuno. ¿Había escuchado bien?

—¿Por qué una confabulación? —interrogó. Parecía ridícula la ide—. Es decir- estamos a nada de estar en una guerra civil...

—Exacto —SeungMin apuntó el lienzo con su cuchara—, y la forma más simple de comenzar una guerra es interviniendo a niños. ¿Qué pasa si algo sucede con los idiotas de la Sociedad Secreta? Los padres se quejarán.

—¿Y?

—Sus padres trabajan en el Ministerio- o son poderosos —explicó—, y DeLuca no ha hecho declaración ni del atentado, fallecidos o del otro equipo- es decir, ni siquiera sabemos si llevaron a la mujer a Azkaban o no.

—No creo que sea algo para hablar acá.

SeungMin miró a la redonda. Al ser cerca de la primera clase, no estaban la mayoría de los estudiantes- y los pocos que quedaban no eran más que de primer año, perdidos y asustados por no saber a dónde ir. Los grandes huecos de los ventanales elevados se mantuvieron vacíos; JiSung casi deseaba de que algo los traspasara.

Hasta que una irritante voz le habló.

—¿Por qué no estás con tu uniforme?

—Ugh... —JiSung imitó la posición de HyunJin antes de recomponerse. El dúo de El Diablo Rojo de Gryffindor y Shin Yuna lo miraban con una traviesa sonrisa en cada una de sus bocas, deslumbrando los rojos aparatos dentales en los dientes de ambos. —¿Y ustedes qué?

—No llevas tu uniforme —apuntó JeongIn.

—Es una falta al código de vestimenta que tiene Hogwarts —dijo Yuna.

—Además, te acompaña un prefecto que no está cumpliendo su cargo.

—Lo que también es una falta al código de prefectos.

Los dos chicos de quinto año tenían sus ojos brillantes.

—¿Tú que sabes sobre códigos? —desafió SeungMin a Yuna. No le gustaba que le criticaran su rol como prefecto.

—El artículo 1552, apéndice C del inciso 4 reafirma explícitamente que los prefectos han de generar un cambio cuando se falta algún código estudiantil —explicó Yuna con una fantástica elocuencia que bordaba lo memorizado—. Y, como el compañero Han JiSung no ha cambiado su uniforme y tú estás a su lado, solamente has faltado a la norma.

—¿Cómo es que ella se sabe esas cosas? —le susurró HyunJin a SeungMin, ofendido.

—No leo los códigos- los números son muy largos y tengo discalculia.

—Creí que tenías dislexia.

—También tengo eso.

JiSung, por su parte, apuntó hacia los menores de Gryffindor. —¿Y ustedes por qué no van a ayudarlos, si quieren andar picándole el culo a alguien?

—A eso íbamos, pero creímos que debíamos de informarte que no tienes tu uniforme —comentó JeongIn.

—Ay- JeongInnie —ronroneó Yuna, con notoria burla—, ¿no ves que él si se dio cuenta de eso?

—Discúlpame, es que creí que con la enorme papada que se carga no se había dado cuenta.

—¡Mi papada no es tan grande! —chilló JiSung, aunque, horrorizado, se dirigió a sus amigos—. ¡¿Verdad?!

—Creo que deberían ir con los de primer año —intervino Felix, con presunta inocencia en su voz—. Están bastante asustados, y ver una linda pareja como ustedes les hará reflejar que tienen a papá y mamá en la escuela. Eso es contenedor.

La sonrisa de JeongIn y Yuna no se esfumó, pero sus rostros tornaron el mismo color escarlata que resplandecía en sus corbatas.

—¡¿Pareja?! —Yuna chilló tan horrorizada ante la idea que JiSung pensó que se desmayaría—. ¡Qué asco!

Yuna se dirigió hacia los chicos de primer año mientras chillaba las atrocidades de haber sido ofendida de esa manera, lo que dejó a JeongIn poco a poco drenar sus colores rojos a uno mucho más pálido y apenado. Sin embargo, Felix continuaba con su sonrisa calmada. JeongIn le levantó el dedo del medio y, enfurecido, los dejó.

—Eres maquiavélico —halagó SeungMin—. ¿Cómo supiste que no eran pareja?

—Salen corazones de JeongIn cada vez que la ve —explicó con simpleza, orgulloso de su ataque.

La campana sonó estrepitosamente y los cuatro se dirigieron a su clase de Transformaciones. Se dirigieron hacia el pasillo de la profesora McGonagall para encontrar sentado en el suelo a ChangBin, solo, leyendo el periódico. Tan pronto como los vio, se levantó y, tímidamente, se acercó a ellos.

—Buenos días-

—¿Han dicho algo interesante? —preguntó SeungMin, mientras le quitaba el periódico de las manos.

—Creo que tengo un grano en el codo —comentó HyunJin, y le acercó el codo a la cara de ChangBin—. ¿Ves algo?

—ChangBin, ¿tengo caspa? —JiSung acercó su cabeza a ChangBin.

ChangBin, sofocado, aleteó para que los cuatro se lajearan de él, y bufó con desespero. —¿Alguno de ustedes ha sociabilizado alguna vez?

Nop —respondieron los cuatro.

—Se nota.

—Debo practicar la adivinación por línea de mano. —Felix tomó deliberadamente la mano de ChangBin para extender su palma. Con su dedo índice, él trazó una de las líneas de ella. —La de los chicos no me sirven porque la línea de vida es corta, pero la tuya es bastante larga.

ChangBin pareció no esperar aquel actuar de Felix. Sonrojado, tragó duro y asintió. —Sí..., me han dicho que tengo expectativas.

Felix sonrió y soltó su mano, para recién caer en cuenta de lo que había hecho al notar las tres miradas cómplices que sus amigos le habían dado.

—¡Ah! —SeungMin exclamó con sorpresa; blandió el periódico sobre la cabeza de ellos, totalmente afectado—. ¡Hay algo del papá de HyunJin!

SeungMin estiró el periódico para todos, por lo que los cinco se chocaron para poder leer. La mención de SeungMin respecto al señor Hwang no era más que un pequeño apartado en la sección de deportes, donde una foto movible de él aparecía en sus tiempos donde jugaba Quidditch en el equipo de Gran Bretaña.

"¿ES ÉTICO CELEBRAR UN TORNEO?

Escrito por: Rita Skeeter"

—¡Al fin que alguien lo piensa! —volvió a exclamar SeungMin, antes de que todos chistaran.

"El dificultoso caso del Ministerio de Magia y el conflictuado clima político que se ha presentado estos últimos meses ha sido de que colocaran en juicio algunas actividades nacionales que se han presentado o no acorde a las circunstancias.

En la escuela Hogwarts se celebrará durante este ciclo escolar el mítico Torneo de los Tres Magos donde involucrará las escuelas de Beauxbatons y Durmstrang. Sin embargo, ante lo último acontecido en las últimas tres semanas, el clima social no se ha preparado para esto- especialmente cuando estudiantes específicos se han visto afectados por lo sucedido.

El nuevo jefe del departamento de Deportes Mágicos no ha retrocedido este plan, e incluso se puede esperar la participación de sus hijos en este Torneo. Que el Torneo continúe aún después de lo pasado se esperaría de que se hubiese cancelado, pero pareciera que la voluntad de querer generar una muralla de humo para centrar la entretención de las personas del Mundo Mágico en burdo Torneo sirva para desviar sus precipitadas decisiones y emociones ante lo sucedido, ya que, como recordarán, ha habido ataques a la especie de su esposa e hij-"

—¡¿Qué puta mierda?! —HyunJin vociferó de repente. Le quitó el periódico a sus amigos y rápidamente comenzó a hacerlo añicos. JiSung jamás lo había visto tan furioso, con su cuerpo temblando de ira. —¡¿Y quién carajos es Rita Skeeter?! ¡Cuando la vea, prometo que meteré todo esto en-

—Señor Hwang.

La voz fuerte de la profesora McGonagall lo hizo detenerse por completo. JiSung, sin saber cómo calmar a HyunJin, lo tomó del brazo y lo acarició. Él también estaba furioso.

HyunJin se intentó componer de su rabia, por lo que tragó todo su enojo y habló con voz endeble:

—Lo siento, profesora.

La introducción a la clase de Transformaciones Avanzadas fue interesante para JiSung, aunque su mente se desviara hacia donde HyunJin se encontraba. Cada vez que un encantamiento, él agitaba con fuerza su varita para desquitarse, y de tanto en tanto murmuraba improperios para la escritora del artículo como también se lamentaba, murmurando «¿Y si mi madre lo leyó?, ¿o Yeji?»

La mente de JiSung no pudo concentrarse en HyunJin a causa de su habilidad innata. Las transformaciones que él realizaba con su varita de cerezo generaban los cambios instantáneos antes de hacer mención completo del encantamiento, y las transmutaciones eran tan simples para él que completó todo el primer capítulo del libro.

—¿No quieres tomar clases de alquimia? —ofreció SeungMin a su lado. Él apenas había logrado convertir un jerbo en una jarra—. Te vendría bien.

—No, gracias. No quiero perder mi mano —bromeó, aunque SeungMin no le entendió.

La profesora McGonagall, claramente no impresionada por la habilidad de JiSung, le ofreció un apartado para que pudiera perfeccionar su transmutación corporal. Ella no era tan buena mentora como el profesor Callaghan por obvias razones, pero la profesora McGonagall era una animaga; algo debía de parecerse con los metamorfomagos.

No obstante, dicho apartamiento no fue del agrado de alguno. Para el disgusto de JiSung, compartía clases con Kevin, SunWoo y SoYeon, quienes solamente entregaban diversas miradas hacia los cambios de JiSung.

—¿Cómo vas con el tiempo de transformación, Han? —preguntó la profesora McGonagall. JiSung, quien en ese instante no era más que un perro de caza, asintió con la lengua afuera—. Parece que lo llevas bien. ¿Hay algo que quieras explorar?

JiSung volvió a transformarse en persona con cuidado; tanteó todo su cuerpo para asegurar de que todo estaba correcto antes de hablar. —Otras especies, ¿tal vez? Logré convertirme en una lechuza.

—¿Otras especies como animales, o criaturas?

—¿Puedo ser criaturas? —«Sería interesante ser criaturas».

—Supongo que debería de haber algún límite en tus habilidades —murmuró—. ¿Qué hay de animales grandes?

JiSung se negó enseguida. Estaba en su segundo día de clases y no quería terminar en la enfermería. Aún quedaba demasiado para eso.

HyunJin, por otra parte, continuó con su rabia- ni siquiera pudo calmarse cuando Mina llegó a saludarlo, pero se flexibilizó un poco más. Mientras que JiSung y SeungMin tenían Runas Antiguas, HyunJin, Felix y ChangBin tenían bloque libre, por lo que, con pena, HyunJin se acercó a Mina y se quedó con ella lo que fue el resto de la tarde.

—Nunca hablan en la prensa- y cuando lo hacen, es para tirar mierda —farfulló SeungMin con rabia, mientras caminaba con JiSung hacia el aula—. Todo esto es una basura. ¿Qué tal si quemamos la editorial?

—¿Por qué tan intenso? —preguntó JiSung. SeungMin no era de desbordarse tan rápido.

—¡Porque es injusto!

Por supuesto que era injusto, le diría JiSung; sin embargo, había una estrategia detrás de los sucesos tanto dicho como no dicho que poco a poco oscurecían cuál era la meta que quería llegar DeLuca.

De todas formas, no quiso continuar con eso. Con SeungMin entró a Runas Antiguas y se olvidó del Mundo Mágico por un momento.

━━━━━★. *・。゚✧⁺

Septiembre 2, viernes en la cena.

Para cuando el túnel de los dormitorios de Hufflepuff se vació por completo a causa de la cena, MinHo salió debajo de la capa de invisibilidad. JiSung, sin pensarlo, lo atrajo desde el cuello de su prolija camisa para devorar su boca enseguida.

La fuerza de MinHo hizo que la espalda de JiSung chocara con la puerta, lo que le complicó un poco las cosas para abrirla. Una vez adentro, MinHo dejó la capa en el suelo y se intentó sacar sus zapatos con sus talones, pero la torpeza y el desconcentro de estar besando a JiSung lo hizo tropezar. MinHo levantó sus pies para poder desabrocharlo al mismo tiempo que JiSung le quitaba la capa y le desabotonaba la camisa.

Una vez que MinHo logró sacarse los zapatos, la capa de MinHo también quedó en el suelo. La tonalidad fucsia brillaba en el cabello de JiSung, y él tomó de la solapa de la desabotonada camisa para forzar y empujar a MinHo en su cama.

—¿Por qué eres tan voraz? —jadeó MinHo, mientras se acomodaba en la cama y se terminaba de desabotonar la camisa—. ¿Tan desesperado estás por mí?

JiSung se acomodó sobre el regazo de MinHo con sus piernas abierta, y pasó su mano por todo el pecho y abdomen cicatrizado, totalmente fascinado. MinHo, por su parte, decidió darse el lujo de pasar sus manos por los muslos de JiSung, haciéndolas perder bajo la larga falda negra de él.

—Demasiado —contestó JiSung, con su respiración igualmente agitada. Hizo presión con su frente sobre la de MinHo y jadeó más a propósito. Le gustaba que MinHo le tocara las piernas—. Quítate todo.

—Me quitaré todo —obedeció MinHo.

—Por favor, no.

JiSung y MinHo giraron abruptamente su cabeza hacia la cama de HyunJin. Él y SeungMin estaban ahí, sentados, con el mapa entre ellos y varios pergaminos con un manual de botánica esparcidos en la cama.

Con rapidez, JiSung se lanzó hacia el cordel para cerrar las cortinas de su cama, cayendo junto a MinHo en el colchón. Ambos se quedaron callados, con sus respiraciones agitadas, pacientemente en la espera de querer creer que todo fue una pesadilla.

—¿Crees que nos vieron? —preguntó JiSung.

—Ah- yo- ¡¿Tú qué crees?! —chilló MinHo, antes de vestirse rápidamente.

Una vez que los dos se recompusieron, abrieron las cortinas.

—Y- bueno... —JiSung, sentado, peinó su cabello rosa hacia abajo. Se dirigió hacia HyunJin y SeungMin y, con elegancia, cruzó las piernas frente a él. —¿Qué hacen?

HyunJin y SeungMin no querían dirigirle ni la mirada ni la palabra, pero no quedaban muchas opciones siendo que MinHo continuaba ahí, sentado al otro lado de la cama para darles la espalda.

—Estamos- vemos el tema de los tubérculos —contestó SeungMin—. ¿Quieres ver?

JiSung asintió. HyunJin y SeungMin se levantaron de la cama y lo guiaron bajo de ella: liberaron el pliegue de la cubrecama para dejar la visualización de dos maceteros con pequeñas plantas que ejercerían tubérculos en algún tiempo más. Eran pequeñas, y el olor a tierra húmeda dejó a JiSung notar que recién las había plantado.

—Oh- eso es bueno... —comentó JiSung—, aunque creí que lo haríamos en la ducha.

—Sí, pero mientras no den el primer brote es mejor mantenerlos acá —explicó HyunJin.

—Hm..., ¿y Felix?

—Con ChangBin, Mina y unas amigas de ella jugando fútbol afuera —SeungMin respondió al mismo tiempo que se levantaba con velocidad—, y- bueno, creo que les haré compañía. ¿HyunJin?

Yep, yep. —Él también se levantó del suelo. Los dos ni siquiera se habían colocado los zapatos cuando ya habían llegado a la puerta del dormitorio. —¡Adiós!

MinHo y JiSung quedaron solos, pero ninguno de los dos tenía ánimos para continuar. JiSung, aburrido, se recostó en su lado de la cama, con un pequeño mohín en sus labios. —Son mata-pasiones.

No obstante, MinHo lucía tímido. JiSung no sabía lo que le pasaba específicamente, por lo que lo tomó del brazo para que se recostara a su lado. Aunque MinHo continuara con su semblante, se giró sobre su hombro para mirar a JiSung. Se veía tierno con su mejilla aplastada.

JiSung alcanzó su walkman, y colocó un auricular en el oído de MinHo; colocó un caset en el aparato y comenzó a reproducirla. Él comentó algo sobre la impresión de dónde salía la música, pero JiSung lo calló.

—¿Cómo se llama la canción?

Seandainya, de Vierra. —JiSung le entregó el estuche del caset a MinHo para que lo viera. —Viene una sola canción, y me ha gustado. Era de las mas baratas en la tienda porque es de un país extranjero.

—Es linda —opinó MinHo—. ¿Tienes más de esto?

—Demasiado. Compré como loco en Londres.

El tiempo que estaban teniendo era pleno. La música era tranquila, y MinHo desviaba la mirada de la cara de JiSung hacia las colchas solo para no sentirse como un obsesionado al no poder despegar su mirada. JiSung, por su parte, disfrutaba tanto de ese instante que quería que el resto del año fuera de esa forma.

JiSung le contó a MinHo sobre lo que había pasado con sus asignaturas; MinHo le contó que no es normal que los chicos que estudian en Hogwarts no tienden a ir a universidades muggles o a rendir trabajos que no estén involucrados con la magia.

—La hermana menor de Chan va a una escuela muggle —contó JiSung—. Es interesante, ¿no te parece? Si yo hubiese sido normal, probablemente mi madrina también me habría mandado ahí también.

—¿Y haberte perdido todo lo bueno que es la magia? Eres tan muggle.

—Uh- ¿lo usas como término peyorativo? —bromeó. La escena como tal le trajo un recuerdo a JiSung—. ¿Recuerdas cuando ibas en segundo y yo en primero, y quise ser tu amigo?

MinHo ni siquiera recordaba eso. —¿Y por qué me habías hablado en primer lugar?

—Te juntabas con ChangBin, y él en ese tiempo tenía un sapo de mascota-

—Trevor —mencionaron ambos al mismo tiempo.

—Yo quería ver el sapo, pero tú no querías que me acercara a ustedes porque tú sabías quiénes eran los chicos que eran hijos de muggles e hijos de magos —contó.

—Reconocía el olor de la magia, y tu apestabas a ella —comenzó a recordar MinHo—. No era el mismo olor de los hijos de mago, y mucho menos de los nacidos de muggles. Era un olor tan diferente y apestoso que creí que eras peor que los hijos de muggles.

Aw —JiSung revolvió el cabello de MinHo con falso afecto—, mi pequeño racista~

MinHo le dio un manotazo en la mano, lo que hizo a JiSung reír.

Sin embargo, la risa de JiSung se apagó para volver a ser distante. Todo el día había estado con su mente alejada de los alrededores de la escuela, y a pesar de que MinHo no había visto al chico desde el día anterior en la noche, podía reconocer sus pupilas dilatas y su cabello que, aun estando violeta, perdía el brillo natural.

MinHo comparó un instante a JiSung con una flor con mente. Una flor pensante. Aquella que, ante cada pensamiento malévolo que era capaz de tener, perdía la fuerza de sus pétalos.

—¿Qué más pasó? —preguntó MinHo.

—¿Hm? Nada —JiSung negó—. Solo ha sido raro por lo que pasó con la profesora Sprout, esta mañana. Ah- y lo que escribieron en El Profeta. ¿No te parece una falta de respeto, todo eso?

MinHo asintió. JiSung bufó en discordancia y se mantuvo con su cabeza pegada en la almohada; su mente volvió a perderse en la melodía de la música.

—MinHo.

—¿Sí?

—¿Qué has hecho para la Compañía?

—No mucho. —La canción sonaba en repetición, por lo que MinHo se sacó el auricular para acomodarse y mirar el cielo estrellado del aparto de Felix. —Como he trabajado en el Ministerio, solamente he dado información que he encontrado pertinente, pero nada de lo que fuera radical; son ellos los que trabajan con lo que dado, en vez de yo hacer explícitamente algo.

—¿A quién se lo dices?

—Bang Chan. He ido a su casa de tanto en tanto durante las vacaciones.

JiSung habría deseado no sentir nada en ese momento, pero una gran oleada de celos se extendió en todo su cuerpo que le hizo sutilmente cerrar sus ojos por un instante. Como un flash, la rivalidad que MinHo y Bang Chan habían tenido durante los años podía sembrar algo más porque- bueno, era MinHo. ¿Quién no querría a MinHo?

El pensamiento de la Compañía se largó y se perdió en el más allá, porque JiSung recordó para el caos de la Poción de Amor cómo Kim NaYun lo había desafiado, y todo lo que pasó con Seo SooJin. Ahora, con Bang Chan...

«Por supuesto que Bang Chan es genial...»

»No- alto. Tú le dijiste que no querías saber sobre al Compañía. ¿Por qué te pones triste?»

«¡Porque no me dijo que fue a ver a Bang Chan en las vacaciones!»

»¡Ni siquiera te habló para las vacaciones!»

«¡Exacto!»

»Estás haciendo un drama- y contesta, rápido, que te está mirando con esa cara linda de-»

«Ay, MinHo es tan lindo.»

—En la casa de Chan, ah —JiSung intentó por todo los medios que su voz no saliera tan tensa comparado a como él estaba—, bastante interesante. Ya que, lógicamente, él tiene sus amigos que sí son de la Compañía. Claro, claro...

MinHo, totalmente obviado e ignorante ante la carga de celos que JiSung tenía, asintió. —Sí, así que él dio la información. Insisto, no he hecho mucho y, con mi rendimiento con el atentado, tampoco creo que haga algo.

JiSung se forzó a tragarse sus celos y, con voz temblorosa, continuó con la conversación. —A-ah, sí- yo te prefiero fuera de la zona de guerra.

—Ja-

—Lo digo en serio. —JiSung no quería sonar más desesperado de lo que estaba. Su cabello, como el leal delator que era, se tornó de un fuerte rubio cenizo. —Quie-quiero decir..., no es como si yo hubiese peleado demasiado- es decir, si tuviera una moneda por cada vez que mi vida se ha visto comprometida, tendría dos. No es mucho, pero sí demasiado raro que-

—Al grano.

—Para el día del atentado, ni siquiera podía hablar —terminó por admitir JiSung—. Yo estaba tan enfermo y- y mi cuerpo era todo un nudo. No podía moverme por lo tenso que estaba. Y ver a SaeJah tragar ese dolor que yo sentía al saber que HyunSan estaba ahí para poder calmarnos a nosotros me hizo- no sé, MinHo, ¿realmente debes estar en el campo de batalla?

Al principio, MinHo no había entendido el punto al que JiSung quería llegar. Su lengua se había doblado y el balbuceo lo hizo casi inaudible.

—No es como si fuera una guerra. —MinHo rodeó a JiSung con su brazo y lo atrajo a su pecho con un fuerte abrazo. —No pienses en esas cosas ahora.

—Ah, ¿pero tú sí quieres-

—JiSung, no lo pienses ahora.

«No lo pienses ahora». Ese era el mejor consejo que podía recibir por parte de MinHo.

JiSung decidió acceder, pero continuaba nervioso. Sus dedos jugaron con los botones de la camisa de MinHo hasta que logró desabrochar dos y, de forma tímida, acariciar su pecho.

—¿Qué haces? —preguntó MinHo.

—Nada... —JiSung se acomodó sobre MinHo y, con cuidado, desabotonó un poco más la camisa hasta abrirla por completo.

JiSung siempre vio las cicatrices de MinHo, como también siempre lo vio desnudo. No obstante, poder trazar sus dedos en ella lo sentía íntimo y vulnerable, con su corazón derritiéndose a la par al saber que él tenía el privilegio de la confianza de MinHo.

Subió sus ojos hacia los de MinHo con timidez. Él, con su cabeza un poco más hundida en la almohada, tenía sus orejas hirviendo en el sonrojo.

—Yo... —MinHo sonó igual de nervioso que JiSung, y con una mano le acarició el muslo—, yo no tengo condones...

El cabello de JiSung se tornó abruptamente fucsia, y se apartó rápidamente de MinHo. —Dame un momento.

Rápidamente se fue al lado del dormitorio de HyunJin, y sin piedad alguna comenzó a revisar su baúl, mesa de noche y ropero. Sin embargo, ni en los bolsillos de su ropa ordinaria o en lo más profundo de su maleta JiSung pudo encontrarlos.

—Eh... —JiSung no supo qué hacer en ese instante, por lo que volvió a tomar asiento junto a MinHo con sus manos sobre su regazo, resignado. —¿Lo dejamos para la otra?

MinHo tragó y asintió. JiSung escaló la cama y se volvió a recostar en el pecho de MinHo, para continuar haciendo trazos sobre las cicatrices de su pecho con el relato en su mente de la historia de cada una de ellas.

━━━━━★. *・。゚✧⁺

Septiembre 3, sábado en la tarde

JiSung creía que sería ridículo sentirse así, siendo que tuvo la libertad de las vacaciones de verano y, con la ayuda del Mapa del Merodeador, poder colocar su vida en orden con naturalidad.

No obstante, saber que podía ir a Hogsmeade los fines de semana le animó en sobremanera.

—¡Vamos, vamos, vamos! —alentó mientras daba saltos—. ¡Siento que han pasado décadas desde la última vez que fui!

—Por Helena- eres un crío —insultó HyunJin, cansado. Había decidido atracarse para la hora de almuerzo luego de apenas haber tocado la comida desde que llegó a Hogwarts, y la gran cantidad de carbohidratos le había dado sueño. —¿No puedes ir un poco más lento?

En el largo camino JiSung iba saltando, seguido por un Felix que estaba igual de animado en ir a Hogsmeade; al final estaban SeungMin y HyunJin, quienes codo a codo andaban.

El clima era perfecto- un calor de gusto que hacía a la gente animarse. La mayoría de los chicos mayores de tercer año caminaban en caravana hacia el pueblo. JiSung se esperó en encontrar a MinHo entre ellos, pero él había decidido generar coordinaciones de prefecto durante la semana (en palabras de SeungMin).

Al llegar al pueblo, los cuatro se dirigieron hacia la tienda de bromas: Zonko's. Independiente de qué tan lleno estaba, los cuatro se abrieron paso hacia el mostrador, y exclamaron al mismo tiempo con felicidad:

—¡Rufus!

Rufus Agatos, tan viejo y risueño, alzó sus brazos en signo de victoria.

—¡Sobreviví a la MACUSA! —gritó él.

—¡Sobreviviste a la MACUSA!

—Entonces- cuéntenme —Rufus se inclinó hacia adelante en el mostrador—. ¿Cómo fue? ¿Vendieron las botellitas o qué? No saben cuán increíble fue mi tiempo en la cárcel de Estados Unidos- pero como saben, los yankees son idiota. Bah, continúen. ¿Qué hicieron?

—Encantamos a la mayoría de la escuela —explicó JiSung—. Fueron dos días- incluso Dumbledore se vio afectado.

—¡A mí también me encantaron! —Felix alzó su mano, orgulloso.

—¡Magnífico! —aplaudió Rufus—. ¿Necesitan más ahora? No tengo aquí, pero me hice amigos de unos yankees en la cárcel que-

—Necesitamos un procesador de decantación más rápido que el que da Hogwarts —explicó SeungMin enseguida. Rufus le prestó total atención—. Tenemos los tubérculos de una planta que nos sirvieron para hacer maldiciones aleatorias, y queremos hacer la venta de ellas. Para eso, necesitamos de una buena maquinaria.

—Y no solo maquinaria- sino una estrategia de maraquear —intervino HyunJin.

—Marketing —corrigieron JiSung y Felix al instante. Ambos se dieron un cabezazo.

Rufus meditó ante lo pedido de los chicos, pero él estaba tan a gusto de la gran cantidad de dinero que recibió por los pequeños frascos de poción (que los señores Hwang pagaron con el dolor de sus bolsillos) que no consideró mala idea tenerlos como competencia.

Rufus le indicó a SeungMin los materiales más económicos y de mejor calidad para trabajar en pociones, mientras que les entregó a los chicos un pequeño manual que él escribió (con su nombre orgulloso abajo del titular) sobre cómo atraer clientes. Felix le agradeció la colaboración a Rufus con una lectura de cartas y ubicación estelar, y le recomendó que se alejara de las apuestas porque esta vez sería la policía de Uganda que lo estaría buscando.

—No puedes ir por la vida intercambiando objetos por lecturas de cartas —criticó SeungMin a Felix, mientras paseaban con el pueblo—. Es una pésima forma de llevar tu economía. Hay gente que puede no creer en la adivinación.

—Si quieres, puedo tomarte de la mano y leer tus líneas de vida —contestó Felix mientras tomaba de la mano a SeungMin.

SeungMin, con gracia, entrelazó sus dedos. —Ese coqueteo solo te funcionará con ChangBin, Felix.

—¿Qué? ¡Eso no fue coqueteo!

—Ay, ChangBin —detrás de ellos, JiSung simuló ser Felix y tomó de la mano a HyunJin—. Según lo visto, tendrás una larga y próspera vida conmigo, mi amor.

—Con solo mirar tus ojos ya siento que he vivido siente vidas largas contigo, cariño —imitó HyunJin, haciendo su voz más rasposa.

—Si tan solo yo fuera menos idiota, ya te habría dado un beso en tus carnosos labios para sellar nuestro amor eterno.

—¿Por qué hablan de ChangBin y de mí como si hubiésemos tenido algo, o aunque sea me gustara? —preguntó Felix, cortando el rollo de sus dos amigos bajo las risas de SeungMin—. Lo que pasó con la poción de amor fue algo falso- una ilusión. Sí, tal vez me atrajo un poco el ciclo pasado, pero él me dejó en claro que no sentía nada por mí y que no pasará nada.

—Entonces, búscate a alguien que sí te quiera —discutió HyunJin.

Rápidamente, JiSung y HyunJin apartaron a SeungMin de Felix, lanzándolo hacia el otro lado del grupo.

—¿Y yo qué hice? —interrogó SeungMin, perdido.

—No crean que superamos lo que hicieron en mi casa —acusó HyunJin, mientras JiSung simulaba una arcada a su lado—. Eso fue asqueroso.

—Incesto. Eso es lo que fue —sentenció JiSung—. No lo hagan nunca más, por favor.

Entre risas, burlas e insultos, los cuatro chicos se direccionaron de vuelta al castillo. SeungMin profesaba su poco interés que sentía hacia Felix, mientras que él solamente hablaba de cómo las estrellas suyas y de SeungMin no compatibilizaban.

El buen humor se acabó al instante que entraron a la sala común de Hufflepuff, donde Mina desbordaba en un llanto incontrolable mientras que una de sus amigas: Cho HyeYeon, intentaba desesperadamente en consolarla. HyunJin se acercó a ella con rapidez, y se hincó frente a ella mientras apartaba el cabello de su rostro.

—Mina, mi amor, ¿qué pasó?

—Yo estaba acá cuando ella llegó —contó HyeYeon, más para los otros tres chicos que para HyunJin—. Estaba roja como Godric, se sentó a mi lado y de pronto perdió todo color, y no me di cuenta hasta que ella comenzó a llorar.

Mina intentaba formular palabras, pero cada vez que abría la boca ella jadeaba un sollozo y, con un gemido, se tapaba su rostro.

Felix dio la idea de darle un poco de agua con azúcar para se que tranquilizara, y HyunJin solamente acarició los muslos de ella con afecto. El grupo esperó pacientemente a que Mina se recompusiera para que pudiera hablar.

—El- el idiota de Yeo-YeonJun habló de mi papá —intentó explicarse ella, pero estaba bastante temblorosa—. Nos topamos y- sí, admito que lo t-tenté con un insulto, y él me di-dijo- me dijo el nombre de mi papá y d-dónde él trabajaba..., donde yo vivía..., incluso donde vi-vive mi mamá y..., ay...

HyunJin se había levantado tan pronto como escuchó a Mina formular el nombre de YeonJun, pero JiSung, SeungMin y Felix lo obligaron a volver a sentarse al mismo tiempo que Mina se abalanzó sobre él para abrazarlo por los hombros. Su espalda de sacudía violentamente sobre el pecho de HyunJin que el corazón de JiSung se estrujó un poco, al igual que su cabello se tornaba azul.

Una vez que Mina logró calmarse, bebió todo el agua azucarada que Felix le tendió de golpe.

—Voy a mi dormitorio —anunció—. Me iré a lavar..., uh- nos vemos a la cena.

—Pero, Mina-

Ella no le prestó atención a HyunJin, solamente se dirigió por el túnel de los dormitorios de chica de sexto año hacia el suyo, con HyeYeon pisándole los talones. Tan pronto como desapareció, HyunJin se dio media vuelta para salir de la sala común, pero Felix se lanzó a la espalda de HyunJin, mientras que SeungMin lo afirmaba de los brazos y JiSung de las piernas.

—¡Alto, alto, alto! —le pidieron los tres.

—¡No! —rugió HyunJin. Con su ira él podía caminar un poco hacia el túnel, lo que sorprendió a los tres chicos por la gran cantidad de fuerza que tenía—. ¡Voy a volarle los dientes a ese hijo de puta!

—¡Hombre, piensa frío! —dijo SeungMin—. ¡Mina se va a asustar más si lo haces! ¡En especial por ti!

HyunJin se detuvo, y todos los chicos cayeron al suelo al perder la fuerza. Aun con furia, él encaró a sus amigos.

—¡¿Y qué se supone que puedo hacer?! —preguntó, insistente—. ¡No voy a dejar que él le ponga una mano encima!

—¡La Compañía! —exclamó JiSung, espontáneamente.

Los tres chicos le miraron con consternación y desconcertados, sin tener idea del punto que quería llegar.

—¿Qué te pasa con eso? —discutió HyunJin, voraz—. ¿Qué tiene que ver la Compañía con lo de Mina?

JiSung, sin saber como explicarlo, movió sus manos. —¡La Compañía, HyunJin! ¡En Hogwarts!

[1] qué lindo es escribir un capítulo slice of life

[2] me identifico con jisung porque yo igual tengo papada grande

[3] la siguiente actualización se hará el domingo- sin embargo, el jueves siguiente no habrá ya que me iré unos días a la playa, así que la otra actualización será el lunes 16<3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro