1. Calificaciones
Guía de colores de Han JiSung:
Rojo: enojo; Rosa: vergüenza; Violeta: enamorado; Azul: triste; Celeste: emocionado; Blanco: peligro; Amarillo: preocupado; Verde: asustado; Naranjo: confundido; Gris: dolido; Marrón: neutro; Verde menta: alegre; Negro: cansado; verde oliva: miedo; Rosa pálido: culpa; Rubio cenizo: nerviosismo; Crema: decepción. Magenta; frustrado. Turquesa: calma. Berenjena: querido, amado
Capítulo 1
Calificaciones
Agosto 19, viernes en la madrugada
Había cosas en las cuales JiSung no podía zacear su ansiedad, y aun cuando podía ver al gato platinado sentado en el techo de un edificio, JiSung solamente lo miraba y deseaba cuánto quisiera que ese gato fuera real.
No iba a negar que el hotel donde la familia Hwang se hospedaba era una mala idea, porque a diferencia de lo que se estimaba conveniente, el departamento era tan amplio como dulce, capaz de generar de nuevo un hogar de buena forma. Con una sala cómoda con una chimenea mágica; una cocina donde Amery pasaba parte del día preparando postres; dormitorios para cada uno de los integrantes, y una preciosa terraza que daba para la calle, donde el bullicio que acababa en la madrugada permitía a él sentir un dormir cómodo.
Tal vez era eso lo que a JiSung le había mejorado el ánimo las últimas semanas. Conseguir un trabajo en la tienda de M&M cerca del hotel, para después escabullirse con HyunJin y Yeji en los otros pisos de evento para ver qué hacían, y finalmente alcanzar la madrugada para observar un gato platinado posicionarse en el techo del edificio de la otra calle, con su mirada absorta y emanación de magia totalmente perfecta.
Todo era idílico, pero aun cuando llegaba a la madrugada, las pesadillas y el pánico lo seguía atacando.
Y ahora, Merlín, ahora JiSung solamente se mantenía en la ventana de su dormitorio, con su cabeza colorida, deseando saciar su ansiedad con algo que le despejara su mente.
Pero la melancolía no duró demasiado tiempo, porque a pesar de que JiSung quisiese seguir hundiéndose en su miseria porque era más fácil estarlo, percibió desde su oído bueno el golpe de nudillos en su puerta, para seguidamente ver pasar casi desapercibidamente una snitch dorada que se aproximaba hasta la ventana contigua de su dormitorio. El dormitorio de Yeji, específicamente.
Se apartó del marco junto con una última mirada hacia el gato platinado y salió de su habitación de puntillas. Se dirigió hacia el dormitorio de al lado no sin antes darle una última mirada hacia el final del pasillo, donde la puerta del dormitorio del matrimonio Hwang estaba cerrada y con las luces apagadas.
Era buena señal.
Al llegar al dormitorio de Yeji, se entró rápidamente. La luz de su mesa de noche entregaba una tenue visualización del dormitorio, donde Yeji vaciaba toda la parte superior de la larga mesa de noche mientras que, en la cama, HyunJin se encontraba en ropa interior colocándose ungüento mágico sobre las quemaduras en sus muslos. Ninguno de los dos lo saludó porque la suave voz de Mina resonaba a través de la snitch dorada.
—... Me decidí cortar el pelo, porque hace demasiado calor acá. Realmente no es muy interesante lo que me ha pasado, aunque mi papá dice que nada de lo que pase en el mundo muggle me sorprenderá realmente. Él no sabe todo lo que está pasando en el mundo mágico, la verdad, y estoy asustada de contarle...
—No puede renegar a todo ahora —comentó Yeji en voz baja. Al terminar de limpiar la superficie de la mesa de noche, se ganó a un lado del pesado mueble y lo corrió hacia la ventana para ubicarlo debajo del marco. —¿Cómo le ocultas eso a tus papás?
—Su papá no entenderá lo que pasa acá —defendió HyunJin.
—No es como si no pasara con los muggles —contestó JiSung en voz baja. Deliberadamente, se acercó al armario de Yeji y revisó su ropa—. Solo que, en vez de que te maten por ser veela, te matan por ser negro.
—Somos coreanos.
—¿Importa? —HyunJin se encogió de hombros. JiSung miró las piernas de él—. ¿Te sigue doliendo?
—Yep —contestó HyunJin. En su muslo izquierdo, una gran quemadura de la maldición que las mellizas Desmenia y Daremia Stuart les había lanzado meses atrás seguía como un rastro gigantesco. La única forma de aliviar el dolor y la picazón era el ungüento mágico que SaeJah había hecho. —A nada de cortarme la pierna.
Mina seguía contando sobre su semana a HyunJin mientras que JiSung continuaba en el armario de Yeji. Vio una playera larga con el estampado de una banda que a él le gustaba (y Yeji no había oído en su vida) por lo que se la colocó, para acto seguido bajarse sus pantalones cortos de pijama y colocarse la primera falda de tablas negras que encontró.
—Hace un calor de la mierda —siguió Yeji con su balbuceo. Se posicionó sobre la mesa de noche, peligrosamente al lado de la ventana, y de sus cajones sacó una pequeña caja metálica con la insignia gastada de Slytherin en la tapa—. Quiero ir a la playa, o hacer algo.
—Podríamos ir —dijo HyunJin—, solo que está el ligero defecto de que nos matarían.
—No es necesario que seas optimista con eso —murmuró.
—¿Puedes dejar de mencionarlo? —pidió JiSung—. Si tanto te afecta la muerte de ese veela, entonces no lo nombres todo el tiempo.
JiSung estaba de mal humor porque ese jueves en la mañana había sido un hombre veela de mediana edad que fue atacado en una provincia lejos de Londres, con un encantamiento de quemaduras rondando su cuello y con las cuencas de sus ojos vacías. HyunSan había hecho un reclamo formal hacia el periódico mágico El Profeta por la forma tan explícita que narró el ataque y describió el cadáver, pero SaeJah solamente manifestaba silencio y duelo por el terror que de a poco comenzaba a abundarse entre ellos.
Ese jueves en la mañana había sido un hombre veela de mediana edad, pero una semana y media atrás fue atacado uno de los sobrinos-nietos del ex profesor de Defensas Contra las Artes Oscuras: Callaghan Stuart, el único metamorfomago que fue docente en Hogwarts: escuela de magia y hechicería. El chico ni siquiera era metamorfomago (como la mayoría de la familia Stuart, la cual era una habilidad para cambiar de forma física a cualquier cosa que deseabas si es que tenías la práctica suficiente); se encontró en una situación fortuita en el callejón Diagon donde se sometió a una pelea, para finalmente dejarlo internado en San Mungo.
Tal vez la situación completa era tensa y mantenía los ánimos de JiSung en la miseria que él voluntariamente quería quedarse, pero la realidad de las cosas solamente limitaba a que fueran irreales, y JiSung se preguntó en qué instancia todo había cambiado tan rápido.
Por controversia, faltaban unas horas para que le entregasen sus resultados de los Títulos Indispensables de Magia Ordinaria que rindió el ciclo anterior; tres días para el plebiscito que constituiría o no a Hans DeLuca como Ministro de Magia, y catorce para el ingreso a Hogwarts.
Tampoco faltaba mucho para que JiSung cumpliera diecisiete.
—Vengan —ordenó Yeji.
JiSung se acomodó frente a ella, también sentado en la mesa de noche junto a la ventana; HyunJin, por su parte, decidió optar por estar en el suelo y ver a su hermana sacar un pequeño cúmulo de hierba para dejarlo en un moledor con la insignia de Gryffindor.
—RyuJin dijo que esto era sencillo —contó ella, pero a la hora de moler la hierba, frunció su ceño—, y creo que la perra me mintió.
—Huening Kai lo hace ver fácil —comentó HyunJin.
—Todos lo hacen ver fácil, pero no le encuentro el sentido.
—A SeungMin y Felix le gusta —dijo JiSung.
—Comparten la misma neurona. Por supuesto que les gusta.
Al terminar de moler la hierba, Yeji dejó caer con cuidado los residuos sobre el hueco de la pipa color rojo. JiSung tomó un cartucho de fósforos y encendió uno para quemar la hierba al mismo tiempo que Yeji colocaba su boca en la boquilla.
La primera vez que todos calaron los dejaron tosiendo por más de quince segundos, e intentaron probar una segunda vez- pero HyunJin había presentado una reacción violenta ante la segunda calada que lo dejó momentáneamente en el piso, mientras que JiSung sintió los rápidos efectos de la pereza. Yeji fue la única que pudo mantener una tercera a cuarta calada que, por los efectos de la poca hierba que tenían, la dejó decepcionada.
—Somos un asco como adolescentes traumados —terminó por decir HyunJin desde el suelo.
Con un poco de pereza, JiSung caminó descalzo fuera del dormitorio hacia la sala y robó la radio mágica de los señores Hwang para colocarlo sobre la mesa de noche en la ventana y, sintonizándola, la encendió.
—No la subas tanto —ordenó HyunJin, mientras volvía a acomodarse en la cama de Yeji—. Están agotados.
—¿Quién no? Han tenido más trabajo que de costumbre —murmuró Yeji, mientras jugaba con las uñas de sus pies. Drásticamente, se giró para ver a HyunJin—. ¿Supiste que papá irá a Corea del Sur?
—Jódeme.
—¿Por qué iría a allá? —preguntó JiSung.
—No lo sé. Los escuché a escondidas. —Yeji abrió uno de los cajones de la mesa de noche, sacó una lima, y se dispuso a arreglar sus uñas de los pies. —Mamá no quería que él fuera porque estarían las cosas muy tensas allá, pero creo que a ella le asusta estar sola con nosotros. No la culpo. La última vez el Ministerio de Magia dijo que le protegería la casa, y todos sabemos cómo terminó eso.
Fue un silencio demasiado ruidoso.
—Como sea —ella continuó—, creo que lo que más le altera es que papá estará afuera para el plebiscito.
—Imposible —HyunJin se forzó a susurrar por la sorpresa—. El plebiscito es este domingo. ¿Cuándo se supone que se va?
—El sábado. Regresará el miércoles.
El rostro de HyunJin mostró señales de temor y de enfado, probablemente porque sus padres habían tenido el descaro de omitir información tan importante para la familia Hwang. JiSung no culpaba a HyunJin, aunque quisiera hacerlo; había tantos secretismos por parte de SaeJah y HyunSan que no solo a los mellizos los llegaba a hartar. No obstante, él no podía decir nada, porque fue la última noche en Hogwarts que JiSung le confesó a HyunJin que no quería enterarse de nada de lo que vendría de la tensión que ha habido en el Mundo Mágico los últimos meses; por eso, él decidió romper el silencio con la radio cuando encontró Give Me Everything de Pitbull con Ne-Yo, Afrojack y Nayer.
—Tonight, I want all of you tonight – give me everything tonight – for all we know, we might not get tomorrow – let's do it tonight.
JiSung cantó mientras se meneaba de un lado a otro, jugando con la falda de Yeji hasta que se giró y vio a los mellizos observarlo inquisitivamente. —¿Qué? ¿En serio no conocen a Pitbull?
—¿El perro? —preguntó HyunJin.
—Estoy rodeado de ignorantes... No importa- grab somebody sexy, tell 'em hey~
Faltaba unas horas para que le entregasen sus resultados de los Títulos Indispensables de Magia Ordinaria que rindió el ciclo anterior; tres días para el plebiscito que constituiría o no a Hans DeLuca como Ministro de Magia, y catorce para el ingreso a Hogwarts.
Y faltaban catorce horas para su cita con MinHo.
Así que, tanto para HyunJin como para Yeji, era un poco obvio ver a JiSung ligeramente más animado. Nadie podía culparlo, en realidad, porque, a diferencia de HyunJin y Mina junto a la snitch dorada, el único contacto que JiSung ha tenido con MinHo que le ha recordado que él sigue ahí era dicho gato platinado.
No se quejaba. Aun cuando MinHo no le contestaba las cartas que le mandaba, ver el gato en el techo era un simbolismo de que él seguía recordándolo.
Todo pasaría el día siguiente, por lo que, para eliminar la ansiedad de sus cuerpos, los tres chicos comenzaron a bailar al compás de Big City Life de Ludde y Mattafix, con movimientos erráticos de un lado a otro mientras los efectos de la marihuana poco a poco comenzaron a acabar con ellos.
Los tres seguían con dieciséis. ¿Por qué la vida parecía más difícil en ese instante? Apenas estaban comenzando y JiSung sintió que era la cúspide de su vida.
Y si los dieciséis era la cúspide, eso significaba que el final del climax no sería muy lejano.
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Agosto 19, viernes en la mañana
La primera en despertarse fue Yeji, quien huyó al baño lo más pronto posible para poder asearse por exclamar que estaba apestosa a los olores de HyunJin y JiSung.
Los dos chicos, por su parte, apenas reaccionaron para cuando Amery los llamó para desayunar. Verse las caras con saliva seca y las hebras de las mantas pegadas en sus mejillas produjo risa entre ambos mientras se levantaban de la cama.
Al llegar los dos al comedor de la cocina, HyunSan sostuvo su mirada en JiSung.
—Mira... —empezó a hablar él, con un ademán que apuntó al chico de pies a cabeza—, a nadie le importa que empieces a usar falda. Pero, por favor, ponte una más larga.
JiSung hizo un puchero, y sus ojos tornaron un divertido color azul. —Mis piernas no deben ser ocultas.
—Cierra la boca, patas de pollo —le dijo HyunJin, mientras se ubicaba a un lado de la mesa. —¿Y mamá?
—Salió temprano a San Mungo. Para algo la necesitaban —contestó HyunSan.
Amery chasqueó sus dedos y la comida del desayuno cayó sobre los respectivos asientos vacíos. JiSung sintió como su boca comenzaba a salivar y rápidamente comenzó a ingerir los panes tostados con huevos; HyunJin, por su parte, bebió del jugo de naranja mientras observaba con exquisites la comida. HyunSan rellenó el ambiente con charlas de lo que había leído en El Profeta esa mañana, y HyunJin le intentaba preguntar al respecto de la Compañía.
—Nada de lo que no deban saber —contestó él, mientras que con su tenedor y cuchillo cortaba el jamón cocinado—. Aunque las cosas han estado tranquilas.
—¿Han dicho algo sobre Hogwarts y el por qué se han demorado tanto en entregar las cartas? ¿O del ministerio?
—Nada de información hasta que seas mayor de edad.
—Pero papááá~
—¿No deberías de estar preocupado por otra cosa, tú? —HyunSan lo apuntó de pies a cabeza—. Te veo muy tranquilo como para ser el día en que te entregan tus calificaciones.
Tanto JiSung como HyunJin abrieron sus ojos con sorpresa mientras giraban para verse. Por un instante lo habían olvidado.
—¡Mierda!
—Lenguaje —regañó.
—¿No ha llegado nada? —preguntó HyunJin—. Nos cambiamos de casa. ¿Creen que sepan esta dirección?
—¿Vendrán por lechuza o por correo normal? —consultó también JiSung—. Podría ser un correo electrónico, también.
—O una llamada por tele-fe-fe-no.
—Sí, también.
—¡AH!
El grito fuerte de Yeji alertó enseguida a HyunSan, quien corrió hacia allá con su varita en mano. El estruendoso ruido del baño generó que los otros dos chicos también subieran sus defensas. HyunSan sacó su varita con rapidez; abrió la puerta del baño, y una gran lechuza real batallaba con el cabello de Yeji mientras ella se movía por todas partes.
—¡Quítamela! ¡Quítamela! ¡Quítamela! —chilló Yeji.
HyunJin y JiSung se miraron un instante antes de reventar en carcajadas. Mientras, HyunSan solamente exclamó un suspiro de alivio e intentó ayudar a Yeji con la gran lechuza que seguía anudando sus patas en el cabello negro de ella.
JiSung, mientras intentaba dejar de reír, golpeó a HyunJin en el brazo mientras apuntaba a las patas de la lechuza. —Mira, mira.
—¡Ah! —HyunJin, con nerviosismo, exclamó un grito. Intentó hacerse paso entre su padre y Yeji y, sin intenciones de ayudar a su hermana, desanudó los tres sobres amarrados a la pata de la lechuza. —¡Sigue así, Yeji!
—¡Quítenmela!
Tan pronto como HyunJin sacó las cartas de la pata de la lechuza, el animal batió sus alas con fuerza; pasó a llevar los productos para el cabello, el teléfono de la ducha, e incluso abrió la llave del agua helada. HyunSan tenía el grito en la punta de su lengua cuando, con su bata de seda blanca y su cabello tan lacio y perfecto como siempre, SaeJah se asomó.
—Por las barbas de Merlín. ¿Qué demonios está pasando aquí? —preguntó ella, totalmente confundida.
Finalmente, HyunSan logró apartar la lechuza de la cabeza de Yeji, y con ambas manos ahuecando el ave, la tiró por la ventana. La lechuza graznó en desespero y batió sus alas una vez más, para así perderse por los edificios de Londres con total ofensa.
A JiSung no pudo importarle menos, porque a su lado, HyunJin mantenía su mirada de asombro y casi increíble en las tres cartas con sello del escudo de Hogwarts. En el frontis, con tinta color vino, el nombre de los tres chicos estaba escrito en cada una de ellas con una caligrafía digna de reconocimiento de la profesora de transformaciones Minerva McGonagall. JiSung abrió y cerró sus manos de forma ansiosa, y en un rincón de su mente pensó en si SeungMin y Felix ya habían recibido las suyas.
—¡Presta! —Sin poder acabar con su nerviosismo, JiSung le quitó la carta a HyunJin que tenía su nombre. Rápidamente, HyunJin le lanzó la carta a Yeji y, con los tres agrupándose bajo el marco de la puerta del baño, se dispusieron en romper el sello.
—Alto. —Con seriedad, SaeJah los detuvo. Los tres chicos la miraron. —Quiero que sepan que, independiente de las calificaciones que tengan, su padre y yo estamos orgullos de cada uno de ustedes y somos conscientes de la cantidad de esfuerzo que le colocaron a los TIMOs para dar un buen resultado. La calificación no los valida como estudiantes.
—Para ustedes no, pero sí para el ministerio —bromeó HyunJin.
Sin embargo, la pesada mirada que SaeJah le dio hizo que el estómago de JiSung se diera un vuelco. Ella y HyunSan tenían razón. JiSung sabía el nivel de esfuerzo que hizo para rendir unas buenas semanas de examenes, y recordar el cómo él o Felix terminaron en la enfermería por un colapso de estrés, o la recompensa después de la última prueba donde se bañaron en el Lago Negro y fueron castigados hasta el último día de clase, hizo que un sentir de dolencia y frustración se posara en el cuerpo de JiSung, manifestándose así en su cabello con un brusco color magenta.
Los Hwang lo pasaron por alto. Tampoco valía la pena preguntarle por el cambio de color. JiSung solamente se centró en sí mismo y, sin pensarlo mucho, abrió el sobre para sacar el primer pergamino; el más grueso comparado con los demás.
Títulos Indispensables de Magia Ordinaria
Aprobados:
Extraordinario (E)
Supera las expectativas (S)
Aceptable (A)
Suspendidos:
Insatisfactorios (I)
Desastroso (D)
Troll (T)
Resultados de Han JiSung
Astronomía: A
Cuidado de Criaturas Mágicas: A
Encantamientos: A
Defensas Contra las Artes Oscuras: E
Herbología: A
Historia de la Magia: E
Pociones: I
Transformaciones: E
Runas antiguas: E
JiSung leyó varias veces el pergamino a medida que su respiración se compensaba. Seguía sintiendo su corazón en el cuello, pero una brisca de aire fresco lo recibió a la par que su cabello se tornaba en un delicioso color verde menta mezclado con turquesa. Tal vez no había tenido tantas «supera las expectativas» que él deseaba, pero como no tenía una vocación fija dentro del Mundo Mágico, podía regocijarse de felicidad un instante. Para cuando la sonrisa se posó en sus labios y se giró hacia HyunJin, se detuvo al ver el ceño fruncido de él.
—¿Qué? —preguntó JiSung.
HyunJin no habló. Él leía el segundo pergamino con ira en sus ojos. SaeJah intentó preguntar qué le pasaba, pero HyunJin se abrió paso entre ella y el marco para ir hacia su dormitorio y encerrarse de un portazo.
—¿HyunJin? —le llamó SaeJah.
—Yo voy —anunció HyunSan, mientras se dirigía también hacia el dormitorio de HyunJin—. ¿Hijo? Recuerda que no puedes alterarte- dime qué sucede.
—Tal vez su orgullo fue golpeado por las calificaciones —mencionó Yeji con cierto tono ácido en su voz. JiSung notó que ella también leía un segundo pergamino—. Yo también lo estaría si hubiese estudiado esa cantidad de tiempo y hubiese tenido esas calificaciones.
—No entiendo —le dijo JiSung.
Yeji le tendió el segundo pergamino a JiSung mientras le quitaba la hoja de sus manos para ver sus calificaciones. Confundido, JiSung leyó:
"Hwang Yeji, como el ministerio está al corriente de su accidente durante la noche previa a los Títulos Indispensables de Magia Ordinaria, se ha llegado a un consenso junto al profesorado de la escuela de Hogwarts con acumular sus calificaciones anuales durante las asignaturas correspondientes para inflar el resultado final rendido en su examen. De esta forma, podrá tener mayores probabilidades para optar a sus ÉXTASIS deseados."
«Jódeme.» JiSung podría ser un estudiante corriente como Yeji y sentirse satisfecho por la intervención de calificación, pero la ilusión de haber rendido un buen examen durante una situación de estrés terminó convirtiéndose en una dolorosa realidad para que, luego de revisar su propio pergamino donde era casi un calco de la carta de Yeji, le hizo sentir decepcionado.
—Véanle el lado bueno a esto —SaeJah dijo mientras acariciaba el hombro de los dos chicos—. Podrán optar a lo que desearon en sus posiciones vocacionales. ¿No te parece, Yeji? Querías ir al departamento de cosméticos, ¿no?
—Saqué un S en pociones y en encantamientos —asintió Yeji, conforme.
—¿Y tú, Hannie? ¿Qué querías hacer?
JiSung no tenía idea, por lo que se encogió de hombros. Sea lo que sea que haría, esperaba que con sus calificaciones le diera la oportunidad de optar a algo.
«Aunque...»
—¿Llamó el ataque de los de la Sociedad Secreta como «accidente»? —cuestionó.
SaeJah colocó sus ojos en blanco con desagrado, mientras Yeji bajaba sus brazos con decepción. —Como sea. Mamá —Yeji tendió el tercer pergamino hacia ella—, la lista de útiles escolares.
Mientras SaeJah leía de la lista, JiSung salió del baño para dirigirse hacia el dormitorio de HyunJin. Afuera, HyunSan seguía golpeando la puerta.
—No entiendo qué pasó —dijo HyunSan—. Tus calificaciones no pueden estar tan malas. Estudiaste demasiado. —Silencio. HyunSan miró a JiSung y, aun con varita en mano, apuntó la punta en el pomo. —Abriré la puerta, HyunJin.
Con un encantamiento no verbal, HyunSan la abrió. En el interior, HyunJin se encontraba en ropa interior y se aplicaba el ungüento en la pierna, mientras que con su otra mano se rascaba con ímpetu.
—Me sacaron de la capitanía del equipo —masculló HyunJin entre dientes, enrabiado.
—Estás de joda —suspiró JiSung.
—Lenguaje —corrigió HyunSan, antes de entrar al dormitorio junto a JiSung.
HyunSan tomó la carta sobre la cama y la leyó mientras que JiSung tomaba la boleta de calificaciones de su amigo y leer también. Ambos habían diferido en las excepcionales y aceptables, pero la carta adjuntada a las calificaciones mencionaba:
"(...) por su situación, se tomará una consideración específica hacia los cursos que desea ingresar. Se tomará un mayor porcentaje a sus calificaciones durante el año que a la calificación obtenida en el examen correspondiente"
—No te sacaron de la capitanía —habló HyunSan, una vez que terminó de leer la carta.
—Ahí dice: se suspenden las actividades como capitán de Quidditch durante este año escolar. Además, no tuve las calificaciones suficientes para tomar pociones avanzadas ni cumplir con los requisitos que la profesora Sprout me dio para ser capitán —explicó HyunJin con rabia—. ¡Es una mierda!
—No podías exigirte tanto —consoló—. No estabas preparado para dar los TIMOs-
—Cuando regrese a Hogwarts, tomaré a YeonJun del pescuezo y le arrancaré ese ridículo cuero cabelludo que tiene —advirtió HyunJin—. ¿Me ayudarás, JiSung?
—¡Claro! —accedió. Él también estaba frustrado.
—Nadie hará nada. —HyunSan le entregó la carta a HyunJin y lo apuntó con su dedo. —Y sabes que no harás nada. De todas formas, ya era momento de que tomaras un descanso del Quidditch.
Fue la ligera mención que transformó por completo el rostro de HyunJin. JiSung se apresuró en colocar sus manos en sus oídos y tapar los gritos de la rabieta de HyunJin hacia su padre, totalmente ofendido por el consejo que le dio.
Como JiSung conocía a HyunJin, era mejor que se desquitara de su furia de esa forma. Por mientras, caminó hacia el corredor del departamento en dirección hacia el teléfono fijo, y de memoria comenzó a marcar el número de su amigo SeungMin. Mientras colocaba el audífono en su oreja y la llamada marcaba en espera, JiSung se preguntó cómo le fue a MinHo en sus estudios.
«MinHo». Su cabello tomó un fuerte color violeta mientras su estómago se anudaba de nerviosismo. Podría preguntarle a la tarde.
—¿Diga?
—¿Cómo te fue? —preguntó enseguida JiSung, al escuchar la voz cortada de SeungMin en la otra línea—. HyunJin está furioso porque lo suspendieron de la capitanía de Quidditch, y no alcanzó a entrar a Pociones Avanzadas. Por otro lado, creo que soy el único ser humano que ha sacado un «supera las expectativas» en Historia de la Magia.
JiSung sabía que tenía el tiempo contado para hablar con SeungMin. Él vivía a faldas de una montaña, fuera de Inglaterra; sus padres se dedicaban a la herbología y a cuidados mágicos con ella, por lo que la señal no era lo suficientemente segura. JiSung jamás había ido a casa de él, pero esperaba que para las próximas vacaciones de verano poder conocer el lugar en donde vivía.
—Saqué una S en la mayoría, pero me siento más satisfecho con Runas Antiguas —admitió SeungMin, con notorio tono de alivio en su voz—. ¿Viste la lista de útiles para este año?
—Nop.
—Nos pidieron un traje de gala. ¿Sabes qué mierda?
—¿Traje de gala? No pensé que fuéramos a tener tanto tiempo libre —comentó con sarcasmo, antes de que su voz se apagara—. ¿No te ha llamado Felix?
—No sé si le llegó sus resultados.
—¿Cómo crees que le fue?
SeungMin se quedó callado, y JiSung lo tomó como él se encogía de hombros.
Después de la llamada con SeungMin, JiSung se preparó para ir a trabajar mientras HyunJin y HyunSan discutían de fondo. SaeJah había hecho un intento de querer calmar la situación, pero Yeji se encontraba en el lado de HyunJin en apoyarlo por sentirse ofendido por la petición que HyunSan había hecho.
En su dormitorio, se colocó la playera de manga corta con la insignia de M&M en su pecho derecho y unos pantalones cortos para no morir de calor. Al salir del dormitorio, la discusión se había trasladado hacia la cocina, donde HyunSan terminaba de lavar lo utilizado para el desayuno y SaeJah se miraba en el gran espejo decorativo que tenía la sala antes de salir a trabajar. JiSung se ganó al lado de ella para verse también.
—Recuerda: te vienes directo para la casa —mencionó SaeJah.
—No puedo —contestó. JiSung intentó concentrarse primero en él mismo para así, de a poco, aumentar un poco en la altura. La parte trasera de sus rodillas dolió un poco, y su rostro se entumeció para marcar su mandíbula, agrandar sus ojos y engrosar su rostro- todo a la par en que su cabello se cambiaba a uno ondulado y corto. —Voy a salir con MinHo.
—Lee MinHo... —murmuró, mientras se arreglaba el flequillo rubio—. ¿Dónde irán?
—Al cine.
—¿No es un poco demasiado para un mago?
JiSung se encogió de hombros. —Estará oscuro.
SaeJah se giró para enfrentarlo con seriedad. No obstante, como todas sus reacciones anteriores, intentó no mostrar demasiado su emoción al ver a JiSung totalmente cambiado. —Tengan cuidado y- no lo traigas para el departamento.
—¿Y para la recepción? —preguntó, mientras la seguía hacia la puerta.
—Uh... —SaeJah le dio una mirada hacia la discusión a la cocina y a JiSung—. Que HyunSan no se entere, Peter.
JiSung sonrió de forma cómplice, y sin despedirse, salió con SaeJah del departamento.
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MinHo había cumplido la mayoría de edad el año anterior, y había asumido que, la única forma de poder escapar de la gran mansión Lee sin levantar demasiadas sospechas era conseguir un empleo en el propio Ministerio de Magia como secretario de uno de los colegas de su padre, jefe del departamento de periodismo.
Era el disfrute para todos, en realidad, porque por más que MinHo quisiera tener un poco de libertad fuera de la mansión, trabajar bajo el mando de uno de los confidentes de su familia lo hacía el doble de agotador comparado con lo que esperaba en primer lugar.
De todas formas, era lo que él podía recurrir. Había instancias de desesperación que le estaban dejando enfermo.
—Bien, ¿puedes llevar este maletín hacia el señor Harrington? —consultó Lester Michigan a MinHo, mientras conjuraba con su varita un sello mágico en el cierre del maletín de cuero—. Tal vez lo encuentres en el casino con los demás- ya es hora de almuerzo. O sino búscalo en su despacho. Sea como sea, entrégaselo a él.
MinHo esbozó una sonrisa amable mientras asentía y tomaba el maletín en sus manos. Drásticamente, el peso no premeditado de ella le hizo caer del escritorio, lo que hizo al señor Michigan reír.
—Tuve que advertirte de eso —sonrió bajo su frondoso bigote—. Perdón.
—Está bien —contestó MinHo, mientras retomaba la fuerza del maletín—. Puedo llevarlo.
—Recuerda: al señor Harrington.
MinHo asintió una vez más y salió del despacho del señor Michigan. Bajo por la escalera caracol de mármol hasta la primera planta, y cruzó la ruidosa fabricación del periódico El Profeta mientras saludaba con su cabeza a los pocos magos que se encargaban de que todo estuviese funcionando. Las maquinarias de tintas; el papel periódico levitando por todas partes; los sellos oficiales del Ministerio de Magia que verificaba la viabilidad de la información.
Al llegar a la gran puerta de madera cerrada que daba hacia el pasillo del ministerio, MinHo se quedó un momento ahí para leer la inscripción que estaba sobre el marco; con un brillante color oro (probablemente hecho en el período de la guerra contra los duendes, pensaría MinHo) y una inscripción de fuego maldito que estipulaba los principios del periodismo.
La verdad hace la realidad.
«Terrorífico», pensó MinHo, antes de salir de ahí.
De algo que MinHo no tenía mucha certeza era el nivel de caos con el cual el Ministerio de Magia trabajaba. Sabía que era agotador por las visitas que su padre hacía ahí, pero él no podía asegurar si era por el contexto nacional o porque siempre ha sido así que, ver aviones de papel volar con rapidez y competir con lechuzas mensajeras, mientras magos con gorros puntiagudos y túnicas más viejas que ellos anduviesen con velocidad por todas partes. En los muros de piedra y de madera, pegados con magia, se encontraba el rostro del candidato del partido Libertad Mágica que sería enjuiciado con el plebiscito para saber si sería o no Ministro de Magia: Hans DeLuca.
Al llegar al final del pasillo, tomó el ascensor. Mucho más magos se subieron con él dejándolo arrinconado con el maletín entre sus piernas- e incluso la varita de alguien le pinchó en la cadera, lo que le hizo morderse su labio para no exclamar alguna maldición en contra de ellos.
El ascensor se detuvo en el casino, donde la mayoría (incluido MinHo) bajaron. Siguió la gran hileras de hombres que hablaban de negocios y políticas hasta alcanzar la gran cafetería mágica- donde más personas elitistas: hombres, mujeres y jóvenes promesas de futuros charlaban sobre la situación actual.
—... Otro Veela fallecido. Qué horrible.
—... Si siguen así, ya no quedarán más criaturas bellas en la tierra.
—¿Creen que DeLuca haga algo en contra de estos asesinatos?
—No han matado ni siquiera a un quinto de la población de los Veelas. ¡Qué tanto lloran!
Los murmullos bajo los gorros con punta y narices respingadas hizo a MinHo tomar aire, afirmar el agarre en el maletín, y caminar entre las mesas mientras gritaba el nombre de quien buscaba.
—¡Señor Harrington! ¡Señor Harrington! —MinHo se hizo escuchar entre las conversaciones—. ¡¿Alguien ha visto al señor Harrington?!
—¡Hijo! ¡Ve a su despacho!
—¡Gracias!
«Si me hubiesen indicado allá en primer lugar, no habría tenido que escuchar las mierdas que estos viejos dicen», pensó MinHo con remordimiento, mientras se regresaba hacia el ascensor.
Sin embargo, de camino hacia allá, un poco más alejados de las mesas, Hwang HyunSan comía con un periódico en mano mientras que sus dos acompañantes parecían entretenidos hablar entre ellos.
Por un momento, MinHo se sintió incómodo. Debía de ser difícil para HyunSan escuchar las opiniones de los demás respecto al ataque del Veela del día anterior teniendo a su señora y dos hijos; MinHo lo admiraba por la calma que mantenía.
HyunSan alzó su mirada del periódico al sentir los ojos de MinHo en él. Ambos compartieron un ligero contacto visual antes de que MinHo se retirara por completo del casino de trabajadores.
«Bueno- eso fue incómodo».
Se dirigió hacia el despacho del señor Harrington: subsecretario de la secretaría general del Ministerio de Magia. Ahí, MinHo le entregó la encomienda por parte del señor Michigan y el señor Harrington comentó cómo es que no había ido ahí en primer lugar. MinHo comentó entre balbuceos incrédulos de que, al ser hora de almuerzo, era probable que el señor Harrington estuviese ahí; el señor rio a carcajadas también bajo su pequeño bigote.
—Ay, chico, es agradable escuchar un poco de humor después de toda esta tensión —comentó el hombre—. Yo evado el casino. Tanta gene hablando de tantos temas que desconocen..., en temporadas de candidaturas, todo el mundo cree que sabe de política.
MinHo mantuvo su sonrisa inocente. —Ni siquiera yo entiendo qué es lo que pasa.
—Está bien. ¿Estás en Hogwarts todavía, no? Preocúpate por los estudios- que de gobernar países lo hace la gente grande.
—Muchas gracias, señor.
«Creo que voy a vomitar».
Sin más preámbulos, MinHo se encaminó de regreso hacia la oficina del señor Michigan.
—¿A qué hora termina tu turno? —preguntó el señor Michigan, una vez que MinHo regresó.
—A las cinco —dijo.
—¿Ningún plan para un viernes?
—Más que estar en mi casa, señor —MinHo frunció sus labios para hacer una sonrisa de amabilidad—. Debo estudiar para los EXTASIS.
—Ah, debe de estar exhausto de tanto estudio. ¿No es así? —El señor Michigan, sentado desde su escritorio, revisaba un par de hojas corcheteadas que MinHo no tenía de qué eran. —Después te compensarán. Créeme.
«Dos conversaciones con adultos y los dos me hablan como si supieran todo del universo —reflexionó MinHo mientras asentía por obligación. Dio una vuelta por la oficina del señor Michigan antes de sentarse en su propio apartado de mesa pequeña y silla coja, con una montaña de papeles en el lado derecho y con la tinta de su pluma de águila acabándose—. No puedo subestimarlos, tampoco.»
Sin embargo, al sostener su mirada por un instante en la pequeña mesa que usaba de escritorio, vio el sobre sellado que el señor Michigan le había entregado esa mañana: el sello con el escudo de Hogwarts junto con su nombre escrito en tinta. Sus manos se hicieron presión alrededor del sobre, pero se forzó a dejarlo donde estaba. No se encontraba preparado para abrirlo en ese instante y saber si era o no el Premio Anual de ese año.
Desvió su mirada hacia el gran reloj de pared que movía su péndulo cada una hora. Solamente faltaban cuatro horas para su cita con JiSung.
«Puedes aguantar.»
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Leicester Square era un lugar pintoresco que JiSung solamente había visto en televisión, con un aura tan moderno y a su vez tradicional para mantener el turismo le hacía entender por qué era un lugar donde la gente visitaba cuando llegaban a Londres.
Estaba en el parque, y desde la banca podía ver el último piso del hotel Índigo que la familia Hwang había usado su dinero para poder tener un hogar. JiSung presumió que encantaron a los sostenedores, porque recordaba a su madrina Leela de cómo todo el barrio estaba valuado en una cantidad de dinero más alta de lo que ellos podían imaginar.
JiSung no se quejaba, o intentaba no hacerlo. Era raro cuando la gente le trataba por señor o el guardia de turno que no lo reconocía le preguntaba si iba al lugar correcto. ¿Tan extraño era que un chico delgaducho, de rostro de maleante, con heridas en su cara y con una camiseta de la compañía M&M entrase a un hotel caro?
De todas formas, Leicester Square era precioso.
Las personas estaban ahí, y eran visibles los que turisteaban en Londres. Una pareja se sacó fotos frente al centro cultural mientras que una familia caminaba de forma pintoresca. Había chicas que se sacaban fotografías y graban videos, e incluso un grupo hacía una coreografía para promocionar el lugar.
Era ruidoso.
No obstante, era verano. Eso debía de animarlo, pero el calor era tan intenso que hacía que el gorro de béisbol hiciera sudar su cabeza, y la ropa de HyunJin era excesivamente grande en su cuerpo- lo suficientemente cómodo para no sentirse sofocado.
—Oh, someday, girl, I don't know when – we're gonna get to that place —susurró JiSung Born to Run de Bruce Springsteen mientras agitaba su rodilla—. Where we really wanna go and we'll walt in the sun – but 'til then, tramps like us – baby, we were born to run...
El grupo en un lado seguía bailando, y más personas comenzaron a llegar para sacarse fotografías o meramente pasear. JiSung quería hacerlo en ese instante, pero un pensamiento invasivo de qué pasaría se posó en su mente.
«¿Si alguien de este grupo quiere hacerme daño?» Todos parecían ser muggles (no magos) ordinarios, pero si los Hwang vivían en el último piso del hotel Índigo, ¿cuántas eran las probabilidades de que otro mago también estuviese ahí?
El mundo mágico estaba tenso, y JiSung no quería estar mucho tiempo fuera. Aunque él llevase guardado la capa de invisibilidad entre la tira del pantalón y su piel, no podía bajar la guardia.
«¿Qué tal si-»
Su corazón dio un vuelco al notar a MinHo cruzar la calle en la esquina. Vestido con pantalones formales que eran sueltos, una camiseta negra que parecía también quedarle grande, y una túnica abierta del mismo color negro. Desde su cuello se dibujaba una cicatriz nueva que subía por la mitad de su cuello, cruzando la manzana de adán, hasta llegar a su barbilla. Y, sobre todo, la larga cicatriz que atravesaba sus mejillas y nariz seguían intactas.
«La del cuello se hizo en luna llena», fue lo primero que pensó JiSung, antes de notar que también se había levantado de la banca.
JiSung vio los ojos de MinHo reconocerlo bajo el gorro de béisbol, y sonrió abiertamente. Creyó por un instante que había olvidado la sonrisa de MinHo hasta que volvió a verla y notar cuánto lo había echado de menos. La cantidad de besos de despedida que se habían dado en el vagón antes de separarse no fueron los suficiente.
Con pasos rápidos, JiSung se aproximó hacia MinHo.
—¿Tan emocionado estás por verme? —preguntó MinHo, desde la lejanía.
JiSung no contestó, solamente fue hacia él y, con un pequeño salto, abrazó a MinHo por los hombros. MinHo lo recibió enseguida, y se sintió en el paraíso tras escucharlo lanzar una carcajada.
Avanza al siguiente capítulo uwu<3
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