Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Vamos a casa

Una vez que Vanja logra escapar del agarre del castaño quien es mucho mas fuerte de lo que aparenta se tomo el tiempo de explicarme lo que había pasado en el almuerzo con mas detalles. Daneb entró en su mundo alterno ignorándonos por completo como si la conversación no fuera digna de su atención. 

Solo asentía a medida que la historia avanzaba. Tuve que respirar profundo para no perder la compostura. Me contó cómo le confeso a su "mejor amigo" que le gustaban los chicos, uno en específico.

¿Qué clase de amigo le paga a un idiota para que finja estar enamorado de ti y hacerte fotos para chantajearte?

Solo un idiota perdería la amistad de alguien como Vanja. Lo conozco tan solo hace un par de horas y es la clase de chico que no querrías que se fuera de tu lado. Siempre te saca una sonrisa, su autoestima y amor propio sobrepasa todas las barreras, a pesar de ese detalle es el chico más dulce y atento que he conocido.

No es que conozca a muchos tampoco.

Nuestra conversación se ve interrumpida por dos detectives con cara de pocos amigo. El mayor tiene el cabello canoso y ojos cafés. Esta sosteniendo tres carpetas bastante gordas una en particular sobre pasa a las otras dos.

El más joven es moreno con el cabello negro y ojos igual de oscuros, un cuerpo bastante definido, nos observa con desdén como si ya nos declara culpables.

— ¿Bien quién quiere ser el primero? ¿Nadie? Empecemos con ella entonces—dice el mayor señalándome sin darnos tiempo de responder.

Me levanto y los sigo a la oficina del director. Espero con calma a que empiece el interrogatorio. Ambos están sentados frente a mí con miradas inquisitivas y acusadoras.

—Bien señorita Donato este es mi compañero Marco Morales y yo soy el detective Robert Smith ambos estaremos a cargo de este caso.

Informa el mayor le pasa la carpeta con mi nombre a su compañero, y por si lo dude, la más gorda era la mía.

—Bien te dejo con ella.

Se marchar dejándome sola con el tal Morales. Suelta un silbido mientras ojea lo que supongo, sea mi expediente o algo así. Intento ignorar mis nervios e explico lo sucedido desde la pela hasta que encontramos el cadáver.

Espero paciente a que comiencen las preguntas una vez que termino de contar lo sucedido. Su cara me deja bastante claro que no me creen o que oculto algo. Mi corazón está a punto de escapar del pecho.

—Me estás diciendo que...cuando llegaste ya estaba muerta. ¿Es lo que me estás diciendo, qué tú no la mataste? ¿Sino fuiste tú quién fue?

Revisa los documentos que tiene sobre la mesa y me ve con desconfianza, siempre he odiado a los policías.

— ¿Quieres decir que el culpable es uno de los otros dos que estaban contigo?

No sé si me están escuchando o solo fingen hacerlo.

—No. Los tres entramos juntos y ella ya estaba muerta.

—Señorita Donato según nuestra información sobre usted, tiene una detención por violencia y una demanda por atacar a un compañero de su antiguo instituto.

Aquí vamos otra vez, ese idiota hasta cuando no está, no deja de joder.

—Y fueron dos situaciones no relacionadas, lo que me hace entender que tiene un historial de violencia.

El pasado siempre te golpea en la cara. En este caso yo a él. Se me escapa una sonrisa.

Uy espero que no la haya notado.

—Yo no la mate—digo lentamente estrechando los ojos.

— ¿Esperas que me crea eso? Según testigos...tanto tú como tus dos compañeros tenían motivos para matarla. ¡La mataron los tres juntos y se están encubriendo entre sí!

— ¿Quién mata por un castigo?—pregunto molesta, ¿soy yo o solo quiere culparme para terminar rápido?

— ¿No sé...dímelo tú?

—Hoy es mi primer día y apenas la conocía, además, estuvimos casi dos horas junto al director. Si no me cree ve y pregúntenle. Tengo una cuartada, los tres la tenemos esto me parece absurdo.

—¿La están amenazando? si es así nosotros le brindaremos protección solo tiene que contarnos quien lo hizo.

¡Idiota!

—Miren no se ofenda, pero ya que no tienen pensado escucharme a menos que diga lo que quieren oír. Cosa que no sucederá porque si no les ha quedado claro. Yo no la mate. No hablare más con ustedes.

—Estas consiente que eres sospechosa de asesinato. Si fuera tú me lo pensaría mejor niña, confiesa.

—Lo acabas de decir, sospechosa no culpable y hasta donde se es ilegal interrogar a un menor si no es en presencia de su tutor o abogado y como no veo a ninguno aquí, nuestra conversación se acabo.

—Bien no hables si no quieres pero escucha, según tengo entendido fuiste expulsada de tu antiguo instituto por violencia, agrediste a un estudiante, te implicaste en peleas callejeras y como si fuera poco fuiste al psicólogo por ser considerada un peligro para otros. Me parece que todo esto deja bastante claro que tan culpable eres.

Tu escaces de neuronas sí que es un peligro para otros imbécil.

—No voy a responder a más preguntas sin un abogado—digo tajante dando por finalizada la conversación.

—Bien, no lo haga, estoy seguro que sus amigos serán más...comunicativo.

Al salir puede ver a Vanja quien había terminado su interrogatorio al negarse a hablar sin su abogado. Luego llegó el turno de Daneb quién salió en tiempo récord.

¿Cómo le fue el Interrogatorio?...

Un policía molesto, quien es sujetado por su compañero para evitar que golpee a Daneb, el cual a su vez, está sonriendo escondido detrás de Vanja que actúa como escudo.

Yo diría que bien...

tres minutos para que las puertas se abrieran y de ellas salieran un muy feliz Daneb y un detective muy molesto a punto de atacarlo.

No quiero ni saber que hizo.

— ¡Tú, estúpido niño rico me voy a encargar de que te pudras en la cárcel!

Grita Morales y lo señala con el dedo aun siendo sujetado por su compañero.

— ¡Eso te lo puedo jurar!

Intentando salir del agarre, puedo ver una pequeña sonrisa malévola formarse en los labios del castaño quién acomoda sus gafas "asustado"

—Morales tranquilízate, no hagas un escándalo aquí, es solo un adolescente. No hagas una escena, vamos cálmate ya.

Observa a Vanja esperando una afirmación de su parte, pero este no retrocede. Su mirada está concentrada en la de Morales quien se da cuenta de esto.

—Príncipe me quiere golpear.

¿Príncipe?

Se me escapa una carcajada al ver la cara de Vanja.

Daneb pone la mano en su rostro llorando, aunque sé que lo está fingiendo, puedo ver lágrimas deslizándose por sus mejillas. Todos observamos incrédulos la escena, incluso el rubio quien lo protege lo observa de reojo sin poder creer el descaro del castaño.

Se merece un óscar.

— ¡Ven aquí, que te voy a romper...Se está burlando de mí!—señala molesto y escapa del agarre de su compañero.

En el momento que da un paso hacia Daneb, Vanja gruñe en advertencia.

Salvaje, bajo, peligroso. Apunto de atacar.

¿Qué eres...un animal?

El detective por reflejo retrocede un par de pasos y su compañero sorprendido también.

Vanja es bastante imponente. Con su cuerpo bien marcado por el deporte y su altura que debe estar entre uno noventa o los noventa y cinco, quizás más, la verdad es bastante alto. Parece una estatua inamovible.

Smith sujeta la mano de su compañero y lo hace retroceder al otro lado de la habitación.

Mi vista vuelve al rubio quien sigue sin moverse, luego observo a él castaño que hace ruidos como si estuviera llorando pero su sonrisa lo delata.

Psicópata manipulador.

Cuando los conocí me dio la impresión de que no se llevaban bien. Aún así el rubio lo ayudo. Lo cual dice mucho de Vanja y me deja sin palabras respecto a Daneb. El castaño se burla y me saca la lengua como si supiera que lo estoy insultando.

Esta loco.

— ¿Quieres que pida agua? ¿O prefieres un pañuelo para los mocos?—le seca algunas lágrimas y pregunta con diversión— ¿Unos minutos de tranquilidad, es mucho pedir?¿Tan difícil es?—el rubio sonríe divertido mientras que el castaño comienza a tararear un sí en respuesta.

Estoy cansada, quiero irme, me siento como si no hubiera dormido en días. Los detectives continúan su debate, la conversación se ve interrumpida por un estruendo. La puerta se abre dando un fuerte golpe contra la pared, cuatro adultos hacen acto de presencia.

Una señora elegante con el cabello castaño y los ojos azules con un gran parecido a Daneb. Está junto a un hombre mayor con un portafolio negro. Corre hasta Daneb, lo abraza llorando y revisándolo de pies a cabeza buscando algún daño, si supiera lo cerca que estuvo hace unos minutos de recibir una paliza.

Los otros dos en entrar son un hombre joven de cabello rubio y gafas de esas que tan solo mirarlas sabes que estás hablando con una persona importante. Es muy parecido a Vanja con la diferencia en sus ojos, son de un lindo color verde claro. Todo en el gritan. Seriedad, indiferencia, poder. Imagino que son familia. Está acompañado de una mujer con traje.

Me mantengo al margen lejos de la vista de todos. No quiero interferir o que se den cuenta que estoy sola. Aunque es lo mejor, lo sé, sería peor si ella estuviera aquí. Rezo internamente para que no llegué, pero es inevitable, lo hará en cualquier momento. 

Vigilo la puerta constantemente sabiendo lo que me espera y continuo suplicando para que se demore, solo hasta que Vanja y Daneb se marchen con sus familias. Así evitar la vergüenza.

Daneb quién es abrazado por la mujer castaña mientras a la vez está le grita a los detectives algunas groserías. Para ser una mujer muy elegante, sabe maldiciones bastante creativas.

No llegues, por favor...no vengas...aún no se han marchado.

Por otro lado esta Vanja quien habla tranquilamente con el joven que se encuentra a su lado. Supongo que hablan en su idioma ya que no entiendo ni una palabra de lo que están diciendo.

Un escalofrió recorre mi cuerpo como si alguien me estuviera observando. Recorro la habitación en busca y mi mirada se detienen en un par de ojos verdes, mirada estricta. Nuestros ojos se conectas, no aparta la mirada solo se queda ahí fijos en mí. Como si me estuviera escaneando el alma. No rompo el contacto, no puedo, estoy hipnotizada, perdida en sus ojos. Su cabello rubio perfectamente peinado, sus gruesas cejas.

Esa mirada hipnotizaste que muestra tras esas finas gafas de montura plateada. Una nariz recta con pómulos perfectos. Labios finos de un tenue rojo que resaltan en su piel blanca, camisa negra ligeramente abierta sin corbata, unos guantes del mismo color. Es como ver la palabra frialdad siendo personificada.

Un hombre joven de negocios, tiene ese aire estricto y diabólico que grita peligro no importa como lo mires. Mi garganta esta seca, mis manos tiemblan con nervios, me siento desnuda ante su mirada. Reviso rápidamente mi atuendo para confirmar que todo esté en su lugar. Ya no tengo su atención,  yace en Vanja quien ríe por un comentario al parecer de ese hombre.

¿Alguien tan serio es capaz de hacer bromas?

¿Por qué me observaba?

¿Quién es? ¿Cómo se llama?

¿Qué edad tendrá?

¿Me acerco y le pregunto?

¿Será extraño si me presento?

Las preguntas me asaltan una tras la otra y la curiosidad me invade, odio no tener respuestas.

Toc...toc...toc...

Todas mis alarmas se disparan. Comienzo a temblar. Falsa alarma, es solo otro policía. Dejó salir el aire, no me di cuenta que estaba contenido la respiración. El pánico abandona mi cuerpo y mi corazón comienza a latir con normalidad nuevamente, aliviada.

Casi se me sale el corazón.

—Siento haberlos retenido por tanto tiempo ya se pueden ir. Manténganse localizables en todo momento. No salgan de la cuidad, aunque no sean el asesino siguen siendo sospechosos en el caso.

Habla uno de los detectives con una voz preocupada no parece que las noticias sean buenas, finaliza marchándose junto con sus compañeros.

¿Por qué seguimos siendo sospechosos?

Mis pensamientos son interrumpidos por un fuerte golpe sujeto mi rostro, comienzo a sentir el picor, el ardor. Quiero llorar pero no puedo, eso la molestara más. Conozco la rutina solo tengo que soportarlo hasta que se calme. Luego todo estará bien.

Solamente unos minutos más y ellos se hubieran marchado... ¿porque tenía que llegar ahora?

Unos minutos más y...

Otro golpe, no levanto la mirada. No quiero que me vean llorar. No necesito sus miradas de confusión o compasión, no las quiero. Acepto los golpes cada uno de ellos sin hacer sonido, sin protestar, sin levantar la mirada. Sé que todos están observando lo puedo sentir.

Es mí culpa...es mí culpa....es mí culpa.

Me repito una y otra vez, como si fuera un matraz.

—¡Primer día!—un golpe—¡Es tu maldito primer día. No podías estar quieta ni un día!

Estoy tan acostumbrada que mi cerebro desconecta automáticamente de esta realidad y se va lejos esperando paciente que termine.

—¿Sabes lo difícil que fue hacer que te aceptaran en este lugar después de que te expulsaron?

Siento sus uñas clavándose en mi hombro, ¡otra vez con eso!

—¡Mírame cuando te hable!

Sujeta mi cabello haciéndome mirarla. Observo sus ojos llenos de ira y espero paciente, sé que pronto terminara.

—¿No fue suficiente mandar a urgencias a ese chico?—sujeta mi cabello con más fuerza—¿Ahora te dedicas a matar?¿Es eso?

Todos están impactados, excepto esos ojos verdes que me observan tranquilos, sin dar indicio de emociones.

Busco con la mirada a Daneb quién ya no tiene su habitual sonrisa.  La mujer a su lado de ojos azules quien observa la escena horrorizada. Vanja quien es sujetado por el joven que se encuentran a su lado, hace el intento de avanzar en mi dirección. Niego con cautela. Será peor si se interpone. no necesito ayuda, solo quiero que termine.

—Ya sé que lo que paso te afecto pero esto es demasiado, acéptalo de una maldita vez.

La observo confundida. Aprieta los labios como si dijera algo que no debería.

¿De qué habla?

—¿Mi bebé? ¡Oh mi bebé...mamá lo siente, no quise hacerte daño!

Voz dulce para calmarme. Tiene el efecto contrario en mí. Estoy alerta, nunca se sabe cuándo vuelva a estallar. Pasa una mano por mi cabello y lo acomoda.

—Estaba preocupada por ti. ¿Me perdonas? ¿Vas a perdonar a mamá verdad?

Afirma sin darme tiempo a responder, me abraza nuevamente. Esta es la peor parte. Odio esto de ella ¿por qué pides perdón?¿Por qué finges ser la víctima?

—Vamos mamá.

Mi voz tiembla, pero no salgo de su abrazo no importa lo incomoda que me sienta, no debo hacerlo.

—Vamos a casa—susurro intentando no quebrarme.

Mantengo mi vista en el suelo. No puedo enfrentarme a sus miradas. No tengo el valor para hacerlo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro