Que este día acabe
Miércoles 16 de septiembre...
-¡Aaaa...!
Vanja grita desde una de las habitaciones, grita palabras incompresibles supongo que es alguna clase de maldición en ruso, luego un estruendo y un chillido.
-Juro que si veo otra rata me va dar un ataque-maldice entrando por la puerta sacudiéndose el polvo de encima.
-¿Has tenido suerte?-cuestiona y niego.
-Busquemos a Daneb es mejor marcharnos de este infierno. Si tengo que ver una cucaracha, araña, rata o cualquier otra alimaña voy a quemar este maldito lugar.
-Está bien.
Suspiro resignada. Estábamos a punto de salir escuchamos el grito del castaño y echamos a correr en su dirección. Al entrar nos paralizamos.
Dentro de la habitación se encuentra una gran cama con una enorme mancha de sangre, esa no fue la razón por el grito del castaño. ¿La razón? tanto el techo, el piso y las paredes estaban tapizados con fotos suyas. Variaban en tamaño y en época, iban desde que era niño hasta la actualidad. Estaban tomadas de forma que hacía obvio que lo estaban espiando.
Muchas estaban desenfocadas o muy lejos para distinguirse bien, otras fueron tomadas demasiado cerca. Tanto que daba miedo pensar en qué momento fueron tomadas. Sobre la cama se encontraban cuatro fotos, eran actuales, sostengo una de ellas y le doy vuelta, hay una fecha y una dedicatoria, leo en voz alta la dedicatoria.
[Pronto estaremos juntos mi ángel]
[19/01]
-Mierda, mierda, mierda, es mi cumpleaños.
Afirma Daneb quien aún no consigue levantarse.Tomo otra fotografía que captaba el momento en que el castaño se había quitado las gafas para limpiarlas al parecer.
[Sé que escondes tus ojos solo para mí]
[Mi ángel, mi ángel, mi ángel]
[Tu mirada guardada en un tarro]
[Serás el más hermoso de mi colección]
Vanja está en el suelo intentando tranquilizar al castaño, aunque para ser sincera él parece mucho más asustado. Me acerco al escritorio y rebusco entre los papeles, solo hay documentos, algunos exámenes, hago una pequeña lectura entre los documentos y reconozco algunos nombres. Quizás sea importante, guardo todo dentro de unos portafolios gris que se encuentra sobre el escritorio. Reviso en las gavetas y tomo todo lo que me parezca relevante o extraño.
-¿Por qué la policía no reviso esta habitación?-busco incrédula, ¿como se les pudo pasar algo como esto?
-No tiene puerta-logra decir el castaño-Era una pared tapizada, me apoye un momento estaba cansado y de repente se abrió, caí sobre mi cara, mi cara esta en todas partes.
-Será mejor que nos marchemos.
-No voy a discutir eso.
Concuerda el rubio ayudando al más bajo a ponerse de pie. Estoy a punto de marcharme algo llama mi atención, me escondo y miro entre las cortinas al exterior.
-¿Qué haces?-pregunta el castaño quien nota mi preocupación.
-Shh...Un auto se acaba de estacionar frente la casa. Tranquilos, solo hay que esperar que se marche y nos vamos. No, no te bajes, vamos, sigue conduciendo. Mierda. Creo que viene.
Observo al hombre quien se acerca despacio a la casa. Escucho la risa siniestra que suelta la reja al abrirse. Como si se burlara de lo que nos espera. Continúa caminando lo pierdo de vista una vez que está demasiado cerca de la planta baja.
-Creo que va a entrar.
-¡Vamos a morir, vamos a morir!-balbucea Vanja histérico de un lado a otro-Estoy muy bueno para morir. No quiero morir, tengo mucho que hacer, ¿y si muero y mi padre encuentra el porno que recién descargue?¡Oh mierda si lo ve se va entera que soy gay y me sacara de la tumba para volverme a matar, ¿qué hago, qué hago?
No para de moverse apenas hace pausa entre una frase y otra.
-Les dije que no era buena idea venir-dice el castaño. Nos paramos en seco y lo miramos ¿Es enserio?
-Tenemos que escondernos.
-¡Aquí!-dice el rubio abriendo las puertas del armario.
¡Mala idea, muy mala idea!
Dentro de él se encontraban cuatro tarros de cristal, tres de ellos poseía pares de ojos con pegatinas con distintos nombres, excepto el del medio que estaba vacío y tenía una pegatina.
[mi ángel]
Vanja cierra las puertas con la misma velocidad con la que las abrió.
-¡Joder, joder todos abajo de la cama!
Ordena el rubio señalando la cama, siendo el primero en esconderse con una agilidad sobre humana. Daneb y yo nos metimos con dificultad uno a cada lado y nos apretamos lo más que pudimos.
-Dios te juro que si sobrevivo a esta vuelvo a ser hetero.
Dramatizar el rubio y Daneb suelta una carcajada.
-Y yo monja-se burla.
-¿Cómo puedes bromear en un momento así? hace un momento estabas tirado en el piso con los mocos chorreando.
-¿Y tú por qué le mientes a dios? ¿quieres que le cuente donde estamos por mentiroso?-le regresa en el mismo tono-Además si voy a morir lo haré siendo yo mismo, con dignidad-finaliza orgulloso.
-Sí, escondido debajo de una cama-le regreso sonriendo.
-Ustedes dos hagan silencio ¿en qué estaba pensando cuando los seguí aquí?Juro que si nos encuentran los voy a matar yo mismo.
Se escucha un fuerte chirrido y pasos en la planta baja, escucho al hombre hablar, no lo puedo entender. El sonido de objetos rompiéndose, la voz se acerca, los pasos sobre la madera vieja. Está subiendo, está subiendo.
-¿Tienen miedo?-les pregunto y ambos asienten efusivos.
-Yo casi me estoy haciendo encima -dice el castaño sonriendo sin ningún rastro de vergüenza.
Se escucha las puertas abrirse, está revisando cada habitación, está buscando algo en específicos y no creo que sea a nosotros.
-¿Tú no?-pregunta el rubio alarmado
Mis latidos son regulares, y no siento ninguno de los síntomas habituales pero si estoy preocupada, no quiero que nada les pase, yo insistí en quedarnos más tiempo, es mi culpa que estamos en esta situación.
-Chicos si morimos hoy, que es lo más probable, quiero que sepan que son lo mejor que me ha pasado en la vida y no los cambiaría por nada en el mundo. Los quiero.
-¡Cariño este no es el momento pero yo también te quiero!-se inclina improvisando un abrazo, luego le da una mirada a Daneb y suspira-A ti un poco menos, eres un grano en el culo-dice haciendo el mismo gesto en su dirección.
-Ya lo sé príncipe, me amas con toda la fuerza de tu cobarde corazón-declara el castaño risueño.
-¡Serás...!
Le tapo la boca antes de que pueda terminar la frase, me quedo sin aire por unos segundos, los tres observamos con horror y cautela los zapatos en la entrada.
Sabe de la habitación secreta. ¡Vamos a morir! ¿Cómo describir nuestra situación? Desesperada ¿Cómo nos sentimos?
Es como estar encima de una roca en medio del océano mientras eres asechado por un tiburón. La cama es la roca que nos mantiene a salvo de ser devorados y él es el tiburón hambriento que nada a nuestro alrededor esperando una oportunidad para atacar.
Mi mente trabaja a una velocidad inimaginable tratando de buscar una manera de salir vivos de esta. Observo a mis amigos y casi puedo escuchar los engranajes en las suyas. Debe haber algún modo de salir de aquí.
El sonido de sus pasos inundan el silencio abrumador. Uno tras otro moviéndose por toda la habitación, rebuscando en el escritorio, entre los cajones, siento mi cuerpo protestando, llevamos casi dos horas escondidos sin poder siquiera respirar con normalidad.
-Tengo...ir...baño-leo en los labios de Daneb.
-Yo...también-responde Vanja imitando al castaño.
También tengo que ir.
- ¿Dónde está, dónde está?-dice impaciente-Sé que los tenías tú-afirma y continúa rebuscando- ¿Dónde está?-grita, escucho un golpe y un libro caer al suelo, las puertas del armario crujen y se entre abren- ¡Joder que asco! ¿Y me llamabas depravado?-dice con voz desdeñosa cerrando las puertas del armario.
Por favor vete ya, me duele todo quiero salir de aquí. Espero pacientemente que mis plegarias sean escuchadas y se marche de una vez. Casi no puedo sentir los brazos, creo que tengo calambres en los pies, busco la mirada de mis amigos, las cuales confirman que se encuentran igual de adoloridos que yo.
-¿No tengo todo el día, donde los puso?
Busco al intruso con la mirada, me paralizó al ver sus zapatos frente a mí, está muy cerca, unos centímetros más y me golpeara con ellos en el rostro.
-Aunque tengo que reconocer que...
Hace una pausa, la cama cruje y se hunde, está sentado encima de nosotros dejándonos menos espacio del que ya disponemos.
-Campbell no está nada mal. Me alegro que murieras antes de llegar a él. Sería una pena que le pasara algo a mi estudiante favorito. Me molestaría mucho si lo mataras antes de poder probarlo.
Hace énfasis en probarlo.Esto no es bueno, tengo que sacar a Daneb de aquí. Busco con la mirada al castaño quien no para de boquear intentando decir algo, Vanja lo acerca un poco más a él intentando tranquilizarlo, si antes estaba preocupada, ahora estoy de los nervios. La presión sobre nosotros desaparece, se aleja cerrando la puerta, está en la habitación de al lado, puedo oírlo destrozando todo, como lo hizo aquí.
-Solo tenemos que esperar que se marche y estaremos bien-les susurro a lo que ambos asiente, intento parecer tranquila.
Si tan solo fuera tan simple...
Ya he perdido la noción del tiempo. Llevamos horas aquí abajo y todavía puedo sentirlo rebuscando de un lado a otro por toda la casa, logramos calmar a Daneb quién poco después se quedó dormido.
Vanja vigila que no salga por accidente de su lugar o haga mucho ruido, creo que hasta yo me dormí en algún momento, es tarde. La habitación se ha ido oscureciendo, retengo mis ganas de toser, el polvo y las telarañas no ayudan.
¿Qué hora es y qué es tan importante que no se acaba de ir? Una enorme rata se acerca a nosotros, la expresión de Vanja cambia de soñolienta a pánico en menos de un segundo.
-Shu shu...vete, shu, no, no vengas-gesticulando con dificultad entrando en pánico-Vete, vete-la rata corre en nuestra dirección y Vanja suelta un chillido para nada masculino.
-Tranquilo.Tranquilo, respira.
Intento calmarlo observo la rata que se pasea frente a nuestras narices, el rubio tapa su boca y cierra los ojos fuertemente evitando ver el animal, esta situación lo supera, la puerta de la habitación se abre de golpe y tengo tapar mi boca para retener un grito.
- ¿Quién está ahí?-dice el hombre con voz fuerte, se acerca a nuestra ubicación Nos va a encontrar, piensa, piensa, ¿qué hago?
La rata rozando nuestras narices es el menor de nuestros problemas, tener a un psicópata a punto de encontrarnos, pues se lleva el premio mayor, le doy una mirada a la rata y sin ninguna delicadeza la empujo a los pies del intruso, ésta suelta un fuerte chillido y comienza a correr a su alrededor. ¡Asco!, nunca había tocado una rata, prefiero eso a ser asesinada.
- ¡Joder!-pisotea tratando de alejar al animal de él- ¡Ya tuve suficiente de este lugar, ya empecé a escuchar cosas, me largo de aquí!
Le da una patada a la rata y cierra la puerta de golpe tras él, escucho sus fuertes pasos en las escaleras y la puerta cerrándose. Se ha marchado, al fin se fue. Me deslizo fuera de mi escondite, mis huesos crujen en protesta, llevo demasiado tiempo en la misma posición, creo que no siento mis piernas.
- ¿Qué haces?-pregunta el rubio preocupado sujetando mi brazo.
-Quiero asegurarme. Es rápido, solo quiero asegurarme de que se monte en el auto y se marche-finalizo saliendo con dificultad.
¡Oh mis huesos...que dolor! Me apoyo en la cama levantándome mis piernas están algo dormidas, camino con dificultad hasta la ventana y me sorprendo al notar que es de noche ¿Cuánto tiempo llevamos ahí abajo? El hombre camina hacia su auto y se montan en él, pasan unos minutos antes de que se marche.
- ¡Ya se fue, vamos rápido!
-Espera, no me puedo mover-se queja el castaño apoyado a la pared-Siento que mi cuerpo no responde.
-Vámonos antes de que alguien más se le ocurra visitar-protesta el rubio quien se encuentra acostado mirando el techo sin poder moverse-Creo que he envejecido unos diez años.
Los tres nos levantamos entre protestas del suelo, parecía que nos habían dado una paliza. Estábamos sucios , llenos de polvo, cada escalón fue una completa tortura. Al fin llegamos al último la planta baja estaba completamente oscuro.
-Lo que faltaba, será un milagro si logramos salir de aquí sin perdernos-protesta Vanja.
Nos tomó un tiempo pero logramos salir. Choque unas cuatro veces con las paredes o los muebles. Salimos por la puerta trasera cautelosos, apena podemos mantenernos en pie, doy una última mirada a la casa.
Si antes la casa te deba un mal presentimiento ahora te hace querer correr con todas tus fuerzas. Fue justamente lo que hicimos, olvidándonos por completo del auto de Vanja. No recuerdo el número exacto de veces que tropecé y caí o cuantas veces tuvimos que bajar la velocidad para no dejar atrás al castaño.
Daneb puede ser muchas cosas, pero atlético no es una de ella, el deporte no es su fuerte. Vanja no tuvo problemas más allá de unos cuantos tropezones, estaba acostumbrado a correr por su entrenamiento en el equipo. Mientras que yo pase la mayor parte de mi infancia y adolescencia en cualquier deporte que me proporcionara tiempo extra.
Correr era lo único que ocupaba nuestras mentes, tanto así que no vimos el auto que estuvo a punto de atropellarnos. Un fuerte chirrido, el auto frena en seco y el conductor sale del auto. Mis piernas pierden fuerza y caigo al suelo.
- ¿Se encuentran bien?¿Están heridos, quieren que los lleve al hospital?
Me levanto rápidamente olvidando el dolor de mis rodillas y escondo por reflejo a Daneb de manera protectora. ¿Por qué volvió?
- ¡Son ustedes! ¿Volkov, Campbell qué hacen aquí?
Si fuera otra persona estoy segura que no hubiera notado el ligero cambio en su voz, parece emocionado.
-Eso fue peligroso, ¿en qué estaban pensando?-huir de ti, retengo la respuesta apretando mis labios- ¿Están heridos en algún lado?
No hay respuesta de nuestra parte, Vanja parece conmocionado y Daneb creo que está demasiado asustado para siquiera hablar.
- ¡No! Solo son unos rasguños, ya nos vamos.
Es verdad, solo tenemos un par de raspones por las veces que nuestras piernas fallaron y caímos de cara al suelo. Mi ropa está rasgada en algunos lugares.
- Adiós-respondo sosteniendo con mi mano libre a Daneb para alejarme del extraño.
-¡Espera!
Me detiene agarrándome de la mano que sostenía al castaño, retengo el impulso de golpearlo.
-Lo siento señorita Donato.
Me suelta e intenta parecer calmado, mi cerebro reacciona al instante, ¡sabe quién soy!
-No soy un extraño, parece que no has asistido a una de mis clases todavía. Soy Leonard Jones imparto clases de química en el instituto.
Dice con tono despreocupado y risueño, mis alarmas suenan cuando su mirada se detiene en mi otra mano la cual sostiene el portafolios gris. Dime que no acaba de decir que es profesor en mi instituto. El hombre frente a nosotros se encuentra entre cuarenta o cincuenta. Tiene el cabello negro salpicado en canas, sus ojos son cafés, esta vestido elegante e impecable. No es muy guapo pero de alguna manera su sonrisa le brinda cierto atractivo. Su voz es suave y desprende familiaridad como si intentara sonar como un amigo o algo parecido.
-Hola profesor Jones no lo había reconocido, ¿cómo se encuentra?-me sorprendo al escuchar la voz de Daneb detrás de mí-Siento mucho lo que paso, es que vamos tarde a un lugar. Que tenga buena noche-se apresura a irse.
-Yo los puedo llevar-nos corta el paso con una gran sonrisa, siento la mano de Daneb temblar y la sujeto con más fuerza-Y así no llegarán tarde-finaliza, puedo observar el interés en su mirada. ¡Estamos muertos!
-No hace falta-responde Vanja reaccionando al fin-Mi hermano nos está esperando en la siguiente calle, pero muchas gracias.
Me sorprende su capacidad de mantener la calma o fingir hacerlo.
-Es una lástima-murmura-Bueno que se diviertan y tengan más cuidado hay muchos locos sueltos por ahí-afirma soltando una carcajada-Nos vemos mañana en clase-dice subiéndose al auto-¡Ah!, Campbell recuerda que tienes que verme en mi oficina mañana-declara marchándose.
-Estoy perdido. No pienso ir mañana.
Seguimos corriendo en busca de un teléfono, los nuestros los habíamos dejado en el auto, pensándolo bien fuimos unos tontos al hacerlo. Hace unos minutos comenzó a llover.
Empapados, cansados, hambrientos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro