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De vuelta a ellos






Mis días de estadía en la casa han acabado hoy regrese al instituto. Siempre me considere buena para ser invisible. Hoy es todo lo contrario. Al entrar todas las miradas se centraron en mí. Todo tipo de expresiones, Miedo, horror, curiosidad, ¿ira?

Susurraban a mí al rededor. Existían unos pocos valientes que lograban decir algunas ofensas en voz baja. Tenía la falsa esperanza que después de una semana no recordaran mi rostro. Pero es mucho pedir. Camino hasta mi casillero, intento ignorar las miradas curiosas. Algunas son de burla, ¿la razón?...Mi casillero tiene escrito en rojo la palabra asesina.

— ¡Qué creativos son!...como si me importara sus tontos intentos de molestarme.

Para bien o para mal solo existe una persona capaz de hacerme sentir miedo. Sus intentos por molestarme o asustarme están muy lejos de siquiera llamar mi atención. No estoy orgullosa pero con el tiempo me he fortalecido, acostumbrado al dolor. Esto es un patético intento de intimidar que no requiere ni un segundo de mi atención. 

Los ignoro y sigo mi camino hasta mi primera clase. Escojo el asiento junto a la ventana. Observo el asiento vacío a mi lado, dudo mucho que alguien se atreva a sentarse. La clase continua sin contra tiempos, en la hora de almuerzo evito la cafetería a toda costa. Hay dos personas en particular de las que me he encargado de esconderme todo el día.

He visto de lejos a Vanja pero antes de darle tiempo a acercarse me marche rápidamente. A Daneb lo escuche llamándome en Historia, antes de darle la oportunidad también escapé. No estoy lista. No tengo la fuerza para enfrentarme a ellos. No hay nada mas duro que perder algo que casi pudo ser.

Llega la clase de literatura, obviamente no tenemos profesora, así que es turno libre. No tenemos permitido salir del salón hasta que se termine. Estoy sentada sola mirando por la ventana. Escucho susurro, todos me miran. Para ellos no soy más que una asesina. Los ignoraría pero es imposible concentrarse con Vanja mirándome fijamente. Me acabo de dar cuenta que compartimos clases, desde que entre en el salón no me ha quitado la ojos de encima.

Me coloco los audífonos, pongo la lista de reproducción, la lluvia empaña la ventando, las aves refugiándose en el viejo árbol del patio, las subes grises y el clima helado que trae con sigo la lluvia. Todo es hipnotizarte junto a la melancólica canción. Me quitan uno de los audífonos, me asusto al ver que es el rubio. Está molesto.

— ¿Por qué huyes de mí?—pregunta dejando el audífono sobre la mesa, esperando mi respuesta— ¡Y ahora me estás ignorando!

Suelta un suspiro y pasa una de sus manos por su cabello haciendo un intento fallido de acomodarlo.

—No te estoy ignorando.

Mi voz es apenas un susurro, mi vista cae a mis manos, juego con mis dedos nerviosa, Espero que no note que evité la primera pregunta.

— ¿Ah, no?—suelta un suspiro indignado—A mí me pareció que llevas todo el día huyendo—afirma con molestia— ¿Se puede saber que te hice? Sea lo que sea, te pido perdón, no fue mi intención molestarte.

La razón por la que los he estado evitando es por vergüenza. No puedo creer que pensara que estaba molesto con él. No ha sido más que un encanto conmigo desde que nos conocimos.

Esa mirada de preocupación en sus ojos grises. Es la primera vez que recibo ese tipo de miradas de alguien que no sea mi hermano, mi interior se remueve. ahora me siento culpable. Se ve como un cachorro perdido, lo cual es contradictorio ya que solo con su altura intimida bastante. Llevo demasiado tiempo mirándolo sin darle una respuesta, sus hombros decaídos, realmente cree que estoy molesta por él. Tengo unas ganas increíbles de abrazarlo.

—No estoy molesta contigo. Con ninguno de los dos.

Lo observo con duda debatiendo si decir la verdad o no.

— ¿No?

—Solo me sentía avergonzada por lo que paso y...y—mi voz tiembla, tomo una bocanada de aire y me lleno de valor para contestarle—Tenía miedo de que me rechazarán después de haber visto....bueno ya sabes—finalizo bajando la mirada. Es gracioso como pretendo ser dura y segura de mí y en un instante todo se derrumba.

—Jamás te rechazaría, eres una chica increíble y hermosa, también fuiste la única que me ayudo cuando lo necesitaba y no te detuviste a juzgarme, ni me hiciste preguntas.

Sus dedos se deslizan cerca de mis ojos atrapando una lágrima, rozan mi mejilla, levanto mi vista sorprendida, me pierdo en sus ojos y en esos hermosos hoyuelos que se le hacen cuando sonríe.

—¿Quién soy yo para juzgarte a ti?

Hace una pausa y quita otra lágrima, no puedo controlarlas.

—No has hecho nada malo, no tengo ningún motivo para odiarte—me abraza, entierro mi rostro en su pecho—Estoy aquí.

Es lo último que dice, no me suelta, sigo enterrada entre sus brazos llorando como una niña pequeña, siento todo venirse abajo. Es como si años de sufrimiento salieran en un día.

— ¡Muy bonito!—escucho una voz burlona— ¡Así que a mí me ignoras todo el día y a él lo abrazas!

Dice con voz dramática intentando separarme del abrazo de Vanja quien no me suelta aún.

— ¡Suéltala que la ahogas!

El rubio finalmente lo hace. Y así es como se destruye el ambiente.

—¿Estas llorando? ¿la hiciste llorar? ¿qué hiciste gorila, por qué llora?—las palabras de Daneb cortan como cuchillo, se cruza los brazos.

—Daneb respira y escucha...

—No.no, no, nada de escucha, llevo gritando tu nombre por los pasillos como un idiota durante todo el día y tú ni mu. He tenido que aguantar a este—señala a Vanja con un gesto de disgusto—Lloriqueando por las esquinas diciendo que lo odias. Parecía alma en pena...me ha seguido hasta cuando fui a mear.

—No exageres Bell, no te seguí al baño—se burla—Yo también tenía que ir. Además no estabas meando, por tu culpa apesto a nicotina.

Suelta una carcajada y Daneb le saca la lengua ¿Cuando se hicieron tan cercanos? No parecía que se llevaran bien cuando los conocí. No recordaba que todavía seguíamos en el salón, nos estaban observando y susurrando a nuestro alrededor.

—Si ya terminaron con su luna de miel vamos a tomar algo. Se me antoja helado y Netflix, ¿qué piensan?—se reclina hacia delante apoyando su rostro en la mesa, parece un niño cuando hace ese tipo de gestos.

—La verdad no me apetece mucho ir al entrenamiento. No quiero ver a esos idiotas hoy. Siento que le voy a partir la cara a Andrus en cualquier momento...otra vez—se levanta y me toma de la mano— ¿Vienés?

— ¿Ahora?—pregunto sorprendida.

— ¿Tienes algo mejor que hacer? No creo que nadie nos delate—levanta una ceja.

Todos bajan la mirada cuando Vanja habla, es muy intimidante. Antes de que podamos avanzar Daneb toma su otra mano libre con una sonrisa de burla e inocente.

—Bien Príncipe, tú invitas los helados—declara.

— ¿Yo? Pero si ha sido tu idea—protesta recogiendo su mochila.

Salimos del instituto en busca de helado riéndonos y cogidos de la mano como si fuéramos niños pequeños.

— ¿Y bien? Ya tenemos el helado, donde vemos las pelis?

Le pregunto al castaño quien sostiene tres potes de helado de chocolate como si se los fueran a robar.

—En mi casa por supuesto—dice como si ya nos lo hubiera dicho—Mis padres están en un viaje de negocios y estoy solo—deja los potes en el carrito y agarra más—Me aburro así que... ¡noche de chicas!—da un chillido imitando la voz de una mujer—Siempre quise decir eso.

Rompe en carcajadas y continúa poniendo potes de helado de chocolate en el carrito. Dudo de su salud mental. Observo como algunas personas nos miran raro e intento fingir que no lo conozco, este se da cuenta y se me pega aun mas.

— ¡Wow!—dice Vanja sorprendido al ver el carrito lleno de helado—Deja algo, no creo que podamos comer tanto helado—le dice a Daneb sonriendo, apoya su cabeza en mi hombro.

— ¿De qué hablas?¡Estos son míos!—dice abrazando el carrito lleno de helados.

Vanja y yo nos miramos sin poder creerlo, debe haber más de diez potes ahí.

—Cariño, dejemos a este tacaño y busquemos nuestros helado.

Vanja me abraza y salimos en busca de nuestros sabores favoritos.

Luego nos subimos al auto de Vanja y conduce hasta la casa de Daneb quién, no paraba de canta a todo pulmón y maldecir a uno que otro coche como si fuera el conductor del auto. Estaba nerviosa, esta es la primera vez que quedaba con unos amigos...

Amigos, no puedo creer lo extraño que suenan esas palabras saliendo de mi, después de tanto tiempo al fin tenía amigos y estaba eufórica por ello. Espero que ellos también me consideren su amiga. Me uní a Daneb y comencé a cantar junto con él a todo pulmón, poco después se unió Vanja así seguimos hasta llegar.

La casa de Daneb está situada en un barrio de familias influyentes, se asemeja al mío, con la diferencia de que en vez de estar conformado por casas de estilo moderno, estas tienen un prototipo más familiar, es como ver un comercial donde viven las familias perfectas con sus vidas perfectas y jardines perfectos.

Las paredes están adornadas con fotografías de él con sus padres, desde su niñez hasta la actualidad, puedo reconocer a Daneb fácilmente es el único niño que aparece, también a la mujer que vi el día del asesinato, parece ser su madre, sale en la mayoría de las fotos juntos abrazándose y sonriendo, parece una mujer encantadora. En realidad me da un poco de envidia.

Subimos hasta su habitación, Las paredes estaban pintadas de gris y tenía pegados por todas partes pósteres de bandas de música de rock entre otras. A un costado de su cama se encontraba una guitarra negra con pegatinas de bandas de rock. Había ropa por el suelo y su escritorio estaban tirados los libros descuidadamente, junto a estos se encontraban cinco cajas de cigarrillos apiladas en forma de torre. Le doy un repaso a Daneb con la mirada y si no fuera porque me encuentro en su habitación, negaría que este chico y este lugar tienen algo que ver.

— ¡Mejor estudiante mi trasero!—dice recogiendo una ropa sucia del suelo— ¿Cómo puedes engañar a todo el instituto tan descaradamente con tu acto de niño bueno?—tira la ropa sobre la cama y se acerca al escritorio—Se puede saber, ¿cómo es que eres el mejor con este desastre?—señala las cosas sobre el escritorio.

— ¿Tocas la guitarra?

Pregunto impresionada tocando las cuerdas de la guitarra.

—Sí, toco la guitarra, entre otros instrumentos.

Se sienta en la cama, acomoda los potes de helado en forma de pirámide.

—Mi madre me obligo a tomar todo tipo de clases. Es la mejor forma de lidiar con mi hiperactividad. Al principio odiaba las clases, luego me di cuenta qué me gustaba tocar la guitarra y mi voz es genial.

Le resta importancia orgulloso de sí mismo.

—Sí, señor modesto, ya nos dimos cuenta de ello—bufa el rubio burlándose y recogiendo la habitación del castaño—No has parado de cantar en todo el trayecto.

—Ademas de ser un posible transmisor de alguna Its, veo que también eres un servicio de limpieza excelente—se burla del rubio, este apenas parece darse cuenta de lo que hacía y suelta todo sentándose en la cama cruzándose de brazos—Sé hacer más que eso. Además, no tengo culpa de estar tan bueno.

Declara divertido y le saca la lengua. Intenta quitarle una cucharada de helado a Daneb quién casi le saca un ojo por ello.

—Y Yo que creía que mi hermano tenía demasiada autoestima, llegan ustedes y me demuestran que existe otro nivel.

— ¿Tienes un hermano?—pregunta el castaño y esquivando los intentos de Vanja de robarle helado.

—Sí, es unos años mayor que yo, está en su último año de universidad—les respondo y sonrió recordando las locuras de Jaret.

—El mío también es mayor, creo que lo viste el día de...

Se quedó en silencio y apartó la vista con vergüenza, yo también me acuerdo de lo que paso. Aunque no se me escapa el dato extra.

—Oye príncipe, ¿qué se siente besar a un chico?

Canturrea señalando al más alto con la cucharilla de helado, Vanja se pone de pie y veo sus mejillas enrojecer.

— ¿T...tu...a que viene esa pregunta? ¿Quieres pelear?—pregunta más calmado, pero todavía puedo ver el rubor en él.

—Creí que hacíamos preguntas incómodas—sonríe burlándose— ¿Es lo que hacen los amigos no?

Lo observo dar saltitos en la cama, desde que lo conocí, jamás lo he visto estarse quieto, algo debe funcionar mal en su cabeza.

—No sé...supongo—respondo insegura, todo esto es nuevo para mí.

El rubio suspiró, se pasa la mano por el cabello, parece aliviado, al parecer pensó que Daneb lo rechazaría o algo parecido, está calmado y parece feliz, su inseguridad cambia a una sonrisa que haría que cualquier persona se desmayase, se sienta y acerca su rostro al de Daneb.

—Te puedo besar y así lo averiguas.

Sonríe con una voz grave y ronca mirando los labios de Daneb, creo que deje de respirar. Todos nos quedamos en silencio por distintas razones, Vanja espera la respuesta de Daneb divertido mientras que el castaño parece ido. Dios, gracias por este momento, juro que a partir de hoy seré una buena niña.

El castaño se queda estático por unos segundos mirando a Vanja quien estaba casi sobre él. Su cerebro se desconectó junto con el mío, el rubio tiene esa clase de poder, se recupera de su asombro y le sonríe tapándose con una mano los labios.

—No, gracias príncipe.

Le dice sonriendo con la voz entre cortada y parece que no soy la única que se olvidó de respirar.

—No te ofendas pero por la única persona por la que negaría con entusiasmo mi heterosexualidad seria por Henry Cavill. Así que prueba suerte en otro lado. Aunque si estás tan desesperado por mis besos siempre puedo sacrificarme y dártelo.

Guiñando un ojo. Vanja se lanza en brazos de Daneb y este se congela, parece que creía que el rubio lo besaría. Vanja lo sostiene entre sus brazos, sus ojos humedecen. Se mantiene unos minutos más así. Paso la mano por su espalda en señal de consuelo, busco la mirada de Daneb, este parece entender lo que está pasando y le corresponde el abrazo.

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