Alistair
Odio que me molesten más cuando estoy trabajando. Le doy una mirada a Lisa quien a acaba de interrumpir sin reparo en mi oficina.
-Señor disculpe que lo interrumpa pero la señora Támara me pidió que lo llamara-dice la joven con un casi imperceptible desdén al pronunciar el nombre de mi prometida.
-¿Por qué no vino ella?
-Subió al segundo piso. Debe estar tomando una ducha-titubea como si estuviera debatiendo en decir algo más pero al final decide callar.
-¿No sabes que quiere?-le doy una última mirada a los documentos antes de firmar, sin levantarse la vista le contesto-Dile que estoy ocupado.
-Señor-duda-La señora no llego sola.
Eso capta mi atención, extrañado espero que continúe.
¿Con quién llego?
¿Será?...
-Ella llego con una joven.
No, no es posible. Ella dijo que jamas me permitiría conocerla.
-¿Cómo es?
Me pongo de pie y camino hacia ella, su cara se pone roja e ignoro su evidente atracción hacia mi, no es que la intente disimular tampoco.
-¿Co...cómo?-tartamudea y su mano se detiene sobre mi corbata.
-¿Cómo es ella?-la duda se dibuja en su rostro-La chica.
-Este...joven, debe tener más o menos la misma edad de la señorita. Tiene el pelo negro hasta los hombro y sus ojos creo que eran verdes y...
Es ella.
Aparto a Lisa y salgo en busca de ella. No puedo creer que este aquí.
¿Tamara se lo contó?
¿Cuándo?
¿Porque no me avisó que vendría?
¿Qué debo decir?
Hola soy tu padre. No, así no. Hola soy Alistair me da gusto conocerte. ¿Sabes quien soy? No así tampoco. La voy a asustar. ¿Cómo le cuento a mi hija que es mi hija sin que me odie? No estoy preparado para esto.
Me detengo frente a la puerta, dejo salir el aire retenido y sin pensarlo dos veces abro la puerta. Escaneo a la joven que observa sus pies.
¿Por qué no tiene zapatos?
Me acerco despacio con curiosidad intentando ver con detalle a mi hija.
Mi hija. Es tan extraño. Ser padre. Nunca creí que alguien como yo fuera capaz de criar a otro ser humano, ahora tengo dos hijas. Necesito comprar otro libro de como ser padre.
Me detengo en seco y la observo con cuidado. Esa ropa es muy corta y transparente. Esta despeinada y sucia.
-¿Qué te pasó? -mi voz suena mas fría de lo que quería. Mierda. Empezamos mal.
Levanta la mirada y aunque su rostro no expresa mucho sus ojos son lo contrario. Miedo, duda, sorpresa.
-¿Estás enferma?-Mi voz desbordante de frialdad. ¿A quién demonios tengo que matar por esto?
No se quien le hizo pero puede estar seguro que se puede dar por muerto.
-Es...estoy bien-murmura. Esta asustada, no era mi intención. No entiendo lo que dice.
-No te escucho.
Suspiro para mis adentro frustrado. Soy un idiota. Ella me odia.
-Estoy bien-responde con seguridad, sin despegar la vista del suelo.
-¿Por qué estas manchando mis muebles de sangre?
MIERDA.
No sirvo para esto. Soy un fracaso como padre.
Se levanta asustada y mi vista se detiene en su rostro.
-Hasta que me vez a los ojos.
Sus ojos, su cabello, todo, es igual a mi.
Le sonrió con cariño y ella me da una mirada extraña.
Esta manchada de sangre, sucia, cansada.
-Ahora lo entiendo.
Me reta con la mirada y sus palabras son seguras y contundentes.
-¿Qué entiendes?
¿Debería preocuparme?
-La parálisis facial la herede de ti.
Cambio mi posición en el asiento. Me inclina hacia delante poniendo una mano en mi rostro, mi cuerpo vibra y una fuerte carcajada escapa de mis labios. El orgullo se filtra en mi pecho y la esperanza a mis huesos. Me pongo de pie junto a ella. Me devuelve la mirada.
Otra hija. Estoy feliz.
-Pareces salida de una escena de un crimen.
-De ahí vengo.
-¿Estas herida?
Mis preguntas salen sin pensar y me las devuelve con la misma velocidad.
-No es miá.
-Bien.
Menos mal.
-Bien.
Que grande esta, sin evitarlo pienso en todos los años que pase alejado de ella por culpa de mi orgullo. No soy una persona muy comunicativa. Se sienta y hago un gesto para que coma. Come todo rápido y con desesperación. Se ve que tiene hambre.
A todo esto, que fue lo que le paso. Nuestras miradas se conectan y no puedo evitar preguntar. Tengo que salir de dudas.
-¿Sabes quien soy?
-El donante de esperma.
Su comentario me toma desprevenido y causa gracias a la vez.
Sarcástica. Lo heredó de mí.
Pienso orgulloso.
-Si, esa es una forma de decirlo.
Sonrio para que se de cuenta que no me molesto su comentario. Tanto tiempo que recuperar. Tantas preguntas.
-¿Te molesta?
Piensa antes de responder.
-No se.
-¿Me odias?
Temo a su respuesta pero aun así la espero con ansias.
-No
-Bien.
-¿Qué?- confundida.
-Saber que no me odias es suficiente para mi.
-¿Eso es todo lo que piensas decir?
-Si.
-¿Estas molesta?-¿Por qué?
-¿Tú que crees?
-Se que estas molesta, lo que no se es por qué.
-Diecisiete años y eso es lo único que me vas a decir.
-Tengo muchas cosas para decirte.
-¿Entonces?
-No se como decirlas.
Me da una mirada. Analítica.
-¿Eres buena expresando lo que sientes?
-No-niega de inmediato.
-Ya sabes de quien lo heredaste-le doy un sorbo a mi café y evito su mirada.
-...
Su boca está abierta y la incredulidad tiñe su rostro y por primera vez escucho su risa. Es infantil y melodiosa.
-¿No vas a preguntar que me paso?-dice mientras señala el desastre de ropa que lleva.
-¿Me lo dirás?-pregunto con escepticismo.
-Pregúntale a mi madre. Estoy segura que le encantará contártelo-sarcasmo.
-Lo haré.
Asiente y me ignora dando nuestra conversación por terminada.
¿Qué más digo?
¿Qué hago para qué me siga hablando?
-Soy Alistair, soy tu padre-me presento, entiendo la mano, la toma asiente sin hablar.
Estoy más nervioso que en mis juntas.
-¿No te vas a presentar?
-¿No sabes mi nombre?-pregunta incrédula.
-Se tu nombre pero lo quiero oír de ti.
-Bien. Mucho gusto Alistair. Soy Gala y no soy tu hija-repite en el mismo tono.
Lo merezco.
-Deberías darte un baño.
-Sí.
-Ven sígueme-me pongo de pie y le entiendo la mano, ella la ignora pero me sigue hasta el elevador-Te mostraré tu habitación.
-¿Tengo una?-pregunta asombrada.
-Desde que naciste.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro