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Capítulo 17. De vuelta a la nueva rutina


Por fin, Carla y Violeta habían conseguido establecerse en su nueva casa, la vida en ella parecía que sería mucho mejor, tenían mucho más espacio para estar separadas la una de la otra, y tenían un patio bastante grande para poder disfrutar fuera. Además, quedaban pocas cajas que colocar ya y parecía que todo volvía a la normalidad.

En el trabajo, la normalidad se había transformado en otra, desde el día de la mudanza, Carla no tenía una buena relación con Pablo, o no tenían la relación que tenían antes, se saludaban y hablaban de forma cordial sobre los pedidos que llegaban a la tienda, pero solo eso. Entre ellos se había creado una especie de abismo difícil de superar.

Un día en el trabajo, Carla recibió un mensaje, era Alejandro; espero a que fuera la hora del descanso, para entrar en la "habitación del relax" (como la llamaban), lejos de miradas de clientes, se sentó en el sofá, y se dispuso a leer.

ALEJANDRO_9.45

Carla, creo que te vi el otro día en tu coche destartalado.

Carla no sabía muy bien cómo reaccionar a ese mensaje. «¿Mi coche destartalado? Es un poco viejo, ¿pero destartalado? Este niño y sus tonterías ...» pensó Carla. Aunque la verdad, le hizo mucha gracia lo del coche destartalado, por lo menos le sacó una sonrisa en medio del agobio que tenía en el trabajo, y más estando así con Pablo. Así que Carla respondió al mensaje, e iniciaron una conversación a través de mensajes.

CARLA_10.00

¿Me viste? Y no dijiste nada ... Jum ...

ALEJANDRO_10.01

¿Qué iba a decir? Ibas en tu coche, yo iba andando ...

CARLA_10.03

Por cierto... ¿Qué tal estás?

ALEJANDRO_10.04

Bien. ¿Y tú?

CARLA_10.05

¿Estás bien? ¿En serio?

ALEJANDRO_10.06

Sí, o por lo menos lo intento ... ¿Tú que tal Carla?

CARLA_10.07

Bueno ... He pasado momentos mejores ...

ALEJANDRO_10.08

¿Y eso? (A Alejandro le entró la curiosidad).

CARLA_10.09

Problemas, como todos los mortales ...

ALEJANDRO_10.10

Carla, lo he estado pensando mucho, lo que me dijiste ...

CARLA_10.11

¿El qué? (dijo Carla sorprendiéndose de lo que leía)

En ese momento entró en la habitación Pablo, a tomar un café, interrumpiendo la conversación de Carla con Alejandro. Carla dejó el móvil, aunque Alejandro siguió escribiendo.

Pablo se percató que Carla estaba con el móvil, y comenzó a hacer preguntas, mientras se preparaba un café.

¿Qué hacías con el móvil? Sigue de todas formas, yo solo venía a tomarme un café, en cuanto lo haga me voy.

—¿Ahora me vas a preguntar qué hago con el móvil? ¿A qué viene eso?

—Simple curiosidad Carla, nada más.

—Ah, ya ... Bueno, lo puedo dejar un rato ...

—¿Estabas hablando con alguien importante?

—Pablo, ¿eso a que viene ahora?

—Lo siento, son tus asuntos, no te volveré a preguntar ...

Pablo se apoyó encima de la mesa, mientras veía como se hacía el café, y miraba de reojo a Carla.

Carla ...

—¿Qué quieres? — dijo Carla, mientras seguía mirando el techo, con ganas de que se fuera Pablo, para seguir la conversación con Alejandro.

¿Pero por qué te pones así? ¿Te he hecho algo?

—Tú sabrás ... ¿Y qué si me has hecho algo? Mira Pablo te conozco, y conozco tu tonito, esto no sé va a convertir en la habitación del sexo sin compromiso, y más cuando quisiste tú dejarlo todo de lado.

—¿Qué yo qué? — preguntó Pablo, bastante sorprendido ante el ataque de Carla. Fue cuando comprendió que Carla no había entendido nada de lo que estuvieron hablando en su última conversación.

Sabes lo que quiero decir ... no me vengas con preguntas ahora.

—Joder Carla ... Solo te estaba mirando, nada más ...

—Ya sí, nada más.

—Creo que somos adultos.

—Sí claro, para algunas cosas.

—¿Cómo que para algunas cosas?

Pablo sin quererlo, había dejado en bandeja que Carla comenzará a reprocharle como se portó la última vez que hablaron.

No sé Pablo, ¿quieres que te lo diga? Te lo digo ... Si hubieras sido tan adulto como alardeas ser, con esa frase que tanto te gusta. Espera como era ...

Carla se puso a pensar en la frase.

Carla, estoy a punto de cumplir cuarenta ... Como diciendo que maduro soy solo por eso... — dijo Carla intentando imitar la voz grave de Pablo.

Pablo no pudo evitar reírse en ese momento, por primera vez veía que a veces el mismo sonaba ridículo, con las frases que soltaba.

¿En serio Carla? Así que digo eso ... dijo Pablo a carcajadas.

Bueno déjame seguir y no te rías tanto. Lo que te iba diciendo, que si fueras tan adulto como dices, para empezar, me hubieras contado que te estás divorciando, que tienes la cabeza en otra parte, y que quizás este no era el momento de tener una relación con nadie, que, en todo caso, solo querías algo aburrido y sexual ...

—Madre mía Carla, nunca pensé que aburrido y sexual se podría decir en una sola frase.

—Pues sí, una relación puede ser solo sexo y aburrida al mismo tiempo.

—Carla, ahora en serio, siento mucho si te he hecho daño con todo esto, la verdad es que tendría que haber sido más adulto— dijo muy serio Pablo.

Pablo no podía dejar de mirar a Carla apoyado en la mesa, y avergonzado por la forma que había tenido de comportarse con ella. Su mirada era tan tierna, que Carla no sabía si podría resistirse a esa mirada... En ese momento, Pablo se levantó de la mesa, cogió su café y se fue a sentar al lado de Carla.

Carla, ¿quieres que hablemos?

«Carla, no lo dejes hablar, te va a liar, o más bien te vas a liar tú más de lo que estás» decía su vocecita interior.

Carla no podía dejar de mirarlo, estaba tan guapo y con ese delantal, que se apretaba tanto a la cintura, marcaba más su torso, era de lo más seductor. Pero Carla de repente, dejó de mirarlo de esa forma y reaccionó.

No, no quiero hablar, estoy harta de lo que viene detrás de una frase como esa, últimamente esa frase, la palabra "hablar" más bien, no me ha traído buenas noticias.

—¿Con quién más has tenido que hablar? preguntó con bastante curiosidad Pablo.

Pablo, en serio, ¿a ti que más te da? ...

—Carla, es que no me cuentas nada.

—Pero ... ¿Qué quieres que te cuente Pablo? Aclárate. No sé ... Después de lo que me dijiste, ¿qué pensabas que iba a pasar? Me mandaste a la mierda, así tal cual ...

—Carla, ¡sabes que eso no es así!¡En ningún momento te he querido mandar a la mierda como dices! — dijo Pablo subiendo la voz, al sentirse impotente por lo que estaba diciendo Carla.

Bueno ... baja la voz, nos van a oír, solo faltaba que se enterara el jefe que tuvimos algo y nos acabe echando.

El jefe está con una clienta que tiene la cabeza más loca que yo, no te preocupes por eso.

Carla tomó aire, estaba tan angustiada en ese momento, y veía que Pablo estaba igual; pero ya no podía con tanto ...

Bah en el fondo me da igual, quizás fue un error entrar aquí a trabajar, o quizás fuiste tú mi error, ya no sé cómo son las cosas ...

Pufff— dijo Pablo. Se le estaba cayendo el mundo encima en ese preciso momento.

Lo siento Pablo, no creo que sea buena idea que volvamos a hablar en el trabajo de lo que tuvimos, creo que es mejor dejarlo en el pasado, y centrarnos en trabajar y punto.

Pablo no paraba de frotarse los ojos con una mano, lo hacía una y otra vez, como pensando que le estaba matando por dentro lo que le estaba diciendo Carla; aunque en realidad sabía que no se había portado del todo bien con ella, y lo que más le fastidiaba era que le había hecho daño a una persona que le importaba demasiado, por no esperar el momento adecuado para iniciar una relación con ella en otras condiciones.

Carla se quedó bastante mal después de lo que le dijo, he intentó disculparse con Pablo, ya que le veía bastante afectado y no quería tampoco hacerle daño. Pablo le importaba demasiado para acabar mal con él, pero quizás porque le importaba demasiado sentía también que tenía que sincerarse con él.

Pablo, quizás no he sido del todo sincera contigo, y lo mismo es el momento.

Carla se armó de valor, para contarle todo lo que se le pasaba por la cabeza, al fin y al cabo, ya nada podía perder, ya solo podía ganar en el caso de ser más sincera, o eso pensaba ella.

Me gustaste desde el principio, pero como ya te dije, me gustaba también Alejandro, seguía sintiendo algo por él cuando estaba intentando iniciar una relación decente contigo, quizás fue eso lo que también lo fastidió todo. Aparte de que tú, tuvieras la cabeza en otras cosas claro.

—¿Estabas hablando con él ahora no?

—Sí ... Pero no es lo que piensas, no he vuelto a tener nada con él estando contigo, ni después de estar contigo.

—Bueno, voy a terminarme el café, y te dejo que sigas hablando con él— dijo Pablo, para que no se le notará el ataque de rabia que le estaba quemando por dentro.

Pablooo ...

Carla, lo siento ... Mira, la verdad es que no me hace ninguna gracia que hables con él, sé que tienes derecho a hacer tu vida, sé que yo ahora no te puedo dar lo que necesitas, pero no puedo con esto ... Quizás tengas razón, y solo tengamos que hablar del trabajo. Me voy a trabajar, te veo fuera.

Carla tenía la sensibilidad a flor de piel, no podía con tantos cambios, se derrumbó y se puso a llorar como una magdalena. Pablo la vio así y no pudo salir de la habitación.

Carla joder, no te pongas así, no te puedo ver así.

Pablo se sentó inmediatamente al lado de ella, y se quedó agarrando su mano.

No, si no pasa nada, ya se me pasa, vete a trabajar— decía Carla entre lagrimones, cuando podía hablar.

Carla, no sé qué decir...

No digas nada. Es una tontería, estoy mal, me encuentro mal, no sabes el lio que tengo en mi cabeza ahora mismo entre unas cosas y otras ... Y la mudanza, ha sido todo un caos ...

—Ya, si lo entiendo, perdona, joder ha sido mi culpa... Puuff ... Siento como si te estuviera presionando. Después de haber terminado yo la relación, y te vengo a pedir explicaciones porque hables con otro. Soy idiota lo siento.

Carla no paraba de llorar, no podía contenerse. Pablo agarró su cabeza, la posó en su pecho, y se fundió con ella en un abrazo interminable; estaba sintiendo tal angustia en Carla, que él no pudo evitar ponerse a llorar también viéndola así.

Se estaba acabando el descanso. En ese momento entró el jefe, que se quedó a cuadros. Era todo tan dramático, que el jefe necesitaba poner un poco de humor ante esa situación, para ver si conseguía relajar todo un poco.

¿Qué os pasa? ¿No os pago lo suficiente? ¿Y lo estáis lamentando?

Pablo y Carla se separaron y no sabían que decir, estaban un poco avergonzados ante la situación y más después de haber entrado el jefe y haberlos pillado así, casi que preferían que los hubieran pillado de otra forma.

El jefe continúo hablando.

A ver, no sé qué pasa aquí, pero no estáis bien ninguno. Tenemos hoy ya poco trabajo, para dos horas que quedan; y viendo lo que me ha mareado la última clienta, no tengo el boceto listo para que empecéis a hacer lo que ella quiere, tengo que llamarla y que me explique unos detalles, para ver como sigo ... Podéis iros a casa y ya nos vemos otro día, al fin y al cabo, es viernes, que empiece antes el fin de semana.

Los dos le dieron las gracias y salieron de la tienda.

Pablo se acercó a Carla, parecía que estaba todo más calmado.

Mira Carla, no sé qué está pasando, me importas demasiado. Este fin de semana no tengo que ir a ningún sitio, si quieres puedes venirte a mi casa, no voy a intentar nada, te lo prometo; tráete a tus perros si quieres, no me importa.

—Pablo, no sé si es buena idea.

—Carla, no es que sea buena idea o no, me apetece pasar el fin de semana contigo y punto, creo que nos vendría bien un fin de semana tranquilo, te puedo cocinar, se me da bastante bien, podemos hablar tranquilos, ver películas, no sé lo que quieras en plan tranquilo.

Carla, en ese momento, no pudo evitar pensar que sería una mala idea, a pesar de ser bastante tentadora. Pero por unos instantes, pensó solo en ella misma, y no quería ese tipo de plan con Pablo, por mucho que lo dijera él, ella se conocía, sabía que se dejaba llevar y no quería ni por un momento que pasara algo entre ellos y menos en esas circunstancias. Aparte a Carla le daba la sensación, de que Pablo solo hacia esto, por el ataque de celos que tenía al ver que ella estaba hablando con Alejandro, y no le gustó para nada la idea.

Pablo, creo que no voy a ir, lo siento, pero no lo veo adecuado.

A Pablo se le borró la sonrisa de la cara en ese instante, y con una mirada de tristeza, se despidió de Carla hasta el próximo día, y se alejó de ella.

Carla se fue echa polvo a casa, pero buscando la positividad por algún lado de la situación, sentía que se había quitado un gran peso de encima al sincerarse con Pablo.

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