Lo siento
Esas suaves carnes lo volvían loco, el sabor de aquella dulce sangre recorriendo su gusto culposo, aquella satisfacción ante aquel acto tan inhumano, cada bocado, cada mordida era un deleite para él, era como probar un fruto prohibido, pues al ser más clandestino lo hacía más delicioso; pero entonces, ¿si era tan delicioso aquel acto por qué lloraba?, ¿por qué sufría?, ¿por qué sentía que mientras más devoraba más culpable era?
Finalmente, después de meses de no haber cambios en el personal de aquel centro psiquiátrico por fin había esa vacante libre la cual la joven no dudo en tomar, había estudiado arduamente por años psiquiatría y medicina por lo que estaba lista para ese trabajo, o eso creía ella. Los años pasaron rápido en aquel trabajo, la joven era respetada en el lugar ya que varios pacientes que estuvieron a su cargo pudieron volver a una vida más digna hasta que gracias a sus especialidades había sido asignada a uno de los pacientes más difíciles hasta el momento, horror sans, aquel monstruo solamente estaba esperando su veredicto, pero mientras eso pasaba fue encerrado en un hospital psiquiátrico, su crimen fue el homicidio de 10 personas y su devoramiento, fue etiquetado con conductas ''caníbales'' y un grado alto de psicopatía, definitivamente sería un paciente cuanto menos interesante para lidiar.
La joven entraba como de costumbre a su turno, saludaba tranquilamente a todos mientras iba caminando con calma a la recepción para firmar la hoja donde se encontraba el expediente del paciente y además su hoja de asistencia, suspiro pesadamente para después volver a aquella actitud positiva normal, la joven llego hasta aquel cuarto reforzado y vigilado por varios guardias, al verla la detuvieron pero al enseñar en su gafete que ella era la nueva encargada del paciente la dejaron entrar, aun así al acceder al cuarto fue acompañada por guardias, al entrar miro la gran diferencia que había con respecto a otro cuartos.
este se encontraba dividido en 2, una parte tenía un gran muro de hierro y solo una pequeña ventanilla, en una de las partes estaba el escritorio limpio de ella junto más cosas que podía usar para trabajar así como fármacos, dardos tranquilizantes y un botón de emergencia, mientras que del otro lado estaba su paciente, miro por la diminuta rejilla a un robusto monstruo, para ser específicos un esqueleto, estaba de espaldas pero parecía que parte de su cráneo estaba roto, usaba un bozal, portaba una camisa de fuerza así como una cadena que no le permitía acercarse mucho, solo dejando una distancia de un metro antes de tocar la puerta.
la joven se sentía ciertamente triste por la situación de su nuevo paciente, leyó todo su expediente antes y sabia del porqué de sus acciones, no lo justificaba en lo absoluto pero podía entenderlo aunque fuese un poco.
decidió romper aquella barrera invisible que los separaba y lo hizo llamando su atención, la joven carraspeo un poco haciendo que aquel gran monstruo voltease hacia ella, mantenía sus ojos bien abiertos, en especial uno carmesí, la joven estaba increíblemente curiosa de su aspecto pues si bien en vez de parecerle aterrador le hacía sentir curiosa e interesada. Prontamente aquel gran personaje se acercó lentamente a la puerta reforzada hasta que la cadena se tensó deteniendo su paso, rápidamente el plasmo una sonrisa macabra en su cara, lo que puso algo nerviosa a la joven.
-s-saludos sans, mi nombre es ____ y desde ahora seré tu psiquiatra y cuidadora
aquel gran personaje se mantenía estoico, solamente sonriendo de manera cínica a la joven sin decir ninguna palabra, parecía que estaba analizándola y juzgándola en silencio lo que ponía más nerviosa a la fémina, pero esa incomodidad se rompió cuando el finalmente decidió hablar.
-dime horror...estoy seguro que la pasaremos muy bien doc...~
dijo en un tono muy grave y con una entonación sugestiva, la mujer simplemente asintió y así fue como empezaron su primera sesión; los meses pasaban, la joven escuchaba tranquilamente todo lo que aquel esqueleto tenía que decir, si bien la mayoría eran cosas algo escabrosas aun así la joven escuchaba todo atentamente.
milagrosamente los fármacos mantenían apaciguada a aquella bestia y poder desahogarse libremente con ella parecían ayudarlo paulatinamente, claro que a veces podía salirse ligeramente de control pero con algunos dardos podía volver a su estado dócil, pero lentamente una idea invadía la mente de aquel recluso
''que pasaría si la devoro?'' ''su piel se ve tan tersa y lista para ser comida'' ''necesito sentir su tibia sangre recorrer mi garganta''
Claro que, con sus limitaciones poco o nada podía hacer, verdad?, el mismo se ayudaba a alejar esos pensamientos pues finalmente se sentía cómodo con un humano, anteriormente sucedía que el llego a atacar a sus cuidadores por ser pésimos en su trabajo, pero esta parecía ser la excepción, pero gracias a esa excepción su hambre solo crecía más y más, aun así el mismo trataba de suprimir esos impulsos pues incluso creía haberse enamorado de ella pero solo ignoraba que era el hambre pidiendo más cercanía con la fémina, claro que ella de una u otra forma se empezó a sentir atraída por aquel espécimen sin embargo su ética laboral le impedía que aquellos sentimientos florecieran, y todo parecía normal, hasta aquel fatídico día.
La joven llego a su trabajo como cualquier otro día, firmo su hoja de asistencia y entro a aquella sala reforzada, dentro se encontraba un horror recostado tranquilamente boca arriba, la imagen hizo reír un poco a la joven pues la posición le recordaba a un gatito durmiendo, aun así con el dolor de su alma decidió llamar su atención, el esqueleto se levantó perezosamente y se acercó a la rejilla donde debía abrir la boca para que suministraran su medicamento y así fue, al haber ingerido su cóctel de fármacos empezó la típica terapia de siempre, pero la joven tuvo que irse antes de tiempo por cuestiones personales dejando al contrario algo alterado, dejarlo solo antes de tiempo solo hizo que aquellos guardias abusones lo molestaran por su estado, golpeaban el metal haciendo un sonido molesto para él, con sus armas largas lo golpeaban pues las pasaban por las rejas, lo insultaban de las maneras más denigrantes posibles, y poco a poco su paciencia se iba consumiendo como la mecha de una bomba a punto de estallar, grave error para esos guardias.
la joven fue llamada de emergencia del trabajo pidiendo que no fuera a las instalaciones pues su paciente había matado a los guardias y a varios pacientes, eso solo alarmo a la joven lo cual hizo caso omiso a las advertencias y fue lo más rápido posible al lugar, al llegar mucha gente estaba fuera del edificio mal herida o en pánico, entro como pudo entre la gente y corrió por los pasillos y escaleras hasta llegar a donde estaba el, aquella puerta de metal que lo mantenía encerrado estaba rota, la camisa de fuerza estaba también rota en el suelo junto su bozal y la cadena, la habitación estaba llena de cadáveres desmembrados y sangre lo cual asqueo un poco a la joven, más sin embargo noto un bulto en la obscuridad de aquella asquerosa habitación y era aquel monstruo recluido en una esquina tomándose de la cabeza murmullando cosas inentendibles, la joven se acercó lentamente y toco su hombro siendo recibida por un violento zarpazo en su torso, la joven retrocedió adolorida notando los cortes superficiales, aquel monstruo pareció entrar en razón al ver a su psiquiatra por lo que fue en su auxilio.
el monstruo estaba bañado en sangre pero eso no evito que ayudara a la joven, se veía el arrepentimiento en la cara del monstruo cosa que hizo entristecer a la joven.
-por qué lo hiciste horror?, que salió mal?
-nada, es solo...te fuiste demasiado antes y les diste tiempo de que me molestaran, perdí el control y los ataque y... me los comí
dijo en un tono triste, casi monótono, la joven aun ante el peligro acaricio las mejillas del esqueleto y junto ambas frentes cerrando los ojos transmitiéndole su calma al contrario, el mayor la abrazo con fuerza sintiéndose protegido pero.
un brazo fue el principio, no hubo tiempo de escuchar sus alaridos pues le mordí la garganta haciéndola fallecer al instante, toda su tersa piel finalmente era degustada por mí, cada parte de su anatomía virginal y pura saciaba ese apetito voraz que me consumía, aquella dulce sangre no podía compararse a ningún néctar ni a la más dulce miel, aquel sentimiento cálido seria irrepetible, devorarla me hacía sentir amado, unido a ella, pero entonces...por qué sigo llorando?, ¿por qué aun duele mi pecho?, ¿por qué no puedo dejar de sentirme culpable?, no quiero que la culpa manche este sagrado recuerdo, solo quiero que ella viva en mi por siempre... y así será mi amada ___, no permitiré que nadie destruya nuestro vinculo...jamás.
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