El Núcleo del Planeta

Darius siguió a los seres en silencio mientras lo guiaban hacia el corazón de la antigua ciudad. Cada paso lo acercaba más a la gigantesca estructura que se alzaba imponente sobre las ruinas. Desde la distancia, el pilar de metal parecía un mero artefacto, pero ahora que estaba a pocos metros, su magnitud y propósito eran abrumadores. Se extendía hacia el cielo como una torre infinita, irradiando una energía pulsante que se sincronizaba con el latido de la tierra misma.

Los Vigilantes lo escoltaron hasta el borde de la estructura. Uno de ellos, el líder que lo había guiado desde su llegada, se adelantó y con un gesto deliberado golpeó el suelo con su lanza. Al instante, una compuerta en la base del pilar se abrió, revelando una entrada que descendía hacia el interior del gigantesco artefacto. Sin palabras, los seres invitaron a Darius a seguir.

Dentro, el Spartan se encontró en un pasillo envuelto en una tecnología más allá de cualquier cosa que hubiera visto antes. Las paredes eran de un metal liso y brillante, pero lo que más lo impresionaba era la energía que fluía a través de ellas. Cables y conductos brillaban con un resplandor azul, como si el edificio estuviera vivo, impulsado por una corriente constante de poder. Las pantallas flotaban en el aire, proyectando símbolos que Darius no podía entender. Había una armonía casi orgánica entre la tecnología y el entorno, una fusión perfecta entre ingeniería y naturaleza alienígena.

Mientras avanzaba, llegó a una sala central masiva, un espacio vasto y circular. En el centro flotaba un gigantesco núcleo brillante, girando lentamente en el aire. La esfera era una amalgama de metal y energía, rodeada por múltiples anillos que orbitaban a su alrededor con un ritmo hipnótico. Darius sentía una intensa presión en el aire, como si la sala misma estuviera cargada de energía, apenas contenida por la estructura.

De repente, el silencio fue roto por una voz que resonó en toda la sala. No provenía de los Vigilantes, ni de ningún dispositivo visible, sino que parecía emanar directamente del núcleo. La voz era profunda, resonante y llena de autoridad, hablando en un idioma extraño. Sorprendentemente, el sistema de traducción de su Mjolnir comenzó a descifrarlo, ofreciendo una traducción fragmentada pero entendible.

—Bienvenido, Guerrero de las Estrellas.— Comenzó la voz, llena de un peso indescriptible.—Has llegado en el ocaso de una era que ha sido testigo de grandezas y ruinas más allá de tu comprensión. Este lugar, una vez fortaleza, ahora es un mausoleo de una civilización olvidada. Pero sus secretos permanecen, esperando a ser redescubiertos.

Darius, aún procesando la magnitud de lo que veía, permaneció en silencio por unos momentos. Finalmente, dio un paso adelante, su mirada fija en el núcleo.

—¿Quién eres?.— Preguntó con firmeza, su voz amplificada por el eco de la sala.

—Soy la inteligencia que custodia este mundo. Fui creada para preservar el legado de mi gente, para proteger los últimos vestigios de lo que fuimos. Pero como todo lo demás, con el tiempo he visto cómo se desmorona todo. Los Vigilantes que te guiaron son los últimos guardianes, vestigios de una fuerza que alguna vez protegió este mundo de invasores. Ellos, como yo, estamos al borde de la extinción.

La voz tenía un tono de lamento, casi como si lamentara el inevitable destino de todo lo que alguna vez fue glorioso. Darius sintió un nudo en el estómago. La civilización que había construido este lugar, una fortaleza inexpugnable, había sucumbido a un enemigo implacable. Y ahora, todo lo que quedaba eran ruinas y máquinas sin propósito.

—Mientras dormías, el universo ha cambiado.— Continuó la inteligencia.—Hubo una guerra, una catástrofe que consumió esta galaxia. Mi gente fue destruida, y sus enemigos también. Pero los ecos de ese conflicto aún persisten. No estás solo aquí, Guerrero. Hay fuerzas en movimiento, y no todas están interesadas en tu supervivencia.

Darius absorbía la información. Había despertado en una época completamente diferente. La guerra que describía la inteligencia no era solo un conflicto entre dos facciones. Había sido una guerra galáctica, una confrontación que había barrido sistemas solares enteros, dejando solo destrucción a su paso. Y, de alguna manera, este planeta había sido un epicentro.

—¿Por qué estoy aquí?.— Preguntó Darius.—¿Qué tiene este lugar que todavía está activo después de todo este tiempo?

—El núcleo.— Respondió la inteligencia.—Este dispositivo que ves frente a ti es el corazón de este mundo. Alimenta las defensas, mantiene la estructura de este planeta. Pero más allá de eso, contiene la clave para entender lo que ocurrió aquí. Dentro del núcleo, se encuentran almacenados los recuerdos, los registros de mi civilización. Si puedes acceder a esa información, no solo obtendrás respuestas sobre lo que ocurrió, sino que tal vez encuentres una manera de volver a tu gente.

Darius comprendió que el núcleo no era solo una fuente de energía. Era una base de datos viviente, un archivo que contenía los secretos de una civilización caída. Si lograba desbloquearlo, podría descubrir la historia oculta de esa guerra, y con suerte, encontrar una manera de comunicarse con el UNSC o incluso regresar a la Tierra.

Pero entonces, la voz de la inteligencia se volvió más sombría.

—No será fácil. Los restos de la guerra aún persisten. Las fuerzas que destruyeron mi mundo dejaron huellas, y algunas de esas huellas han despertado con tu llegada. Las criaturas que has visto no son los únicos que habitan este lugar. Hay algo más profundo, algo mucho más antiguo y peligroso. Si decides buscar las respuestas, debes estar preparado para enfrentarte a lo que venga.

Darius miró alrededor de la sala, observando las formas oscuras de los Vigilantes. Sentía el peso de lo que estaba a punto de enfrentar. Sabía que no podía retroceder. Había llegado demasiado lejos, y el conocimiento que podría obtener aquí era demasiado importante como para dejarlo atrás.

La inteligencia guardó silencio por un momento, como si le diera tiempo para procesar la información. Luego, la voz resonó de nuevo, esta vez con un tono más directo.

—Si decides continuar, Guerrero, el camino te llevará al corazón del núcleo. Allí encontrarás las respuestas que buscas… pero también las verdades que podrías temer. ¿Estás listo para seguir adelante?

Darius asintió. No había vuelta atrás.