22
El Legado del Guerrero
Desde los confines del espacio, el destello de la explosión del planeta iluminaba el vacío oscuro. Era un fenómeno breve, una supernova momentánea que, por unos segundos, bañaba el sistema solar con una luz resplandeciente antes de desvanecerse, dejando atrás solo fragmentos de lo que alguna vez fue un mundo lleno de historia, cultura y conflicto. Para los sensores de la nave Xion, orbitando silenciosamente a una distancia segura, era solo una más de las muchas anomalías cósmicas registradas a lo largo de su existencia. Pero para quienes sabían lo que había ocurrido en la superficie de ese planeta, la explosión simbolizaba el final de una lucha épica.
Darius, el Spartan solitario que había entregado todo en esa batalla, no estaba en la nave Xion, ni flotando en la vasta negrura del espacio. Su destino, al igual que el del planeta que había defendido, era incierto. Había desatado el poder absoluto del arma antigua para destruir al Vástago Primordial y poner fin a la amenaza de los Vástagos, pero el costo de esa victoria fue más alto de lo que cualquier ser podría haber anticipado. La energía desatada fue tan inmensa que la propia estructura del planeta no pudo soportarla, desintegrándose en el proceso.
En las últimas horas de su misión, Darius había luchado con una determinación que trascendía su condición física. Sabía que la galaxia estaba en juego, que la liberación de los Vástagos podría significar la extinción de miles de mundos. Sus acciones, su sacrificio, aseguraron que el mal no escapara más allá de ese desolado planeta.
En los archivos del UNSC y en los registros de las IA, el nombre de Darius quedaría grabado como una leyenda. Para algunos, fue el héroe que detuvo una catástrofe inminente, el último protector de una galaxia que jamás supo del peligro que la acechaba. Para otros, sería un misterio, una figura solitaria cuyo destino fue sellado en los rincones oscuros del universo, donde pocos osan mirar.
La inteligencia artificial de la Xion, ahora desprovista de su comandante, revisó los registros, la transmisión final de Darius y los datos incompletos de lo que había sucedido en la superficie del planeta. Pero la IA, por más avanzada que fuera, no podía captar la magnitud emocional de lo que había ocurrido. Los datos mostraban una batalla monumental, un sacrificio inhumano, y finalmente, un guerrero que no regresaría.
Sin embargo, más allá de los fríos registros, aquellos que algún día llegaran a descubrir lo que ocurrió en ese rincón del universo sabrían una cosa: el legado de Darius no sería olvidado. Había luchado hasta el último aliento no solo por su deber como Spartan, sino por el compromiso de proteger lo que consideraba valioso. Su nombre quedaría marcado en las estrellas, como el guerrero que eligió enfrentarse a la oscuridad, solo, para garantizar que la luz prevaleciera.
Aunque el universo siguiera adelante, expandiéndose y contrayéndose en su ciclo interminable, el eco de su batalla, la explosión del planeta y el sacrificio de Darius permanecerían grabados en la memoria colectiva de aquellos que contaban las historias de los héroes. Porque en lo más profundo del espacio, donde pocos se aventuraban, un planeta y un guerrero compartieron el mismo destino: desintegrarse en el olvido, pero no sin antes haber dejado una huella imborrable en el tejido mismo del cosmos.
El legado de Darius, el último Spartan en aquel remoto sistema, se convertiría en leyenda, un relato contado entre las estrellas, una historia de sacrificio y de cómo la luz, una vez más, había prevalecido sobre la oscuridad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro