𝙲𝚊𝚙𝚒́𝚝𝚞𝚕𝚘 4
—Mira, se van —dijo Aquilina señalando una pantalla.
—Comprensible, el grupo de Remington les estaba presionando demasiado —dijo David—. Si no hubiera sido por la intervención de tu chico hubiera sido capaz de darle una paliza —añadió girándose hacia la mujer tras él.
—Siento eso —Camellia se disculpó ante los cuatro científicos agachando la cabeza—. Daystar es uno de nuestros enfermeros en prácticas aquí en prisión, nunca había participado en algo así. Cuando vio por las pantallas lo que podían hacerle a esa chica actuó sin pensar.
—Es honorable de su parte, pero que se abstenga de interferir de nuevo —dijo en todo autoritario Travis—. Si cada vez que algo malo sucede en esa isla nosotros actuáramos para cambiar los eventos a nuestro gusto no conseguiríamos nada con este proyecto. Hay que dejarlos a su libre albedrío, incluso algo que parece tan inocente como hacer que el cajón con el mapa cayera puede cambiar muchas cosas.
—Ya ha recibido una llamada de atención, no volverá a suceder —aseguró la jefa de enfermería antes de retirarse.
Una vez la mujer salió de la sala de cámaras, solo quedaron los cuatro encargados del Proyecto Ark allí. La única mujer del grupo miraba con atención lo que sucedía en la isla sin el menor interés en la discusión de sus compañeros.
—Ya tenemos nuestro propio equipo médico, no veo la necesidad de que los enfermeros de prisión estén metidos aquí también —se quejó Travis.
—Son los que mejor conocen a los presos en el ámbito médico, además Cinquedea solicitó que trabajaran con nuestros médicos para ayudar y le fue concedida la petición —explicó Seymour.
La puerta de la sala se abrió una vez más. Esta vez fue un joven el que entró. Vestía una bata blanca como Camellia pero esta llevaba en la parte delantera derecha bordado el logo del programa. Era uno de los científicos que trabajaban directamente para ellos.
—Señores —Riccardo Di Rigo era el nombre del chico, lo reconocieron porque Seymour se los había presentado con anterioridad—. Los exámenes muestran actividad cerebral más intensa en algunos sujetos. Es posible que algunos de ellos empiecen a recuperar sus recuerdos.
—¿Tan pronto? —preguntó Aquilina ahora sí más interesada en lo que pasaba en ese sala.
—Es un programa reciente, así que aún hay que hacerle ajustes —dijo Seymour—. ¿Han podido estimar el tiempo que tardarán en recuperarla? —eso lo dijo mirando de nuevo a Di Rigo.
—No la recuperarán al completo —dijo mirando unos papeles que traía entre sus manos—. Solo es posible que reciban a veces fragmentos de recuerdos aleatorios. No debería de interferir de forma relevante por el momento.
—De todas formas avisa a Kirk y seguid vigilando esa actividad nueva —ordenó Seymour—. Si hay algún cambio más avisadme de inmediato.
—Sí, señor Hillman.
Riccardo salió de esa sala llena de monitores. Era el lugar donde los cuatro adultos pasaban la mayoría del tiempo. Solo ellos y algunos técnicos tenían permitido acceder a la sala sin autorización previa. La sala nunca estaba vacía, siempre habría alguien para vigilar todo lo que sucedía en la isla. A veces, eran visitados por algunos guardias de prisión o por el jefe de seguridad Axel Blaze, para ver si todo iba bien con los presos, otras incluso el propio alcaide se dejaba caer por ahí.
La atención de Aquilina regresó a uno de los monitores. Dos chicos acababan de salir de la zona de las cabañas corriendo. Trataban de ser sigilosos para que nadie los viera o escuchara.
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—Rápido, antes de que se den cuenta de que no estamos —dijo Njord agarrando a Athy de la muñeca.
Se adentraron en la selva, ese lugar era enorme, lleno de vegetación que obstaculizaba la visión y el paso. Si lograban internarse lo suficiente, aunque Rex y el resto se dieran cuenta de su ausencia, ya sería demasiado tarde para seguirlos.
Athanasia miró hacia atrás una última vez para asegurarse de que nadie los seguía. Vio los tejados redondos de paja de las cabañas desaparecer tras los árboles y las palmeras.
Por estar mirando hacia atrás tropezó con la raíz de un árbol, por suerte no cayó al suelo ya que Njord la sujetaba del brazo. Se enderezó de nuevo y se enfocó en el camino frente a ella. Njord la soltó cuando consideró que le igualaba el ritmo sin problemas.
Mientras tanto en la zona de cabañas su huida no pasó tan desapercibida como creían. Infinity salió de su cabaña, había visto a los dos incompetentes correr hacia la selva desde su ventana. Fuera encontró a Rex observando el mismo camino por el que se habían marchado.
—¿Los seguimos? —preguntó Infinity.
—Déjalos, de todas formas son unos inútiles, no nos sirven de nada... de momento —se limitó a decir dando media vuelta—. Tenemos el mapa, así que déjalos que se vayan. Seguramente se los coma una de las panteras de la isla —regresó a su propia cabaña, cerrando la puerta tras él.
Amelia escuchó la conversación de los dos chicos, pegada a la puerta de su cabaña. No había salido de ella y sin embargo también se percató de que dos se habían ido.
Sabía a lo que Remington se referían. No estaban seguros de si había personas en esa isla, pero eso no significaba que estuvieran precisamente solos. Igual que había liebres, aves y algunos lagartos de un tamaño considerable que podían cazar, también había depredadores a los que más valía evitar si querían seguir ilesos.
No solo eran los tiburones en el mar, también en sus incursiones en la selva tuvieron un desagradable encuentro con una pantera. Por suerte habían podido huir.
Intuían que no era la única que había, ni tampoco el único tipo de depredador que se encontrarían. Entrar en la selva era más peligroso de lo que parecía a primera vista. Aunque Amelia entendía el riesgo que esos dos habían tomado. Era eso o seguir bajo el yugo de Rex e Infinity, y bajo el suyo.
Cuando Rex entró a su cabaña se sentó en el escritorio. Sacó de un cajón el mapa que le había quitado la noche anterior a Athanasia y lo ojeó de nuevo. A ese punto bien podía decir ya que se lo sabía de memoria.
Había sitios que ya había decidido que quería visitar, le parecían bastante sospechosos y era posible que hubiera algo que les ayudará a salir de esa isla. En primer lugar estaba aquel claro en la selva, al este. Era extraño porque hasta venía reflejado en aquel mapa. Tenía que haber algo allí.
No estaría de más recorrer la costa de toda la isla en busca de algo en la arena. Tal vez hubiera algún bote varado, o algo que había llevado hasta allí la marea que les ayudara.
Por último estaban los dos islotes unidos precariamente por unos estrechos pasos a la isla principal. El del este era montañoso. Podría suponer incluso un peligro porque podría haber más de esos grandes felinos en las montañas. El islote del oeste contenía una selva aún más densa que la de la isla principal. Perfecto para ocultar algo si así se quería.
Y si lograban salir de allí o pedir ayuda y que fueran a rescatarlos, no avisarían de los dos cobardes que se habían marchado. Si no querían trabajar para él, morirían en esa isla.
Rex sonrió y volvió a guardar el mapa. Lo mejor sería descansar antes de que amaneciera. Ahora que no tenían a quien echarle todo el trabajo tendrían que encargarse ellos mismo.
O tal vez mandaría a los inútiles de Beyond y Hall.
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Cuando Morgan despertó estaba solo tumbado en la arena. No quedaba nadie en el refugio al que Estela y Bai Long les habían llevado a él y Jade el día anterior. Tampoco estaba Jade.
Se levantó sacudiendo la molesta arena de su ropa, luego estiró su cuerpo sintiendo varias vértebras crujir. No estaba acostumbrado a la maravillosa vida de campo, ni mucho menos a dormir en el suelo.
Al asomarse fuera de las hojas de palmera que le protegían del sol, pudo ver a Davy y Adeline en la orilla del mar. Era bueno que retuviera nombres con facilidad, a pesar de que solos los mencionaron una vez cuando Bai Long los presentó. Estaban muy quietos, Adeline tenía entre sus manos una lanza hecha a base de una piedra afilada, atada con unas lianas a un palo largo.
Vio que Davy le decía algo a la chica, aunque no sabía qué por la distancia a la que estaban. En cuanto abrió la boca Adeline bajó la lanza con ferocidad hacia el agua. Cuando la sacó había un pez de buen tamaño empalado en ella.
—¡Lo conseguiste! —alzó un poco más la voz Davy feliz por la captura.
Morgan se acercó a ellos curioso. Adeline y Davy salieron del agua dejando ese pez sobre la arena, lejos de la orilla.
—Buenos días —los saludó.
—Buenos días, Morgan ¿cierto? —preguntó Davy y Morgan asintió— ¿Quieres ayudarnos? —señaló con el pulgar a Adeline que ya volvía hacia el mar— Estamos poniendo a prueba la lanza de Adeline.
—Creo que mejor voy a pasar, no soy el mejor pescador —negó avergonzado—. Pero veo que vosotros os las arregláis bastante bien.
Davy asintió.
—Adeline quería probar la efectividad de esa cosa antes de gastar más tiempo fabricando más. Visto lo visto creo que tener algunas nos vendría muy bien.
—¿Y los demás?
Morgan miró a los lado, pero solo estaban ellos tres allí.
—Estela ha ido a probar suerte cazando algo, en el peor de los casos ha dicho que traería algunos plátanos y bayas. Jade, Bai Long y Pocus han ido a por agua a la cascada —explicó Davy.
—¿A por agua? —Davy asintió de nuevo— ¿pero como van a traerla? No tenemos botellas.
—Van a usar los cocos vacíos como cuencos. No es lo más efectivo pero es mejor que nada. Los dejaremos a la sombra para que el agua no se caliente y se evapore —señaló con el mentó el refugio tras ellos—. Si cada vez que quisiéramos beber tuviéramos que trasponer hasta allí sería un dolor de muelas.
En eso Morgan cayó en algo que hizo que se avergonzara. Mientras todos ellos estaban haciendo cosas productivas él estaba durmiendo. Davy ladeó la cabeza al ver que se había puesto nervioso de un momento a otro.
—¿Por qué... por qué no me despertasteis para que os ayudara?
Sintió su cara arder al ver como Jones se reía.
—Bai Long lo intentó, pero no había manera. Jade nos dijo que había sido un viaje duro para ti, que te dejáramos descansar. Y así hicimos.
Agradecía que Jade se preocupara por una vez, pero también la maldecía en su interior. Parecería un débil quejica a ese paso. O peor aún, un vago que no quería ayudarlos.
—No hacia falta —dijo en un tono de voz baja—. Me gustaría ayudar en todo lo posible, como agradecimiento porque nos acogierais aquí.
—Sois personas perdidas como nosotros, es lo mínimo —sonrió—. Además, es mejor que permanezcamos juntos para sobrevivir aquí.
Adeline salió del mar con otro pez empalado por su lanza. Lo dejó caer junto al anterior. Morgan lo lamentó un poco por esos pobres pececillos.
—Basta de charlas, no voy a hacer yo todo el trabajo —Adeline le extendió la lanza a Davy—. Ahora prueba tú, es importante que todos los posibles sepamos hacer esto.
—A sus ordenes, mi capitana —Davy se llevó la mano a la frente bromeando antes de ir hacia la orilla.
Adeline bufó para luego mirar a Morgan.
—Ya que quieres ayudar, hazlo encendiendo el fuego para asarlos —señaló los peces en la arena antes de irse también.
Adeline era bastante diligente, y bastante más mandona que Bai Long o Estela. Aunque el chico también daba bastantes ordenes era mucho más sutil que Grant, su tono más suave hacía que incluso te pareciera bien obedecer, como si fuera lo correcto. Es algo que admiraba del chico, él no tenía esa capacidad, y probablemente nunca la tendría.
Regresó al refugio donde las cenizas y la madera quemada en la noche manchaban la arena. Cogió algunas ramas nuevas que puso por encima y también algunas hojas secas. Luego le tocó ponerse a dar vueltas a un par de palos sobre una pequeña piedra plana y una hoja seca.
Encendían el fuego como los cavernícolas a pesar de tener una caja de cerillas. Todo porque Jade y Adeline habían decidido que sería mejor guardarlas, por si las necesitaran mas adelante.
Por mucho que frotaba y giraba ni una sola chispa salía de allí, menos aún humo o fuego. Iba a ser un trabajo tedioso.
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La mañana era tranquila y silenciosa. El animal, despreocupado, comía algunas plantas y setas que encontraba en el suelo. Estaba lejos del territorio de los jaguares, ningún depredador lo iría a buscar allí, fomentando su tranquilidad. El jabalí gruñó al comer una nueva seta pegada a las raíces un gran árbol.
No sabía que los jaguares sería la últimas de sus preocupaciones en ese momento. Porque había otros cazadores que también precisaban alejarse del territorio de los grandes felino, convirtiendo sus alrededores en su nueva zona de caza.
Entre los arbustos se tenso una cuerda, apuntaron directamente al jabalí y una flecha salió disparada hacia el animal. Como un sexto sentido el jabalí se movió por instinto y la flecha de madera y piedra quedó clavada a los pies del árbol bajo el que comía.
El jabalí arrulló asustado y echó a correr, lejos de lo que fuera que había lanzado eso. Lo que no notó fue que pisó una trampa perfectamente colocada y cayó a un foso lo suficientemente profundo y resbaladizo para que no pudiera salir.
—Te dije que la trampa funcionaría.
Dos figuras se asomaron al foso viendo como el animal trataba de salir sin éxito, nervioso, soltando rebudios al ver personas tan cerca de él.
—Eres experto en trampas por lo que veo.
—Solo soy astuto y práctico —dijo Aitor con soberbia.
Tezcat recogió la flecha del suelo. Volvió a tensar la cuerda del arco, apuntando al jabalí, que ya no podía escapar, y disparó de nuevo. Un último gruñido desesperado del animal emanó de él antes de morir por la flecha en su cuello.
—Tengo que mejorar estas flechas, se desvían mucho al dispararlas desde lejos —comentó Tezcat bajando al foso.
Aitor le siguió. Vio como el chico sacaba la flecha del cuerpo inerte del animal.
—Están hechas con palos del suelo y piedras que afilaste un poco, es normal, date un respiro. Ya eres un gran cazador a pesar del material improvisado —dijo Aitor tomando la cuerda que llevaba atada alrededor de su cintura—. Mejor ayúdame a atarlo.
Aquella cuerda era el objeto que Aitor traía consigo cuando despertó. Les había sido de mucha utilidad para entrar y salir de la cueva cuando aún estaban investigándola. También la pudieron usar para atrapar a algunas liebres los primeros días en la isla.
Tezcat solo tenía una llave. No sabía de donde era o qué abría. Al principio pensó que podía ser de su propia casa o algo así, pero al notar la amnesia general no le convenció ese teoría. Allí estaba pasando algo raro, y esa llave podría ser de algún lugar que hubiera allí.
Quería ver el resto de la isla, comprobar si había algo más ahí fuera. Pero dejar el refugio subterráneo era peligroso, sobre todo si se tenía en cuenta que esa parte estaba plagada de jaguares. Incluso habían visto un par de cocodrilos cerca de un río.
Si caía la noche y a ellos les pillaba fuera, podían tener un gran problema con esos animales. Podrían llegar a morir antes de encontrar las respuestas que buscaban.
Un rugido retumbó en el ambiente. Un jaguar.
—Rápido, eso se ha escuchado demasiado cerca —dijo Tezcat haciendo un último nudo en la cuerda.
Habían atado las patas del jabalí con ella para poder sacarlo del foso y arrastrarlo hasta el refugio. Aitor también terminó su parte y asintió nervioso tras haber escuchado eso.
Tezcat fue el primero en salir del foso y tendió la mano a Aitor para ayudarlo a salir. Entre los dos tiraron del extremo de la cuerda para poder sacar al jabalí. Luego fue solo cuestión de arrastrarlo todo el camino.
Era demasiado pesado como para llevarlo a la espalda.
Cuando llegaron a la entrada de la cueva, Tezcat notó algo, o más bien alguien, subido a un árbol. Miró hacia arriba tratando de cubrir sus ojos del sol con la mano. Sobre una rama, y mirando al horizonte con unos prismáticos, estaba Nikolas.
—¿Alguna novedad? —le preguntó Tezcat alzando un poco la voz para que le escuchara.
—Un jaguar a unos quinientos metros —respondió sin apartar los prismáticos de sus ojos—. Menos mal que habéis regresado rápido.
Aquellos prismáticos eran el objeto que había aparecido con Nikolas. Habían sido también muy útiles para mantener vigilados a los jaguares y para encontrar presas a las que cazar.
A Aitor se le daba bien preparar trampas para los animales y a Tezcat cazarlos. Por ello mientras que ellos dos salían a la selva, Nikolas se quedaba vigilando los alrededores, para que ningún animal los sorprendieran mientras cazaban.
En caso de que viera problemas acercarse podría avisar a sus dos compañeros. Estaba todo bien planificado por el propio Tezcat.
—Anda, baja a ayudarnos, hay que meter este bicho dentro —le dijo Aitor señalando el jabalí a sus pies aunque Nikolas no los estaba mirando.
El rubio suspiró, estaba a punto de bajar del árbol cuando algo llamó su atención.
—Humo —dijo—. Veo humo a lo lejos.
Tezcat frunció el ceño y miró en la dirección en la que Nikolas lo hacia. Las copas de los árboles le tapaban y no lograba ver nada.
Soltó la cuerda con la que habían estado arrastrando al jabalí y escaló por el árbol hasta llegar donde su compañero. Nikolas le cedió los prismáticos y señaló el punto al que él miraba. En efecto, Tezcat también pudo verlo. Una fina y casi imperceptible columna de humo a lo lejos, cerca de la costa.
—Tiene que haber alguien más —dijo Nikolas—. Eso es humo de una hoguera.
Tezcat asintió tratando de medir la distancia que había desde donde ellos estaban hasta ese lugar. No era nada certero, pero una estimación bastante buena.
—Está a día y medio de camino —dijo Tezcat devolviéndole los prismáticos a Nikolas.
Los dos bajaron del árbol reuniéndose con Aitor abajo. Un nuevo rugido les alertó de que el jaguar de antes se acercaba a ellos.
—Sugiero ir dentro primero, y luego ya discutir lo del humo —dijo Aitor mirando hacia atrás aprensivo.
Entre los tres lograron meter dentro de la cueva al jabalí y llevarlo hasta el refugio.
Tezcat era quien se ocupaba de cortar la carne para poder asarla al fuego. Era el que mejor habilidad tenía para ello ya que a Nikolas no se le daba del todo bien y a Aitor le daban arcadas solo de pensarlo.
—Tenemos que ir a ver quién hay —dijo Nikolas.
—Pero seguimos teniendo el mismo problema que con la idea de explorar la isla —recordó Aitor—. Los adorables gatitos de ahí fuera.
—No podemos quedarnos aquí escondidos toda la vida —se quejó.
—Pero tampoco me apetece que me coma un jaguar.
—A ver, los dos, tranquilos.
Tezcat dejó de lado un momento su trabajo con el jabalí. No sería bueno que estallara ahora una pelea entre Nikolas y Aitor.
—Los dos tenéis parte de razón, no podemos quedarnos en esta cueva por siempre, pero tampoco tiene sentido salir para que nos devoren.
—¿Y qué propones? —preguntó Nikolas cruzándose de brazos.
—Iremos, pero primero nos prepararemos —dijo señalando su arcos y flechas que había dejado apartadas a un lado—. Perfeccionaré esas flechas, también sería buena idea que vosotros os armarais con algo para defenderos por si acaso. Podríamos fabricar un par de cuchillos afilando algunas piedras, como hice con las puntas de las flechas —No era el mejor sistema de defensa del mundo pero era lo mejor que tenían—. Cuando estemos listos saldremos de la cueva e iremos primero al sur, hasta la costa. Allí no suelen ir los jaguares normalmente así que es posible que estemos mucho más seguros.
Aitor asintió de acuerdo con su plan.
—Tardaremos un poco más si bordeamos la isla, pero será mucho mejor que ir en línea recta y enfrentarnos a uno de esos animales —dijo dándose cuenta de que el plan de Tezcat no se veía nada mal.
—También evitaremos así a los cocodrilos del río, son de agua dulce, no irán al mar —añadió Tezcat.
—Está bien, seguiremos tu plan —accedió también Nikolas.
—Nos iremos pasado mañana al amanecer, así que estad preparados para entonces.
Así Tezcat volvió a centrar su atención en el jabalí. Levantó la mano, sosteniendo una piedra en ella, y la descargó conta el abdomen del animal.
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Las responsables del humo que Nikolas había visto, no eran otras que Yune y Glacia. Las chicas habían dejado un par de cangrejos cerca del fuego. Ese iba a ser su almuerzo de ese día, le habían ofrecido a Darko comer con ellas pero el chico había declinado la oferta.
Este se había sentado no muy lejos y estaba comiendo bayas. Parecía preferir comer fruta o incluso carne a pescado o marisco. No sería muy fan de ese tipo de alimentos.
Hocus y Maxim se habían ido esa mañana a dar una vuelta por la isla. Yune propuso que fueran todos juntos por si se encontrarán con algún problema, pero los dos chicos insistieron en que irían solos. Parecía que esa rivalidad que mostraron el primer día se había acentuado. Ni Yune ni Glacia se quejaron ante esto. Que hicieran lo que quisieran, tenían la habilidad suficiente para apañárselas ellos mismos.
Dijeron que volverían antes de que cayera la noche. Hocus incluso dijo que traerían algo para la cena.
Darko se quedó con ellas, aunque estuvo por su cuenta gran parte de la mañana. Había estado también echando un ojo por los alrededores y, de hecho, las bayas que estaba comiendo las había recolectado él mismo. Les llevó unas cuantas también a las chicas para que las guardaran y se las comieran cuando les apeteciera.
—Lo estuve siguiendo —dijo Glacia bajando la voz para que Darko no la escuchara—, al menos al principio. No hizo nada raro. Parecía un paseo normal por el bosque. Cogía algunos frutos rojos y cuando llegó a un arrollo lavó algunos para comerlos.
Glacia había terminado por regresar al campamento después de comprobar que no hacia nada relevante. A las pocas horas Darko volvió con las pequeñas frutillas reafirmando que solo había estado paseando tranquilamente.
—Todos estos días a sido igual, no creo que tenga sentido continuar vigilando tanto —prosiguió Vessal.
—Entiendo.
Yune miró al chico de soslayo. Tal vez habían estado exagerando todo aquel tema. Ni él ni Maxim habían hecho nada fuera de lugar. Parecía que de verdad sabían lo mismo que ellos y solo querían unirse al grupo aliviados por haber encontrado a alguien más allí.
—Hay que dejar esto —dijo Yune levantándose se la arena.
Glacia la observó ir hacia Darko, el chico también la miró al notar que se acercaba a él.
«Si Hocus es capaz de llevarse bien con Maxim, nosotras seremos capaces de mantener una buena relación con Darko», pensó al tenerlo de frente.
—¿Pasa algo? —preguntó a Yune al ver que no decía nada.
—Perdona por la desconfianza de estos días —dijo al final—. A partir de ahora no habrá más de esta atmósfera tensa. Trabajemos juntos de ahora en adelante para salir de aquí.
Darko pareció sorprendido al principio, luego sonrió y asintió.
—Claro, espero que podamos llevarnos bien.
Yune sonrió también. Se giró dispuesta a volver junto a Glacia, pero entonces escuchó que Darko añadir en voz baja: —Y también espero que dejéis de seguirme, es incómodo y empiezo a cansarme de eso.
Yune se giró al instante viendo que Darko había vuelto a fijar su mirada en el mar, comiendo más de sus bayas. Su expresión era relajada y despreocupada. Ese tono amenazador... ¿se lo había imaginado? No estaba segura pero un escalofrío le recorrió la columna.
Cuando se sentó de nuevo junto a Glacia se sintió mucho más cómoda. La chica la miró curiosa.
—¿Todo bien entonces con Darko?
Yune no supo qué contestar, aun así asintió lentamente.
—Glacia, no podemos quedarnos más tiempo aquí parados —dijo Yune—. Cuando Hocus y Maxim vuelvan hablaremos sobre lo que haremos —miró hacia las montañas que se alzaban en el este—. Podríamos ir a aquella parte a ver si encontramos algo útil —señaló en la dirección en la que miraba.
Glacia miró en su misma dirección.
Tenían que admitir que aquella isla seguía teniendo un aire demasiado misterioso y escalofriante, sobre todo en la noche. A no ser que Sesame y Millennium trajeran noticias frescas ya tenía decidido cual sería su siguiente objetivo.
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𝑌𝑎 𝑚𝑒 𝑐𝑎𝑛𝑠𝑒́ 𝑑𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟 𝑝𝑜𝑟 𝑚𝑖 𝑐𝑢𝑒𝑛𝑡𝑎
𝐴ℎ𝑜𝑟𝑎 𝑒𝑙 𝑑𝑖𝑎𝑏𝑙𝑜 𝑛𝑜 𝑚𝑒 𝑑𝑒𝑗𝑎𝑟𝑎́ 𝑠𝑜𝑙𝑜
𝐸𝑠 𝑐𝑎𝑠𝑖 𝑐𝑜𝑚𝑜 𝑠𝑖 𝑒𝑛𝑐𝑜𝑛𝑡𝑟𝑒́ 𝑎 𝑢𝑛 𝑎𝑚𝑖𝑔𝑜
𝑄𝑢𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑎́ 𝑎ℎ𝑖 𝑝𝑜𝑟 𝑒𝑙 𝑎𝑚𝑎𝑟𝑔𝑜 𝑓𝑖𝑛𝑎𝑙
𝑁𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑎𝑠 𝑐𝑜𝑛𝑠𝑐𝑖𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎𝑠 𝑠𝑖𝑒𝑚𝑝𝑟𝑒 𝑠𝑜𝑛 𝑚𝑎́𝑠 𝑝𝑒𝑠𝑎𝑑𝑎𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑢𝑒𝑠𝑡𝑟𝑜𝑠 𝑒𝑔𝑜𝑠
𝑃𝑢𝑠𝑒 𝑚𝑖𝑠 𝑒𝑥𝑝𝑒𝑐𝑡𝑎𝑡𝑖𝑣𝑎𝑠 𝑎𝑙𝑡𝑎𝑠
𝑃𝑎𝑟𝑎 𝑞𝑢𝑒 𝑛𝑎𝑑𝑎 𝑠𝑎𝑙𝑔𝑎 𝑏𝑖𝑒𝑛
❥︎𝐌𝐨𝐫𝐠𝐚𝐧 𝐓𝐮𝐫𝐢𝐧𝐠
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Después de una semanita de descanso vuelvo con Halley. Igual que el lunes habrá actualización regular de Witch Hunters me gustaría que los jueves también fuera día de actualización. En este caso los jueves habrá dos posibilidades: Halley o Rapsodia.
Dependiendo de lo que tenga ganas de escribir esa historia será ka que actualice. Es probable que una semana actualice una historia, a la siguiente la contraria, o que varias semanas seguidas actualice la misma... hay muchas posibilidades.
En resumen, los jueves habrá actualización de Halley o Rapsodia y será una sorpresa hasta el último minuto cual será la que actualice cada semana uwu
~Nova/Dreamer ♥
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