5. Entrenamiento
NO REGRETS.
capítulo 5: entrenamiento.
📍 Tropa de reclutas de la región norte.
Año 837.
El segundo año como recluta no había sido tan malo como el primero, ya era capaz de enfrentarse a cualquiera sin tener miedo y ya no bajaba la cabeza cada vez que el instructor le gritaba por ser una inútil. Incluso con los malos tratos y los entrenamientos que exigían una fuerza que ella no poseía, Calynn nunca se rindió, no podía regresar a casa con las manos vacías. El dolor sería peor que caerse del caballo.
Se uniría a la Policía Militar, le había prometido a su madre, y para eso debía ser la mejor.
—¿Qué pasa, Beyhan? ¿El gato comió tu lengua? —preguntó la voz alzada y con un ligero acento, aquellos elegantes que rápidamente se identificaban con las personas que crecieron en casas de alta alcurnia de Mitras.
La joven pelirroja de dieciocho años se fijó en su rival a unos pasos delante de ella, Arian Koch le sonrió de forma salvaje y sus ojos del color del filo de las navajas también lo hicieron. La brisa golpeó el campo de entrenamiento con los alumnos practicando en pares alrededor de ambos y, para su mala suerte, a ella le había tocado con el desgraciado de su amigo. Su lengua jugó con la sangre de sus labios antes de limpiarlo con el dorso de su mano. El golpe que le había dado fue lo suficientemente fuerte para tirarla al suelo pero, aunque sus rodillas temblaron, se mantuvo de pie.
—Que rastrero —bufó alzando sus manos hechas puños y poniéndose en la misma posición de lucha que el pelinegro.
—Es parte del entrenamiento, Lynn, nada personal —le guiñó el ojo y su sonrisa se suavizó a una más amistosa.
Un año antes le hubiera parecido divertido verla sangrar pero hace un año se llevaban como el agua y el aceite, ni siquiera recordaba cuando fue que comenzaron a llevarse mejor. Aunque al hablar sobre eso ambos estaban de acuerdo en algo: Dmitri debió ser el culpable.
—Que mal que trates a tu cuñada de esta forma, te voy a acusar —sonrió divertida antes de acercarse lentamente, como un gato cazando a su presa, Arian alzó una ceja y fue rápido al desviar la patada de la pelirroja.
Sujetó su pierna e intentó echarla, si embargo Calynn se aferró de sus hombros causando que ambos se desplomaran. Arian abrió los ojos y gruñó por el movimiento que hizo, rodaron en el suelo sin soltarse. El pelinegro agarró sus brazos y la inmovilizó detrás de su espalda quedando sentados en el suelo sucio del patio, la pelirroja soltó un pequeño grito ahogado y él no pudo evitar reírse. La mayor se relajó al oírlo, no era una risa burlona, hasta a ella le causó gracia el ruidito que hizo.
—No eres mi cuñada, Dmitri no es mi novio —contestó a sus palabras dichas momentos antes con un suspiro.
—Y nunca lo será si no le dices, ¿sabes? Él no puede leerte la mente, ¿piensas soltarme?
—No, suéltate tú misma —murmuró distraído pues sus ojos habían captado al peliblanco luchando junto a una chica castaña, achicó los ojos, era Dafne Raisa. Arian rodó los ojos mientras que Calynn arrugó su nariz en disgusto, aunque aprovechó la distracción del pelinegro para salir de su agarre, darse la vuelta y golpear su estómago con su rodilla. Lo vio sujetarse de su cadera mientras el aire volvía a sus pulmones—. Tramposa.
—¿Desde cuando una pelea es justa, Koch? Dmitri es tu debilidad, no dejes que nadie se dé cuenta —lo sujetó del cuello de la chaqueta marrón, con las espadas cruzadas en su espalda, pero Arian siempre fue más rápido y más fuerte que ella.
Calynn abrió los ojos cuando la mano del pelinegro rodeó su muñeca, sabía lo que venía, sabía que había sido una muy mala jugada de su parte pero simplemente no tenía el tiempo necesario para contraatacar. Le dobló la muñeca sin llegar a romperla, golpeó sus rodillas y la arrojó al suelo, puso su peso sobre sus piernas —conociendo que toda la fuerza de la pelirroja residía ahí— y atajó ambas muñecas entre sus manos, dejándola totalmente inmovilizada. La escuchó gruñir, se movió queriendo salir de su agarre sin éxito alguno.
—Ya lo sé, mierda, no dudes de mi —le gruñó igualmente en respuesta, jadeando por el cansancio, odiaba que ella no se rindiera fácilmente—. Si lo oculto de mi padre puedo ocultarlo de cualquiera.
—Solo avisaba —se quejó—. Quítate, pesas demasiado.
—¿Ya te vas a rendir?
—Eres un hijo de pe-
—Con mi madre no.
—Oi —ambos ladearon la cabeza y alzaron la mirada hasta Dmitri que se encontraba parado a unos pasos de ellos, el cabello blanco se le pegaba a la frente y tenía un corte en el labio—. Ya terminó el entrenamiento.
Arian, ni bien notó lo último, pareció volar. Soltó a la pelirroja que volvió a quejarse, su amigo a veces no medía su fuerza. Saltó como si fuera impulsado por un resorte y en dos pasos ya estaba frente al otro chico. La pelirroja estaba demasiado cansada hasta para burlarse de las reacciones que el menor tenía con su mejor amigo, se puso lentamente de pie observando como algunos de sus compañeros se alejaban y otros quedaban a conversar o ayudar a un amigo al que le dieron un buen golpe. Se sacudió la suciedad del suelo, Arian había sido especialmente amable ese día en tirarla en varías ocasiones, a veces ambos se tomaban en serio lo de competir, pero él seguía estando en la cabeza de la lista.
Se acercó entonces al par, Arian tenía los ojos centrados en los labios del peliblanco aunque ella pensó que no estaba viendo solamente el corte. Bufó y lo empujó, escuchó su queja pero lo ignoró. La dulce sonrisa de Dmitri la recibió.
—No se peleen, hay Dmitri para ambos —se dignó a decir, la audacia de este hombre traspasaba los límites de conocimiento de Calynn.
—No, yo te vi primero —señaló en tono jocoso, todo con tal de burlarse del pelinegro a su lado y su sonrisa se enganchó cuando lo escuchó bufar—. De todos modos está eso —apuntó la herida.
—Tu mejor amiga me dejó un regalo para ti, ¿acaso no es linda?
Era el conocimiento de todos que Dafne Raisa no era del agrado de la pelirroja —tampoco de Arian—. Habían empezado bien, Calynn había pensado que ya era parte de su grupo de amigos que se había hecho al entrar a la tropa, todos eran agradables y ella se había sentido tal vez demasiado bien estando lejos de su casa, rodeaba de personas que no conocía. Pero cuando Calynn y Arian comenzaron a sobresalir demasiado rápido, dejando a Dafne muy por debajo, comenzó a mostrar sus verdaderas intenciones. Dafne sí quería ser su amiga, pero simplemente había sentido demasiada envidia y celos de que a su compañera, a la que siempre le salía mal los entrenamientos y que no tenía resistencia alguna, llegara a superarla.
Lentamente la chica comenzó a atacarla y tratarla mal, por cada cosa que Calynn lograra o si sus propios compañeros y el instructor la felicitaban, el odio de Dafne aumentaba. Cuando se alejaron y la amistad con Arian inició, este le había dicho que la castaña quiso utilizarlo —sabiendo la rivalidad que existía con él y Beyhan en ese entonces— para que la atención volviera a recaer en ella. No la ayudó, Calynn nunca supo qué le habrá dicho para que el odio que le dirigía a ella también se lo dedicara a él.
—Eres tan simpático cuando quieres serlo —suspiró con una ceja alzada.
Sintió el brazo de Arian rodear sus hombros, hizo el mismo movimiento con Dmitri atrayéndolos hacia él para caminar con ambos entre sus brazos. Como era el más alto de los tres podía aprovecharse para llevarlos a rastras sí quería.
—Dafne quiere ir a la Policía Militar —murmuró Koch mientras se encaminaban al comedor—. Pero como soy tan buen compañero haré que la manden otro lado y nosotros quedaremos en Mitras. Si es que queda entre los primeros diez, claro.
—Sabes que abusar de tu apellido no es bueno, Arian —respondió Dmitri mirándolo de reojo.
—Es lo único que viene de mi padre que me sirve, es algo de lo que tengo que sacarle provecho —frunció el ceño, repentinamente molesto al pensar en su progenitor. Arian simplemente no veía la hora en que sea el cabecilla de la noble familia Koch, haría muchos cambios, empezando por el apellido.
—Acepto la idea —le dio la razón la chica a su lado, sonriente—. Pero luego hablaremos de eso, tus golpes me dieron hambre.
—Directo al comedor, gruñona.
Calynn rió cuando aumentaron el paso, su estómago gruñó casi por instinto. Momentos como estos eran los que nunca quisiera cambiar.
• • •
📍 En algún lugar del Muro Rose.
Actualidad.
Para sorpresa de los demás no había amanecido de mal humor, aunque conociendo a la única pelirroja —aunque a partir de ese día ya no lo sería viendo a la chica de coletas— siempre solía tomarse las cosas con calma. Sin decir que la tranquilidad se debía a que anoche Erwin le dijo que los tres reclutas nuevos no estarían en su escuadrón. No quería más estrés de lo que ya de por si tenía, preparar la formación con tal de que las bajas sean menores le sacaría canas, tener vidas en sus manos la ponía demasiado nerviosa pero quería saber en que lugar estaría cada uno de sus compañeros para calmar la ansiedad que llegaba luego de la libertad fuera de los muros.
No podía preocuparse por los reclutas ahora y aunque no lo demostrara, Calynn siempre tenía los ojos en todos. Se preocupaba, claro que lo hacía, pero las personas no veían eso.
La formación frente a la tarima estaba desigual y los murmullos iban y venían, esperando por el Comandante, a los tres chicos se les había obligado a subir para presentarse y desde su posición se notaba la incomodidad por ello, los soldados, algunos de ellos, los miraban con curiosidad y otros cuchicheaban para saber quienes eran. A Calynn casi le dio pena, presentarse de la nada sin saber que esperar de Shadis daba miedo, el Comandante al parecer se divertía quebrando a sus subordinados.
—¿Pensaste en lo que te dije ayer? —la voz de Erwin la hizo salir de sus pensamientos, miró de reojo al rubio que se encontraba a su lado.
—¿Por qué sigues preguntándome? Si es una orden dilo y ya —musitó en voz baja aunque las personas más cercanas a ambos eran Mike y Dmitri. Giró para ver a su Capitán al captar que estaba sonriendo sin mostrar dientes, era un simple movimiento de sus comisuras, suave y tranquilo. Lo observó con atención entonces, tenía la espalda recta y las manos unidas por esta, la mirada en el suelo con el rostro sereno y el cabello rubio pulcramente peinado.
—A veces pienso, cuando me tratas así, que el problema soy yo —comenzó a decir sorprendiendo a la mujer quien soltó sus manos y lo miró desconcertada—. No te quiero obligar a nada, Lynn, por eso te pregunto, eres mi asistente por algo.
Dios, este hombre.
—Erwin... —comenzó a decir, ¿él realmente pensaba que a fin de cuentas lo que hacía era por obligación? No quería que el hombre en el que más confiaba en el mundo pensara que lo trataba mal a propósito—. No es-
—¡Todos, atención! —la exclamación llegó a ella antes de que pudiera completar la oración, se movió rápidamente poniéndose en formación nuevamente, colocó su atención en la figura alta de Keith Shadis con el ceño fruncido. La molestia en su nuca era desagradable, debía aclarar las cosas—. A partir de hoy, estos tres pelearan junto a nosotros, ¡ustedes! ¡preséntense a todos!
Hubo un silencio en el que Calynn aprovechó para dejar su atención sobre los reclutas con el uniforme de la Legión. Las miradas no habían faltado el día anterior ni esta mañana, sus heridas eran evidentes, como lo supuso, se le formó dos moretones en el rostro y gracias a Dmitri esta vez tenía una venda más cuidada alrededor de su mano. Y los soldados eran rápidos sacando conclusiones.
El pelinegro, con los brazos cruzados, con los ojos más allá de los árboles tras ellos, bajó la mirada hastiada —Calynn podía apostar que también había un poco de asco en ellos— y la dirigió hasta Erwin. El rubio no le quitó los ojos de encima y lo tomó como un reto, el otro la desvió al final, con el disgusto plasmado en su rostro.
—Soy Levi.
El coro de jadeos bajos no se hizo esperar, claramente sabiendo que aquella forma no era la adecuada para presentarse, el escuadrón del Capitán fueron los únicos que no reaccionaron, ya habían sido testigos de lo tercos e indisciplinados que podían ser. La chica de coletas dio un paso en frente con una gran gran sonrisa y una energía que solo había visto cuando Hange veía un titán.
—¡Isabel Magnolia! ¡Mucho gusto, cuento con ustedes!
—¡Farlan Church! Ese soy yo, hola.
Ah, con que esos eran sus nombres. Calynn no pudo evitar alzar las cejas cuando Farlan intentó hacer el saludo militar correspondiente, improvisando, le pareció tierno saber que al menos los dos ultimos se estaban esforzando. Sintió la disconformidad flotar entre sus compañeros pero no dijeron nada más que sacar unos balbuceos cortos.
—Flagon, estos tres estarán en tu escuadrón. Hazte cargo de ellos.
Dmitri, tras su mejor amiga, hizo un mohín intentando ocultar la sonrisa que se le formó al tener en su vista periférica el perfil de sorpresa e indignación del líder de escuadrón.
—¿E-estarán en mi escuadrón?
—¿Alguna queja?
—N-no... —miró de reojo al grupo del rubio Capitán, estos lo miraron de la misma manera—, pero pensé que irían con Erwin.
—Erwin y compañía están preparando la nueva formación que se llevará a cabo en las exploraciones, y se le ha encargado que asista al mando —explicó con voz cansina—. Por eso, no tiene tiempo para hacerse cargo de los reclutas. ¿Entendido?
—¡Si, señor!
—Eso es todo. Bien, que cada escuadrón presente un informe de las diferentes cuestiones a tratar.
Desde su posición podía escuchar como los dientes de Flagon chillaban de rabia, sin embargo no podía hacer nada en contra de una orden directa. El castaño giró levemente solo para notar la sonrisita de Dmitri, la mano sobre su corazón se apretó más antes de fingir que estaba de acuerdo.
• • •
Isabel saltaba de alegría cuando salió de las recámaras, Farlan tras ella cansado de haber limpiado obligatoriamente para tener a Levi contentó se preguntó como la pelirroja podía tener tanta energía, nunca tenía una respuesta. Los tres caminaron hasta el campo de entrenamiento que estaba parcialmente vacío, era impresionante la vista al cielo azul y bien que el trío podría quedar viendo aquel espectáculo hasta quedar ciegos.
La pelirroja estaba tan emocionada que chocó contra el último escalón y casi llevó el rostro al suelo de no ser por el pelinegro que logró sujetarla de la chaqueta antes.
—¡Ah, gracias hermano! —le sonrió inocente por su torpeza y distracción, aunque igualmente sintió el regaño en los ojos plateados del contrario.
—Ten más cuidado, tonta.
Llegaron al campo poniéndose lado a lado sin saber exactamente que hacer o a quien esperar, Isabel se balanceaba en su lugar, Farlan miraba los árboles fascinado por tanto verde y Levi echaba un vistazo al cielo —aunque el sol se lo impidiera— de vez en cuando, sus ojos iban y venían de los soldados que entrenaban. Las miradas de reojo no pasaron desapercibidos, cada vez más le disgustaba este lugar, no esperaba el momento de largarse.
—Buenos días —saludó una voz armoniosa detrás de ellos, al voltear, Farlan e Isabel se llevaron las manos a sus corazones rápidamente porque cualquiera que apareciera por ahí sería su superior, Levi simplemente miró dejando que su amigo a su lado se tensara al verla.
Los labios de Calynn se movieron en una sonrisa de lado, no era una retadora pero ninguno pudo identificar que clase era. Tenía las manos unidas frente a ella, el cabello rojo unido en una trenza rápida pero nada descuidada, el mechón cortado se movía por la brisa al igual que su flequillo.
—B-buenos días, eh... —saludó Farlan, fue el único que se atrevió a hablar, sus dos amigos estaban ocupados mirándola de la peor manera. Ella se limitó a alzar una ceja.
—Mi nombre es Calynn Beyhan, seré quien les enseñe a montar a caballo, síganme —señaló con su cabeza antes de comenzar a caminar hasta los establos, confiaba en que le harían caso.
Al darle la espalda Farlan miró a sus amigos con los ojos abiertos, Isabel tenía la boca ligeramente abierta mientras que la mirada de Levi seguía atento en las alas de libertad en la chaqueta de la chica, achicó los ojos, frunció el ceño y vio de reojo al castaño antes de avanzar también, no se había visto sorprendido como el resto. La conversación que habían tenido momentos antes se le presentó en la cabeza.
—¿Por qué no podemos liquidarlo como con los sujetos de la Ciudad Subterránea?
—Porque tiene como tres perros guardianes que lo protegen, se darían cuenta, sería muy sospechoso —había apuntado Farlan recostándose por la litera—. No seas burra, Isabel.
—¡Eh! ¡¿A quien le has llamado burro?!
—Además —siguió ignorando el jadeo de total indignación de parte de la pelirroja—. No sabemos quien es el otro objetivo, conocemos a Erwin porque nos dijo su nombre.
—A mi me causa curiosidad que le habrá hecho para que hable con esa rabia, ¿lo escucharon también, no? —preguntó Isabel con la mano sobre el mentón.
—Si —respondió a quien consideraba como su hermano, Levi pensó en la mano lastimada del hombre que los había contratado—. Pero no me importa, hemos ingresado, solo faltaría liquidarlos antes de la exploración fuera de los muros.
—Primero hay que saber quien es Calynn Beyhan.
—Una chica, duh, eso déjenmelo a mi —se apuntó con orgullo y podría tener razón, Isabel era la única que podía meterse en las habitaciones o duchas de mujeres para averiguar.
—Que inteligente —se mofó el castaño, recibió un golpe en la cabeza por parte de la menor.
—¡Lo digo en serio!
—Tiene razón pero creo saber quien es, solo hay que confirmarlo —interrumpió Levi la pelea que se formaría entre esos dos, su vista se dirigió hasta la ventana cerrada, pensando en el color de la sangre y la cuchilla sobre el cuello de su amigo—. Farlan, yo me apunto a tu plan, pero quien mate a Erwin Smith y Calynn Beyhan seré yo.
—Si, ya lo sé —miró al pelinegro y la misma idea cruzó su cabeza, si Levi estaba enojado con Erwin por haberlo humillado, estaría igual con la chica desconocida si le hizo algo y rápidamente lo notó. Trató de ignorar el recuerdo de la cuchilla en su cuello—. Tal vez sea ella o tal vez no, deja que averigüemos y luego planeas cómo matarlos, ¿bien?
—Bien.
Iba a ser en vano decirle que no los matara, porque era parte del trabajo, Lobov había sido claro. Los documentos y las almas de los dos soldados a cambio de una vida en la superficie, sonaba justo, habían hecho cosas peores. Pero la curiosidad se mantenía ahí.
¿Qué habían hecho dos soldados, que luchaban por la humanidad, para terminar siendo odiados hasta el punto de mandarlos a ellos para matarlos?
CHAN CHAN CHAN CHAN. Esto se está yendo alv muy rápido, awanta.
Desde este capítulo puedo darle la bienvenida a los flashbacks, Arian tkm. En fin, no tengo muchas cosas que decir, ¿qué creen que pase ahora? ¿Que pedo con Erwin y Calynn? ¿Kestapazando?
Espero les haya gustado, ¡Nos leemos!
Mag.
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