Hálito
Me despertaron otra vez los ronquidos de mi hermana. Intenté cubrirme con la almohada pero, incluso así, no pude dormirme otra vez.
Mañana tenía una reunión importante y no podía permitirme una noche de desvelo, así que me volteé para, incluso, golpearla con tal de que se callase.
No la encontré. Cuando estiré mi mano para tocar su cama, solo hallé vacío.
Me senté enarcando una ceja y recordé, pues, que hacía más de una semana que se había ido de casa. ¿Quién...?
Sentí una respiración mover los vellos de mi nuca y unos dedos posarse en mi espalda.
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