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Con el correr de los minutos, la sala que formaba parte de la colosal arquitectura nórdica, iba ocupándose por dioses de distintos panteones. Varios de ellos, deseosos por dar su voto, el mismo que sería fundamental para la perduración o extinción de la raza humana en aquel consejo presidido por Zeus.
___________ se tomó el tiempo de analizar detalladamente cada detalle del inmensurable salón, siendo la primera vez que se aventuraba en el mismo como tal. Tenía cierto criterio de como lucía por dentro, consiguiendo darle estrépitas ojeadas desde fuera siempre que acompañaba a Poseidón; dejando el resto a su imaginación.
—¿Segura de que quieres acompañarme?— Poseidón reiteró su pregunta por tercera vez, deteniéndose sobre el primer escalón.
Ellla le aseguró, por medio de un asentimiento de cabeza, que ese era su deseo. Decendió por los extensos escalones hasta dar con una fila de asientos localizada a una distancia perfecta del trono de Zeus, y ubicándose en una de las bancas, esperó a que Poseidón imitara su acción. El rubio se sentó junto a ella sin comentar nada al respecto, esperando a que el consejo diera por iniciado.
A medida que Zeus hablaba, _____________ echó un vistazo a su alrededor. Algunos dioses que conocía no estaban muy lejos de donde ella se establecía; Shiva y sus esposas residían a tan solo tres filas más adelante y Thor, a quien en un principo ubicó fácilmente por el intenso color de su cabello, se hallaba detrás de ella.
Hades no se presentó al consejo y en su lugar, envió a uno de sus mensajeros con su respuesta. _______________ no le tomó mucha importancia, aludiendo que el motivo de su ausencia tenía relación con los conflictos que se estaban desarrollando en el inframundo.
Algo que últimamente tenía muy ocupado al rey del inframundo.
Luego de que varias deidades dieran su opinión respecto a los humanos, finalmente llegó la hora de la votación, donde se tomó la decisión de ponerle fin a la raza humana. Muchos estaban descontentos por sus malas acciones y los desastres que constantemente causaban en la tierra, por ende, hartos de eso y sin darles nuevas oportunidades, los dioses escogieron ponerles un alto definitivo.
Poseidón, por supuesto, no fue la excepción. Sin embargo, por el contrario del resto, guardó silencio en todo momento.
_____________ creyó que ese sería el fin de la asamblea y que tras esa decisión, regresaría a la comodidad de su palacio junto a Poseidón; sin imaginarse que cierta semidiosa tuviese otros planes en mentes.
En un intento por salvar a la humanidad, Brunhilde, la hermana mayor de las trece valquirias, irrumpió en el concilio. Tal acto desató la confusión y la furia de los dioses, algo que a la mujer no pareció importarle demasiado; y sin perder el tiempo, propuso a los dioses aplicar la resolución del Ragnarok.
La palabra hizo eco en los pensamientos de _____________ y toda enseñanza que Hades pudo dejarle aquel día, se presentó sin previo aviso, sobrecargándola de información. Su piel se erizó al organizar los conocimientos adquiridos de dicha batalla, comenzando a intranquilizarse por como podían desarrollarse las cosas a partir de ese punto.
Tomó aire y mientras se convencía a sí misma de que todo saldría bien, quiso escuchar lo que los dioses tenían que decir.
La absurda creencia de que los humanos podían hacerle frente a los divinidades, llevó a las mismas a burlarse de dicha idea. Un grave error para ellos, pues Brunhilde se propuso a provocarlos.
—¿Acaso será que....tienen miedo de perder?— tales palabras desencadenaron la ira de la mayoría de los allí presentes.
Al ser testigo de las iracundas reacciones de los dioses, _____________ se aferró suavemente al brazo de su padre, buscando protección en la mirada del contrario. Para su sorpresa, el dios de los mares no lucía afectado, manteniéndose al margen de todo.
—Padre...— llamó temerosa por el rumbo que aquello comenzaba a tomar.
El rubio la miró de reojos, captando de inmediato cierto grado de temor en el tono y expresión de su hija.
—Todo irá bien— su mano fue a parar cuidadosamente sobre la cabeza de la femenina, quien terminó por confiar en el mayor.
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Finalmente se llegó al acuerdo de que el Ragnarok fuese llevado a cabo, cosa que ciertamente tenía despreocupadas a muchas de las deidades. Ninguna de éstas esperaba a que los humanos saliesen victorioso de los torneos y por lo tanto, se limitaron a disfrutar de las batallas con sus victorias aseguradas. _____________ estaba convencida de que a Poseidón no le interesaban tales cosas y por ende, todo había concluido para ellos, teniendo la creencia de que por fin tomarían retorno a su hogar.
No obstante, cuando se disponían a abandonar el salón, Hermes los intersectó, solicitando la presencia de Poseidón con la excusa de que Zeus necesitaba hablar con él de algo importante.
—No tardaré mucho— expresó con su atención en ella.
—Está bien, te esperaré por aquí— no muy convencida, se recargó en uno de los pilares que allí yacían mientras aguardaba el regreso de su padre.
Tenía un mal presentimiento de todo lo que se estaba aconteciendo. Desde que Brunhilde propuso tal cosa para salvar a la humanidad, se sentía intranquila y hasta un poco paranóica; como si algo malo fuese a suceder a medida que las batallas avanzaban.
—¿Por qué la cara tan larga?— esa fastidiosa voz sacó de sus pensamientos a la ninfa y frunciendo el ceño, posó sus ojos en el peliverde que flotaba frente a ella sin borrar esa expresión maliciosa de su rostro.
—Nada de tu incumbencia, Loki— respondió tajante.
Sus interacciones con Loki eran casi nulas y como la gran mayoría allí, estaba al corriente de lo problemático que el hombre podía llegar a ser. Por esa razón entre menos palabras cruzara con él, mejor resultaría.
—Que fría...— protestó con falsa indignación, no se rendiría así de fácil —entonces supongo que no te interesa el hecho de que...sepa sobre tu pequeño secreto con cierto dios~— canturreó.
Loki supo que la confesión resultó efectiva al presenciar en primera plana como en una milésima de segundos, el duro semblante de la azabache palidecía. El nórdico era conocido por no tener escrúpulos, siendo muy capaz de divulgar esa información que podría meterla en problemas si llegaba a oídos de Poseidón.
¿Cómo diablos se había enterado lo de Beelzebub? Que el resto supiese de ello no significaba un problema para ella, en cambio, las cosas se tornaba diferentes si quien recibía tal noticia se trataba de Poseidón
—¡JA! parece que si he...— su frase quedó inconclusa cuando una mano ajena se posó sobre su hombro —¿Uh?— ciertamente confundido y molesto por la interrupción, volteó a fin de identificar a la deidad, relajándose un poco sl ver que simplemente se trataba de Thor.
—Deja de molestar a los demás con tus tonterías— sin dejarlo protestar, el dios del trueno se llevó a Loki lejos de la muchacha, quien no les quitó los ojos de encima hasta que ambos finalmente se encontraron fuera de su campo de visión.
Aliviada, dejó salir el aire que estuvo conteniendo en todo ese rato. Ya tendría tiempo de preocuparse por Loki.
—_____________— el llamado de Poseidón la hizo voltear más que rápido, dedicándole una cálida sonrisa.
—Padre, ¿ya es hora de regresar a casa? Me gustaría dar una caminata por las costas, ¿qué dices?— sugirió inocentemente, sin saber la tormenta que se avecinaba.
—Temo que eso no será posible por el momento— lo dicho por el rubio la desconcertó —seré uno de los luchadores por parte de los dioses...—
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—Padre, ¡no tienes que hacer tal cosa— siguiéndolo desde atrás a pasos acelerados, intentaba inútilmente hacer que el dios de los mares entrase en razón —Creí que odiabas involucrarte en estas cosas, cédele a alguien más tu lugar...por favor...— se detuvo a mitad de camino, decendiendo la mirada cuando las lágrimas amenazaron con salir.
Aterrada, así se sentía. Temía que estando en la arena de pelea, algo malo le ocurriese a su padre. Una mala corazonada le decía que detuviera esa locura por parte de Poseidón; por alguna razón, la sensación que experimentaba le era vagamente familiar, como si en algún momento de su vida ya hubiese pasado por eso.
Y por más que se esforzó en recordar la ocación, no tuvo suerte. Sus recuerdos eran bloqueado por una nube oscura que le imposilitaban indagar más a fondo casi de manera intencional.
La situación comenzaba a desesperarla.
—¿No confías en mí?— Poseidón tenía sus ojos puestos en ella y el tono severo que empleó, se suavizó al momento de proseguir —será rápido, acabaré con esa escoria y volveremos a casa— le aseguró avanzando hacia ella, asentando su mano sobre la cabellera oscura de ____________ una vez estuvo lo suficientemente cerca.
—¿Lo prometes?— musitó, buscando consuelo en los ojos contrarios.
Una cálida sonrisa pintó los labios de Poseidón.
—Lo prometo— la rodeó con sus brazos, atrayéndola cuidadosamente hacia él —cuando esto termine, volveremos a casa y podremos hacer todo eso que propusiste hace unos momentos— garantizó, suavizando la angustia que emanaba de su hija.
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