Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

11

Beelzebub.

Hacía mucho tiempo que no recibía noticias sobre él, algo que sin duda agradeció, pues la ayudó a enterrar cualquier recuerdo que tuviese relación con él o su pasado. Apartó su mirada, ignorando la presencia ajena allí, algo que Beelzebub pareció imitar, ya que en ningún momento se mostró interesado en la muchacha.

—Te esperaré en el salón principal— avisó a su tío, retirándose de allí para dejarlos hablar con tranquilidad. 

Sus vagos pasos resonaban en cada rincón los desolados pasillos del palacio, vacíos en casi su totalidad. Tenía el camino tan memorizado, que no se molestó en siquiera ver hacia el frente, sabiendo de antemano que el riesgo de estrellarse con alguien era nulo.

Llegó al lugar indicado, acomodándose en uno de los sofás que allí habían, esperando pacientemente que Hades acabara de atender a Beelzebub.

Los minutos pasaban y con eso, un malestar inexplicable fue apropiándose de su cabeza, que de manera súbita le proyectó una imagen desagradable que creyó  extinta por un tiempo.

La muerte de Poseidón.

Adolorida, llevó sus manos a la zona de su cabeza cuando el dolor se tornó insoportable. Toda pesadilla relacionada con Poseidón había desaparecido con el correr del tiempo, llevándola a la conclusión de que sólo se trataba de un producto proyectado por sus miedos más profundos.

Pero ahora no hallaba forma de explicar ese suceso que, sin lugar a dudas, la condujo a un severo estado de nervios, temiendo por la vida de Poseidón.

—¿_____________?— la llegada de Hades regresó todo a la normalidad.

Todavía se encontraba un poco ajetreada por el mal momento, más, creyó que ya bastante angustia había causado a su tío como para agregar una más a la lista. Por ende, preocurando eludir su malestar sin que Hades sospechara, se esforzó en concentrarse en él como si nada hubiera pasado.

Por su parte, Hades coemnazaba a sospechar. Conocía a su sobrina lo suficiente como para detectar cuando algo no iba bien con ella y si bien era cierto que la situación le preocupaba, prefirió no preionarla y esperar a lo que tenía que decirle.

—¿Granadas? Eran tus favoritas— ofreció sujetando en su mano un tazón repleto de esas frutas.

________________ lo rechazó amablemente. No sería capaz de digerir la comida.

—Lamento darte problemas, debí suponer que estarías ocupado— relamió sus labios sin verlo directamente —solo necesitaba preguntarte si... hay algo de Poseidón que debería saber. Sé que su orgullo le impide contarme lo que le sucede últimamente, pero también sé que contigo la historia es diferente—

Hades, que en todo momento escuchó con atención a la ninfa,  sonrió al comprender el problema.

—Ya veo, estás preocupada— aseguró cruzándose de brazos —bueno, no tienes nada de que angustiarte. Zeus lo tiene un poco atareado, eso, sin contar los conflictos que se dan en el océano— y pese a que fue sincero explicó, _______________ no lucía del todo convencida.

Como si hubiese algo más que le impidiese bajar la guardia.

—Ya veo— musitó jugando frenéticamente con sus dedos a la vez que movía ansiosamente su pierna derecha —¿puedo preguntar algo más?— vaciló a punto de arrepentirse.

Hades se lo permitió un tanto extrañado por la conducta que la joven presentaba.

—¿Tú crees en las...— se detuvo, sin formular completamente la pregunta  —no es nada, olvídalo— se puso de píe, lo mejor sería marcharse y no seguir importunando al mayor.

Hades copió su acción, limitándose a acompañarla a la salida.

—Te escoltaré a la salida del inframundo. No voy a arriesgarme a que algo te pase— expresó en lo que se dirigía a un guardia para darle indicaciones.

En esa fracción de segundos, la visión de _________________ se distorsionó, experimentando por segunda vez un mareo inexplicable que le hizo perder el equilibrio.

—¿____________?— la voz del rey del inframundo sonaba como un eco lejano, hasta sólo ser opacada por un terrible pitido.

Y a partir de ahí todo fue oscuridad.

Su cabeza daba vueltas, como si acabara de despertar con una terrible resaca. No recordaba lo siguiente a su desmayo, asimismo, tampoco era capaz de distinguir en donde estaba, aunque a juzgar por toda la iluminación de la habitación, intuyó que no se hallaba en el inframundo.

Se incorporó en la cama y alinstante  de hacerlo, las fuertes palpitaciones en su cabeza la obligaron a recostarse una vez mas.

La puerta se abrió de pronto, emitiendo un desagradable chirrido que sólo logró empeorar su estado. 

—¿Te sientes mejor?— oír a Poseidón fue suficiente para calmarla, sabiendo que estaba sana y salva —te traje agua, los sirvientes prepararon una infusión para tí— aclaró entregándole el vaso con el contenido.

—¿Qué fue lo que pasó?— estando ya hidratada, esperó a que Poseidón le esclareciera sus dudas.

—Sufriste un desmayo, no sabemos porqué — se limitó a contestar —¿Acaso tienes idea de lo mucho que me preocupé cuando Proteus me informó de tu paradero? ¿En qué estabas pensando?— sonaba molesto y cada una de sus razones eran válidas para estarlo —muchas veces te he explicado los peligros del inframundo, sabes perfectamente que no es seguro— reprochó, decidiendo detenerse únicamente por el estado actual de la ninfa.

_________________ era incapaz de alzar la mirada, su arrepentimiento no le permitía verlo a los ojos. Lo había desobecido y no sólo eso, también le provocó un buen susto no solo a él, sino que también a su tío.

—Lo lamento, es sólo que estaba preocupada. Últimamente no parecías estár bien y estaba convencida de que no me dirías la razón. Así que decidí buscar ayuda con el tío Hades, porque pensé que seguramente tenía alguna idea— confesó con un nudo en la garganta.

Un cálido tacto en su frente se presentó de pronto, consiguiendo así que su cuerpo se helara por la sorpresa.

—Pero que mocosa más imprudente— enseguida de haber depositado ese beso, el mayor acarició suavemente la cabeza de la azabache, ablandado su dura mirada  —hablaremos de esto cuanto te recuperes— advirtió con seriedad al mismo tiempo que se incorporaba del colchón para así acomodarse junto a la chica —ahora duérmete antes de que me arrepiente y te arroje al océano— demandó fríamente.

________________ rio y ya más tranquila, recargó su cabeza en el hombro del hombre, cayendo rendida ante el sueño.

Desde que se encontraron por primera vez, su conexión fue inmediata. Poseidón era demasiado inexperto en el tema como para entenderlo por aquel entonces y ella apenas era una recién nacida que no era capaz de comprender lo que sucedía en ese momento.

Aquellos ojos fríos y misteriosos la hicieron sentir a salvo desde el primer momento, convencida de que nada podría hacerle daño si permanecía a su lado. De pequeña él solía silbar para ella, una forma muy extraña pero efectiva de detener su llanto en medio de la noche. En sus momentos de enfado, en el que todos preferían apartarse de su camino, ella, ingenua frente al peligro que corría, gateaba decidida en su dirección, aferrándose con sus manitas a las prendas del mayor.

Y en vez de ofrecerle una mirada de terror, reía cálidamente, como si por medio de ese gesto intentara disminuir su enfado.

Poseidón era lo más importante en su vida, es por eso que la sola idea de perderlo le abrumaba.

Él, junto a sus hermanos, conformaban su familia.

Hades y Adamas la aceptaron en la familia desde el primer día, e incluso Zeus, con el cual no comparía una estrecha relación de confianza, le había tomado cierto aprecio con el correr de los años. 

—Estás muy pensativa ¿ocurre algo?— Hades, quien en compañía de Poseidón y Zeus salían de la junta que acababa de tener lugar en el palacio del Olimpo, no dejó pasar la conducta de la menor.

Poseidón aguardó en silencio una respuesta de la azabache, que de manera inesperada lo envolvió con sus brazos en un fuerte abrazo. El rubio, ciertamente desconcertado por la situación, tardó un poco en asimilar lo que estaba sucediendo, hasta que finalmente su mano fue a parar en la cabeza de _________________.

—Sólo estoy feliz, es todo— se alejó del rubio, esta vez imitando el gesto con Hades y Zeus.

El rey del inframundo correspondió a la primera, mientras que Zeus se mostró tenso por la muestra tan afectiva.

—Eso parece— secundó Zeus un tanto  confundido.

—_____________, debemos irnos— intervino Poseidón con su tan distinguida inexpresividad.

La muchacha obedeció y despidiéndose de ellos, se marchó en compañía de Poseidón.

—Al llegar, ¿podemos leer algunos libros?— subió al carruaje seguida de él.

Poseidón se ubicó en el asiento contrario con una postura perfecta.

—Sí— respondió monótono, sacándole una gran sonrisa a la muchacha —por cierto...—interrumpió mirándola fijamente —mañana hay alguien que espera verte...— transmitió, sonaba molesto, casi como si le desagradara la idea.



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro