En esos momento JungKook se encontraba muy tenso e inquieto. Para ser exactos, "muy" sería una completa subestimación de cómo se estaba sintiendo en realidad. Su cordura estaba al borde del colapso con cada mísero minuto que pasaba y DongHui no regresaba con el maldito biberón de SooBin. El mestizo había despertado esa mañana con la clara intención de no hacer absolutamente nada hasta que TaeHyung regresara de la empresa, pero todo su maravilloso plan se vio frustrado en el instante en que se cruzó a la infame humana por los pasillos. Debido a este desafortunado suceso, se hallaba supervisando a su querido hermano menor mientras esperaba a que la mujer apareciera.
JungKook sabe muy bien que está siendo ridículo, cuidar del infante era algo que tendría que hacer tarde o temprano, sin embargo, sus sentimientos aprehensivos hacia él no se habían apaciguado en su totalidad. Por lo tanto, tenerlo en su regazo en ese preciso momento lo estaba incomodando más de lo que debería. Respiró profundo un par de veces. Era solo un bebé, un bebé bastante tranquilo, por cierto. En lo que llevaba de su nacimiento, no lo había oído llorar ni una sola vez, lo cual era bastante peculiar. Según la concepción de Jeon, los bebés se la pasaban lloriqueando la mayor parte del día, pero este pequeño parecía tener el interruptor del llanto atrofiado.
Se dedicó a observarlo detenidamente, algo que había evitado hacer durante las últimas semanas, rehuyendo de la idea de que aquel niño pudiera parecerse en lo más mínimo a TaeHyung. Como confirmación de sus temores, poco a poco fue encontrando en la rechoncha cara del menor ciertos rasgos que lo hacían indiscutiblemente parecido a Kim. Pero, contrario a lo que esperaba, no se sintió devastado al descubrir lo evidente. En cambio, una sonrisa temblorosa comenzó emerger en sus labios, su corazón colmándose con algo parecido al aprecio. La química de su cerebro se alteró al finalmente reconocer lo tierno que era SooBin.
El chiquillo pareció corresponder a su sonrisa, puesto que sus pequeñas comisuras se elevaron, mostrando la perfecta hilera de dientecitos que habían crecido en sus rosadas encías de manera prematura. Los bebés vampiro se desarrollaban a un ritmo mucho más rápido que los niños humanos, pudiendo alcanzar la edad de dos años en tan solo ocho meses.
—Oh, por Dios. —Alguien chilló con absoluto asombro a sus espaldas.
El castaño volvió su cabeza, encontrándose con una muy conmocionada DongHui.
—¿Ocurre algo? —Su ceño se frunció, confundido por el extraño comportamiento de la nodriza.
—Oh, disculpe mi osadía, joven amo. —La mujer se reverenció, avergonzada—. Pero es la primera vez que veo al pequeño sonreír. Me preocupaba que SooBin pudiera estar presentando algún problema en su salud, por lo que pensaba hablar con el amo TaeHyung sobre esto y que él decidiera si sería pertinente consultar con un médico sobre lo que podría estar afectando el desarrollo de SooBin.
—Mmm, no creo que sea nada de lo que preocuparse —afirmó, regresando su atención al menor—. Míralo, ahora parece que no puede dejar de hacerlo.
DongHui soltó una discreta risita.
—Tiene razón, tal vez antes no tenía nada por lo cual sonreír —dijo la mujer con voz suave—. Debería pasarse más seguido por las habitaciones de SooBin, parece que le agrada.
Las últimas palabras pronunciadas por la humana estuvieron incrustadas en su cerebro por el resto del día. Algo de ellas, por alguna razón que no llegaba a comprender, había ayudado a que el enredo de sentimientos y pensamientos que el mestizo tenía en su cabeza se organizara un poco.
Este hecho le pareció increíblemente liberador.
Esa misma madrugada, cuando vio a TaeHyung cargando en sus brazos a SooBin, no sintió aquella oleada de celos y dolor que amenazaba con engullirlo por completo. Esta vez, incluso se acercó a ellos en lugar de ir a encerrarse en la oscuridad de su cuarto, mientras deseaba con todas sus fuerzas que aquellas malignas emociones que habían echado raíces dentro de su pecho fueran exterminadas. Estaba cansado de sentirse como un fenómeno por odiar a su propio hermano, el cual tan solo era un crío inocente que no tenía idea de nada. Y estaba aún más harto de ver la expresión afligida de su padre cada vez que subía a su encuentro con la intención de consolarlo. Odiaba lastimar a TaeHyung con su estúpido actuar lleno de inmadurez.
—Hola. —susurró, su voz un poco ronca.
Apoyó su cabeza en el hombro libre de Kim, aspirando su delicioso aroma que tanto había extrañado. Una ligera sonrisa se adueñó de su boca en el momento en que los labiales contrarios se posaron sobre su frente en su suave y casto beso.
—Hola —respondió de igual manera el mayor, intentando esconder su sorpresa.
Era evidente que TaeHyung no podía creer que JungKook hubiera dado el primer paso. Más que nadie en este mundo, sabía lo complicado que había sido para el mestizo aceptar la llegada de SooBin. A veces se encontraba considerando la idea de que hubiera sido mejor no haber tenido al pequeño, si eso significaba que Jeon dejara de sentirse tan miserable como lo hacía. Podrían recriminarle lo que quisieran, pero siempre pondría la felicidad de su pareja por encima de todo, y haber tomado esta decisión no habría sido la excepción.
Si JungKook supiera hasta qué punto estaba dispuesto a llegar por él y su bienestar, no se sentiría tan inseguro alrededor de su hermano menor. Pero TaeHyung no estaba dispuesto a compartir esta verdad con el castaño, porque temía que pudiera hacerlo sentir aún más abrumado. Sabía que JungKook ya estaba lidiando con suficiente presión y no quería añadir más a su carga emocional.
—Hoy sostuve a SooBin por unos instantes —comenzó a hablar, sonaba casi adormilado—. Fue extraño al principio, un poco incómodo, pero luego me sonrió y... —Su voz se apagó—. Se parece tanto a ti, Tae.
—Eso quiere decir que va a ser muy guapo, entonces. —intentó aligerar el ambiente con algo de humor.
—Sí, eso mismo pensé yo. —Una risita burbujeante salió de él.
Con gran delicadeza, acercó su mano y rozó sus nudillos por la mejilla de la criatura.
—Algo me dice que ustedes dos van a terminar llevándose mejor de lo que crees —dijo con cuidado, deseando no espantar a JungKook al expresar este hecho en voz alta.
—¿Qué? ¿Ahora predices el futuro? —se burló el menor, separándose un poco de aquel hombro que le brindaba comodidad, para de esta forma poder mirarlo apropiadamente.
—Puede ser, ¿por qué no? —se jactó, guiñándole un ojo—. Además, puedo sentirlo a través de nuestro lazo, estás comenzando a encariñarte de él.
—Ugh, cállate y vamos a la cama. Hoy quiero dormir un poco y no podré hacerlo si no estás cerca —dijo mientras lo tomaba de la mano y tiraba suavemente de ella, dirigiéndose hacia las escaleras.
—Sabes que tengo que cuidar de SooBin en la noche.
—Estoy seguro de que a SooBin le vendría bien recostarse en un poco y descansar. Vamos.
TaeHyung apenas pudo contener la deslumbrante sonrisa que empezaba a formarse en sus labios.
꒦ ͝ ꒷ ͝͝ ꒦ ͝ ꒷ ͝͝ ꒦
La mañana hizo su aparición mucho más pronto de lo que JungKook había esperado. Al abrir sus ojos somnolientos, lo primero que hizo fue buscar a tientas el cuerpo cálido que había estado tendido a su lado antes de que quedara inconsciente sobre la cama. No se extrañó al encontrar nada más que la desalentadora frialdad de las sábanas. Para el infortunio del mestizo, TaeHyung era un hombre demasiado comprometido con su trabajo, no acostumbraba a esperar a que su precioso amante se levantara para compartir unos cuantos besos, para luego tal vez tener a JungKook sentándose en su polla, montándolo lento, empujándose centímetro a centímetro, hasta que el puro gruñera adolorido y le clavara los colmillos en el cuello.
—Joder... —gimió mientras su mano se arrastraba por su cuerpo llegando hasta su adolorido pene.
Ahora estaba increíblemente excitado. Probablemente esto era el resultado de no haber tenido sexo por varios días, estaba hambriento de contacto, pero sobre todo estaba enloqueciendo por no tener a TaeHyung bebiendo de él a cada maldita hora. Era un jodido adicto a ello, no podía esconderlo más.
En el momento que estaba por darse placer con su mano, el sonido de su celular lo distrajo; alguien lo estaba llamando. Quejándose, se extendió sobre la cama para intentar alcanzar el aparato, que descansaba sobre la mesita de noche, sin tener que levantarse.
Miró el identificador de llamadas, sabiendo perfectamente que se trataba de JiMin.
—¿Ahora qué? —fue como saludó a su mejor amigo, demasiado frustrado como para preocuparse por ser amable.
—¿Discúlpame, Jeon JungKook? —pronunció con la indignación palpable en su tono—. Te aconsejo que reformules lo que acabas de decir si no quieres que yo te arranque los ojos la próxima vez que te vea.
El aludido se encogió al instante, recordando que hacer enojar a JiMin era una muy mala idea. Las amenazas del pelirrosa no eran infundadas: antes de ser convertido en vampiro, había pertenecido a una pandilla llena de matones peligrosos y era obvio que ya había arrancado varios ojos.
—Buenos días, JiMin-ah, ¿a qué debo el placer de tu llamada? —Se apresuró a decir con mucha más alegría que antes.
—Así sí nos vamos entendiendo —asintió JiMin—. En fin, sabes que la familia de YoonGi es bastante anticuada...
—¿Ajá? —contestó inseguro.
—Bueno, al parecer quieren organizar una fiesta de compromiso, de esas extravagantes que solo alguien con muchísimo dinero podría permitirse. —Hubo una pausa—. Yo no quiero, pero no hay quien pueda contradecir a la señora Min. Por eso, supongo que estoy llamando para invitarte a ti y a tu maridito a la fiesta.
—Sí, pero ¿de quiénes es la fiesta de compromiso exactamente? —cuestionó Jungkook con evidente confusión.
—Es la mía y la de YoonGi —musitó con timidez.
—Ah, claro, estaré... —Se detuvo para terminar de asimilar lo dicho por su amigo—. ¡¿La de tú y quién?!
Sufrí mucho por escribir este capítulo lo más decente posible y aun así salió todo pésimo, me disculpo😭
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