❛O27. aenean tea
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Al despertar, estaba en la habitación adentro de la casa de alguno de estos zanas.
Esos recuerdos que vi... ¿eran de ese ángel caído?
一Ah, hasta que por fin despiertas 一Hyunjin se asomó encima mío一. Ya comenzaba a aburrirme.
一Así que fuiste tú...一me senté y lo agarré de sus hombros一. Es tu culpa de que me haya pasado esto.
一Si realmente quieres señalar a alguien, es al ángel que mató a los suyos 一no se ve ni en lo más mínimo afectado por lo que le dije...Por supuesto, él ha sido así desde que se forzó en mi vida. Desde el momento en el que se comió el corazón de ese ángel y la salvó一. De no haber sido por ella, no estarías aquí.
Cegada por la ira que de pronto estalló, me lancé sobre él y apreté su cuello. Hundí mis uñas hasta rasgar su piel y canalicé la confusión de emociones que ahogaban mi ser desde hace tanto tiempo...Entre cólera, pesadumbre, amargura e incluso quebranto; sentimientos que me han causado zozobro y no he podido expresar fielmente hasta ahora.
Pese a encontrarse debilitado por los sucesos que lo han llevado a su cometido, de él no saqué más que un corto jadeo estupefacto, sus ojos entreabiertos sin despegar su mirada de mí.
一¿¡Por qué no te mueres ya?! 一mis pulgares apretaron todavía más su manzana de adán.
Al final, mi agarre se hizo cada vez más y más flojo, al recordar que tenía sentido que mi intento de asfixiarlo no tuviera efecto sobre él.
Fui alejando mis manos de él, al mismo tiempo, revelé su cuello lleno de arañazos profundos—incluso con sangre que escapaba de las heridas.
Antes de poder retractarme, Hyunjin sujetó mi muñeca y, de un sencillo apretón, me la quebró.
A duras penas conseguí notar una expresión de sorpresa por parte de una tercera persona que nos estaba espiando, pero el dolor me nubló y solo pude inhalar profundo y abrazar mi brazo herido contra mi pecho.
En lo que tardé en parpadear, los miserables rasguños que hice se sanaron frente a mis ojos. El sonido inesperado no se escapó de la curiosidad de Hyunjin, quien se volteó a ver el origen de ese ruido.
一¿Qué haces aquí? 一interrogó al zana que se había asomado en la puerta.
一Venía preguntar si la muchacha tenía hambre. Hay c-cena para todos.
一Una cena. ¿Tienes hambre? Ese hueso roto podría tomar meses en sanar, pero si estás enclenque, que no te quepa duda de que puede que te quedes así por el resto de tu vida 一se burló一. La van a ver en el comedor. Ya vete.
No hizo falta insistirle al atemorizado zana, puesto a que salió huyendo sin mirar atrás.
一Es cuestión de tiempo hasta que se queden sin recursos. Ni parar comer, ni para beber. Van a terminar matándose entre ellos一me tomó del antebrazo de la muñeca herida y me jaló hacia él一. Y no hablo solo de ellos, los humanos también. Morirás de hambre también.
一Entonces qué quieres que haga al respecto一murmuré entre dientes, llena de cólera.
一Regrésame la mitad de mi corazón一puso su mano en mi pecho, en donde se supone que el corazón debe estar一. Así, solo necesitarás de mí para vivir. No tendrás hambre ni sed. Ni cansancio.
一Prefiero morir.
一Es fácil decir eso hasta que llega el momento. ¿No te acuerdas? Tu mente estaba fatigada hasta el punto en el que deseabas la muerte y, no obstante, te aferraste a la vida 一entre más hablaba, más humillada me sentía一. Incluso si esa vida estaba en la mano de un deplorable ser como yo. Estoy seguro de que así es como te refieres a mí一toqueteó mi sien con un dedo一. Ahí adentro.
Temblaba, incluso luego de que me soltara.
Salimos de la casa y nos encaminamos en dirección al comedor. Me basé en el movimiento de los otros habitantes, quienes se dirigían a una dirección en particular.
Una vez ahí, Hyunjin desapareció de mi radar, pero dado a que estaba que moría de hambre, tomé asiento en el primer lugar vacío que hallé.
一Qué horrible fractura tienes ahí 一un zana que estaba sentado a mi lado musitó, sin molestarse en voltearse a verme a la cara一¿Cómo te pasó?
一Hyunjin me lo hizo.
No hizo más que un mero "hm" y siguió con su comida.
Alguien llegó a dejarme un plato de lo que parece ser una sopa frente a mí. Tenía un aspecto agradable, mas no pude discernir con precisión de qué estaba hecho.
Era lo de menos, sentía que me podía desmayar del hambre y sin miramientos, tomé. El hambre era insoportable al punto en el que no recordé ni en qué momento me la terminé. Lo importante, es que estaba saciada y eso era un sufrimiento menos.
一Toma de esto 一el zana, cuya cara seguía sin poder mirar ya que también tenía la cara cubierta por una capucha, acercó a mí un té一. Es té de jazmín. Está cálido y te puede ayudar a dormir.
Fruncí el ceño, mis sospechas en él me impiden hacerle caso.
一No hace falta.
一Sí lo hace.
De pronto, se volteó y pude verle la cara.
一Silencio 一la mirada de Seungmin era escalofriante y mi cuerpo obedeció como si él me hubiese hechizado一. No quieres atraer la atención de Hyunjin.
一Pero一¿Cómo no te ha percibido?
一La bestia que está causando estragos en el mundo se alimenta de él. Está en uno de sus momentos más débiles 一antes de permitirme cuestionarle, él hizo un gesto con la cabeza para señalar la taza de té一. Bébelo. Hay un mensaje que debes conocer.
Volteé a ver la taza, el líquido de un color y aroma gentil pareciera llamarme a que lo tomara.
Abrí mi boca para cuestionar a Seungmin, pero ya había desaparecido...
¿Un mensaje?
Sujeté la taza y la inspeccioné, pues creí que se refería a que había algo escrito. Luego, revisé el fondo de esta y seguía sin obtener respuestas.
Suspiré.
Seungmin me dio una instrucción simple.
Y eso hice.
De repente, la voz de alguien más sonó en mi mente.
El cuerpo que crucificaste en la catedral era el de Hyunjin, no el de Changbin. Hyunjin los tiene bajo una ilusión en donde te hace verlo a él en lugar del de Changbin, que es el cuerpo que está usando. Si no me crees, puedes verlo por tú misma. Solo bebe de la sangre de Hyunjin.
El ruido de vidrio rompiéndose me sacó de ese trance y regresé en mí. El comedor entero quedó callado a la par que sus observaciones se clavaron en mí, incluso la de Hyunjin, quien me estudió desde la otra esquina del lugar.
Y no me gustaba cómo me miraba, porque a medida que los segundos avanzaban, parecía que sospechaba de mí.
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