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La puerta se abrió, tras ella estaba Darek, vestía con una camisa blanca que se ajustaba a sus brazos y su espalda musculosa, unos blazers del mismo color que sus botas: negras. Sus ojos esmeraldas nos analizaron uno por uno al tiempo que se arremangaba las mangas de su camisa. — Buenas noches, familia Clark. Pensé que no vendrían.

— No queríamos rechazar su oferta. Es más, consideramos que el luto no es apropiado de quién traicionó a nuestro señor. Su suicidio fue una ofensa a nuestro creador y a nuestro poblado. — Explicaba papá.

— No se preocupen. Pienso que en estos momentos es cuándo no hay que despreciar la unión que provocó una despedida. — Dijo invitándonos a entrar. — Justo íbamos a servir nuestros platos.

Al pasar por su lado, su perfume masculino perforó mis fosas nasales. De nuevo en está casa, a pesar de ya haber estado en ella no podía ocultar la misma admiración que mis padres. Pues al adentrarte en su hogar, al final del pasillo, podías ver la gran escalera helicoidal de cristal alrededor de varias copias de las pinturas más famosas de todos los tiempos, cómo si estuvieras en la entrada de un museo. Una vez en el salón, observamos la distribución de los muebles modernos y la gran chimenea de bioetanol Su interior era una combinación de colores neutros: blanco y negro.

— Oh, debo avisar que mi hijo Blake tiene una mascota exótica. Pero no se asusten, no es violenta, a menos que Blake se lo ordene.

— ¿Qué clase de mascota es? — Preguntó mamá, extrañada.

— Un lobo. — Papá respondió por el Sr. Werner al encontrarse con la mirada de Dark, que a unos cuántos metros nos observaba sentado en medio de un pasillo. Su abundante pelaje oscuro le hacía ver de gran tamaño en comparación con los perros de la Sra. Philips. Pero lo que más imponía, eran sus ojos heterocromáticos iguales a los de su dueño.

A las espaldas de Dark, apareció el chico de ojos grisáceos caminando hasta Darek. Vestía con la misma elegancia que su padre, aunque, aún no podía encontrar los rasgos semejantes entre ambos, excepto la belleza que ambos tienen en común. Él jugaba con sus dedos con un collar de plata que contenía la letra « H ». A pesar de no parecer tener más de dieciséis años, sobrepasaba mi altura con creces. Desviaba mi mirada de mi familia, por lo que le mostré una sonrisa tierna tratando de mostrarle confianza, pero su rostro se mantenía inexpresivo, parecía no ser de muchas palabras.

— Él es Azael, mi hijo menor. — Dijo Darek antes de que la sonrisa desapareciera de su rostro. — ¿Dónde está tú hermano?

— Abajo. — Respondió él, en un susurro.

¿Abajo?

Darek rechistó.

— Ve a por los platos. — Le ordenó al chico y avanzó unos pasos hasta llegar al lobo. — Blake. — Le susurró y el lobo se fue corriendo.

Nos sentamos en la mesa, frente al Sr. Werner y los dos asientos vacíos a sus lados que ocuparían sus hijos. Azael tenía equilibrio ante la variedad de platos que traía en sus manos, cosa que me sorprendía, o quizá es que yo no podría imitar lo mismo.

El único asiento vacío era el de Blake, cosa que estresaba a Darek mientras mantenía una agradable conversación con mis padres, pues él no sabía el interrogatorio que mamá preparaba para él

Dark apareció de nuevo, pero está vez acompañado de su dueño. — Lamento la tardanza, familia Clark. — Se disculpó caminando hacia la mesa con una sonrisa encantadora al tiempo que abotonaba su camisa negra.

Una vez todos en la mesa, mamá comenzó a bendecir los alimentos. Todos manteníamos los ojos cerrados mientras entrelazábamos sus dedos, pero, no pude evitar abrirlos cuándo sentí una mirada punzante frente a mí.

Su mirada era poderosa, pues te invitaba a permanecer en silencio admirando su belleza etérea, envuelta por un aura misteriosa que despertaba la curiosidad de conocer qué es el peligro que indicaba ante una familia tan elegante y adinerada acompañada de los buenos modales de su padre.

Al finalizar la oración, Azael agarró con ansías los cubiertos, y yo no me quedé atrás, pues la comida tenía una pinta increíble, cómo si pudiese oler su delicioso sabor, y acerté cuándo degustaba el alimento. — La comida está increíble, Sr. Werner. Mis felicitaciones. — Dije, capaz de devorar los platos de todos los que estábamos en la mesa.

— Sí, es cierto. Pero nuestro chef es Blake. Aprende muy rápido ante cualquier propósito, tanto en cocina cómo cualquier objetivo que se proponga, es una habilidad que siempre admiré de él.

Al observar su sonrisa no pude evitar pensar quién era el hijo favorito del Sr. Werner.

— La mansión tiene un excelente decorado, estoy segura de que su mujer tiene un increíble gusto. ¿Ella no vino a Craven con vosotros? — La pregunta de mamá borró la sonrisa de los Werner, quiénes no se atrevían a contestar.

— Mi esposa falleció hace años. — Ahora, aquel aura tenebrosa envolvía a Darek. Su mirada se volvió igual de fría que la de su hijo, quién a su derecha, dejó en la mesa los cubiertos.

— Lo siento, lo siento mucho. — El rostro de mamá estaba sonrojado, el de papá angustiado, pues ahora la incomodidad invadía el ambiente.

— No te preocupes. — Aseguró Darek, incapaz de seguir la conversación.

— Bueno y, ¿qué os trajo a Craven? — Papá cambió de tema.

— La religión. Mi madre era una fiel admiradora de la creencia católica, estábamos convencidos de que asentarnos en Craven hubiese sido un deseo para ella. — Contestó Blake con una sonrisa.

— Seguro debía ser una mujer maravillosa, — afirmó papá. — en paz descanse.

— Aún no está en paz. — La voz de Azael demandó nuestra atención, pero aún más la de su familia. Darek dejó los cubiertos sobre la mesa y fulminó a su hijo con una mirada fría.

— Sí. Es cierto. — El rostro de Blake pasó de ser inexpresivo a un rostro reluciente por su gran sonrisa. — Nuestra madre desearía vernos adaptados a vuestras pautas, a formar parte de una comunidad dónde podamos ser uno más entre vosotros.

En el rostro de Darek volvió a aparecer su sonrisa. A pesar de que las palabras y la dulce sonrisa de Blake ablandaron los corazones de papá y mamá, me hacía dudar sobre su credibilidad. Pues, la forma en la que nos conocimos me indicó a millas de distancia que alguien cómo él no es seguidor de nuestra creencia. Pero, ese frío que me atemorizaba al conocerle desapareció por completo, hasta podría decir que se me hacía agradable Si no fuese porque su hermano menor aseguraba que cometían torturas, menospreció a nuestras hermanas, admiradoras de nuestro señor y que mostró tan poca importancia al ver mis condiciones tras caer en su piscina Aunque a lo mejor ¿Actuaron así para atemorizarme por haber sido una intrusa?

— Deseamos ser parte de vuestra comunidad, somos conscientes de qué un lugar tan prestigioso no se regala al recién llegado sin conocerle. Es por eso que no queremos cometer alguna acción que os parezca irrespetuosa o fuera de lugar. Es por ello que me parecería una gran oportunidad que Heather les hiciera conocer las pautas que se han de seguir en Craven a mis hijos, ellos estarán agradecidos y atentos a sus palabras. Si le es molestia tomar su tiempo, podríamos ofrecerle una recompensa ante su esmero. Cualquier cosa que nos pida, estoy dispuesto a ofrecerle dinero si así desea.

La sonrisa de Blake desapareció por completo, ocultó su rostro serio llevando la copa de agua a sus labios. Azael, de nuevo comenzó a jugar con sus dedos con el símbolo de su collar. A mamá le pilló de imprevisto, pues imitó el movimiento de Blake, tomando su bebida para tener tiempo de pensar su respuesta.

— Heather es una fiel admiradora de nuestro señor, al igual que nosotros. Su lugar en la comunidad es admirado, pues es la adalid del movimiento de caridad y de fidelidad que se está realizando en este periodo de tiempo. Es por ello que tiene una agenda muy ajetreada, y cómo comprenderá, cualquier recado para acercarnos a nuestro señor es nuestra prioridad. Vuestra recompensa, así sea dinero, sería una gran forma de agradecer a alguien tan especial en la comunidad.

Claro, todo lo que sea dinero es bien recibido Mamá ya ha caído ante las botas de Darek, pues para ella una clase social tan sofisticada es motivo de ser admirada cómo su salvación.

— Bueno, Mariel, eso sí Heather lo desea. No queremos parecer aprovechados, no es nuestra intención. — Papá trataba de corregir a mamá.

— No, claro que no lo parecen. Es más, es apropiado ante el tiempo apreciado de Heather.

En un silencio observamos que los platos de la mesa ya estaban vacíos, todos habíamos terminado. Así que cómo costumbre, mamá y yo nos levantamos recogiendo los platos mientras oramos en susurro, pues las mujeres eran las únicas que debían hacerlo. Mamá recogía la servilleta ante las piernas de papá y se dirigió a Darek para imitar la misma acción, pero él agarró su mano antes de que lo hiciese.

— Siéntese, por favor. Puede que sea parte de vuestras pautas, pero no queremos hacer que se tome la molestia, nuestros hijos lo harán.

— Te toca a ti. — Azael se dirigió a Blake y se quedó en la mesa. Blake, se levantó de la mesa y continúo recogiendo los platos sobrantes.

Blake me adelantó, guiándome hacia la cocina en un silencio incómodo. Una vez en ella me dirigí al lavaplatos y abrí el grifo preparada para limpiarlos, pero Blake lo cerró y levanté mi mirada para encontrarme con la suya. — No hace falta, luego lo hago yo.

— ¿Desde cuándo un hombre lo hace? — Pregunté, arqueando mis cejas. — No es propio.

— Lo que es impropio es que seáis sirvientas personales de cualquier hombre. Se ve que quién creó vuestras tradiciones era un mimado de mamá. Pero, claro, todo sea por nuestro señor. — Su voz mostró un tono burlón al terminar de hablar.

— Si quieres que te muestre nuestras pautas, debes mostrar respeto ante ellas. Eso está fuera de lugar. Es nuestra religión. — Le dije de mal gusto, él levantó la ceja con una sonrisa torcida.

— Exacto, vuestra religión. No pertenecemos a la misma religión, Heather. — Aseguró, alejándose de mí hasta que su espalda descansaba en la pared, cruzando sus brazos mientras me admiraba a distancia.

— Si estás en Craven es lógico que pertenezcas a sus creencias. Quizá sea tú padre el que lo haga, y por tu comportamiento, sólo estés obligado.

— Estamos en Craven por nuestra religión, por las pautas que debemos seguir para alcanzar nuestro propósito.

— ¿Y quién es el salvador al que admiráis?

— Son tres. — Su respuesta captó toda mi atención, conocer diferentes deidades era interesante. — Y has cenado con ellos.

— Vale. Entiendo que lo que hice estuvo fuera de lugar, de nuestra religión, pero por favor Lamento lo que hice y creo que ya es momento de frenar estás bromas innecesarias. ¿Es por la ropa? — Caminé hacia él, pero manteniendo la distancia. — Te prometo que mañana te la devolveré, no podía hacerlo frente a mi familia.

Al haber arremangado las mangas de mi vestido para limpiar los platos, las marcas de mis muñecas quedaron al descubierto, por lo que sus ojos heterocromáticos pedían respuestas en un profundo silencio.

— Ah, no es de importancia. La costura ajustada al final de las mangas provoca esta reacción. Piel atópica. — Excelente mentira, ¿no?

Pues no. Su rostro se mantuvo igual de inexpresivo.

Blake caminó hasta llegar frente a mí, por lo que elevé mi mirada hasta encontrar la suya. — La ropa sólo es una excusa, cuándo quieras verme de nuevo, tráela contigo. — dijo, está vez inclinó su cuerpo y sus labios casi rozaban el lóbulo de mi oreja. — Ah, y lo de antes. No era ninguna broma.

Mis latidos golpeaban mi pecho, pero antes de darle paso al sonrojo en mi rostro, nuestra atención se desvió ante la voz que venía desde el exterior de la cocina.

Heriré en tú flébil nombre Ar - arderá mi sendero, libe- Liberaré al misántropo...

Entrelazamos miradas y nos dirigimos al exterior de la cocina, en el suelo estaba Azael, su espalda descansaba en la pared, sus ojos estaban cerrados y repetía la misma oración una y otra vez. — ¿Azael? — Pregunté curiosa.

— ¿Qué haces aquí? — La voz de Blake hizo que sus ojos se abrieran. El color grisáceo de sus ojos se contrastaba con las venas rojas que acompañaban a su iris cómo si batallara por contener las lágrimas.

— No quieren que os deje solos. — Respondió, luego continúo orando, pero sus manos comenzaron a temblar, así que tratando de evitar sus temblores entrelazó sus dedos presionando sus palmas. — Heriré en tú flébil nombre Arderá mi sendero...

— ¿Estás bien? — Sostuve la falda de mi vestido para inclinarme hasta estar frente a él. Traté de colocar mi mano en sus manos temblorosas, apenada, al ver una lágrima rodar por su mejilla. Pero, una vez mis yemas rozaron su fría piel, empujó mi cuerpo hacia atrás provocando que caiga de culo sobre las botas de Blake, elevé mi mirada hasta encontrarme con la suya, desde esta perspectiva parecía un gigante.

Liberaré al misántropo, liberaré al misántropo... — La misma frase una y otra vez.

— Está teniendo un ataque de pánico. Oh, mi señor... ¿Azael?

Dark se dirigió hasta acurrucarse al lado de Azael, lamiendo su rostro.

— ¿Heather? — Los tacones de mamá sonaban cada vez más cerca, rápido me puse en pie. — ¿Dónde estás?

— Encargate de tú familia. — Su voz se mostraba ignorante, cómo si fuese algo repetitivo en sus días. — Yo me encargo de la mía.

Asentí con la cabeza, luego, volví a repetir aquella oración pero en un diferente escenario.

Maverick, el padre de Maddison.

Más que una oración para nuestro salvador, era una insinuación de una venganza no tan lejana.

Nota de la autora.

¿Habéis notado el mensaje oculto ante la oración de Maverick Young y Azael? La clave está en sus iniciales. ;)

¿Qué os ha parecido el capítulo? ¿Tenéis alguna sospecha?

Jolie

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