❖ 6 ❖
Pasaban por lugares donde Reiko no había estado nunca, se detenían en un cajero, retiraban el dinero y seguían camino, era impensable lo fácil que estaba saliendo todo.
Tanaka reía cada vez que la muchacha volvía a entrar al auto victoriosa por haber robado el dinero, conducían de prisa hasta el próximo cajero y repetían la secuencia.
—¿Te divierte robarle dinero a tu padre?— preguntó Tanaka mientras conducía y exhalaba el humo del cigarro por la nariz.
—Tendría que haberlo hecho hace mucho— reconoció la chica.
—Te creo— ella lo miró expectante—. Aunque sabes que de todo ese dinero no tocarás ni un centavo, el simple hecho de robarle y arruinarle la vida te hace bien... por eso ya confió un poco más en ti.
—¿Solo un poco?— preguntó divertida a lo que Tanaka rodó los ojos.
—Esta es la última parada.
—¿Que me pasará después de esto?— el chico no respondió y a Reiko se le heló la sangre al pensar que tal vez la mataría para deshacerse de la responsable, así no quedaría rastro del dinero robado.
Tal vez por eso él no se había bajado del auto, para que las cámaras no lo grabaran, si ella retiraba todo el dinero y su padre la denunciaba podían buscarla por las cámaras, pero ya sería tarde porque estaría muerta y no sabrían donde estaría el dinero.
—Te prometí que te irías en libertad sin un rasguño, yo siempre cumplo mi palabra— la miró con una seriedad que Reiko jamás había visto.
Bajó del auto y el corazón le latía muy rápido, pensaba en las posibilidades de que fuera mentira lo que le acababa de decir, tal vez la mataría ahí mismo después de retirar el dinero, o conduciría hasta algún lugar descampado, también podría tirarla al río.
Mus manos se movían de forma automática y cuando menos lo esperó ya tenía el dinero saliendo de la máquina, tomó el manojo de papeles que se le resbalaban, tenía las manos sudadas y temblorosas.
Cuando se dio la vuelta el corazón casi se le explota al notar a una persona detrás de ella.
Era el oficial de la otra vez, que le había ofrecido su ayuda.
—¿Está todo en orden señorita?
Reiko miró detrás de él y Tanaka ya no estaba. El muy hijo de puta se había ido apenas vio al oficial, la había dejado sola, si se la llevaban presa tenían todo el dinero y seguro la denuncia de su padre.
Estaba perdida, si le decía a la policía que la habían obligado a robar ese dinero no le creerían, no sabía dónde estaba la base de esas personas, solo sabía sus nombres, pero no serían tan descuidados de tener sus datos al alcance de la policía. Sería como pelear contra fantasmas que no existían para el sistema.
—Esta todo bien, ya me estaba yendo, con permiso— se disculpó, pero no fue suficiente para el policía que la detuvo.
—¿Me permite revisar su mochila?
—Eh...— estaba jodida y lo sabía perfectamente—. Solo tengo las cosas del colegio.
—¿Y su uniforme?
Mierda, pensó.
—Lo dejé en casa de mi amigo, lo estoy esperando... creo que es aquel de allá— señaló a la nada detrás del policía y este se giró.
Aprovechó ese segundo para salir corriendo de allí, por consecuente el hombre comenzó a perseguirla. Pensó que si lo perdía estaba a salvo de la policía y la mafia, mataría dos pájaros de un tiro.
Entró por callejones oscuros, trepaba y saltaba cualquier cosa que estuviera en su camino, era experta en eso, jamás la habían atrapado robando algo y esta no sería la excepción. Se dijo mentalmente que si se detenía estaba muerta, parecía que ahora todo rondaba en torno a eso, evadir la muerte a toda costa.
El oficial no pudo seguirle el paso cuando comenzó a trepar por las casas y saltar de techo en techo, se escondió unos minutos y cambio de dirección por donde venía corriendo.
Al salir de un callejón casi la choca un auto que venía a toda velocidad, se frenó justo a tiempo y bajó la ventanilla.
—¡Estás loca!, ¡casi te atropello!
—No sería diferente de todas las veces que me quisiste matar— le escupió Reiko al rapado.
—¿Lo conseguiste?
Ella se descolgó la mochila y se la largó por la ventanilla.
—Ahí está tu estúpido dinero, adiós
—Ah, ah, ah... quietita ahí— Tanaka le estaba apuntando con un arma—. Tenemos el dinero, pero todavía hay que hacer la llamada, ¿o ya te habías olvidado de eso?
Mierda, mierda, mierda.
❖
Ya estaba amaneciendo, la hora en el celular estaba mal, pero Reiko podía deducir que debían ser cerca de las cinco de la mañana. Volvía a estar frente al mismo número de antes, solo que esta vez estaba en el auto con Tanaka, la pistola descansaba en su entrepierna mientras él fumaba un cigarro.
—¿Hasta cuándo me tendrás así?
—Te portaste mal, no estás en posición de hacer preguntas.
—Nishinoya responde a todas mis preguntas.
Tanaka le dio un golpe al volante a lo que Reiko se sobresaltó. —Me importa una mierda si Nishinoya es bueno contigo o no, conmigo las cosas se hacen así, mejor que hagas esa llamada o te meto tres balazos en el cráneo, ¿entendiste?
Ella apretó el botón de llamada y no tardaron en contestarle.
—Reiko...
—Supongo que ya viste tu cuenta de banco.
—¿Por qué haces esto?, ¿acaso alguna vez te faltó algo?, siempre te di lo mejor...
—¡¡Cállate!!... jamás te diste cuenta por lo que estábamos pasando, jamás me ayudaste cuando te dije que mamá estaba mal, que necesitaba ayuda, no me hiciste caso cuando te dije que había que internarla... dejé la maldita escuela para trabajar y seguir pagando las deudas que ella dejaba por todas partes. ¿Y te sorprende que este haciendo esto?
—Reiko... por favor...— la voz del hombre se oía al borde las lágrimas.
—Sabes perfectamente lo que te pedí, ahora cumple tu parte o la próxima vez que verás a tu hijo será en un ataúd— cortó la llamada y soltó el aire contenido.
—¿De dónde aprendiste a negociar así?
—De las películas.
Tanaka río ante eso, ella ya no se sentía segura al lado de este sujeto, no sabía si era bipolar o algo por el estilo, era imposible que de un momento a otro pasara de querer matarla a reírse de lo que decía.
Volvieron a la base abandonada, trató de memorizar cada calle y esquina por si necesitaba huir de allí. Ya no podía delatarlos ante la policía porque ella también era parte del robo que acababa de acontecer.
—Tenemos que ir ante el jefe— habló Tanaka—. Seguro él sabe lo que pasará contigo desde ahora.
En el camino se encontraron con varias personas que le tiraban miras indiscretas a la muchacha, seguro era la primera vez que veían a una mujer en ese lugar. Lo que no esperaba Reiko era encontrarse con Nishinoya, caminaba apresurado en su dirección, Tanaka no lo había visto llegar y lo tomó por sorpresas por el borde del cuello de su camiseta.
Nishinoya no lo parecía, pero tenía mucha fuerza a pesar de su estatura y complexión, estaba presionando a Tanaka contra la pared y no lo dejaba escapar.
—Si serás hijo de puta, ¿por qué te la llevaste contigo?, teníamos órdenes de no sacarla bajo ninguna circunstancia.
—Suéltame ahora si no te quieres quedar con cuatro dedos de la mano.
—No te tengo miedo.
—¿Pero a Kageyama si?— lo molestó Tanaka, sabía que había tocado un punto débil de Nishinoya—. Hablé con Tsukishima y me aprobó la misión, si tienes algún problema puedes hablar con él personalmente.
Diciendo eso se zafó del agarre y continuó su camino, Reiko observó a Nishinoya y se dio cuenta que tenía una pequeña herida en la frente que había tratado de curar poniéndose una bandita bastante torcida, también tenía moretones cerca del ojo izquierdo. Quería preguntarle que le había pasado pero el sonido de Tanaka llamándola la hizo volver a la realidad, Nishinoya la miraba alejarse con tristeza.
❖
Frente a una puerta doble se alzaba un dibujo de un cuervo negro, comenzó a deducir que ese sería el símbolo de esta mafia, y si era así también debían existir otras más.
Las puertas se abrieron y entraron a un salón, era una oficina privada que estaba parcialmente a oscuras, frente al escritorio de vidrio se encontraba el hombre encapuchado que conoció el primer día que llegó a ese lugar.
Le hizo una seña para que Reiko se sentara, Tanaka quedó de pie dando a entender que no estaba en posición de sentarse frente a su jefe.
—Reiko... es un placer verte otra vez.
—¿Van a dejarme ir?— preguntó yendo al grano la muchacha.
—¡Con que derecho te atreves a hablarle así al jefe!— le reprochó el chico rubio de lentes que estaba al lado del "jefe", Reiko había ignorado su presencia por completo.
—Está bien Tsukishima, no te preocupes— el jefe hablaba calmado y con cierta amabilidad—. Reiko, me temo que todavía no puedo soltarte así como así, ¿qué pasa si vas con la policía y nos delatas?, sabes donde está ubicada nuestra sede y también los nombres de algunos de mis agentes.
—No puedo delatarlos— el hombre giró la cabeza en señal de que no entendía, llevaba su cara completamente tapada, no podía ver sus expresiones para nada, pero podía leer su lenguaje corporal—. Me obligaron a robar ese dinero, ya soy cómplice de su crimen, si los delato también voy a caer yo.
Él solo pudo atinar a reír, fue casi imperceptible y calmada, llena de humanidad.
—Veo que no eres tonta para nada... si tanto quieres irte te voy a conceder la libertad, pero primero— levanto su dedo índice dramáticamente—. Tienes que conseguirme las acciones de los hoteles de tu padre, cuando los tengas me los traes personalmente.
—Pero...
—No hay peros, ¿entiendes que puedo matarte ahora mismo?, puedo entregarte a la policía sin ningún problema. Tengo a mis hombres borrando todo rastro de las cámaras de seguridad, esto te beneficia solo si consigues lo que te dije.
—Entiendo.
—Bien, entonces ya puedes retirarte...— ella se levantó sin ayuda de Tanaka que sostenía su brazo, de mala gana se zafó de su agarre y este la miró burlón.
Salieron de la habitación y Tsukishima miró a su jefe.
—¿Está seguro que ella va a poder hacerlo?
—No tengo dudas... ya veremos si después de esto quieres irte todavía de este lugar.
❖
—No tenemos mucho tiempo, hay que acordar una reunión lo antes posible— Tanaka se oía apresurado mientras le tendía a la chica el celular.
Ella se apresuró a llamar y esperó durante un tiempo hasta que por fin contestaron.
—El tiempo se acabó, vamos a hacer la entrega.
—Tengo los papeles, ¿dónde nos vemos?
"Suena falso" escribió Tanaka en un cuaderno.
—¿Como me aseguro de que son los papeles originales?
—¡Por el amor de dios!, ¡¿la vida de mi hijo está en riesgo y tú me estás preguntando eso?!
Tanaka asintió convencido.
—La entrega se hará por separado, en el jardín de Shinjuku me entregarás los papeles, tu hijo está en otro lado, cuando tenga los documentos en mis manos te diré la dirección y podrás irlo a buscar sano y salvo.
—¿A que hora?
09:00 hs, escribió Tanaka.
—A las nueve, no llegues tarde.
Colgó la llamada y Tanaka largó un grito de alivio.
—Ya estamos cerca, solo falta el último paso— en eso llegó Hinata, estaban en la sala de luces rojas donde Reiko hizo su primera llamada, donde comenzó todo.
—Tengo una forma de verificar si los papeles son reales o no— les enseño a los chicos en la pantalla de una tablet se veía unos documentos—. Si tienen este sello azul en la parte de arriba son reales, no hay forma de que los puedan falsificar sin esto.
—Perfecto, vamos a comer algo antes de ir a la entrega.
—Yo también voy— interrumpió Reiko, a lo que Tanaka la miró con el ceño fruncido—. Él está convencido de que iré yo, si te ve solo a ti seguro no querrá entregarte los documentos.
—Si te matan no me haré cargo de salvarte ni ninguna de esas mierdas.
Ella asintió tratando de convencer a su cerebro de que todo estaría bien, se dirigieron hasta una habitación que tenía una despensa repleta de comida, también había mesas y sillas para sentarse a comer. Tanaka tomó tres paquetes de ramen instantáneo y comenzó a prepararlos, allí había de todo, una pequeña cocina con todos los utensilios necesarios para cocinar lo que se le ocurriera.
Hinata le hizo una seña para que se sentaran en una mesa y notó que más personas comenzaban a llegar al comedor.
—Hinata— este asintió sin despegar su vista de la pantalla de su tablet—. ¿Podrías decirme que es este lugar?
—La cafetería, por supuesto— dijo como si fuera obvio.
—No, me refiero a este lugar en sí, ¿son una mafia?, ¿son encubiertos?, ¿qué es esto realmente?
El pelinaranja la miró tratando de medir sus palabras.
—¿Tienes permitido saber esa información?
—Ya conocí al jefe, me dijo que esta es mi primera misión— mintió—. Estoy segura que no habrá problema con que me lo digas.
—Entonces está bien, debes saber que nuestra mafia es la encargada de la venta de armas, tenemos el cuervo como símbolo de identificación.
—¿Hay más mafias como esta?
—¡Por supuesto!, ¿no te lo dijeron ya?— ella negó con la cabeza.
—Cuando acompañé a Nishinoya había dos chicos más, creo que uno se llamaba Yaku...
—¡Ah si!, ese es Yaku y seguro fue con Lev, el ruso... ellos son de otra mafia que se llama Nekoma.
—¿Ellos también venden armas?
—No, ellos se dedican a al hackeo, tienen a su jefe que es el mayor hacker del mundo, no es por presumir, pero es mi amigo, aprendí mucho de él. Claro que nunca voy a poder superarlo, él es lo que se dice una mente maestra.
Reiko aprovechó que a Hinata le encantaba hablar de más y lo utilizó para sacarle toda la información que podía.
—¿Cuantas mafias hay exactamente?
—Eso no es de tu incumbencia— la voz de Tanaka se hizo presente erizándole los pelos de la nuca a Reiko.
—Ella me dijo que podía saber— interrumpió Hinata.
—Tengo que ir al baño— tomó un ramen vaso de ramen instantáneo que acababa de traer el rapado, se levantó de allí y se dirigió a la puerta de salida, no tenía idea de donde estaban los baños, pero necesitaba escapar antes de que Tanaka la retara o algo por el estilo.
Saliendo de allí se topó de lleno con Nishinoya, el chico la tomó por los hombros antes de que ella se desestabilizara y cayera al suelo.
—¿Estás bien?— le preguntó el de mechón rubio, ella asintió mirando de nuevo las heridas que tenía en el rostro.
—Eres pésimo ¿lo sabías?— el frunció ceño confundido—. No sabes curarte una herida tan simple como esa— le señalo el corte que tenía en la frente y el trató de ocultarla con su cabello que caía sobre su cara.
—No es la gran cosa— dijo restándole importancia con esa seriedad que lo caracterizaba, ella le tocó la herida y por consecuente el muchacho soltó un quejido.
—¿Sabes dónde están los baños? voy a curarte eso.
—No necesito tu ayuda, puedo arreglármelas solo— ella intentó volver a tocar la herida y él la detuvo antes de que lo hiciera, soltó un bufido rindiéndose y la dirigió hasta los baños.
❖
Llegaron al baño, como era de esperarse solo había uno porque todos allí eran hombres, para su suerte no había nadie cuando llegaron.
—Seguro están haciendo mandados o están desayunando— dijo Nishinoya explicando la ausencia de personas allí.
El chico tomó un botiquín de primero auxilios que estaba en un casillero del baño, se lo entregó a Reiko y ella empezó a sacar gasas y mojarlas con alcohol. Nishinoya se sentó sobre un estante de metal y miró cada movimiento que ella hacía, le quitó la bandita repleta de sangre que tenía pegada en la frente.
Nishinoya quiso quejarse, pero solo salió de él una respiración pesada, ella se dio cuenta que estaba aguantando el dolor, porque Terushima también hacía eso cuando se lastimaba y ella lo curaba.
El recuerdo de ella vendando a su amigo le encogió el corazón y quiso romper todo.
—¿Estás segura de lo que haces?— preguntó Nishinoya desconfiando de ella.
—Presta atención, te voy a enseñar a desinfectarte bien porque no voy a volver a hacer esto.
—¿De qué hablas?, seguro te mueres por hacer esto siempre.
Tal vez esta sea la última vez que nos veamos, pensó ella.
Rápidamente lo curó y le aconsejó que le pusiera hielo a los moretones que tenía, no los había visto pero asumía que debía tener más por todo el cuerpo.
—¿Quieres ver donde más tengo moretones?
—No gracias, no estoy de humor para ver un trasero.
—¡No tengo en el trasero estúpida!
—¿Esta es tu forma de coquetear?, porque no estaría funcionando— se burló Reiko a lo que él soltó una sonrisa.
Ya habiendo terminado de curarlo como prometió se dirigió de nuevo hacia la cafetería, pero Nishinoya la detuvo tomándola del brazo.
—Reiko, quería pedirte una disculpa, estaba muy enojado y no era tu culpa para nada. Fui yo quién te sacó sin autorización y casi nos descubre la policía, yo...
—Nishinoya— él la miró esperando que ella entendiera, pero solo encontró una mirada de odio—. No hables como si yo quisiera estar aquí, me secuestraron, me golpearon ¿y esperas que te perdone por eso?, tengo problemas más grandes ahora mismo como para lidiar con esto. Quiero irme lo antes posible de aquí, volver a ver a mis amigos, a mi madre... a tener una vida normal dentro de lo que se pueda.
—Reiko, ¿de verdad te vas a ir?
—¿Y qué esperas?, ¿qué me quede aquí y me convierta en una asesina y matona como todos los demás?, Nishinoya, esa no es mi realidad, tal vez sí sea la tuya, pero yo estoy muy lejos de ser esto.
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