Las presentaciones fueron hechas. Estaban en la terraza, todos los miembros de la familia, cada uno con un cóctel en su mano, con sus finas e importadas vestimentas, mirando sin disimulo a la pareja recién llegada.
Gulf le había dado a Mew una gaseosa, ninguno de los dos tomaba alcohol, y pensó en decirle algo pero los nervios no lo dejaban hablar.

      —Así que...Mew, has dicho que te llamas...— la voz del padre de Gulf sonaba tan autoritaria como siempre.

   —Sí, señor...— contestó Mew.

   Gulf sabía que lo que seguía era un interrogatorio. Ya lo había prevenido a Mew durante el viaje. Pero le pareció que Mew no le había prestado demasiada atención. Estaba más interesado, al parecer, en una película que estaban dando en el televisor del vagón comedor.

   "Aquí vamos...", pensó Gulf.

     —¿Cuáles son tus apellidos? ¿De dónde son tus abuelos?

Mew bebió un trago largo de su gaseosa...

El padre de Gulf insistió con el interrogatorio:

     — ¿En dónde trabaja tu padre...?

      —Mi padre trabajaba...en el aeropuerto internacional, ahora está retirado...— respondió Mew y volvió a darle un sorbo a su gaseosa.

   La hermana de Gulf, que hasta ese momento estaba entretenida con sus camarones, largó una carcajada desagradable.

   —¿¡En el aeropuerto internacional!? ¿Haciendo qué...? ¡Limpiando baños...!

   La familia entera, excepto Gulf, rió ante las palabras de la joven que ahora volvía a servirse camarones.

     —¿Por qué mejor...no te muestro tu habitación...?— susurró Gulf.

   Mew asintió y lo siguió sin decir nada.

     —Lo lamento...— la voz de Gulf temblaba.

   Se frenaron a los pies de las escaleras. Mew seguía en silencio.

   — Esto...ha sido una pésima idea. Sabía que iban a buscar la forma de humillarte...¡Lo siento mucho!

   Mew lo miró fijamente.

   —No me han humillado.

   Gulf parpadeó confundido.

   —Yo no creo que haya nada malo en trabajar limpiando baños...— dijo Gulf— Pero es humillante la forma en la que Rubí lo expresó...

   —Yo tampoco creo que sea malo limpiar baños...— Mew se encogió de hombros.

Gulf seguía avergonzado. Y miraba a todos lados, menos a Mew. Mew se acercó él y, con suavidad, giró su rostro hacia el suyo.

     —Mi padre es mecánico aeronaútico. Arreglaba aviones en una de las empresas más importantes de este país. Por un accidente laboral, tuvo que retirarse.

    —¿Y porqué no se los dijiste...?

     —Porque no me importa lo que ellos piensen... Y estoy seguro que tienen tanta soberbia de clase, que cualquier trabajo que no sea el de ellos, les parecerá de quinta categoría...

Gulf suspiró...

   —Gulf, — le susurró Mew— hagamos un trato: tú dejas de darle importancia a lo que ellos digan...y yo...

   —Y tú...me sonríes como lo hiciste en el tren, esta mañana...

Las palabras se le escaparon a Gulf antes de que se diera cuenta. Sintió tanta vergüenza que intentó alejarse de Mew, pero éste lo retuvo de un brazo y le susurró al oído:

   —Tenemos un trato...

El corazón de Gulf nunca se había sentido tan emocionado.

   "Después de todo...esto sí fue una buena idea...", pensó Gulf, sonrojándose todavía más.