Capítulo 31
*Narrador Anónimo*
Salí de allí. Había quedado en ir a citarme con la persona que me sacaría de este infierno, y me daría poder absoluto para vengarme de todo y, de todos de una maldita vez.
Mis compatriotas me esperaban allí, como de costumbre. Era por la tarde y hacía un espléndido día de verano.
30 minutos después llegé. Me puse la máscara y la toga que cubría la gran parte de mi cuerpo salvo mis manos, salí del coche.
No me gustaba hacer esto, la verdad, pero lo hacía para protejer lo que más me importa.
-Joder como tardabas.-Dijo Killer. Uno de los tantos que están aquí. A diferencia de mí. Él mata por gusto.
- Ya ves chaval. Entremos.- Dijo Zeldas y entramos a la sala de la reunión.
Todos los importantes estabamos allí reunidos en una mesa en círculo. Pronto entró el jefe, y nos levantamos para hacer la reverencia de bienvenida. Él hizo un ademán con las manos para que nos sentaramos.
-Fieles mios. Hoy los cité por que dentro de muy pronto, va a llegar el día de gloria. El día en el mundo, tal y como lo conocemos, va a cambiar considerablemente. El día en el que me apoderaré del mundo porfín.- Dijo con emoción en su voz.
-¿Como llegaremos a ello si tenemos a la CIA al Cni y a la Seguritè encima? Por no hablar de que todos los países están alertados por la revolución hacker.- Dijo uno de los miembros sentado en la esquina superior derecha de la mesa.
-Del Cni la Securite y la CIA no os preocupéis lo más mínimo. Tengo un plan que consta de lo siguiente.-Dijo.-Los despitaremos con unos cuantos secuestros exprés para, quedarnos con el dinero del rescate. Y, finalmente, poder completar nuestro plan tranquílamente.-Dijo-Para ello, nos divideremos en dos grupos. Como somos 20 personas. 10 a cada grupo. Yo no los ayudaré. Estaré preparando "el día grande" con los grandes en este caso.
Todos hicimos los grupos, yo quedé en el mismo grupo que Killer y Zeldas. Sólo con saber que esto terminaría pronto me daba más ánimo. Nunca me ha gustado estar implicado en ente tipo de tramas. Pero debía proteger aquella persona que me importa tanto.
El jefe nos encomendó las tareas que debiamos realizar los dos grupos. Yo debía atraer a los agentes secretos para distraernos y matarlos. Para ellos debía de capturar unas cuantas niñas y mandar un aviso a la sede de la CIA el Cni y la Securitè.
No estaba bien, ni mucho menos. Pero era lo que me daría alas para vengarme de los asesinos de una persona muy importante en mi vida. Nunca lo superé, por eso, necesitaba venganza.
Killer y Zeldas hablaban de las maldades que harían con esas niñas. Pero yo no quería todo esto. Yo solo quería asesinar unas cuantas de ellas y evitarles el sufrimiento extremo.
Las niñas no tenían la culpa, la culpa de esto la tenía internet. Una parte de mí, no quería hacer esto. Pero la otra hervía de ganas por destruir la plataforma mundial de información y hacerse con el control absoluto y total de esta.
El jefe vino y mandó silencio en la sala. Empezó a explicar la estrategia que tenía pensada para derrocar a la seguridad de los países y burlar la seguridad de los sistemas políticos.
Con tan solo pulsar un botón, podía crear el mayor caos cibernético y social de la historía de la humanidad. Todo a manos nuestras...
Había algo que no me cuadraba. La primera el porqué quería poner bombas en distintas latitudes desconocidas del planeta, donde no sabíamos que había. De seguro llevaba un verdadero plan maquiavélico entre manos.
-...Y tú, con él iréis a la sede a cojer reenes para distraer a los agentes, mientras tú y tú... Os colareis en el despacho del jefe para haceros con el poder del ordenador que dirije el sistema internacional de inteligencia. ¿Entendido?-Dijo. Todos asintieron. Yo tenía una pequeña duda.
_ Si, dime.-Dijo y me señaló. Yo bajé la mano
-Y... ¿Cómo llegaremos hasta los agentes secretos, si no sabemos quienes son?-Pregunté yo. Él jefe me miró e hizo un gesto.
Al instante abrieron la puerta, y se me encogió el corazón. Llevaban a una chica muy hermosa, encadenada y vestida con ropa rota. El pelo despeinado y con marcas de golpes y cortadas por todo su delgado cuerpo.
-Hay está tu respuesta.-Dijo y me miró con una sonrisa muy cínica para mi gusto. Hipócrita.
Lo miré con impotencia. ¿Cómo podían hacerle esto a una chica tan idefensa y tan hermosa como ella?
-Tú nos conducirás hasta ellos- La chica temblaba de miedo al oír su gruesa voz. Ella tenía la mirada bajo para no ver su cara. Él cojio bruscamente su barbilla haciendo de le mirara a los ojos.- ¿No es así... Andrea?
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