Capítulo 14
Después de comer lavé los cacharros sucios y aproveché para limpiar un poco la casa. Acabé con sueño y fuí a dormir la siesta.
EN El SUEÑO
Me encontraba en un lugar desconocido, me dolía mucho la cabeza y estaba como en un calabozo. Ya sabía donde estaba. Estaba en "La casa de los Bultury."
Escuché la puerta y ví algo que no me esperaba en esta. Estaba un Ruben amordazado, con un pañuelo en la boca para evitar que gritara. Detrás de el estaban los matones de Lord Bultury. La persona que quería verme muerta.
- Vaya vaya... mira quien tenemos aquí... la famosa Danyela Aldrich... te dije que no volvieras- dijo Lord Bultury y Ruben me miraba con cara de terror. Le quitaron el pañuelo de la boca para que pudiera hablar.
- Ela, que es todo esto...- dijo. No supe que contestar... no podía mentir, pero si decía la verdad, se alejaria de mí, como todos...
-Ru...Ruben...-dije entre sollozos- lo siento ¿vale?... gracias a mí estas en peligro tu ahora...- dije y rompí a llorar, él me miraba confuso.
- ¿¡Alguien podria ser más preciso y explicarme con claridad lo que esta pasando!? Y porque vosotros me tenéis amordazado.- dijo. Los Bultury y sus lacayos nos miraban con asco.
- ¿Acaso no le has contado nada sobre tu secreto a Ruben Doblas?- dijo Lord James Bultury. Eso me cabreó muchísimo. Le iban a contar el mayor de mis secretos.
- Por favor James, basta. No sigas- dije esquivando ese tema de conversación.
- Ela, ¿Que me ocultas? ¿Y por qué este hombre sabe mi nombre?- dijo Ruben. Sospechaba algo y estaba muy confuso.
- Deberías de saber que tu querída "Ela" no es más que una mentirosa. Ya que ella es una de las hackers más peligrosas del mundo, y trabaja con la CIA. Ella te investiga para neutralizar te por un virus de YouTube que os incluye como pederastas a los youtubers... y solo te quiere para sacarte información y después, matarte.- dijo. Intente ir a por el pero las cadenas que tenía en las manos me lo impidieron.
- Por favor Ruben, no le creas es todo mentira... no creas sus sucias palabras. Yo no te haría eso...- dije y mis lágrimas empezaron a caer.
FIN DEL SUEÑO
Me desperté de golpe y miré la hora, eran las 5:30 p.m. Me dió tiempo a meterme en la ducha y darme un baño relajante. De unos 20 minutos aproximadamente. Me puse ropa interior negra y me vestí con unos pantalones vaqueros cortos y una blusa rosa. En el pelo me hice una trenza de espiga, y como tenía el pelo largo, la trenza me llegaba por la parte baja de la espalda. Adorné mi pelo con una diadema de unas rosas grandes de color rosa y pinté mi cara con un maquillaje muy básico. Me puse unas converse rosas y me prepare todo lo necesario en un bolso.
Para ir al centro coji mi coche, que no lo cojía desde que vine a Madrid. Era un Mercedes Benz negro con una tapicería fina, era el coche de mis sueños y lo conseguí gracias a la CIA. Fuí hacia el sol con una emisora con musica muy movidita, tipo David Guetta y cosas así.
Llegé y aparqué en un parking. Llegé al sitio de la quedada y allí estaba un Mangel muy bien arreglado, con una camisa blanca, un pantalón de arreglo y unos zapatos de cuero. Realmente iba muy guapo... Me vió de lejos y me saludo con la mano y cuando me acerqué me dió dos besos.
- Woow Ela esta muy guapah.- dijo. Al instante me puse roja como un tomate.
- Gra... gracias...- dije.
- ¿Que teh pareceh si vamoh a una cafetería que conozcoh y ehta muy bien?- dijo. Me pareció buena idea.
- Ok esta bien.- el asintió y me llevo a una cafeteria pequeña pero acojedora, muy bien decorada y con unas vistas privilegiadas a la Plaza del Sol. Nos sentamos en una mesa que daba a la ventana.
Empezamos a hablar de temas Random mientras nos tomaron la orden y comimos. Hasta que sacó un tema de conversación que me sorprendió y a la vez me incomodó un poco.
- Me encantaría que Rubiuh y tu ehtuvieraih juntoh- dijo y me miro con ternura. Yo solo me límite a agachar la cabeza y jugar con mis manos, para que él no viera que estaba roja como un tomate.
Cambié de tema rápido y nos entregaron la cuenta, la que Mangel no me dejo pagar y luego fuimos a dar un paseo por el centro de Madrid. Hablábamos de anécdotas de cuando éramos pequeños, de cosas de nuestra vida y muchas cosas graciosas más.
Ahora nos encontrábamos en un banco, eran las 10:30 de la noche y decidimos irnos a casa.
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