¿Quién dijo que el Diablo no existe?

¿Quién dijo que era una simple mentira?

Nadie puede inculcar una creencia, nadie puede decirte qué es falso y qué es verdadero.

La vida es un misterio.

Pero lo que no es un misterio para el joven Park Ji Min es la sarta de palabrerías que tiene que escuchar todos los días. Aguantar golpes, aguantar humillación... Había ocasiones en las que ni siquiera prestaba atención porque ya se había vuelto algo cotidiano en su vida escolar.

Tampoco era un misterio saber que llegaría un día en el que explotaría. Y cuando ese día llegara, todo iba a acabar.

—¿Qué es lo que estás haciendo, Ji Min?—se preguntó a sí mismo, mirando su reflejo en un escaparate.

Nunca creyó en nada, pero pronto lo iba a hacer.

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