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48

Lu Han llevó a Ji Min hasta su cuarto, por orden del ángel. Lo sentó en la cama y el pelinegro, sin dejar de sentirse asustado por la situación, fue quitando sus manos de a poco de su rostro para mirar al chico. Su mirada perdida denotaba arrepentimiento por algo de lo que ni siquiera su cuerpo fue consciente. Sólo vio sangre y aquel arma a su lado; no era necesario darse cuenta de que algo malo hizo.

Seok Jin podía sentir algo extraño en el muchacho. Estaba claro para él que había sido manipulado; había visto casos como ese pero nunca participó de ellos. Además, Nam Joon le hablaba mucho acerca de esa cosas.


—¿Quién es él?—preguntó Seok Jin a Lu Han, sin despegar la vista del pelinegro.


—Park Ji Min—lo miró al otro—.Él y yo tenemos algo pendiente.


Los labios del nombrado se fruncieron. No entendía con quién hablaba Lu Han. Siguió su mirada y sin saberlo, chocó con la mirada del ángel, aunque por supuesto no sabía que estaba frente a él. Pero sintió algo en su cuerpo, algo que lo calmó. Seok Jin sonrió y de repente Ji Min dejó de temblar, sus pulsaciones bajaron y volvieron a la normalidad.


—Este chico está realmente mal, Lu Han—Seok Jin dio unos pasos para estar más cerca, su nariz casi rozó la de Ji Min y éste se sobresaltó un poco—¿Qué asunto tienes pendiente? ¿vengarte?


—No—negó con su cabeza. Lu Han estaba inquieto acerca de lo que iba a decir, pero no podía sentirse de otro modo que no fuera el de estar en peligro—.Esto se nos fue de la manos, ya no sé si seguir.


—¿Seguir con qué? —Seok Jin, curioso por la relación entre esos dos y aquel asunto, quiso saber más —¿Es tu amigo?


—No, no somos amigos y nunca lo seremos.


—Oh.


Seok Jin curvó sus labios hacia abajo, haciendo un pequeño puchero. Tenía una sensación muy extraña al escuchar la voz de Lu Han hablando de Ji Min, aunque era comprensible verlo molesto y con odio debido al incidente.

Mientras que el ángel pensaba acerca de lo dicho, Ji Min observaba a Lu Han esperando que le dijese algo o que lo dejase marchar. Aunque su cuerpo se hubiese relajado, la tensión era insoportable. Lu Han no podía dejar de lado el saber que Ji Min fue manipulado, pero su madre estuvo al borde de la muerte y en esa situación ya no sabía qué hacer. Estuvo dispuesto a ayudarlo sabiendo el riesgo y el primer paso de las consecuencias era su familia. Un demonio como al que se iban a enfrentar no era algo para tomar a la ligera. Y ahora con lo sucedido debía tener más cuidado que nunca.


—¿Él te mandó a matarme? —preguntó Lu Han al pelinegro.


—Lo siento, no recuerdo Lu Han; no soy consciente de lo que hago, no quiero dañar a nadie —la voz de Ji Min se quebró—, yo no soy como él.


—Sé que él te volvió a manipular —Lu Han lo admitió y apretó los dientes, viendo la imagen de su madre pasar por su cabeza—, pero ya no sé lo qué hacer—dicho eso, miró al castaño de alas blancas y abrió los ojos—.Ayúdamos, por favor.


—Lu Han, ¿con quién hablas?


Hubo un corto silencio. Jin alzó una ceja, mirando al otro castaño. No sabía a qué se refería pero sí que era algo grave debido a la seriedad con la que Lu Han lo dijo, y también con el tono notablemente desesperado de su voz. Y sin comprender del todo, le preguntó.


—¿Qué clase de ayuda?


—Tú debes saber acerca de demonios, ¿no es así?


—¿Demonios?—Seok Jin volvió la mirada a Ji Min y lo analizó. Retrocedió en el tiempo y entonces cayó en algo—Oh... Él estuvo allí también. Ahora lo recuerdo.


Los viejos recuerdos del hospital volvían a Jin después de mirar detenidamente al pelinegro. Lo había visto en alguna ocasión y recordaba que era uno de los pacientes más vulnerables. El Dr.Lu hablaba mucho de él, siempre. Y lo que lo sorprendía era verlo nuevamente, igual que hacía tantos años.


—Ji Min no recuerda lo que vivió —le explicó Lu al ángel —.No creo ser capaz de ayudarlo con eso, pero lo más importante ahora es Yoon Gi.


—Yoon Gi...—Seok Jin entrecerró los ojos y se quedó pensando durante un rato— Había un alumno en la lista con ese nombre, y no estaba.


—Sí— afirmó Lu Han con seriedad—.Él fue poseído por un demonio. Ha estado con Ji Min, usándolo a su antojo.


—Vaya, que interesante suena eso.


El menor seguía intentando comprender qué era lo que Lu Han hacía, con quién hablaba, ya que parecía ignorarlo por completo. Se frotó un poco los ojos, haciendo un intento por aliviar el dolor en su vista. Quería irse a su casa, pero si lo pensaba mejor, estando con Lu Han, a pesar de lo que hizo, se sentía más protegido. Y, pensando un poco en lo ocurrido, si volvía y el demonio se enteraba de que Lu Han no había muerto como él le había mandado, no sabría qué sería de él, ni tampoco sabría qué sería de Yoon Gi. Tenía miedo de hacer las cosas bien y de hacerlas mal.


—Lu Han, él quiere ir por Se Hun sea como sea— habló Ji Min, preocupado.


—Lo sé— Lu Han apretó levemente el puño; sabiendo que no había más opción que pedirle ayuda a otro, el ángel allí presente era la única esperanza de que todo se solucionara—. Escucha, Ji Min, ¿recuerdas que dije que había visto a alguien en la escuela?— el menor asintió, recordando la escena tan confusa en la biblioteca—Es un ángel, está aquí a mi lado. Él nos ayudará...


—Oh, espera un momento—Jin alzó su dedo, interrumpiendo al chico—¿Por qué debería ayudarlos?


—¿Qué?—Lu Han, molesto por aquella actitud del que se suponía que era un ángel quien debía prestar su ayuda, frunció sus cejas mirándolo de mala manera—¿No se supone que estás aquí por algo? Todos estamos involucrados con el demonio, queramos o no admitirlo.


Ciertamente, Lu Han tenía razón en eso. El demonio había creado un vínculo que los unía a todos. El primero en la lista era Min Yoon Gi, quien había sido poseído por él, después Ji Min, seguido él, por ser pariente del Dr.Lu y finalmente Seok Jin, que decía haber estado en el hospital.


—Yo no tengo nada que ver con lo que sea que pase—Jin se encogió de hombros, indiferente a la situación—.Pero quizás Nam Joon esté dispuesto a ayudarlos.


—¿El profesor?— preguntó Lu Han y Jin asintió— ¿Acaso él puede verte?


—Soy su ángel guardián, por supuesto que puede verme. Además, él también estuvo allí.


La aparición tan repentina de ambos hacía entrar en duda a Lu Han y sobre todo lo hacía confundirse mucho más con todo lo que pasaba. Y sin poder decirle una palabra más al chico castaño de alas blancas, éste se marchó desapareciendo de su vita. Lu Han tuvo que explicarle a Ji Min lo que habían hablado y lo poco que estaba entiendo acerca de lo que le habló del pasado. Pero aunque el menor estaba más perdido que antes, creía que la supuesta ayuda del nuevo profesor era lo último que quedaba.

Aún lastimado por sus propias acciones inconscientes, Ji Min volvió a disculparse con Lu Han. Y dado que no podía volver a su casa sabiendo que el demonio haría algo malo con él, le pidió por favor al otro permiso para quedarse en la casa. Pero Lu Han no podía arriesgar más las vidas de su familia. Si Ji Min no volvía, el demonio se daría cuenta de que habría escapado; y si volvía, fingiendo haberlo matado, el demonio iría directamente a por Se Hun y se daría cuenta de que aquel hechizo seguía ahí y que todo era una mentira. Ji Min no sabía qué debía hacer en ese momento, actuar de un modo u actuar de otro acabaría mal.




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