43
Ji Min buscó por toda la casa a sus padres, una y otra vez; sin poder creerse que se habían marchado, sin poder creerse que ese demonio los había matado. Pero en verdad, no había rastro alguno de ellos. Ni un ruido, ni siquiera sentía sus presencias cerca.
Se pasó la noche sentado en el sillón de la sala, agazapado y llorando. Ya no quería seguir con esa situación, no lo soportaba más. Se veía hundido, sin ninguna solución. Además, Lu Han y Se Hun ni siquiera aparecieron en la casa de Baek Hyun. Se sentía traicionado, herido.
¿Qué se suponía que iba a hacer ahora sin sus padres? Los necesitaba y los quería, a pesar de todas las peleas, a pesar de que no le prestaban atención.
No durmió nada y, al día siguiente, sus ojos de veían rojos e hinchados. Pero no le importaba, ya nada le importaba. No pensaba ir a la escuela, ¿qué sentido tenía? Simplemente se quedó allí, acostado en el sillón, tratando de cerrar los ojos y de escaparse a otro lugar dentro de su imaginación.
Y así es como terminó por dormirse. El sueño lo venció, ya que pasó toda la madrugada despierto, hasta que los rayos del sol se empezaron a asomar por el espacio que las cortinas amarillentas de la sala dejaban.
Sintió su cuerpo relajado, calmo y sereno en el mundo de los sueños. Pero aunque intentase dormir y dejar su mente siempre en blanco, Ji Min acababa despierto dentro de su propia mente, o bien porque tenía una pesadilla o bien, como esa vez, Yoon Gi quería hablar con él.
Y así, efectivamente, una vez más se encontraba en una sala totalmente vacía. Yoon Gi estaba frente a él, mirándolo con los ojos cristalizados; podía notar que hasta incluso el peli gris estaba mal. Ji Min no sabía qué hacer o qué decir; sólo lo miró sin expresión.
—Lo siento, Ji Min—el peli gris dio unos pasos hasta quedar a una corta distancia, alzó su mano para tocar el rostro del menor, pero éste volteó su cabeza hacia un lado.
—Estoy cansado, no puedo más—dijo en voz baja, sin poder mirarlo a la cara.
—Sí, si puedes. Ji Min mírame, por favor.
Yoon Gi tomó el rostro del pelinegro con ambas manos y lo obligó a mirarlo. Sentía su dolor y sufrimiento, no quería verlo así y aunque había pensado en marcharse para que viviera en paz, ahora sin sus padres no podía dejarlo solo. Ese Ji Min depresivo de antes podía hacer cualquier cosa y lo que no quería Yoon Gi era que cometiera un error.
Sus ojos llenos de lágrimas lo miraron fijamente. Y sin apenas fuerzas para hacer algo, Ji Min posó sus manos sobre las de Yoon Gi débilmente. Le agradaba el tacto y, por alguna razón, lo hacía sentir algo más tranquilo.
—Mis padres...—su voz casi se quebró—¿Están vivos?¿Dónde fueron?
—No lo sé—las manos del peligris apretaron un poco más el rostro de Ji Min, sin hacerle daño— De verdad que no lo sé. Ellos fueron poseídos y actuaban de a cuerdo a quién estaba dentro de sus cuerpos; pueden haberse marchado lejos, pero no quiero creer que estén muertos.
—Estoy solo, Yoon Gi.
—No, yo estoy aquí—lo rodeó con sus brazos y lo apretó contra su cuerpo—.Quiero hacer algo, pero si actúo él te hará daño. No quiero verte sufrir porque te amo.
—¿Qué?
Ji Min se alejó del peligris un tanto asustadizo. Abrió sus ojos sorprendido por tal confesión y su cuerpo empezó a temblar. No tenía idea de por qué alguien a quien no conocía le decía algo como eso.
—¿Recuerdas que te dije que te sacaría del hospital? —Ji Min negó con la cabeza—¿Qué es lo que recuerdas de tu pasado?
La respuesta para eso era un simple "nada". Ji Min no era consciente, al parecer, de que su cabeza había borrado parte de sus recuerdos. Quizás fue porque habían sido tan horribles y dolorosos que prefirió dejarlos atrás para sustituirlos por unos nuevos, pero por el momento nada de eso había pasado. En su memoria había fragmentos de cuando comenzó el colegio, de muchas mudanzas, peleas y gritos, recuerdos de ser golpeado por cierto grupo de idiotas y pocas cosas más. Su vida no había sido muy alegre.
—Cosas malas, sólo eso—finalmente agachó su cabeza y suspiró—¿Acaso nosotros nos conocemos de algo?
—Sí. Me conocías—Yoon Gi sonrió melancólico; le dolía mucho que el menor no lo recordara—.Alguna vez me amaste y confiaste en que te salvaría. Y... Me siento una miseria por no poder haberlo hecho.
—¿Salvarme de qué?
La curiosidad despertó en Ji Min tan pronto cómo despertó el arrepentimiento de Yoon Gi por recordar esas cosas. Y a pesar de que le dolía y de que sabía que Ji Min no sabría de lo que hablaba, igualmente se lo dijo.
—De aquel tirano. Ambos nos conocimos en un hospital psiquiátrico; tú eras tan ingenuo, te creía todo lo que te decían.
Ji Min observaba la cara de Yoon Gi y sus labios moviéndose mientras le contaba todo. Sinceramente le daba pesar no saber de qué le hablaba, lo veía emocionado hablándole de un pasado que dentro de su cabeza no tenía registro. Pero aun así lo escuchó hasta el final.
—¿Por qué no puedo recordar todo lo que dices acerca de mi pasado?
—No lo sé, Ji Min—con el dedo pulgar, Yoon Gi acarició la mejilla del pelinegro—, pero ya no importa. El pasado debería quedarse atrás. Supongo que sólo querías un nuevo comienzo, sin dolor ni angustias.
—En esta vida no me ha ocurrido nada bueno—se lamentó—.He oído que si sufres en el presente es porque fuiste alguien horrible en el pasado. ¿No hice cosas malas acaso?
—Claro que no.
Ji Min cerró sus ojos, sintiendo otra vez la caricia de Yoon Gi sobre su mejilla. Quería poder estar en ese sueño con él por más rato. Para cuando despertase tendría que vivir la pesadilla de siempre otra vez, y eso era lo que menos quería ahora que se sentía solo.
—¿Qué es lo que debo hacer?
Las dudas viajaban de un lado al otro, en ambas cabezas. Ji Min ya estaba perdido y no tenía nada en lo que pensar; creía que ya no podría confiar en Lu Han dado que no se presentó como le había prometido. En cambio Yoon Gi, por muy mala espina que le diera ese muchacho, estaba reconsiderando que lo ayudara. No quería aceptarlo, pero la única solución al problema era realmente Lu Han. Quisiera o no, el chico estaba involucrado con ellos debido a que era familiar del Dr.Lu. Yoon Gi no iba a arriesgarse a tratar de combatirlo solo, no ahora que Ji Min estaba más vulnerable que nunca y corría peligro si cometía algún error.
—Lo único que nos queda es Lu Han—dijo el nombre del chico casi entre dientes.
—Pero, ¿no dijiste que no confiabas en él? Además, me dejó plantado.
—Lo sé, pero es el único que conoce la situación y es el único que puede ayudarnos. Dije que no confiaba en él, pero no hay otra solución.
—No pienso volver al colegio—negó con la cabeza—.Se suponía que en la fiesta sería su oportunidad para hacer algo y me abandonó...¿Cómo podría confiar en él de nuevo? Si vuelvo a hablar con él, el demonio se terminará dando cuenta.
Ji Min tenía razón. Ahora estaba en una situación de vida o muerte. El único lado bueno que había de todo era que el demonio seguía sin aparecerse cuando Lu Han estaba cerca, por lo que podía tomar ventaja de eso, pero estaría siendo demasiado obvio.
—Escucha, intentaré alejarlo por unos días. No puede resistirse a tomar otras almas—le explicó algo apresurado—.Sé que suena horrible, pero eso lo mantiene entretenido. Tú podrás hablar con Lu Han y planear algo definitivo.
—Está bien...
Terminó por aceptar lo que el peligris le decía porque era eso o nada. Lo miró por unos segundos sin otra cosa más que preocupación en sus ojos.
—No dejaré que te haga más daño, lo juro.
Yoon Gi, antes de desaparecer del sueño del menor, acercó su rostro hacia él. Sus labios se rozaron apenas unas milésimas de segundo y, después de mirarlo a los ojos, lo besó. Volvió a viajar al pasado como aquella primera vez que lo hizo. Sintió los esponjosos labios del pelinegro tocando los suyos, dejándose besar. Yoon Gi quería poder darle un beso que realmente le demostrara cuánto lo amaba, pero sólo pudo juntar sus bocas apenas unos segundos y luego se desvaneció.
Ji Min abrió los ojos de golpe y se incorporó en el sillón. Tocó su pecho y notó su corazón acelerado. Pudo sentir también cómo la sensación del roce de los labios del peli gris habían quedado en los suyos. Fue muy distinto de todos los otros besos que había recibido.
Ese fue realmente del verdadero Yoon Gi.
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