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Se Hun manejaba con rapidez, fastidiado por lo que le había ocurrido con su madre, no pudo dejar de apretar el volante con fuerza. Pensaba en lo que pasaría por la cabeza de aquella buena mujer al verlo tomar sospechosamente esas cosas.
A su lado, Lu Han iba en silencio mirando el paisaje nocturno y todas las luces de la calle iluminando como si fueran montones de luciérnagas.
—Mierda—maldijo el rubio al mirar el indicador de gasolina.
—¿Qué ocurre?
—Olvidé llenar el tanque, joder...
Se dirigió hacia la gasolinera más cercana de la zona y bajó para cargarlo. Lu Han observaba desde el auto los movimientos del rubio por el espejo. Se preguntaba cuándo seria el momento indicado para hablarle sobre sus sentimientos, aunque imaginaba que sería rechazado.
Mientras terminaba de llenarse el tanque, Se Hun metió un chicle a su boca y masticó nervioso.
—¡Eh!
Alguien a lo lejos lo llamó. Aquella figura tan alta y esa manera de caminar la reconocía perfectamente. No se imaginaba encontrarlo allí, hacia días no lo veía.
—Kris, ¿dónde...?
Se Hun fue interrumpido por el otro rubio al ver que golpeaba con su palma de la mano el auto, como si estuviese molesto. Y, a decir verdad, Kris lo estaba. Se podía notar en su cara. No había ninguna sonrisa o intención de hablar pacíficamente.
—Que casualidad —dijo en un extraño tono. Seguido dio unos pasos hasta llegar a la ventanilla del copiloto donde se encontró con la mirada de Lu Han— Parece que ahora estoy excluido del grupo. ¿Me equivoco?
—¿De qué hablas?—Se Hun terminó de cargar gasolina y pagó, sin prestarle mucha atención.
La actitud de Kris era común. Siempre solía ser serio y hablar con un tono que podía interpretarse como violento, pero en esa ocasión no estaba jugando a ser el matón de la escuela. Se apoyó sobre el auto y mantuvo la mirada fija en Se Hun, el cual ya no consideraba más como su líder.
—Dame lo que me debes—estiró su brazo y abrió su puño dejando la palma de su mano abierta.
—¿Lo que te debo?
Se Hun estaba un poco perdido. No recordaba deber nada a nadie, por lo que no comprendió y, dado que el tiempo corría, tenía que marcharse de una vez con Lu Han.
—No te hagas el idiota. Te pagué mucho para que ahora finjas no saber—Kris se alejó del auto y quedó frente a frente con Se Hun. Su mirada era algo que intimidaba a cualquiera, pero Oh lo conocía y no le movía un solo pelo—Eres igual de basura que tu padre.
—¿Disculpa?
La tensión se podía notar con tan sólo escucharlos. Lu Han tenía miedo de que Kris se pasara de la raya, a pesar de no entender lo que pasaba. Salió del auto y, sin acercarse mucho, pensó algo para decirle.
—Kris, ¿qué pasa contigo?—habló el castaño con voz calmada.
El más alto se volteó a mirarlo, le sonrió con desprecio y luego volvió a fijar sus ojos en Se Hun.
—Vamos, dile por qué estoy tan molesto—hubo silencio y miradas confusas por parte de los otros— ¿Nunca se lo dijiste? Y yo que pensaba que eran amigos...
—¿Decirme qué?
Lu Han estaba muy perdido en esa situación. Pero a pesar de eso podía sentir que no era nada bueno lo que Se Hun le estaría ocultando, y más si tenía que ver con el padre de éste.
La memoria de Se Hun de pronto reaccionó. Había estado tan distraído con el tema de Yoon Gi y Ji Min que olvidó por completo lo que hacía tras la espalda de muchos. Nunca se lo contó a nadie, sólo Kris y otros pocos sabían.
—Yo... No lo tengo.
—Entonces dame mi puto dinero.
Se Hun metió la mano en su bolsillo para sacar de nuevo la billetera. Tomó varios billetes y se los dio a Kris de mala gana.
—Ahí tienes tu puto dinero—le respondió molesto—Ahora déjame en paz...
Su hombro chocó con el otro, empujó al más alto en una actitud desafiante con la que no pudo luchar. A Se Hun no le gustaba que nadie le hablase como si fuera una sabandija. Después de eso terminaría definitivamente con lo que hacía de forma ilegal.
Desde hacía un corto tiempo empezó a meterse en aquel sucio negocio. El dinero lo llevó a seguir, al igual que su padre. Aunque siempre fueron pequeñeces, al Sr. Oh no le gustaba ver a su hijo involucrado en cosas más serias. Por ello, una sola vez le advirtió que no se metiera en la sala donde se guardaban los medicamentos.
—¿No quieres saberlo, Lu?—Kris volvió al tema. Se veía que su único propósito era joderle la vida a Se Hun, o a ambos.
—Lárgate, maldita sea. Te di tu asqueroso dinero—Se Hun se volteó y le dio un leve empujón.
El cuerpo de Kris se movió apenas hacia atrás; no había sido un empujón tan fuerte como los que en realidad podía dar. Y aunque no fue la gran cosa, dado que seguía molesto por el asunto, le devolvió el empujón mucho más fuerte.
—No eres más que un idiota niño de papá. De uno que ni siquiera te debe tener aprecio.
—Kris, basta—Lu Han se decidió a agarrar el brazo de Se Hun para llevarlo de nuevo al auto. No era momento de pelear.
—Cállate, tú ni siquiera tienes padre.
En momentos de tensión, las cosas siempre se salían de control. En el fondo, Se Hun y Lu Han sabían que el padre de Kris nunca fue buen hombre y que a temprana edad lo dejó solo; por lo que fue un duro golpe de palabras. Seguramente eso le dolía más que cualquier agresión física, a pesar de que su rostro no expresó ninguna emoción.
—Se Hun, vámonos ahora mismo...
El castaño siguió con la intención de volver al auto. Habían perdido tiempo buscando la gasolinera más cercana, y con aquella situación mucho más todavía. Una parte de él estaba preocupada por lo que estaría pasando en la fiesta y la otra sólo quería que a Kris no se le diera por golpear a Se Hun por lo que dijo.
Finalmente, por suerte, Kris dio la vuelta sin decir una palabra y se subió a su moto para largarse de allí. Inmediatamente después de eso, ambos volvieron al auto para retomar el camino hasta la fiesta.
Lu Han estaba muy preocupado. Tenía miedo de no poder reaccionar ante cualquier improvisto; él era el único que se suponía que podía hacer algo contra el demonio. Se Hun corría peligro, pero parecía que no le importaba.
Poco después de pasarse unos cuantos semáforos en rojo, llegaron. Salieron cuidadosos del auto y observaron desde la distancia todo el panorama. Nada parecía fuera de lo común.
Se Hun se movió rápidamente hacia un grupo que estaba cerca de la puerta para preguntar.
—¿Vieron a Park Ji Min?
El grupo de chicos se miró entre sí. Parecía que nadie quería hablar con el rubio; pero después de que Se Hun volvió a preguntar, en un tono mucho más fuerte, recibió una inmediata respuesta.
—Hace rato se largó, después de pelear con Jong Dae.
—Genial...—Se Hun dio media vuelta para volver con Lu Han, quien lo esperaba unos pasos más atrás. Se topó con su mirada de preocupación y suspiró agotado—Se fueron.
—Mierda, llegamos tarde...— Lu Han apretó sus puños con fuerza, no pudiendo entender por qué se había ido tan pronto—Pero apenas es media noche.
—Dicen que hubo una pelea con Jong Dae, quizás por eso se fueron antes.
Ambos se quedaron en silencio, mirándose sin saber qué hacer. El plan se había ido a la mierda por haberse tardado de más por culpa de Se Hun y Kris.
A Ji Min, definitivamente, no le sería fácil volver a confiar en Lu Han.
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