Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

38

Tú eras de un mundo perfecto,

un mundo que hoy me abandonó lejos.

Hay que correr.

Una píldora para adormecerte, una píldora para atontarte.

Una píldora que te haga alguien más.

Porque ninguna droga de este mundo te salvará de tí mismo.




—¿Hola?


Ji Min recorrió los pasillos de la biblioteca en busca de su salvación. Quizás había llegado muy temprano a la escuela, ni siquiera se fijó en la hora. Pero estaba ansioso, necesitaba saber qué era lo que harían en la fiesta de Baek.

Se sentó en la silla junto a la ventana y esperó. Afuera todo se veía tranquilo, a la par que triste y apagado. Las nubes habían cubierto por completo el cielo y unas pequeñas gotas empezaron a caer, dejando su marca en el asfalto del patio.

Nadie llegó. Pasaron quince minutos y todo seguía en un extraño silencio. La lluvia era cada vez más intensa y afuera, el panorama se veía mucho más oscuro que antes.

Las luces de la biblioteca parpadeaban, amenazando con dejar a Ji Min en la oscuridad. Presintió que ocurriría algo, no esperaba que justamente en ese momento pero sí cuando sus ojos dejaran de ver la luz de la sala. Por ello, para prevenir un mal momento, se alejó de ahí. Caminó hasta la puerta para salir y observar por el pasillo.

Ningún ruido, ni voces ni pisadas, nada. Ji Min apretó su puño con fuerza creyendo que estaría soñando y decidió recorrer el pasillo. Entró a todas las aulas y, efectivamente, lo único que había ahí eran los pupitres.

Su corazón se aceleró por un momento, desesperado por querer despertar. Cerró los ojos y se dijo para sí mismo que eso no era real.


—Ji Min, mírame.


Escuchó una voz profunda, pero no le transmitió ningún miedo, es más, la sintió cálida y como si le resultase familiar.

Abrió los ojos de golpe y la escuela había desaparecido. Se encontraba en una habitación pequeña, sin nada más que una cama y ventana. Y en frente de él ese peli gris a quien temía tanto.

Yoon Gi lo miraba fijamente, pero en su expresión facial no había malicia; al contrario, se veía triste y hasta algo asustado o perturbado. Ji Min no dijo una palabra, se dedicó a mirarlo indiferente.


—No tengo mucho tiempo, Ji Min—el otro dio un paso hacia delante y el menor retrocedió—.Por favor, no me temas. ¿No recuerdas quién soy?


Ji Min frunció sus cejas. No entendía qué ocurría, no entendía por qué Yoon Gi le preguntaba eso. Sabía que podría ser alguna alucinación, una pesadilla. También creía que podía ser una trampa.


—Deja de jugar conmigo—le contestó de forma hostil.


—No lo hago, no soy él —desesperadamente el peli gris corrió hacia el menor y lo abrazó con fuerza—Soy Yoon Gi, el verdadero. Ji Min, por favor ayúdame, no lo soporto más. Intento controlarlo pero no tengo fuerzas, cada vez se vuelve peor. Si no logro sacarlo de mi cuerpo, no sé qué pasará conmigo.


Los brazos delgados del peli gris lo rodearon con necesidad, incluso en ese acercamiento lo notó temblar. Ji Min no sabía qué creer, estaba demasiado confundido, pero aquel sollozo que escuchó después lo obligó a corresponder el gesto. Cuando lo hizo se sintió bien, protegido y algo dentro de él lo incitaba a llorar, como si hubiese extrañado a aquella persona por mucho tiempo.

Tenía vagas sensaciones y recuerdos al tratar de pensar en quién era ese chico. No lo registraba como un desconocido o como alguien que le resultara poco interesante. ¿Por qué le dolía el pecho y no quería soltarlo? ¿Quién era realmente Min Yoon Gi?


—¿Te conozco?—Ji Min se separó de aquel chico y lo miró con firmeza.


—Veo que aún sigues sin recordarme—Yoon Gi sonrió apenado y dolido por ello —.No importa... Necesito que me escuches.


Ji Min asintió rápidamente y agudizó todos sus sentidos. No creía que fuera una trampa, no podía serlo. Ese Yoon Gi era tan diferente al otro.


—He tratado de incitarlo a tomar más almas para...—sus palabras se detuvieron en seco, creyendo que lo que fuera a decir no le caería bien al menor—Para sobrealimentarlo. Por eso ha estado algo más distante. Él se aleja para no tomar más, no es lo que pensabas.


—¿Estás diciendo que se siente débil?


—No exactamente. Tomar tantas lo está volviendo loco y lo único que quiere ahora es apoderarse de otro cuerpo.


Los ojos del pelinegro se abrieron estupefactos. Estaba confundido, perdido. Hacía un esfuerzo por intentar comprender qué ocurría. Y por otro lado, pensando en todas las vidas que fueron arrebatadas, Ji Min sintió rabia. Yoon Gi le estaba diciendo que lo había incitado a ese demonio a llevarse más almas. ¿Cómo podía no sentirse indignado por ello? Pero debía comprender que era una especie de estrategia.


—Entonces deja que lo haga.


—¿Estás loco? Si toma otro cuerpo volverá a hacer lo mismo y nunca se irá. Él no quería matar a Se Hun, quería su cuerpo. Quiere desecharme, se ha dado cuenta de que ya no tiene el control absoluto sobre mí.


—Pero...—Ji Min pensó y trató duramente de encajar las cosas, porque hasta ahora no tenia sentido nada de lo que le estaba diciendo —Si él quiere desecharte, ¿por qué no dejas que lo haga? Serás libre.


—No, no es lo que crees, no es tan sencillo... —Yoon Gi suspiró y una leve sonrisa se dibujó en su boca—Sigues siendo tan ingenuo y distraído como siempre.


Los recuerdos en Yoon Gi eran algo que había quedado clavado en él para siempre. Cada detalle, gesto o palabra de Park Ji Min seguían dando vueltas por su cabeza. Cada una de las cosas que aquel demonio hizo con Ji Min, todo lo que dijo y lo que pretendía hacer tenía un efecto desagradable sobre él. Sobre todo con haberlo visto ser violado. Sintió todo y lo peor es que no puedo detenerlo en los peores momentos. Le dolía verlo llorar y sufrir. Si tan sólo Ji Min pudiese recordar quién era él y lo que habían pasado... Pero por otro lado creía que era mejor haber olvidado; pasó demasiadas cosas encerrado en aquel horrendo lugar, siendo una marioneta de un maldito loco.


—¿Eras tú quien me hablaba en esas pesadillas?—Yoon Gi le asintió, otra vez con esa sonrisa de angustia—Pero ahora puedo entender lo que dices, antes me hablabas en otro idioma... ¿Acaso ese demonio no te dejaba?


—Exacto.


Un pequeño momento de silencio se apoderó de ambos. Yoon Gi se sentía triste, extraño. Ji Min y su actitud tan distante y seria lo descolocaba, aunque comprendiera que estaba confundido y hasta cansado de todo lo que le ocurría. No tenía mucho tiempo para poder hablar con él y debía aprovechar para contarle lo que necesitaba.


—Ji Min, sé lo que tratarás de hacer. Sólo te diré que no te confíes de cualquiera. Quien te quiera salvar también puede querer hundirte.


Ji Min creyó que aquello fue una indirecta referida a Lu Han. No le hacía ninguna gracia que le dijera eso a menos de un día de ejecutar el plan, ese supuesto plan del que aún no tenía detalles. Y no quería que Yoon Gi se fuera, no podía dejarlo tan confundido. Inmediatamente lo tomó con fuerza del brazo.


—Espera ¿Qué quieres decir con eso?


—Que las apariencias engañan, Ji Min.


—Lu Han quiere ayudar, ¿por qué eres así? ¿No quieres librarte de ese demonio?—su tono de voz se fue elevando de a poco—¡Yo sí quiero librarme de él! ¡Estoy harto de esta mierda! Lu Han es la única persona que puede ayudarme, ¿no lo entiendes?


Yoon Gi desconfiaba por completo de alguien que venía de la familia del Dr.Lu. No quería que Ji Min se dejara llevar por falsas promesas como lo hizo hacia muchos años atrás. Seguía siendo un chico inocente, ingenuo y hasta podía decir que ansioso.


—No confío en...


La voz de Yoon Gi y su imagen se distorsionaron de repente. Todo alrededor de Ji Min lo hizo, hasta el punto de desaparecer.

Volvió a abrir los ojos después de cerrarlos con fuerza y se encontró en la biblioteca, sentado en una silla mirando hacia la ventana. Maldijo por lo que acababa de ocurrir y, al dar la vuelta con su cuerpo, se encontró con Lu Han y Se Hun mirándolo.


—¿Qué te pasa?—Lu Han preguntó preocupado, el menor no se veía bien—Tu cuerpo temblaba.


El pelinegro se quedó en silencio observando a Lu Han fijamente y pensando en las palabras de Yoon Gi. El castaño le sostuvo la mirada sin comprender esa incertidumbre en aquellos ojos, incluso sintió que lo estaba analizando.


—No lo sé —respondió finalmente.


Después de eso, Lu Han simplemente le habló sobre lo que encontró y procedió a hacerle preguntas, las cuales, Ji Min respondió con poco interés. A pesar de que le había dicho a Yoon Gi que tenía que confiar en Lu Han porque sólo él lo podía ayudar, ahora de repente con escucharlo hablar, la duda lo atrapó.


—¿Cómo llegó a ti?—preguntó el castaño.


—Él sólo apareció, de la nada. Dijo saber todo de mí y que estuvo vigilándome.


—Tú dijiste algo acerca de un acta del 1866—recordó Lu Han—.Es posible que Yoon Gi fuera poseído ese año.


Ji Min alzó una ceja y soltó una risa de incredulidad. Sí, le parecía una locura.


—Está bien—es lo único que dijo.


Se Hun parecía molesto con la actitud de Ji Min. Dio un golpe en la mesa con la palma de su mano al ver que el pelinegro no prestaba atención.


—¿Qué pasa contigo?


Ji Min y Se Hun chocaron miradas. Sus cuerpos se levantaron al mismo tiempo y sin entender el motivo de tal postura desafiante, Lu Han tuvo que interponerse antes de que alguno hiciera algo que no debía.


—Basta, no es momento para esto. Ya se los dije una vez—los regañó a ambos—.Si queremos que esto salga bien, cooperen un poco.


Como niños pequeños retados por una madre, los dos se volvieron a sentar y sin mirarse, escucharon a Lu Han hasta el final.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro