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30

Los alumnos de la escuela se veían más callados de lo normal. Se veía que la muerte de Jeon Jung Kook los había sorprendido, a pesar de que la mayoría no solía hablar con el chico. Algunos sabían lo que Oh Se Hun y los otros dos le habían hecho y por lo tanto sus miradas de odio no eran para nada disimuladas. Y por otro lado, Ho Seok y Tae Hyung quienes habían sido sus únicos compañeros cercanos (aparte de Ji Min) estaban completamente destrozados.

Aún seguían sin saber nada de quién había cometido el crimen. Por los pasillos se rumoreaba que Se Hun había tenido algo que ver, como si hubiese querido vengarse de la protección que Ho Seok y Tae Hyung le habían dado al chico; pero era algo absurdo y descabellado.

Ese día de clases ya le daba a Ji Min la esperanza de que por fin acabara todo. Quería tener sus exámenes finales para poder así salir de aquel infierno. Pero le quedaban varias semanas de cursado.

No se había levantado nada bien, después de lo que Yoon Gi le había hecho (una vez más) juraría que su cuerpo acabaría por rendirse. Pero a pesar de todo eso, de que ahora era su esclavo, de que fue amenazado si volvía a meter la pata donde no debía, Ji Min iba a insistir. Tenía que sacárselo de encima como fuera. Sabía que el peli gris seguía sintiéndose muy débil ante la presencia del chico, asi que iba a aprovechar cualquier momento para ir hacia él y suplicarle, implorarle, cualquier cosa para que lo ayudara.

Para su mala suerte, cuando fue caminando por los pasillos, se topó con Kris. El chico estaba solo y parecía no tener una muy buena cara, se veía bastante mal. Sus miradas se cruzaron y Ji Min sintió una gran repulsión al recordar lo que había tratado de hacerle, pero él simplemente le echó un rápido vistazo y salió casi corriendo, como si tuviese miedo. Lo vio alejarse por el pasillo a pasos muy rápidos y se alivió de que no hubiese tratado de tomar venganza.

Siguiendo su camino, volvió a encontrarse con alguien más, pero esta vez era a quien necesitaba. Lu Han salía de un aula y, al verlo, se quedó paralizado fijando su mirada en él como si fuese un fantasma. Ji Min sin saber por qué, sonrió, con la pequeña ilusión de que podría tratar de hablar con él una vez más. Pero quien salió tras el chico, lo hizo detener ese paso que iba a dar hacia el frente. Se Hun parecía enojado, y cuando lo miró, su ceño se frunció incluso más.


—¡Maldito!— le gritó y fue hacia él corriendo, pero Lu Han lo detuvo antes de que tratara de golpearlo—¡Lu Han, suéltame!


Ji Min dio unos pasos hacia atrás, obviamente asustado; no entendía esa reacción tan repentina. Y mientras Lu Han tiraba del cuerpo del otro para que no hiciera lo que pretendía, empezó a sentir que algo no iba bien. Tuvo un extraño presentimiento que invadió todo su cuerpo al ver los ojos llenos de ira de Se Hun le decía que algo tenía que ver con Yoon Gi.


—Se Hun, basta, nos están mirando todos—le dijo en voz baja el castaño, haciendo que éste se calmara un poco.


—Joder, está bien—bufó y, apretando sus puños, dio media vuelta.


Lu Han susurró algo al oído del otro y éste movió la cabeza asintiendo. Todos los alumnos que se habían parado a mirar la escena debido al grito de Se Hun, empezaron a marcharse cuando éste dio unos pasos lentos para alejarse. Ji Min, que seguía sin entender, se acercó rápidamente hacia Lu Han y lo agarró del brazo antes de que éste se marchara también.


—Lu Han, por favor, necesito hablar contigo.


El chico lo miró de reojo y tragó saliva. Después miró hacia Se Hun, quien estaba de pie esperando para que fuera con él. No estaba seguro de sí ahora debía hacerle saber al pelinegro. Sentía algo de lástima, y al mismo tiempo sabía que tenía que rendir cuentas con Yoon Gi.


—Está bien— le dijo asintiendo y después soltó el agarre para seguir su camino—.Ven...


Los ojos de Ji Min se iluminaron; siguió sus pasos, pero se quedó muy cerca de él, ya que Se Hun iba también a su lado. Le parecía muy raro que no dijera nada o que no se opusiera a que fuera con ellos.

Los tres, en silencio, caminaron hasta la biblioteca y fueron hacia ese rincón en el que Lu Han se solía quedar a leer libros. Era una momento muy incómodo para todos, mucho más para Ji Min que tenía que aguantar la mirada de odio y acusadora de Se Hun.


—Supongo que él no está contigo— habló Lu Han, cruzándose de brazos.


Ji Min negó con la cabeza. Tenía mucha suerte por eso; Yoon Gi creía que lo tenía bajo sus pies, con todas sus amenazas y pensando que no volvería a tratar de pedirle ayuda a Lu Han. que equivocado estaba.

La mirada de Se Hun lo estaba sacando de sus casillas. No pudo aguantar más y antes de seguir hablando con Lu Han, se giró hacia el otro.


—¿Por qué me miras así?


—¿Cómo tienes la cara de preguntarme eso?—le contestó dando un paso hacia él y clavando su mirada en sus ojos— Tú y ese hijo de puta trataron de matarme, no te hagas el inocente. Si no fuera por Lu Han ahora estaría muerto y si no fuera por él ahora mismo te estaría golpeando.


—¿De qué hablas?—esta vez miró a Lu Han.


—¿No lo recuerdas?— le preguntó confundido por la situación y el otro negó rápidamente. Notaba en Ji Min algo extraño, no parecía mentir. Se veía cada vez más nervioso al parecer—Ustedes dos...


—¡Fueron a mi casa, entraron como si nada y quisieron matarme!—gritó Se Hun interrumpiendo al otro.


Después de alzar el tono de voz de esa manera, la bibliotecaria se acercó a pasos apurados hacia los tres y los obligó a hablar más bajo si no querían ser echados de allí. Lu Han frunció el entrecejo y, molesto por el impulso de Se Hun, hizo una señal con su dedo sobre sus labios para que se callara.


—Juro que no sé de qué hablas, no recuerdo haber salido de mi casa en ningún momento, joder...—dijo el pelinegro en voz baja, casi en un susurro inaudible.


—Está bien, escucha Ji Min, quizás él te manipuló de algún modo— Lu Han cerró sus ojos tratando de pensar en algo más, no comprendía bien, pero tenía por seguro que el chico no le mentía—¿Recuerdas qué pasó después?


El pelinegro agachó la cabeza, avergonzado y tragó saliva. No iba a decirle lo que le hizo ese desgraciado, simplemente guardó silencio y negó con la cabeza. Aún en un rincón de su cuerpo sentía el dolor y la ira que trató de alejar de él.


—Vamos, habla—volvió a meterse Se Hun en la conversación. Ji Min le echó un vistazo y arrugó su cara—.No me mires de ese modo.


—Él lo sabe Ji Min—le confesó Lu Han seriamente haciendo que el pelinegro abriera sus ojos estupefacto por oír tal cosa.


Lo que le faltaba ahora a Ji Min era eso, que el idiota de Se Hun supiera lo que estaba pasando. No le daba ni una pizca de confianza que Lu Han le hubiese contado acerca de Yoon Gi. No sabía si sentirse enojado, desilusionado... No tenía ni idea de lo que pasaría a partir de ahora. Era ese momento en que no debía de alejarse de Lu Han por nada si no quería ser sometido de nuevo o que el peligris hiciera algo mucho peor. Pero dado que se había marchado, una vez más, a alimentarse de pobres inocentes, debía aprovechar cada segundo de su vida.


—¿Sabe que Yoon Gi es el Diablo?—los miró a ambos, esperando que asintieran.


—Te equivocas— negó Lu Han con su cabeza—. Él no es el Diablo.


La confusión en Ji Min se hacía cada vez más grande. Creía que su cabeza explotaría en cualquier momento. Masajeó sus sienes un tanto frustrado y soltó aire. Los otros dos lo observaron serios.


—¿Qué estás diciendo?— le preguntó a Lu Han—¿Cómo sabes que no lo es?


—Créeme que si fuera en verdad el Diablo, ninguno de aquí estaríamos vivos...Es un demonio. Sólo quiere jugar contigo y alimentarse de almas, como la Jeon Jung Kook.


Al escuchar el nombre del chico, el corazón de Ji Min se detuvo. Sintió escalofríos, y hasta miedo de estar en frente de Lu Han. Creía que el chico sabía algo, y estaba en lo cierto, pero no entendía cómo llegaba a saber algo de lo que sólo él era consciente.


—¿Cómo sabes que fue él?


—Porque él también mató a mi abuela.


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