23
No necesito a un hijo de puta mirando hacia abajo sobre mí
Por lo menos sé que donde quiera que voy
tengo al Diablo debajo de mis pies
No traigas tu nube negra a la cama cuando despierto
Lo mejor es que estés incómodo, o que estés muerto.
"El hijo del reconocido arquitecto Jeon Hyuk Lee sigue desaparecido. Según información brindada por las autoridades policiales, creen que podría haber sufrido un secuestro, ya que se descarta un posible robo..."
Ji Min apagó la tele. Volvía a oír la misma noticia una y otra vez.
Sabía la verdad y le dolía ver a los padres del chico llorando mientras los reporteros les preguntaban una y mil cosas de las que no tenían idea. Y además de eso, parecía ser que una anciana también fue asesinada.
Yoon Gi no tenía escrúpulos, no era más que un desgraciado. Había matado a su único amigo; ese con quién tuvo en común el ser víctima de violencia. No era justo que Jeon hubiera perdido la vida de quién sabía que forma.
—¿Dónde está su cuerpo...?—preguntó Ji Min, fijando su vista en la pantalla negra del televisor.
Yoon Gi estaba a su lado, cruzado de piernas y construyendo un sobrero con vasos de plástico sobre la cabeza del Sr.Park.
—Sr.Park, haga el favor de no moverse hombre—chasqueó molesto su lengua al ver un vaso caerse.
—Yoon Gi... Contesta.
—Que pesado eres...—lo miró y dejó su tarea—.Lo dejé por ahí.
—¿Cómo que por ahí...?
—¿Quieres ir a buscarlo? Pues buena suerte, no pienso hacerte un mapa.
Agarró otro vaso y volvió a apilarlo sobre la cabeza del hombre. Éste miraba hacia un punto fijo, como si estuviese muerto.
Ji Min cerró su puño y dio un golpe en la mesa, agachó su mirada junto con un leve movimiento se cabeza.
—No entiendo por qué le hiciste eso a Jeon... Pero sus padres al menos deberían saber dónde está o lo que le pasó.
—Agh...—bufó Yoon Gi, levantándose del asiento —¿Crees que me importan las lágrimas de esos viejos?
—Entonces dime cómo lo mataste—lo miró de reojo, dudoso de lo que dijo.
Yoon Gi lo miró también; esta vez no le sonrió como solía hacer, sólo permaneció en una actitud seria.
—No creo que quieras oírlo—se cruzó de brazos—.Y no sé por qué insistes tanto en saberlo. ¿Acaso te gustaba ese chico?
—¿Y eso a ti qué te importa?—contestó de mala gana. Se levantó de la silla y caminó en dirección a su cuarto.
Al llegar cerró la puerta y se quedó de espaldas tras ésta. No iba reprimir el dolor que sentía por la muerte de Jung Kook; era como un hermano menor, el único que nunca lo miró mal cuando se le acercó a hablarle. Claro que no le gustaba, sólo le tenía aprecio.
Yoon Gi apareció frente a sus ojos, mirándolo nuevamente con cara de pocos amigos.
—Responde mi pregunta...—lo agarró del mentón y lo apretó con fuerza.
—Dije que no es asunto tuyo, joder—dijo entre dientes—¿Estás celoso acaso?
Ahora los labios del peligris dibujaron una sonrisa de incredulidad. Lo soltó del agarre y se quedó a unos pocos centímetros de él.
—¿Qué pregunta es esa, Ji Min? —rio burlón — Es ridículo...
—Pues contesta si tan ridículo es.
Ji Min no dejaría que esta vez le saliera con una de las suyas; debía poder (aunque fuera por una vez) dejarlo callado, ganarle.
Y el silencio se hizo presente. Sus miradas se cruzaron una vez más, sin expresar más que incertidumbre, sobre todo en Ji Min.
—Escucha Ji Min. Tú y yo hicimos un pacto, es decir, que tu alma y cuerpo son míos —mientras hablaba fue frunciendo sus cejas—. Los celos y esas cosas que los humanos sienten no forman parte de mí. Además... ¿Por qué lo estaría? Eres un ser inservible.
Eso último al menor le dolió. No esperaba que le dijera semejante cosa, aunque claro, él era jodidamente cruel y no le importaba herirlo.
—¿Y entonces por qué viniste a mí? ¿Por qué evitaste mi suicidio y me ofreciste un pacto?
—¡Porque es divertido!—extendió sus brazos e hizo una mueca con sus labios— Verte sufrir me excita.
—Eres una mierda...—lo empujó con ambas manos, a punto de llorar. Era insoportable aguantar tanta crueldad en unas pocas palabras.
Ji Min caminó hacia su cama para sentarse en el borde de ésta. Pasó sus puños por sus ojos para no dejar resbalar las lágrimas sobre su cara.
—¿Qué esperabas, Ji Min? —caminó hacia él — ¿Creías que todo sería color rosita y vivirías un final feliz? Siento decirte, bueno en realidad no... Que esto no es un cuento de hadas.
—¡Yo sólo quería que me dejaran en paz!—le gritó frustrado—Quiero deshacer el pacto, ahora mismo.
El peligris lo miró por unos segundo y luego se empezó a reír como un loco.
—¡Imposible, Ji Min! —le dijo sin parar de reír —.Eres un tonto si crees que te librarás de...
Los ojos de Yoon Gi se cerraron de golpe. Se tambaleó hacia un lado y gruñó como si algo lo hubiese herido, algo que Ji Min no veía.
Otra vez le ocurría aquello. Ji Min no tenía idea de lo que estaba pasando, pero no hizo nada, simplemente lo observó retorcerse levemente y posando una mano en su pecho. Se recostó contra la pared y murmuró palabras en otro idioma que el menor no llegó a captar con claridad, seguido de eso Yoon Gi salió por la puerta del cuarto y desapareció de su vista.
Seguramente, como sucedió ese día, tardaría en volver.
Ji Min se volvió a frotar la cara con sus manos y suspiró. Necesitaba saber qué era lo que le ocurría a Yoon Gi. Era muy extraño. Y aparte de que su actitud era algo fuera de lo común, Ji Min empezó a pensar mucho en ese nombre.
Era imposible que fuera real. Era el mismísimo Diablo según le dijo, no tenía nombre, era absurdo.
Se levantó de la cama y, aprovechando la situación, una luz se encendió en su cabeza. Se sentó frente a su computadora y abrió el buscador.
Tecleó rápidamente "Min Yoon Gi".
No encontró nada que le llamara la atención más que perfiles en redes sociales con ese nombre, ningún interés. Pero siguió buscando de igual modo. Bajó con la rueda de su mouse y pasó varias páginas, de esas que nadie suele mirar. Entonces ahí algo llamó su atención.
Entró a una que tenía registros, archivos de lo que parecía ser un hospital que ya había sido demolido hacía unos cuantos años. Eso llamó su atención particularmente debido a sus sueños en un lugar así.
Miró fotos del lugar, toda la estructura estaba en un estado de destrucción total, las imágenes eran pocas y algo recientes, quizás de algún aficionado que se dedicaba a explorar ese tipo de edificaciones antiguas. Su piel se erizó cada vez que se detenía a observar e imaginar cómo había estado antes de llenarse de escombros.
Hizo clic sobre una. Esa foto hizo que su respiración se cortara.
Era una habitación, totalmente negra y llena de humedad. Su cabeza pudo imaginar una cama, una ventana, incluso el color blanco de las paredes. Era exactamente igual a la de su sueño.
—Joder... Me voy a volver loco—susurró para sí mismo sin dejar de mirar.
Siguió buscando más cosas dentro de la página y leyó algunos artículos. Parecía ser que aquel hospital fue fundado por un extranjero.
"Uno de los pacientes se volvió loco debido a que dejó de tomar su medicación. Asesinó al menos a cuatro de los enfermeros..."
"El Director del Hospital psiquiátrico se suicidó debido a los incidentes sufridos..."
El puntero del mouse viajó ansioso de un lado al otro. Ji Min sintió una gran ansiedad por abrir un link de color rojo. No sabía con lo que se iba a encontrar, pero necesitaba sacarse esa gran duda de su cuerpo.
Hizo clic y cerró sus ojos, para cuando los fuera a abrir encontrarse con lo que fuera.
Una gran lista con nombres y números apareció.
Eran actas de defunciones.
Desesperado, miró todos los individuos ahí anotados. Buscó como loco el apellido Min.
—No puede ser—dijo soltando el mouse y echándose en su silla hacia atrás.
En la lista, al final de los apellidados Min, apareció.
"Min Yoon Gi, fecha de defunción 06/06/1866"
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