Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16

La estúpida fiesta estaba por acabar. Ya eran cerca de las once de la noche y la música ya había disminuido, al igual que los gritos. Después de golpear a Se Hun con varias pelotas y que Lu Han lo rescatara, nada más pasó.

Los dos se quedaron afuera, bajo un cielo nublado que amenazaba con tormenta. Yoon Gi se había quedado dormido como si nada, con la boca medio abierta. Ji Min se acercó para despertarlo, pero el peligrisáceo lo tomó rápidamente del cuello de la camisa, llevándolo así hasta sus labios para morderlo obscenamente.


—¿Qué haces?—el pelinegro lo empujó bruscamente y se limpió los labios con el dorso de la mano.


—Estaba soñando contigo y me quedé con las ganas—pasó su lengua por sus labios como queriendo volver a captar ese sabor que el otro le dejó.


—Idiota—murmuró mientras que se alejaba de su lado.


—Vamos, Ji Min —se levantó del banco y se acercó hacia él con un caminar bastante seductor—Quiero terminar mi sueño.


—Aléjate de mí.


Yoon Gi hizo oídos sordos y lo rodeó por la cintura. Metió su mano bajo la camisa blanca del pelinegro y empezó a susurrarle cosas al oído.


—No hay nadie por aquí. No te hagas de rogar, Ji Min.


—Dije que no, ah...—gimió levemente al sentir la mano del peligrisáceo meterse dentro de su pantalón, acariciando descaradamente su miembro.


—No puedes resistirte, admítelo de una puta vez—le gruñó y tomó por completo su miembro.


—No...—la voz de Ji Min se iba perdiendo con cada caricia que sentía en su entrepierna.


El peli grisáceo lo arrastró hasta ponerlo contra un árbol. Esa zona del patio estaba totalmente oscura y nadie podría verlos.

La espalda del pelinegro chocó contra el tronco bruscamente. Observó luego en medio de las sombras la mirada llena de lujuria de Yoon Gi. Éste se había puesto de rodillas y desabrochado el cinturón de Ji Min mientras se relamía los labios.

Bajó hasta la mitad de sus muslos el pantalón junto a su bóxer y dejó salir así el miembro excitado del pelinegro.


—¿Estás caliente Ji Min?—dijo mordiendo su labio con fuerza y mirando hacia arriba.


Ji Min no dijo nada. Los ojos de Yoon Gi lo hipnotizaban, como incitándolo a dejarse hacer cualquier cosa. Cerró sus ojos con fuerza y puso ambas manos sobre la corteza del tronco.

La cara de satisfacción de Yoon Gi era algo enfermizo. Agarró con su mano derecha por completo toda la longitud de Ji Min y sacó su lengua para lamerlo sin pudor alguno.

Empezó por abajo y fue subiendo con lentitud. Jugueteó con su lengua alrededor de la punta, sacando un poco la impaciencia de Ji Min a la luz.


—Joder...


Saboreó con lentitud aquella zona mientras que acariciaba sus pelotas para hacerlo sentirse desesperado.


—Yoon Gi, hijo...de puta—jadeaba Ji Min, ahora agarrando los cabellos grisáceos.


El otro se alejó a milímetros y lo miró sonriendo de forma sádica.


—¿Qué pasa, Ji Min? —dijo en tono burlón —¿Quieres que me la meta en la boca?


La cabeza de Ji Min asintió muy discretamente. No quería admitir que tenía unas horribles ganas de que se la chupara porque se sentía vulgar y sucio.


—Pídemelo —le exigió Yoon Gi, volviendo a pasear la punta de su lengua por todo el largo.


Los labios del pelinegro no querían hablar, no quería darle el gusto, pero le estaba doliendo y si no hacia algo explotaría.


—H-hazlo...—murmuró.


—Más alto, no te oigo.


—¡Chúpamela, mierda!—gritó con su rostro enrojecido.


Yoon Gi sonrió de satisfacción y acabó por tomar por completo el miembro con su boca, hundiéndose, saboreando y haciendo que Ji Min gimiera mientras apretaba sus dientes.

A pesar de que estaban en la total oscuridad, ocultos por la vegetación tan escasa, la preocupación de Ji Min porque alguien los viera, no desaparecía.

Los labios finos del peligrisáceo apretaban con intensidad su miembro, haciendo movimientos algo rápidos.

Una vez que iba, retrocedía y ,así, volvía loco a Ji Min. Éste lo agarró con mucha más fuerza de los cabellos, incluso tirando de ellos y acompañando los movimientos de su cabeza.


—Ahh... Yoon Gi—gimió, esta vez sin contenerse, lo cual el otro agradeció—Me voy a...


Ji Min no pudo acabar de advertirle. En cuanto volvió a soltar otro gemido, Yoon Gi aceleró su ritmo para hacerlo correrse en ese preciso momento.

La cabeza de Ji Min se echó hacia atrás, chocando con el tronco. Su cuerpo se estremeció y soltó su liquido sobre la boca de Yoon Gi, quien no tuvo ni pizca de asco en tragárselo y, además, relamerse, como si hubiese probado un manjar.


—Que delicia—dijo sonriendo e incorporándose hasta quedar a su altura—. La próxima te toca a ti.


Ji Min trataba de recuperarse aun de su tan acelerado corazón, de su cuerpo medio temblando y de poder volver a subirse los pantalones. Ni siquiera escuchó las palabras de Yoon Gi, su cabeza debía de bajar a la Tierra todavía.

Yoon Gi se dedicó simplemente a mirarlo con cara de burla. Las manos de Ji Min temblaban y le era difícil volver a abrocharse sus pantalones con normalidad.


—Vamos, Ji Min, sólo fue una mamada insignificante—rio mientras no dejaba de mirarlo.


Ji Min terminó por abrochar sus pantalones y sin decir nada, ni mirarlo, caminó para salir de aquella oscuridad. No sabía cómo debía sentirse después de lo que se dejó hacer.

¿Asqueado? ¿Avergonzado? ¿Vulgar? No tenía idea. Pero lo que sí quería era volver a su casa. Algo en su cabeza dolía y lo obligaba a dejar caer sus párpados.

Aceleró sus pasos conforme salía de la penumbra y se dirigía con la mirada hacia la puerta para ingresar. No quería encontrarse a nadie, ni siquiera a la profesora. Dio unos pocos pasos más y se detuvo al ver que alguien salía por la puerta y se detenía a mirarlo.

El director lo miraba con el ceño fruncido, y tras de él estaba Se Hun y sujetándolo del brazo, Lu Han.


Mierda...


No había escapatoria. Ji Min sabía que se comería un sermón, un discurso sobre la violencia y demás chorradas. Estaba claro que ese anciano había recibido mucho dinero como soborno por parte de Se Hun.

Los tres fueron caminando hacia él, Ji Min no hizo más que quedarse de pie y esperarlos. Ya estaba preparado para lo que fuera.


—Park Ji Min —dijo el hombre señalándolo mientras se encaminaba hacia él—¿Me va a explicar esto?


—No tengo nada que explicar—concretó Ji Min, dando media vuelta para marcharse.


—Usted no va a ningún lado—el hombre lo agarró del brazo y lo detuvo—.Ahora mismo vamos a hablar sobre esto, Park.


Una vez que Ji Min se volteó, echó una mirada de reojo a su alrededor, y sobre todo a la zona oscura. Yoon Gi había desaparecido, tal y como lo supuso.


—¡No huyas, cobarde!—gritó Se Hun, tapando su nariz, la cual seguramente le dolía.


—¡Tú cállate, no tienes derecho a hablar!—Ji Min le gruñó como perro rabioso, acercándose a él y amagando con su puño un golpe.


—¡Basta!—el director se puso entre medio de los dos y detuvo al pelinegro—¡Park, cálmese o tomaré graves medidas!


—¿Graves medidas?—rio sarcástico—¡¿Y qué medidas tomó cuando él me agredió?!


La cara del hombre se tornó seria. Parecía que sabía perfectamente a lo que se refería Ji Min, pero claro, supuestamente nunca había pasado nada. Se Hun era un santo y se comportaba como un buen niño. Todas esas mentiras valían unos seiscientos mil wons y un apretón de manos a escondidas en su mugroso despacho.

¿Qué iba a decirle a Ji Min? Nada, ignorar su reclamo, porque su palabra no valía nada en aquella situación. Y mientras empezaba a armarse un griterío entre los dos chicos, Lu Han sentía nauseas. Su estómago le dolía con tan solo ver a Ji Min; algo en él le decía que estaban pasando cosas. Trató de poner su mejor cara frente al hombre y Se Hun, porque nadie sabía de esas sensaciones y malestar que tenía.

Ji Min tampoco le dio mucha importancia al chico, estaba demasiado molesto e indignado con la situación. No podía creer lo muy caradura que era ese hombre, sabiendo todo lo que Se Hun hizo, hacía y haría.


—Ahora mismo le aplicaré una sanción, Park—sentenció el hombre.


—¡No me importa!—gritó Ji Min, apartando al viejo y echándose sobre Se Hun—¡Y si me va a expulsar, no me iré sin haberle partido toda la cara!


—¡Ji Min, basta!—gritó Lu Han, haciendo un esfuerzo por no vomitar. Pero debía detenerlo porque a ese paso dejaría a Se Hun inconsciente.


—¡Deja de defenderlo!—pataleó Ji Min mientras era arrastrado por Lu Han.


Los gritos eran tan altos que podían escucharse desde adentro. Alguien había salido al patio para ver qué estaba pasando. Ho Seok vio la escena. Notó enseguida a Ji Min, a Se Hun y Lu Han. Después observó a un hombre parado, sin hacer nada, mirando con cara de pánico.

Se acercó corriendo y apartó a Lu Han de Ji Min. El pelinegro lo miró sin entender qué estaba haciendo y por qué lo ayudaba. Los ojos de Ho Seok se dirigieron a Se Hun, a quien odiaba con todo su ser. Era una sabandija para él; nunca le perdonaría el que se metiera con Jung Kook.


—¿A ti quién te llamó, idiota?—bufó Se Hun.


—Cállate—le dijo entre dientes.


—¿Qué haces aquí Ho Seok...? ¿Ahora sí vienes a apoyarme? Pedazo de mierda...—le habló Ji Min, totalmente fuera de sí.


Todos, mucho más el director, lo miraron sin saber si aquella persona era realmente Park Ji Min, aquel chico tímido y callado se había convertido en ese preciso momento en todo lo contrario.


—Todos, ahora mismo, a mi despacho.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro