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14

Ya era la hora para que Ji Min, con su saco de vestir negro, camisa y pantalón, saliera de casa en dirección a la ceremonia.

Cuando le entregó toda la lista de cosas a su profesora, ésta le agradeció por todo el esfuerzo. Ji Min no le dio importancia a eso, pero cuando la mujer le había dicho que tenía también que preparar y decorar el salón, su cara ya no sabía qué expresar.

Tuvo que hacerlo, porque protestar ya ni siquiera le servía. Y lo peor es que tuvo que aguantar a Yoon Gi. Éste le dijo que lo ayudaría, pero más que ayudar, arruinó todo. Hizo lo que se le vino en gana y a parte de eso, trató de manosearlo frente a otros pocos alumnos más que se prestaron (por extraña razón) voluntarios.

Yoon Gi era un ser insoportable. Y por mucho que Ji Min lo estuviese odiando, debía dejar que las cosas sucedieran así. Porque ahora era su esclavo.

Miró su reloj de muñeca y se acomodó su pelo por última vez en el espejo. Le gustaba cómo se veia; su figura no era tan rellenita, juraba que seguro perdió unos tres kilos.

Salió de su cuarto y bajó hasta la sala en busca de sus padres, pero no estaban en la casa al parecer. Se fue entonces caminando. No era tan lejos y tampoco estaba tan oscuro. Aún eran las siete y media de la tarde.

Al llegar a la escuela, se dirigió hacia el salón donde todo, supuestamente, ya estaría listo.

Se encontró con la mirada de uno de los integrantes del consejo, concretamente con el presidente. A decir verdad, no lo soportaba, creía que por alguna razón lo odiaba.

Lo ignoró por completo, pero el chico de cabello castaño se acercó hasta él con una notoria sonrisa de hipocresía.


—Park—lo nombró —Veo que no nos equivocamos al elegirte como organizador. Buen trabajo.


Te golpearía ahora mismo, Kim...imbécil.


Sólo se encogió de hombros y no le propinó ningún tipo de comentario. Quería ahorrarse sus quejas porque de nada le servirían.


—No pongas esa cara, hombre—palmeó su hombro repetidas veces—.Siempre creímos que tenías madera de decorador. Se ve todo muy elegante, me parece como si una delicada mujercita lo hubiese decorado, mmm...sí.


La mirada de Ji Min no pudo evitar fijarse en la cara del chico. Sabía muy bien a lo que se refería con esas cosas. Le molestaba, lo irritaba...

Ser calificado de homosexual solamente porque siempre andaba con Jung Kook, era algo que lo tenía hasta las pelotas.


—Métete tus opiniones por el culo, Jong Dae—escupió Ji Min casi gruñendo.


—No me gusta meterme cosas por el culo—hizo una mueca de asco y luego rio burlón —Pero a ti seguro que sí.


La paciencia de Ji Min en ese momento se agotó. Cerró su puño y trató de controlarse para no golpearlo, pero dado que no había nadie alrededor se lo pensó bastante.

Y cuando estuvo decidido a hacerlo, algo lo interrumpió.


—¡Ji Min!—lo llamó desde la distancia el peligrisáceo.


El pelinegro lo observó detenidamente. Llevaba un traje similar al suyo, le quedaba a la perfección, se veía elegante y seductor. Pero más allá de esa buena apariencia, no entendía de dónde sacaba todo lo que tenía, ni tampoco a dónde iba cuando desaparecía sin decir nada. Era sospechoso.


—Min Yoon Gi...—dijo el castaño a su lado—el nuevo, el extranjero. ¿Ya te lo follaste, Ji Min?


Y otra vez con sus comentarios, Ji Min rodó los ojos y se alejó caminando hacia el otro.


—¡Vamos, dime!—gritó Jong Dae mientras el otro le daba la espalda —¡Seguro lo pasaste a la otra acera, marica!


Suficiente...


Ji Min dio bruscamente la vuelta y corrió con ambos puños cerrados hacia el chico. Le dio un golpe en seco contra el costado de la cara, haciéndolo tambalearse.


—¡No vuelvas a hablarme así!—espetó Ji Min, observando cómo se tomaba el rostro y se quejaba de dolor.


Yoon Gi, que se acercó hasta ambos, miró a Ji Min de reojo con una sonrisa de satisfacción. Le gustaba ver su lado rudo y agresivo.


—¡Imbécil, le diré al director sobre esto!—Jong Dae se levantó con dificultad y miró al peli grisáceo, fastidiado—¿Y tú qué miras?


—Dile lo que quieras a ese viejo, no me importa.


El chico acabó por irse con el rabo entre las patas al sentir la mirada que Yoon Gi había posado sobre él, como si lo asfixiara con aquellos ojos que, raramente, se volvieron negros de repente.


—Bien hecho, Ji Min—comentó Yoon Gi riendo.


—Cállate...—dio la vuelta para salir de la sala y calmar su agobio.


—Oye, no seas grosero conmigo. Yo no fui quien te llamó "marica"—lo siguió hasta afuera.


Ji Min se alborotó los cabellos un poco y cerró sus ojos. Seguía molesto, porque odiaba esa actitud que tenían las personas hacia él. Jong Dae siempre fue un maldito burlón, un estúpido que se creía un sabelotodo. Ji Min creía que era homofóbico por todos los comentarios que le hacía. Pero si lo era, le importaba una mierda.

Yoon Gi posó una mano sobre su hombro y lo miró serio.


—Hay algo que te animará —y dibujó otra vez una de sus sonrisas de malicia.


—Qué...—lo miró de reojo, sin dejar de sentirse molesto.


—Te contaré algo divertido sobre Kim Jong Dae—canturreó el nombre del chico— Es gracioso saber que te llama "marica" cuando él se la pasa lamiéndole el culo, literalmente, a tu profesor de física, Su Ho.


Las cejas de Ji Min se alzaron exageradas hacia arriba. Sonrió levemente al escuchar aquello, ya que Yoon Gi lo decía de una forma tan vulgar que lo hacía sentirse mejor.


—¿Hablas en serio o lo dices para que me sienta mejor?


—No soy un payaso, ni un psicólogo —rio pasando la lengua por sus labios—Sólo te cuento porque es divertido y me resulta hasta un chico bastante interesante.


El pelinegro frunció el ceño y volteó su cara. Yoon Gi, definitivamente era idiota. Se alejó para volver a los pasillos de la escuela y buscar a la profesora o a alguien.


—¿A dónde vas?¿Y la fiesta?—alzó sus manos hacia arriba y las movió levemente como si danzara.


Ji Min lo ignoró. Le resultaba irritante todo en él. Sólo quería encontrar a alguien para saber por qué la fiesta no estaba dando inicio. Quería irse a su casa y meterse bajo las mantas para dormir hasta que muriese.

Fue hasta la sala de profesores, pero no había nadie.


—¿Dónde mierda están todos...? —se cuestionó, ya entrando en un estado de nerviosismo y preocupación.


—Muertos...—susurró Yoon Gi en su oído.


—¡¿Qué?!—inmediatamente se dio la vuelta y lo miró aterrorizado.


—Es una broma—rio a carcajadas y Ji Min lo golpeó en el pecho con fuerza, apartándolo.


—Eres un imbécil—masculló enfurecido y se quedó de pie en medio del pasillo.


—Lo soy, sí —metió sus manos en los bolsillos y se acercó para quedar a su lado—Y te encanta, admítelo.


No iba a admitir nada. Lo único que debía decirle es que creía que estaba demente, loco, perturbado y enfermo de la cabeza.

¿De verdad era el Diablo? Ya hasta lo hacía dudar.


—En serio—habló, cambiando de tema—Debería haber gente, alguien... Me siento engañado.


¿Por qué no había nadie? ¿Era todo una mala broma?

Ji Min salió al patio, pero tampoco había nadie. Allá a donde iba, Yoon Gi lo seguía, como un perro guardián.

Rodeó el lugar y volvió a entrar al interior por otra puerta. Se dirigió nuevamente a la sala principal y allí, encontró a Jung Kook. Estaba perdido, miraba para todos lados como buscando a alguien.


—Jeon—susurró Yoon Gi para sí mismo.


Ambos caminaron hacia él y, cuando estuvieron a una corta distancia, el chico los observó atento.


—Hola, Jung Kook—lo saludó Ji Min —¿Qué andas haciendo?


—H-hola... Nada.


La mirada de Yoon Gi se posicionó sobre el menor. Se veía tan inocente, despistado y un tanto avergonzado.


—Es peligroso andar solo, Jeon—le dijo Yoon Gi con un extraño tono de voz.


No le respondió nada con palabras, ni siquiera lo miró. Su presencia era demasiado intimidante para él. Dio unos pasitos al costado, acercándose hacia Ji Min ya que se sentía más seguro así.


—¿Sabes dónde están los demás?


—Ah...Si lo dices porque no hay nadie, es que atrasaron el horario de inicio—dijo cabizbajo.


¿Es una jodida broma?¿Por qué nadie me avisó...?


Siempre igual. Nadie decía nada y debía enterarse por otros o por su propia cuenta.

Estaba tan cansado de eso; y lo peor era que Yoon Gi tenía esa estúpida sonrisa de burla en su cara.

¿Por qué era tan hijo de puta?

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