08
Ese día, Ji Min tenía que cursar por última vez antes de ser suspendido por tres semanas. Según el director, debía ir porque anunciarían algo importante.
La noche anterior tampoco había pegado ojo. Se había quedado pensando en qué haría respecto a su pacto y todo eso. Pero por más qué le dio vueltas a la extraña situación no lograba comprender nada ni llegar a un punto concreto.
Al llegar a la escuela, el ambiente lo pudo percibir totalmente igual al de siempre. Nadie lo saludó, es decir, lo ignoraron. Pudo ver a los lejos un grupo de alumnos muy entusiasmados hablando de quién sabía qué. Él sólo siguió su camino hacia el aula, quería terminar pronto su día y marcharse a casa a tener unas tres semanas de "vacaciones" gracias a una muy astuta jugada de Se Hun.
Al entrar a su aula vio que no había nadie en ella. Fue extraño porque ya habían pasado unos cinco minutos desde que la clase debía de empezar y los profesores eran muy puntuales, así que salió a ver dónde andaban sus compañeros.
Caminó por el pasillo, inseguro de sus pasos y al poco rato se encontró con Jung Kook. Éste lo saludó con su mano y salió corriendo para hablarle.
—Hola, buenos días, Ji Min—le dijo con una pequeña sonrisa.
—Hola...—el pelinegro miró para todos lados confundido—¿Qué está pasando hoy? No hay nadie en mi clase.
—Iba a buscarte para avisarte. Nos debemos reunir todos en el gimnasio para que nos hablen sobre un evento que harán en la escuela.
—¿Eh? ¿Un evento?
Jung Kook asintió y lo agarró tímidamente de su brazo para llevarlo con él hasta el lugar de la reunión. Aunque Ji Min hubiera preferido no saber nada sobre eso, odiaba los eventos y todas las chorradas que se le ocurría hacer a su director, pero como iba a marcharse tampoco le interesaba mucho lo que fueran a hacer.
Ambos llegaron hasta el gimnasio y dentro de éste había un montón de alumnos, de todos los cursos. Los más pequeños estaban separados y alejados de los grupos de los más grandes, como si se sintieran intimidados.
El menor llevó a Ji Min hasta sus dos amigos, los cuales ya conocía de sobra. Tae Hyung y Ho Seok saludaron a Ji Min algo desinteresados y se pusieron a hablar con Jung Kook, dejándolo de lado sin darse cuenta.
—¿Se enteraron de lo que pasó? —dijo Tae, mirando también a Ji Min para meterlo en la conversación. Todos negaron con su cabeza— Expulsaron a Kris.
—Kris...—Ho Seok entrecerró sus ojos, tratando de recordar ese nombre— ¿Ese que mide dos metros, amiguito de Se Hun?
—El mismo. Escuché que alguien lo delató por algo que hizo—les susurró a los tres que lo miraban sorprendidos, menos a Ji Min.
—¿Lo echaron de la escuela? —preguntó Jung Kook con una tono de emoción en su voz.
—No creo—interrumpió Ji Min, frunciendo el ceño— Aunque espero que así sea.
Las tres miradas se juntaron para dirigirse hacia Ji Min. Obviamente sabían que Kris, junto a Se Hun acosaban al pelinegro. Incluso se había metido con Jung Kook en alguna ocasión, pero eso había sido hacía un año aproximadamente y Ho Seok se había enfrentado a él, con muchos huevos, porque a decir verdad Kris era un tipo que daba miedo, no sólo por su altura, sino por su mirada.
—Hablando de Kris—dijo Jung Kook mirando a su alrededor— Se Hun no vino hoy.
Ji Min al escucharlo y seguir el mismo recorrido con su mirada, alrededor del gimnasio también se dio cuenta de eso. Era genial y sospechoso a la vez. Pero al recordar que el día anterior a su intento de suicidio habían tenido una charla con el director, creyó que seguramente le había dado también unas pequeñas "vacaciones". Pero eso era muy poco probable ya que el Sr. Oh era un hombre con mucha influencia y dinero y seguramente no permitiría que su hijo fuera expulsado de la institución. Aunque a Se Hun eso le importaba poco y nada.
Todos los alumnos se empezaron a acomodar en las gradas al ver entrar al director junto con la vicedirectora y unos profesores más. Ji Min y los demás tomaron asiento en la última fila y se quedaron en silencio atentos a lo que les dirían.
—Buenos días alumnos—comenzó diciendo el director— Se preguntarán por qué los hemos citado aquí. Pues bien, hemos de anunciarles que la escuela entró partícipe de un programa de intercambio. Por lo tanto recibiremos a un joven de otro país y espero que sean muy amables con él.
Las voces empezaron a hacerse presentes entre la juventud, comentando entre unos y otros sus opiniones respecto a la noticia del intercambio. Estaban entusiasmados porque era la primera vez que se hacía algo así en la escuela.
A Ji Min le importaba un comino lo que estaba diciendo el director, él no sería partícipe de nada de eso. Se apoyó con la cabeza hacia atrás, contra la pared y cerró sus ojos para dormirse hasta que terminaran de hablar. Pero Jung Kook le dio un codazo, preocupado porque lo vieran.
—Ji Min, no te duermas—le susurró con cautela.
—Ya... está bien, perdón—Volvió a fijar la vista sobre su director y los demás.
—Por esto alumnos, me gustaría anunciarles quién será nuestro afortunado en recibir y acompañar a nuestro nuevo ingresante . He pensado mucho sobre quién podría ser el elegido y tras debatirlo con mis colegas aquí presentes—señaló a los demás profesores—llegamos a una decisión, prácticamente unánime.
Todos volvieron a mirarse entusiasmados entre sí. Cada uno de todos los allí presentes estaba deseoso de ser ese elegido, más que nada para saltarse un poco las clases y ayudar al nuevo. Pero sabían que el que fuera elegido sería alguien con muy buenas notas, predispuesto a ayudar, algo así como el presidente del consejo o alguno que tuviera muy buena relación con los profesores, el típico lameculos.
—Silencio, silencio—pidió una de las profesoras alzando su voz y haciendo que todos se callaran.
—Bien—carraspeó el hombre— El afortunado que acompañará a nuestro nuevo alumno, será...
Tae Hyung empezó a mover sus piernas nervioso, sabía que él nunca sería escogido pero de igual modo se sentía en tensión. Ho Seok sólo esperaba a saber la respuesta. Jung Kook miraba hacia sus compañeros, intentando adivinar quién sería. Ji Min sólo esperaba que terminaran cuanto antes para así marcharse.
—Park, Ji Min de último año—dijo finalmente, señalándolo.
Todos los alumnos a su alrededor se giraron precipitadamente para mirarlo. Ji Min no supo qué hacer, había demasiadas miradas sobre él y además se preguntaba por qué había sido él el escogido. Estaba suspendido por tres semanas, no tenía sentido.
—Venga joven Park—lo llamó un profesor.
Ji Min aún estaba en shock. Cuando Jung Kook le dio un codazo fuerte para que reaccionara, de inmediato bajó las escaleras de las gradas para llegar hasta donde lo esperaban sus mayores. Las miradas de los demás alumnos no eran para nada de felicidad. El odio, la envidia e indiferencia era más que notable en el ambiente. Ninguno aplaudió, sólo Tae Hyung que dio dos palmadas fuertes y dejó de hacerlo cuando notó que nadie lo seguía.
Al bajar, Ji Min se quedó de pie frente al director. Éste le sonrió y le extendió su mano para estrecharla. Claramente, la actitud del hombre era muy ambigua en esa situación dado que el día anterior estuvo totalmente enojado, a punto de echarlos a patadas a él y a sus padres del despacho.
—Escuche Park—se le acercó para susurrarle— Dejemos de lado la suspensión. Dele gracias a sus profesores que lo consideran un alumno sobresaliente.
Dicho eso, Ji Min frunció un poco el ceño, pero lo dejó pasar ya que seguía sorprendido por haber sido elegido. Él mismo sabía que era buen alumno, pero nunca creyó que sus profesores lo tomaran tan en serio como para algo así. De hecho, hasta sospechaba de que era una broma.
—Felicidades, Park—le dijo su profesora de literatura llena de entusiasmo— Espero que puedas ayudar a nuestro nuevo alumno a integrarse, sé que se te dan muy bien los idiomas.
Cuando la mujer le dijo eso, volvió a quedar en blanco. Olvidó por completo que el chico que supuestamente iría de intercambio era extranjero y no hablaría coreano. Estaban jodidos sus profesores si creía que podría comunicarse con el otro. No era porque le costara socializar sino por el idioma, creía que era un desastre.
Después de una pequeña charla entre el joven y los profesores, mandaron a todos los alumnos a volver a sus clases nuevamente. Muchos se quejaron ya que esperaban algo más aparte de aquella aburrida y para nada interesante noticia. El único beneficiado en ese aspecto había sido Ji Min así que a los demás les importaba muy poco todo el asunto.
Ji Min tuvo que acompañar a su profesora de idiomas para que le hablara más sobre el joven al que tendría que ayudar.
Entraron a la sala de profesores, donde sólo había unos pocos rellenando sus cuadernos y anotando cosas que a Ji Min no le llamaban la atención.
—Bien, Ji Min, siéntate—le dijo la mujer, señalándole al asiento.
El pelinegro se sentó, un tanto desconfiado y confuso por todo, se quedó en silencio, esperando a que su profesora le hablara o preguntara algo.
—¿Te encuentras bien? —le preguntó un poco preocupada por su expresión de susto.
—S-sí, es que estoy...sorprendido—dijo esto último casi en un tono interrogante.
—Entiendo, no te preocupes, todo irá bien—le regaló una leve sonrisa y prosiguió con lo que le iba a contar— Dado que me pusieron al cargo de esto, mañana te presentaré a tu nuevo compañero. ¿Está bien?
Ji Min asintió lentamente, no muy convencido de ello. De todos modos ya había sido elegido, no podía echarse atrás y además, tenía suerte de tener a esa profesora con él, al menos era la más amable de todos.
—¿Y de dónde viene él? —preguntó curioso, esperando que no dijera algún país del que desconocía el nombre.
La profesora miró en su cuadernito rosado donde anotaba todas sus cosas y pasó el lápiz descendiendo hasta llegar a donde quería. A Ji Min le extrañó que no supiera decirle de inmediato la respuesta, se suponía que ella estaba a cargo.
—Estados Unidos—dijo sonriendo.
—Genial, al menos sé un poco de inglés...—pensó aliviado.
—Mañana ven a la sala de profesores. Te esperaremos aquí, ¿de acuerdo?
El menor volvió a asentir, sin confianza y seguido se levantó de la silla para salir de la sala después de que le explicara algunas cosas sin mucha importancia. Cerró la puerta después de despedirse de su profesora y caminó hasta su aula.
Seguía intrigado, sin poder creerse que lo hubieran escogido para eso. Y lo que más le sorprendió fue la actitud de su director, olvidando el tema de su suspensión.
Caminó pensativo en dirección a su aula cuando sintió un leve golpe en su hombro. Había chocado con alguien por andar mirando al suelo; al alzar su vista sus ojos se cruzaron con una mirada inexpresiva, unos ojos brillantes y castaños que conocía de tanto haberlos visto.
Lu Han se quedó tenso, mirándolo fijamente sin saber bien qué hacer. El pelinegro no entendía por qué reaccionaba de ese modo, cuando lo más normal habría sido seguir caminando, ignorarlo o decirle que mirara bien por donde caminaba, que era un idiota. Pero no, Lu Han no era así, al menos eso creía antes de que le pegara el pelotazo.
Sostuvieron sus miradas por unos pocos segundos y cuando un profesor caminó en dirección hacia ellos, Lu Han desvió su mirada desesperado y siguió su camino.
—¿Qué mierda le pasa? —se preguntó Ji Min mirando hacia atrás.
En cuanto Lu Han se había ido, sus pasos acelerados sonaron por todo el pasillo debido a sus zapatillas. Se alejó corriendo, como si tratara de escapar de algo. Aquel chico le parecía muy raro, nunca lo había visto hacer algo así, a pesar de que parecía ser una persona tranquila y algo tímida por fuera.
El pelinegro se encogió de hombros y siguió su camino hasta llegar finalmente al aula. Se detuvo frente a la puerta, sin muchas ganas de entrar y suspiró. Esperaba que su día terminara rápido.
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