05
Enseguida, como Ji Min había previsto, el directo llamó a los padres de ambos para hablar con ellos más tarde y de manera personal, pero en ningún momento pensó en ponerlos juntos en la misma sala porque sino sería un caos.
El profesor que los había separado los dejó a ambos sentados frente a la máxima autoridad de la escuela. El director al verlos, ni bien entraron todo desastrosos, con sangre en sus caras, la ropa descolocada, se horrorizó.
Se Hun se había estado limpiando con un paño húmedo que el profesor le había dado. Le ardía el labio inferior, la nariz y las mejillas. Se sorprendió de la fuerza que el más bajo tenía, ni por asomo se hubiera imaginado que llegara a hacerle eso. Aquello lo enfureció e hizo odiarlo mucho más.
Ji Min mientras tanto Se Hun se seguía quejando, haciendo su escena de teatro, sólo estaba en silencio mirándolo de reojo con odio.
—¿Quién me explica qué es lo pasó aquí? —dijo el director con un tono de voz de molestia.
—Yo, señor—habló el profesor que estaba de pie entre medio de ambas sillas—Vi a Park Ji Min golpeando a puñetazo limpio al joven Oh Se hun. Corrí inmediatamente a separarlos.
—¿Así que usted empezó todo, Park Ji Min? —lo miró con el ceño fruncido.
—¿Qué? No—negó con su cabeza de inmediato—Se Hun empezó todo, señor.
—¡Mentira! —interrumpió el acusado, haciéndole una expresión de puro dolor al director—Él fue quien me empezó a golpear, usted lo vio profesor Jung.
Ji Min no podía creer lo basura que era Se Hun jugando el papel de inocente, aprovechando la situación en la que lo había visto el profesor. Era, aparte de un grandísimo hijo de puta, un tipo astuto y muy buen actor.
—¿Es eso cierto, Jung? —miró el directo al profesor y éste asintió—Bien... Park, me ha decepcionado, no creí fuera a hacer este tipo de cosas.
—Pero, señor yo...
—¡Agh! —se quejó Se Hun tomándose con fuerza la nariz— Duele...
—Jovencito, usted vaya ahora mismo a la enfermería. Más tarde hablaremos—le dijo con seriedad—Jung, acompáñelo.
El hombre asintió y esperó a que Se Hun se levantara del asiento, pero éste prefirió seguir actuándole un poco más al director para que notara que había sido una víctima de agresión.
El director, quien era un hombre bastante mayor, tomó unos papeles que había sobre la mesa y empezó a escribir algo, ignorando las exageradas quejas del chico.
En cuanto Ji Min dio vuelta su cara para mirar a Se Hun y maldecirlo con la mirada, notó que lo veía de reojo, sonriendo de forma perversa, satisfecho de su pequeña jugarreta. Lo vio salir por la puerta junto al profesor y se quedó en un incómodo silencio frente al director. Él nunca se había metido en problemas, así que estar en esa situación era algo nuevo.
Al terminar de escribir quién sabía qué en su papel, el director miró a Ji Min seriamente y éste le sostuvo la mirada.
—Puedo expulsarte por esto, Park Ji Min—le dijo al menor en un tono de voz seco—Lo que hiciste no es propio de un muchacho como tú.
—¡Pero él me provocó! —se defendió—¡Él me golpeó primero!
—¡Silencio! —lo hizo callar, dando un golpe a la mesa— No me importa quién empezó, el profesor lo vio a usted golpeando a Oh Se Hun. ¿Cree que pueden tener peleas al estilo callejero en mi escuela? No jovencitos. No quiero que esto se vuelva a repetir. Hablaremos mañana con tus padres y buscaremos una solución. Ahora, márchese.
Ji Min no pudo hacer más que callarse la boca y asentir. Se levantó sin pronunciar palabra alguna y se marchó del despacho. Tenía muchísimas ganas de llorar, pero de rabia. No podía creer cómo Se Hun se había salido con la suya de una manera tan fácil y estúpida.
Al día siguiente estaría en la mismísima mierda, aguantando a sus padres.
Eran las 8:00am. Los señores Park estaban sentados en sillas separadas, mientras que Ji Min estaba de pie junto al escritorio del director, esperando que comenzara la sesión de castigo.
—¿Me puede explicar qué es lo que pasó? —preguntó el Sr.Park bastante molesto porque había tenido que dejar de ir al trabajo por ese día sólo para asistir a la escuela.
—Miren, los he citado debido al altercado que ocurrió ayer en la hora de la salida. Su hijo—miró a Ji Min y éste agachó la cabeza—Golpeó a un alumno, a tal punto que hasta lo hizo sangrar. ¿Entienden cuál es el problema? Su hijo tomó una actitud muy agresiva contra uno de sus compañeros, le rompió la nariz.
—¡Ji Min, por Dios Santo! —su madre se había tapado la boca al escuchar tal atrocidad sobre su hijo.
—¿Me está diciendo que mi hijo le rompió la nariz a alguien? —preguntó incrédulo el hombre, mirando al menor— Eso es imposible, yo no eduqué así a mi hijo.
—Me imagino que no Sr. Park... De todos modos estoy pensando suspenderlo durante dos semanas o quizás tres.
—¡¿Qué?! —gritó el hombre levantándose del asiento—¡No puede hacer eso!
—Oiga, cálmese.
El Sr.Park se había enojado con aquella noticia. No quería que su hijo fuera suspendido, sabía que era un buen alumno, pero a pesar de que así fuera y que parecía que le preocupaba, sólo lo hacía para presumir frente a sus compañeros de trabajo. Por lo tanto, si llegaban a saber que Ji Min había sido suspendido en la escuela por varios días, sería la burla de todos los padres. Y su esposa, al igual que él, se veía alterada, preocupada.
—¿Por qué golpeaste a tu compañero, hijo? —se acercó su madre hacia él, agarrándolo de los brazos—¿Por qué?
—¡Él me golpeó primero! —le gritó frustrado porque su madre no entendiera lo que pasaba.
—¿Ve? —le dijo el Sr.Park al director—Sólo quiso defenderse, son cosas de niños, vamos, entiéndalo hombre. ¿Usted nunca se peleó con alguien?
El director estaba comenzando a hartarse de tanto escándalo. La mujer estaba medio llorando, el hombre gritándole como un maldito loco y Ji Min explicándole a su madre lo que pasó porque parecía que no le creía. La sala se transformó en un pequeño caos.
—¡Silencio! —gritó, dando un golpe sobre la mesa, haciendo volar varios papeles—¡Park, queda suspendido por tres semanas!
—¡¿Qué?! —la mujer miró incrédula al hombre canoso y luego se largó a llorar como toda una verdadera actriz.
—¡No, no, no!
El Sr. Park se había alterado de más con toda la situación. Con ese miedo de tener que ser la burla de padre en su trabajo, no pudo aguantarse y agarró al director de su chaqueta para rogarle que no lo hiciera. Se tiró sobre la mesa incluso ante la mirada de su esposa e hijo.
—¡Por favor, no hagas eso a mi querido Ji Min! —le rogó.
—¡Suélteme ahora mismo! —exigió el anciano aterrorizado.
—Papá, ¿Qué estás haciendo? —Ji Min se acercó para separar a su padre y que no dejara más en evidencia lo ridícula que estaba siendo su actitud.
Todo el escándalo que surgió en ese momento fue lo peor que Ji Min pudo vivir nunca. Sintió muchísima vergüenza por lo que su padre había hecho, no era normal que un tipo de cuarenta años hiciera esas cosas. Y su madre, quien se había puesto a llorar, también lo había dejado con vergüenza. La imagen que se había llevado el director de sus padres fue pésima, hasta podría decirse que absurda.
Cuando lograron calmarse los tres, salieron fuera de la institución. Ji Min subió al auto y antes de que su padre arrancara, golpeó el volante con tanta fuerza que hizo dar un brinco a su esposa.
—¡Maldita sea, Ji Min! —se giró para verlo—¡Mira el escándalo que armaste!
—¡Cállate Hyuk, tú hiciste que lo suspendieran!—lo culpó su esposa.
—¡Ah, ahora es mi culpa! ¡Soy el papá malo! —le gritó a su mujer—¡¿Y tú y tus malditos gritos de desesperada?!
Ambos empezaron a gritarse y Ji Min sólo tapó sus oídos para no tener que escucharlos. Estaba harto de que nunca pudieran hablar como dos personas normales. Se la pasaban gritando, recriminándose cosas el uno al otro, no se escuchaban...
Ji Min había llegado al punto máximo. Su paciencia se agotó del todo. Con la escuela, con sus padres y con la vida misma.
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