CAPÍTULO 8
- Con que eso ocurrió, muchas gracias por avisarme - Agradeció con amabilidad el Líder de los cazadores al cuervo de Shinobu - Estaré al pendiente, puedes retirarte - El hombre espero a que el ave se fuera para volver a hablar - ¿Segura que aun quieres hacer esto Kagome? Te están buscando -
- Muy segura Oyakata-sama - Respondió la azabache mientras salía de una esquina en la que se había mantenido oculta - No puedo ni debo dar marcha atrás -
El Patrón soltó un suspiro, por una extraña razón su habilidad de persuasión no funcionaba con la ojidorada, y aun sabiendo eso tuvo la esperanza de que esta vez si pudiera lograrlo.
- No se preocupe por las misiones, las seguiré haciendo en cuanto me recupere - Levanto levemente el brazo que tenía en un cabestrillo.
- Por lo menos permanece aquí mientras te recuperas y si tu plan sigue siendo el mismo puedes hacerlo después -
- Esto es algo que no puedo atrasar, necesito perdonarme a mí misma por no haber hecho más para que Kanae viviera -
- Kagome, sabes desde lo profundo de tu corazón que no eres culpable de ello - Observo como la Pilar agachaba levemente la cabeza - Pero si de esa forma crees poder superar eso, no soy nadie para detenerte -
- Lamento mucho el involucrarlo en esto, pero usted más que nadie se puede hacer una idea de lo que he guardado en mi corazón durante siete años -
- Con que es eso - Pensó al entender a lo que se refería la Pilar.
- En lo que mi condición se mejora Kuro vendrá a verlo cada tres días, después lo hará una vez a la semana, le informo para que no se sorprenda por la repentina ausencia de él - Lo vio asentir - Si no es mucha molestia quisiera pedirle un favor -
- Tú dirás Kagome, para mí no es molestia alguna -
- El favor que le solicito, es que durante mi ausencia pudiera mandar a alguien de manera periódica a mi Finca para que le de mantenimiento -
- Dalo por hecho, así que por ello no te preocupes -
La azabache le agradeció por ello, sin más saco un pequeño trozo de papel, susurro un matra para que momentos después desapareciera de la habitación.
- Muchas gracias Kagaya, cuídate mucho -
Esas fueron las últimas palabras que el pelinegro escucho de la chica después de sentir un ligero beso en la mejilla.
- Tú también cuídate mucho Kagome, no tardes mucho en volver, ya que no solo yo estará esperando tu regreso -
***************************
- Ya van tres semanas y aun no se sabe nada de Taisho-sama - Expreso un cazador a su compañera - ¿Crees que le haya sucedido algo? -
- Eso es lo que la mayoría de los cazadores de la Organización se preguntan - Respondió la chica - Me cuesta creer que alguien tan fuerte como ella le pudiera pasar algo -
- Algunos rumores dicen que ella se cansó de todo lo relacionado con los demonios y que decidió huir de todo eso - Dijo una segunda voz femenina.
- Pues yo escuche que ella se fugó con ...-
Giyuu ignoro la conversación que el grupo de cazadores de rango Mizunoe en ese punto; él junto a Sabito se dirigía hacia la residencia Ubuyashiki ¿Razón? Habían sido llamados por el Patrón para otorgarles a ambos el título de Pilares.
- Parece ser que la mala suerte siempre se aparece cuando menos me lo espero -
- ¿Por qué lo dices? -
- ¡¿Cómo que por qué?! Al fin se nos presenta la oportunidad de conocerla y sucede esto - Exclamo con frustración mientras alaba con fuerza su cabellera durazno - ¡Eso es injusto! -
Tomioka solo soltó un suspiro por los dramas que su amigo hacia; aunque debía de admitir que él también se había desilusionado al enterarse del paradero de la actual Pilar del Agua.
- Quien dijo que la vida es justa, así que deja de estar haciendo tus berrinches y apresurémonos, no queremos hacer esperar a Oyakata-sama -
- Eres un insensible Giyuu, no entiendo por qué somos amigo -
- Lo somos porque soy el único capaz de tolerarte, así que mueve esos pies y apresuremos el paso -
Sin más ambos usuarios de la Respiración de Agua continuaron su camino.
***************************
- Hay veces que tu habilidad de curación da miedo - Expreso un sorprendido Kuro al ver a su compañera cargar un pesado cesto - Te tomo menos tiempo que en otras ocasiones -
- No exageres Kuro, eso se debe gracias a que he tenido algo de tiempo en leer todos los documentos que mi madre me dejo - Respondió Kagome con una ligera sonrisa - Y que además he podido entrenar un poco más en ello -
- Buen punto, habías olvidado... - No pudo continuar con su frase debido a que la ojidorada le impidió hacerlo - ¿Ocurre algo? - Pregunto en un susurro, su interrogante fue contestada al ver como la chica señalaba hacia unos arbustos que se agitaban con algo de brusquedad - ¿Qué carajos podrá ser? Es imposible que se trate de un demonio, aun es de día; tampoco puede ser el tonto de Ranga, estaba completamente dormido cuando salimos del templo -
Ajena a los pensamientos del ave, la azabache bajo con mucho cuidado su cesta para ir a investigar el origen de ese violento movimiento; con paso lento se acercó a los arbustos, pero en cuanto estaba por retirar algunas ramas que le impedían su visibilidad fue empujada sin querer por un pequeño cuerpo, acción que provoco que ambos involucrados cayeran duramente al suelo.
Con una leve queja de dolor, Kagome miro al responsable de esto, quien al parecer aun no era cien por ciento consiente de la situación. Por lo que podía la ojidorada apreciar, se trataba de un niño de cabellos burdeos con un kimono de cuadros negros y verdes intercalados entre sí.
- ¿Te encuentras bien? - Esa pregunta logró que el infante se quitara de encima de la azabache - ¿Necesitas ayuda? -
- Lo siento mucho, no quise... -
- Maldita mocosa, ya verás cuando te atrape - Se escuchó una voz masculina acercándose, interrumpiendo la disculpa de la menor - Ese cabezazo me dolió como no tienes idea -
Kagome pudo notar en la menor como temblaba con algo de miedo, pero sin soltar una cesta deteriorada con algunas provisiones.
- Kuro, quédate con ella - Indico la ojidorada mientras se levantaba con decisión de ayudar a la niña.
- Al fin te atrape escuintla del demonio, no te salvaras de esta - El hombre se acercaba a la infante con claras intenciones de agarrarla, pero no pudo hacerlo debido a que la azabache había colocaba a la de cabellos burdeos detrás de ella y escudarla de esta manera del tipo - Hágase a un lado, este asunto es entre esa mocosa y yo -
- Entiendo que este molesto, pero ¿Me podría decir el motivo del por qué la niña lo golpeo? -Cuestionó Kagome con voz serena, pero sin dejar de observar al tipo, quien a su parecer no tenía pinta de ser una buena persona.
- ¡Ya te dije que no te metieras mujer metiche! ¡Entrégame a la niña y esfúmate! - Su molestia creció en demasía cuando la chica no le hizo caso - Muy bien jovencita entrometida, tú te lo buscaste -
- Y yo que quería arreglar las cosas de manera civilizada - Susurro con resignación mientras alejaba a la niña y se preparaba para recibir al colérico hombre.
A pesar que todo había ocurrido de manera rápida, la peliburdea aprecio sin perder detalles como su salvadora esquivaba al sujeto sin problemas para después dejarlo fuera de combate con un solo golpe.
- Tal parece que las veces que pelee con Shinazugawa me han servido de algo - Fue el primer pensamiento que le vino a la ojidorada mientras veía al inconsciente hombre - Y ahora averiguar qué es lo que origino todo esto - Se encamino hacia donde se encontraba la niña, la cual pudo apreciar en ella una gran aura de admiración rodearla - Bien pequeña, me presento, soy Taisho Kagome y el cuervo que está en tu hombro es mi amigo Kuro -
- Mucho gusto Taisho-san, soy Kamado Sumiko - Se presentó la niña con un gesto apenado - Lamento mucho haberla involucrado en esto -
- No tienes por qué linda, ahora dime porque ese hombre te perseguía -
- Bueno, vera...-
Kagome escucho con mucha atención a la menor, por lo que le entendía, el hombre era muy conocido por arrebatarle las cosas a las personas, sin importarle edad, género o condición social; muchos querían revelársele, pero no lo hacían por miedo de que este tomara represarías contra ellos y les hiciera algo peor.
- Él me quiso quitar los pocos alimentos que pude comprar para mi familia, por lo que en un descuido de su parte lo golpeé para que soltara la cesta, en cuanto lo hizo salí corriendo -
- Eres una niña muy valiente - La halago la ojidorada - A pesar de saber eso te enfrentaste a él -
- Pero ahora tengo miedo de lo que pueda hacerle a mí y a mi familia -
- No te preocupes cielo, yo me encargare de esto - Por alguna extraña razón, la peliburdea pudo sentir la sinceridad en las palabras de la chica.
***************************
- No sé cómo se cómo pagarle el haber ayudado a mi hija, Taisho-san - Expreso con agradecimiento una mujer de mirada lila mientras abrazaba a su hija.
- No tiene por qué Kamado-san, hubiera sido cruel de mi parte el no hacerlo -
Después de encargarse del hombre que había perseguido a Sumiko, la azabache decidido acompañar a la menor a su casa, más que nada para asegurarse de que llegara sana y salva. Durante el camino esta le conto todo acerca de su familia, la cual estaba conformada por su mamá, por su papá (El cual tenía una extraña enfermedad) y que ella era la mayor de cinco hermanos, por lo que se sentía con la obligación de ayudar a su madre y su padre.
- Okaa-san, hay que invitarla a comer como agradecimiento - Sugirió la hija mayor del matrimonio Kamado.
- Eso no es necesario, en verdad -
- Por favor Taisho-san, acepte nuestro ofrecimiento - Esta vez fue el padre de la niña quien hablo, apoyando la idea de su esposa e hija - Eso nos honraría mucho -
La ojidorada estaba por rechazar nuevamente la petición, pero la mirada de esperanza que tenía la ojirubí por que aceptara la hizo cambiar de opinión.
- Esta bien, acepto gustosa la invitación - Sonrió un poco al ver a Sumiko saltar de alegría.
Sin más, ambas Kamado se dirigieron a la cocina a preparar la comida, dejando al señor Kamado con la azabache.
- Acompáñeme al porche Taisho-san, será más cómodo esperar ahí mientras nos llaman para comer- El mayor emprendió marcha siendo seguido por la joven.
La comida con los Kamado fue amena, logrando que por lo menos en ese momento olvidara la culpabilidad que la aquejaba.
Las preguntas de dos de los tres miembros restantes de la familia no se hicieron esperar, siendo aclaradas sin problemas por la chica, tanta era la alegría que había logrado hacer sonrojar a Takeo, el segundo de la familia, provocando la risa de las demás personas; este le había preguntado si tenía novio y la respuesta de la ojidorada fue lo que ocasiono tan tierna reacción.
"- Por el momento no tengo novio, pero en caso de que lo llegue a tener me gustaría que fuera alguien tan lindo como tu Takeo-"
- Eso te pasa por preguntarle eso Take-nii - Se burló el tercer hijo de la familia, Shigeru.
- Eso es cierto, tú te lo buscaste Take-nii - La segundó Hanako, la segunda hija y la cuarta de los hermanos.
- Ya niños, dejen tranquilo a su hermano, el simplemente lo hizo por curiosidad - Intervino la madre de los niños mientras le daba de comer al más pequeño de sus hijos, Rokuta.
Los pequeños obedecieron a su madre, mientras su padre no dejaba de sonreír por tal escena.
***************************
- Muchas gracias por la comida, estuvo deliciosa - Kagome hizo una reverencia al decir eso - Y también por el agradable rato que me hicieron pasar -
- Al contrario, sé que hablo por mi esposo al decir que nosotros lo estamos más contigo Taisho-san, es bueno saber que mi pequeña Sumiko se topó con alguien bueno que la ayudara y además se tomó la molestia de traerla a casa -
- No es nada Kamado-san, como dije anteriormente, hubiera sido una crueldad no hacerlo - Respondió la ojidorada con una pequeña sonrisa - Bien, es hora de retirarme -
- ¿Enserio te tienes que ir Taisho-san? - Pregunto Shigeru mientras la halaba ligeramente de la manga de su kimono azul de patrones florales.
- Quédese a dormir, no creo que Okaa-san y Otou-san tengan problema con ello - La segundó Sumiko - Además ya está atardeciendo -
- Eso me gustaría mucho hacerlo chicos - Los niños sonrieron al escuchar eso -Pero realmente tengo que regresar a casa - Se sintió un poco mal al ver la desilusión en los menores - Tengo que alimentar a mi mascota, no puedo dejarlo sin comer por un día completo -
- Entonces ¿Podría venir otro día? - Propuso Hanako con esperanza.
- Cariño, no sabemos qué tan ocupada pueda estar Taisho-san - Trato de persuadirla el mayor de los Kamado.
- Bueno linda, tal vez pueda hacer el intento de venir la siguiente semana - Eso no solo alegro a Hanako, sino también al resto de sus hermanos - No estoy segura que día vendré, pero lo que sí es seguro es que de la siguiente semana no pasa -
- No tiene por qué comprometerse a eso Taisho-san, ella tiene que...-
- Para mí no hay problema - Interrumpió la ojidorada a la madre de los niños - Es un gusto hacerlo - Sonrió un poco - Nos vemos después, muchas gracias por su hospitalidad -
Después de nuevamente agradecer, la azabache se retiró de ahí no sin antes darles un abrazo a cada niño.
- Es una chica curiosa ¿Verdad cariño? - Pregunto Kie Kamado a su esposo después de que sus hijos entraron a su casa al ya no ver a Kagome.
- ¿Lo dices porque ayudo a Sumiko sin dudarlo o porqué expide un aura tranquilizadora? -
- Ambas, ya que son muy pocas personas como ella las que existen en este mundo - Al ver a su esposo asentir, entro también a su hogar, dejándolo solo - No permanezcas mucho tiempo afuera cariño, tal parece que esta noche no habrá luna y cabe la posibilidad de que la temperatura descienda mucho -
- No te preocupes Kie, entrare enseguida -
Sin más, la mujer de ojos lila entro para empezar a arropar a los más pequeños de la casa.
***************************
Sumiko no entendía cómo es que se encontraba en esta situación; hace unas horas todos se encontraban riendo y disfrutando de la compañía de la chica que la ayudo y ahora eran atacados de manera sorpresiva por un hombre de elegante vestimenta, cabello negro y ojos rojos.
- Esto tiene que ser una pesadilla, esto tiene que ser una pesadilla - Se repetía una y otra vez la ojirubí mientras abrazaba con más fuerza a Rokuta - ¡Otou-san Okaa-san! - Grito con horror al ver que la desconocida persona hería de gravedad a sus progenitores.
- Eso no servirá de nada - Expreso sin emoción aquel pelinegro - Solo retrasaron por algunos segundos su muerte - Y dicho esto, ataco a Hanako, Shigeru y Takeo, los cuales eran a quienes habían intentado proteger los mayores - Ahora ustedes son los siguientes - Dicho esto, el hombre se giró hacia donde se encontraba la peliburdea con el más pequeño de sus hermanos.
- Huyan - Fue lo que Sumiko leyó en los labios de su padre, quien a pesar de su estado aún se mantenía con vida.
La ojirubí trato de correr lo más rápido que sus piernas le permitían a la vez que se disculpaba mentalmente con sus seres queridos. Desafortunadamente solo fue capaz de llegar a la entrada de su casa, ya que la desconocida presencia la había alcanzado y herido profundamente, provocando que cayera duramente al suelo, claro, sin dejar de proteger a Rokuta, un poco aturdida debido a la pérdida de sangre, escucho como este se acercaba a ella con pasos lentos.
- Creo que eres una candidata perfecta para el experimento que llevo tiempo realizando, así que al mocoso no lo necesitare - Y sin consideración alguna, el tipo asesino al niño que Sumiko tenía en sus brazos - Hora de empezar -
La peliburdea no era muy consciente de su entorno hasta que sintió algo enterrarse en sus brazos, a la vez que algo caliente entraba a su torrente sanguíneo provocándole un inmenso dolor que la hizo gritar a todo pulmón.
- Parece ser que fue otro intento fallido - Soltó a la nada al ver como la niña perdía completamente el conocimiento creyendo que estaba muerta - Sera mejor que...- No termino su oración cuando sin que se lo esperara recibió un brutal golpe que termino por sacarlo de la casa.
Encolerizado, el hombre se levantó para ver al culpable de tal osadía, solo para mirar un poco sorprendido el lugar en donde antes se encontraba. Frente a él estaba una chica de cabello plateado y ojos dorados con un kimono azul, a la cual la acompañaba un colosal lobo albino, pero lo que le llamo realmente la atención era el arma que la fémina tenía en sus manos.
- ¿Una cazadora? Creí que no había alguno cerca de esta maldita zona -
- ¿Tú eres el responsable de esto demonio? - Pregunto la peliplateada con seriedad mientras apretaba el agarre de su katana.
- ¿Y qué vas a hacer si fue así? - Se mofo el tipo mientras se colocaba de pie.
- Matarte por supuesto - Y dicho esto se abalanzo contra este.
La confianza en exceso a veces puede ser algo que se ponga en tu contra, y eso le sucedió al demonio, ya que al querer desasearse de la chica en un solo ataque descuido su defensa, provocando que la chica le cortara por completo la cabeza.
Conforme con su labor, la ojidorada se dirigía hacia la cabaña, pero se detuvo en seco al aun sentir el aura demoniaca, por lo que al girarse se topó con una gran sorpresa.
- Estúpida cazadora, se necesita más que un simple corte para que puedas acabar conmigo - Se burló el demonio al momento que unía su cabeza al cuello - A mi...-
- Kibutsuji Muzan - Completo la cazadora en un susurro - No puede ser posible -
- ¿Sorprendida? Es de comprenderse - Sonrió con arrogancia ante la expresión de la chica - Lastima que será lo último que veras en tu patética vida -
- De todos los demonios tenía que encontrarme precisamente con Kibutsuji Muzan - Pensaba la chica con frustración mientras evadía los ataques de este - No tendré de otra que apoyarme con eso -
Ajeno a los pensamientos de la cazadora, Muzan saltaba sobre ella, solo para ser repelido por "algo" a solo centímetros de su oponente. Pero ni tiempo le dio de analizar la situación cuando un par de estocadas habían logrado herirlo en su brazo y torso, alejándose un poco de la fémina para poder regenerarse.
- Ya te dije que...- No pudo continuar debido a que una sensación de dolor y ardor empezaba a expandirse por los cortes que le había hecho la peliplateada.
- Perfecto, a pesar de que no logre llegar a su cuello, eso me permitió saber que no es completamente inmune a mis poderes espirituales - Pensó con alegría al ver que su plan había levemente funcionado.
- ¡¿Que me has hecho maldita?! - Enfureció al no obtener palabra alguna, trato de atacarla, pero su cuerpo no le respondía como debía ser, por lo que una alarma se encendió en su cabeza, así que no tenia de otra más que huir para averiguar con más calma el porqué de su condición.
De manera repentina Muzan golpeo con una fuerza tremenda el suelo creando así una gruesa cortina de humo y escapar de ese lugar, no sin antes lograr herir a la cazadora en el hombro izquierdo, aprovechando la nula visibilidad de esta para siquiera defenderse.
- Maldito cobarde, escapo - Mascullo con frustración mientras se presionaba la zona afectada - Por el momento lo dejare huir, tengo otros asuntos de mayor prioridad -
Kagome corrió hacia el hogar de los Kamado, la escena que la recibió era algo horrible al prestarle ahora mayor atención; cada uno de los integrantes de la familia tenían profundas heridas en cada parte de sus cuerpos, no necesito deducir que todos estaban muertos, excepto dos.
- ¿Eres tú, Taisho-san? - Pregunto el peliburdeo en cuanto la chica lo acomodaba en su regazo - ¿Qué le sucedió a tu cabello? -
- Larga historia Kamado-san, lamento no haber llegado a tiempo - Respondió con un dejo de tristeza.
- No te preocupes, por lo menos será tu rostro lo último que veré antes de ir con mi familia - Eso hizo que un pequeño nudo se formara en la ahora peliplata - Y también que seas precisamente tú la persona a quien le pido mi última voluntad -
- Sea lo que sea tratare de cumplirla Kamado-san -
- Por favor salva a mi pequeña Sumiko, sé que ella aún tiene probabilidades de vivir - Suplico mientras le daba una rápida mirada a la menor - Y también que cuides de ella -
Kagome no tenía problema con la primera petición, pero si con la segunda, ya que no estaba muy segura de poder cuidar de la niña, debido a que las palabras de Shinobu resonaban en su cabeza.
- Kamado-san, yo no... no sé si pueda hacerlo, además nos acabamos de conocer ¿Realmente me confiaría su cuidado? -
- Y por eso te estoy pidiendo ese favor - Eso confundió un poco a la chica - Cualquier otra persona no se hubiera atrevido ayudar a una pequeña desconocida, pero tú no, ayudaste a Sumiko sin importarte meterte en problemas, además de escoltarla hasta aquí - Vio las intenciones de la ojidorada de replicar, por lo que volvió a hablar - Déjame decirte que nadie haría eso, puedo percibir en ti un corazón bondadoso, así que no tengo ninguna duda de confiarte a una de mis joyas más preciadas -
La Taisho estaba por negarse nuevamente a la segunda petición, pero un suave susurro hizo que ella cambiara de parecer.
- Esta bien Kamado-san, cuidare de ella como si fuera mi hija -
- Muchas gracias - Con las pocas fuerzas que tenía, el mayor se quitó sus pendientes para entregárselos a la joven - Entrégaselos cuando creas sea el momento correcto - Y eso fue lo último que escucho la cazadora antes de que el peliburdeo dejara este mundo.
- Hare mi mayor esfuerzo Kamado-san -
Lo bajo al suelo con mucho cuidado mientras realizaba una pequeña plegaria, cuando estaba por dirigirse hacia donde se encontraba la inconsciente niña sintió como repentinamente era lanzada con fuerza hacia una de las paredes, la cual por el impacto cedió haciendo que esta terminara afuera.
- Pero que rayos ¿Otro demonio? ¿Cómo puede ser que Ranga no se percatara de ello? -
De manera rápida se colocó de pie para colocándose en una pose defensiva, pero al ver a su atacante (Y el motivo por el cual su familiar no ataco) se quedó completamente en shock. Frente a ella se encontraba una Sumiko con un aspecto aterrador; sus ojos eran más rojos de lo usual, además de que sus pupilas eran muy parecidas a las de un gato; en lugar de uñas tenia garras, siendo complementada por un par de colmillos que sobresalían de la comisura de sus labios.
- ¡Maldición! Se está convirtiendo en un demonio - Y aun sabiendo eso guardo su katana en la vaina - No puedo matarla, aun posee algo de humanidad, de lo contrario ya estaría comiéndose a su familia -
Con eso en su mente, Kagome lo único que podía hacer es evadir y bloquear cada uno de los ataques que la única Kamado le lanzaba. Para fortuna de ella, la transformación aún estaba en proceso, por lo que eran muy predecibles sus movimientos.
La Pilar estaba tratando de idear algo que le permitiera controlarla sin llegar a lastimarla, cuando en una de sus evasiones tropezó con un trozo de madera, provocando que esta cayera duramente al suelo. Aun con esta complicación reaccionó justo en el momento que la peliburdea se lanzaba sobre ella colocando la vaina de su nichirinto como barrera.
- ¡Vamos Sumiko! ¡Soy Kagome! ¡Sé que puedes reconocerme! - Empezó a hablarle para ver si volvía en sí - ¡Sé que eres más fuerte que eso! - Se empezó a preocupar al sentir como esta aumentaba de tamaño y por ende de fuerza - ¡Por lo que más quiera resiste Sumiko! ¡Sé que puedes escucharme! -
Fue en ese momento en donde la peliplata se sintió victoriosa, ya que la ojirubí derramaba algunas lágrimas debido a que al fin la había reconocido.
- Hare hasta lo imposible para que vuelvas a ser la misma de antes - Susurro mientras le acariciaba la mejilla con suavidad - Lamento lo que voy a hacer -
Sin ni siquiera tiempo de reaccionar, la peliburdea fue noqueada por un golpe en la nuca por parte de la mayor, al mismo tiempo que volvía a su tamaño normal. Con mucho cuidado se levando junto con la niña en sus brazos, llamando a sus fieles compañeros y amigos.
- Kuro, necesito por favor le avises inmediatamente a Oyakata-sama sobre lo ocurrido aquí, pero por lo que más quieras no le menciones nada de Sumiko - Vio al ave asentir ante su pedido - Ranga, perdón por lo que te voy a pedir, pero necesito que me lleves a un lugar lo más rápido que puedas correr - Su familiar asintió enseguida, por lo que se echó al suelo para que ella y la menor pudieran subirse a su lomo.
- ¿Y a donde precisamente la llevaras? - Pregunto Kuro al ver que la ojidorada estaba a punto de irse - ¿No me digas que con...? - Se quedó atónito al cruzársele el nombre de dicha persona.
- Así es, iré con ella para ver si ambas logramos de que Sumiko no se vuelva un demonio por completo -
Y sin más Kuro y Kagome tomaron rumbos distintos para llevar a cabo lo dicho por ella.
- Realmente espero que sepas lo que haces Kagome - Fue el último pensamiento de Kuro mientras aceleraba suvuelo.
***************************
Con ustedes el capítulo 8, espero que realmente lo disfruten 😊
Les mando un fuerte abrazo y que su semana les este pintando de buena manera 😘🥰.
Que tenga una linda mañana 🌄/ tarde ☀️/noche 🌙.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro