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CAPÍTULO 48

Un mes ha pasado desde la derrota de Kibutsuji Muzan, tiempo en el que la erradicación de los demonios ha sido casi completa.

Pero no todo es felicidad, pues en esa batalla una persona de gran corazón había dado su vida para que aquello haya sido posible.

Una vida por la de miles.

La gente más cercana de aquella chica de dorado mirar fue la más afectada de todas, pero a pesar de eso en un mutuo acuerdo y como una forma de honrar la memoria de aquella grandiosa mujer todos ellos trataron de ser fuertes, bueno, casi todos.

Tomioka Giyuu, el chico que era medianamente sociable se había alejado de todo el mundo, este se había encerrado en su habitación después de la celebración fúnebre de la azabache.

Al principio su compañero y amigo no le había dado mayor importancia, comprendía que el ojiazul necesitaba tiempo a solas para asimilar la perdida, por lo que decidió darle su espacio.

Pero Sabito comenzó a preocuparse cuando Tomioka dejó de comer los alimentos que este le dejaba en la puerta, y no solo eso, pues una vez descubrió a su amigo a muy altas horas de la noche con varias botellas de sake, intuyendo que esa era la razón por la que siempre le deja la comida intacta, situación que ha durado dos semanas.

Actualmente Tsuyoi se dirigió a la cocina con un semblante preocupado, pues de nueva cuenta el pelinegro dejo intacta el cuenco de arroz que le había dejado en el almuerzo.

- Taisho-san, por favor dígame que debo de hacer - Pensó el pelidurazno dirigiendo una mirada hacia el pasillo por el que había venido - Si esto continua así temo que Giyuu cometa una locura por la tristeza que lo embarga -

Estaba por irse a darse un baño cuando llamaron a la puerta, eso lo extraño, pues no tenía conocimiento alguno de que alguien vendría a la Finca.

Así que con paso lento el ojilavanda fue a ver de quien se trataba, pero en cuanto abrió la puerta dicho visitante entró como un rayo, empujando al joven en el proceso y haciendo que este cayera de sentón al suelo.

Un poco aturdido por la caída Sabito trató de ver de quien se trataba, pero aquella persona era tan rápida que este ni siquiera tuvo oportunidad de verlo, soltando una maldición. Estaba por fin de pie cuando una segunda persona apareció repentinamente, empujándolo de nuevo al suelo.

A diferencia de la primera persona, al ver lo que hizo esta regresó hacia donde se encontraba el caído Tsuyoi.

- ¡Lo lamento mucho Sabito-san! ¡No quise tirarlo! - El mencionado chico alzó rápidamente la mirada al reconocer aquella inconfundible voz - Sabito-san ¿Se encuentra bien? -

- ¿Sumiko? ¿Qué haces aquí? - Preguntó algo sorprendido, pues desde del entierro de Kagome no la había visto - ¿Dónde has estado? -

- Después le cuento Sabito-san, ahora necesito de su ayuda - Expresó algo preocupada, llamando la atención del pelidurazno - Y evitar que haga alguna tontería -

- ¿De quién rayos hablas Sumiko? -

La menor estaba por responderle cuando ambos escucharon un gran estruendo venir del interior de la casa, por lo que sin tiempo que perder corrieron lo más rápido posible para averiguar lo que estaba ocurriendo.

Llegaron en el preciso momento en que cierto chico de melena oscura era lanzado por los aires, tirando un pequeño cuadro que estaba en la pared en la que este se había impactado.

La ojirubí estaba por ir a auxiliarlo cuando dos botellas terminaron por estrellarse a cada lado del ojiazul, el cual sufrió leves cortes en el rostro debido a los fragmentos de dichos objetos al quebrarse contra la pared.

- ¡¿Es que te has vuelto loco Rengoku?! - Exclamó el ojilavanda al por fin saber de quien se trataba.

Efectivamente, no era nada menos que Kyojuro, el cual aparecía por el pasillo con un rostro completamente distorsionado por el cólera y con otra botella en sus manos.

- Para nada Tsuyoi, estoy completamente cuerdo - Respondió con una sonrisa que distaba mucho de ser real - Solo vine a ver a mi buen amigo Tomioka -

- Pues no lo parece - La voz de un levantado Giyuu llamó la atención de ambos chicos - Una persona cuerda se hubiera retirado en cuando le dije que se largara en lugar de romper la puerta y golpearme -

- Mira quien lo dice, alguien que prefiere esconderse como un cobarde en el alcohol en vez de seguir adelante con su vida - Reprochó el rubio al ojiazul - Kagome-nee-san estaría muy decepcionada de ti si te viera así -

- ¡El como viva mi vida no debería de importarte! -

- ¡Pues para tu mala suerte me importa! ¡La persona que más te amaba dio su vida por nosotros! ¡No desperdicies la oportunidad que Kagome-nee-san nos dio! -

- Ella no me amaba - Susurró el pelinegro tan bajo que apenas fue audible para Kyojuro, el cual tenso en demasía la mandíbula tras escucharlo eso.

- ¿Qué dijo Giyuu-san? - Preguntó la Kamado, pero inconscientemente dio un paso hacia atrás en cuando este la miro.

- ¡Kagome-san no me amaba! - Le gritó a la menor para después dirigir nuevamente su atención al ojidorado - Si ella realmente me amaba no hubiera hecho eso, pero no, no le importo lo mucho que iba a sufrir si ella se iba a ir de mi lado -

- Pero Giyuu-san...-

- Nada de peros Sumiko - Interrumpió el pelinegro volviéndola a mirar - A ella no le importaba, por eso hizo lo que hizo - El ojilavanda tuvo un mal presentimiento al ver la colérica mirada que su amigo le lanzaba a su novia - ¡Ni siquiera a ti te importan los sentimientos de los demás! -

- Giyuu, contrólate por favor, no vayas a decir alguna idiotez - Sabito trató inútilmente de tranquilizar a su amigo, pues este ni siquiera caso le hacía.

- Sino nunca hubieras accedido al plan de Kagome-san ¡Te volviste su maldita ase...! -

Tomioka fue interrumpido al recibir un muy fuerte golpe en la cabeza, el cual hizo que cayera inconsciente al suelo al igual que la botella de sake que le fue lanzado.

- ¡Santo Cielo, Giyuu-san! - La peliburdea corrió inmediatamente a su lado a auxiliarlo - ¿Por qué hizo eso Sabito-san? ¡Es su amigo! -

En efecto, se trataba precisamente de Tsuyoi, quien al no soportar más la situación le había lanzado la botella de sake que el ojidorado tenía en sus manos hace unos momentos y el cual se preguntaba en que momento la pareja de su sobrina había llegado a su lado.

- Debo de admitir que de no haber sido Tsuyoi, yo mismo le hubiera lanzado la botella - Expresó Rengoku mientras ayudaba a la joven - No iba a permitir que se expresara así de ti -

- Es comprensible Tío Rengoku, el aun le afecta la ausencia de mi madre -

- Todos lo estamos Sumiko, pero eso no le da derecho de hablar así -

- Rengoku tiene razón, él debería de entender que especialmente para ti fue sumamente difícil hacerlo, era tu madre después de todo - Agregó el pelidurazno mientras remplazaba a la ojirubí - Lo que Giyuu necesita es algo que lo anime a seguir adelante con su vida y no se encierre en este círculo de amargura - Prosiguió mientras veía a su amigo con algo de pena.

- Oh, claro que lo tienen, Tsuyoi - Mencionó Kyojuro mientras junto al mencionado chico llevaba a Giyuu a su habitación - Y no solo una, sino tres razones - Eso llamo la atención de Sabito - Ese es la principal razón por la que vine a verlo y tratar de hacerlo entrar en razón -

- ¿A qué te refieres Rengoku? -

- Yo se lo explicare Sabito-san - Habló esta vez la Kamado, la cual venía detrás de los chicos - Pero primero dejemos a Giyuu-san en su habitación -

En cuanto dejando a pelinegro y de que la menor atendieran sus heridas las tres personas se dirigieron a la habitación del ojilavanda, el cual se encontraba a dos habitaciones del de Tomioka.

Tras tomar asiento la chica comenzó a ponerlo al día en el tiempo en el que ella había "salido", todo bien hasta ahí, pero en cuanto llagaron a la razón de la actitud de Rengoku, Tsuyoi quedo completamente impactado.

El lugar se quedó en silencio por un momento, Sumiko esperaba alguna palabra del pelidurazno, mientras Kyojuro soltaba un ligero suspiro, pues a pesar de saber lo que su sobrina le dijo a su pareja aún estaba procesándolo.

- Vaya, eso era algo que nunca me paso por la mente - Sabito al fin rompió el silencio - Ahora entiendo la reacción de Rengoku - Miró por un momento al ojidorado - ¿Y ahora donde se encuentran? -

- Están en la Finca Mariposa, le pedí de favor a Shinobu-san que me ayudara -

- ¿Con Kocho? - La vio asentir - ¿Cómo lo tomó? -

- Bueno, al principio se quedó en silencio por un largo rato, después se echó a llorar y al último, pues tenía unas inmensas ganas de envenenar a Giyuu-san -

- No lo dudo - Pensó con algo de gracia - Quiero suponer que tú lo sabías desde un principio ¿No Rengoku? -

- A decir verdad, no - Eso confundió al ojilavanda - Yo me entere solo apenas hace un par de horas, y eso por mera casualidad - Vio a la menor agachar un poco la mirada - Estaba por entrar a la oficina de Shinobu cuando las escuche hablar y pues de inmediato corrí hacia aquí -

- Eso no es muy típico de él - Fue lo que cruzó por la mente del pelidurazno - Pero Sumiko, eso es un tema demasiado delicado ¿Por qué no se lo dijiste a Giyuu? -

- Le quería dar algo de tiempo y esperar a que el dolor mitigara un poco, en cuanto yo viera eso en él se lo diría - Soltó un leve suspiro - O eso es lo que mi madre me pidió que hiciera -

- ¿Y cuándo piensas decírselo a Giyuu? -

- Se lo diré en cuanto despierte Sabito-san, solo espero que sepa manejar la noticia -

- Tiene que hacerlo, ellas lo necesitan más que nunca -

- Totalmente de acuerdo con Tsuyoi, de no ser así yo mismo me encargare de que lo haga - Expresó el rubio mientras una sonrisa algo macabra aparecía en su siempre animado rostro.

- Espero que realmente no lleguemos a eso - Pensó la Kamado mientras una sonrisa nerviosa aparecía en su rostro, pues creía a su tío de cualquier cosa.

**************************

Cierto chico de oscura cabellera y azulado mirar caminaba sin rumbo fijo por un verde campo, buscando alguna salida para poder regresar a casa.

- ¿En dónde rayos me encuentro? - Se preguntaba a sí mismo mientras continuaba caminando - Estaba gritándole a Sumiko cuando de la nada sentí un fuerte golpe en la cabeza y de ahí...nada - Soltó un frustrado suspiro - En donde me enteré que es una maldita broma, van a rodar un par de cabezas -

Continuó caminando hasta que a lo lejos pudo vislumbrar un río, por lo que comenzó a correr hacia el caudal de agua.

- Esto es perfecto, si hay agua posiblemente también hay un pueblo - Expresó algo animado - Y donde hay un pueblo, lo más seguro es que haya gente -

En cuanto llegó al río Tomioka no podía estar más maravillado por la estampa que lo recibía; al otro lado del caudal había un hermoso prado, en este había un sinfín de flores de diversos aromas y aspecto; más al fondo había arboles con frondosas copas, están proporcionaban una fresca sombra que incita a tomar un pequeño descanso a cualquiera que pase cerca de ellos.

Tan maravillado estaba Giyuu que no se percató de una presencia acercarse del otro lado del río, la cual no pudo evitar dibujar una pequeña sonrisa al ver al chico.

- Hasta que al fin llegas, Giyuu -

Esa suave e inconfundible voz logró que el pelinegro abriera en demasía los ojos, los cuales se llenaron rápidamente de lágrimas al ver de quien se trataba.

- Kago... ¡Kagome-san! - Emocionado Giyuu corrió hacia donde se encontraba la ojidorada, pero alguna fuerza invisible lo repelió en cuanto quiso poner un pie en el río - Kagome-san ¿Por qué me impide acercarme a usted? -

- Lamento decirte que yo no lo hice, Giyuu - Respondió mientras una triste sonrisa se dibujaba en su rostro - Aun te falta mucho para que puedas venir aquí -

- ¿Cómo que me falta mucho? ¿Qué rayos significa eso Kagome-san? - Cuestionó mientras intentaba nuevamente cruzar el río, claro, sin éxito.

- Que tú y yo pertenecemos a mundos diferentes - Respondió con la voz algo rota - Yo ya no pertenezco al mundo terrenal -

El ojiazul comenzó a negar frenéticamente al comprender al fin las palabras de la azabache, negándose rotundamente a la realidad.

- Giyuu, mírame por favor - Con los ojos cristalinos el menor le hizo caso - Estoy frente a ti gracias a Kami-sama; él me permitió hablar contigo - Unas traicioneras lagrimas bajaron por sus mejillas - Se apiado de mi al ver que no pude despedirme de ti como debía -

- Eso quiere decir que...-

- Esta será la última vez que nos veremos - Acompletó la ojidorada - Así que pido que me escuches con mucha atención, necesito que me prometas que te levantaras de esto y continuaras con tu vida -

- ¿Cómo voy hacerlo? Su ausencia me duele en lo más profundo de mi alma, no sé si pueda -

- Sé que puedes lograrlo, eres alguien con una fuerza increíble -

- Aunque usted diga eso, no tengo motivos para continuar, así que de nada sirve la fuerza si no tengo un propósito -

- Claro que lo tienes, ha y personas que necesitan de ti -

- No es así, Sumiko tiene a Sabito a su lado, Nezuko cuenta con Kocho y Shinazugawa, así que no hay nadie que realmente dependa de mí - Respondió mientras agachaba la mirada, pero inmediatamente la levantó cuando sintió unas suaves manos en sus mejillas - Kag...Kagome-san -

- Quero que lo que te preguntaré lo contestes con la mayor sinceridad posible ¿Sí? - Lo vio asentir - ¿Realmente me amas? -

- ¡Pero qué cosas me pregunta! ¡por supuesto que la amo! - Exclamó algo ofendido - Mi amor por usted es tan grande que si fuera posible abandonaría el mundo terrenal con tal de estar a su lado - La ojidorada abrió mucho los ojos, pues de una misteriosa forma el chico pudo tocar su rostro - Nunca, pero nunca dude de mi amor por usted -

- Entonces por el gran amor que me tienes debes de seguir adelante, retomar la vida desde donde la dejaste, seguir siendo el maravilloso chico del cual me enamore -

Con horror Giyuu vio como poco a poco su cuerpo iba desvaneciéndose, ocasionando que ya no pudiera tocar al amor de su vida, y en cuanto notó la triste sonrisa de la azabache sabía que su tiempo juntos estaba llegando a su fin.

- Por favor Kami-sama, dame más tiempo con ella - Rogado al ser Supremo que les había brindado este momento - Aun no me quiero separar de Kagome-san -

- Promételo Giyuu, prométeme que seguirás adelante, pero no solo por mí, sino también por ti - Suplicaba mientras gotas salinas brotaban de sus dorados ojos - ¿Me lo prometes? -

- Aunque me cueste mucho hacerlo, le prometo que lo intentare -

- Gracias Giyuu, no sabes lo realmente feliz que me hace escuchar eso - Agradeció para después darle un suave beso en los labios, el ultimo de ambos - Te amo Giyuu -

- Y yo a usted Kagome-san -

El paisaje poco a poco comenzaba a desvanecerse, aunque eso era lo que menos le importaba a Tomioka, pues este solo tenía ojos para el ahora sereno rostro de la azabache, ya que sería la última imagen que tendría de ella.

- Cuida muy bien de nuestras hijas -

Fue lo último que el joven escuchó antes de sumergirse en esa intensa oscuridad, impidiéndole preguntar a que se refería con hijas.

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Con un leve gemido Giyuu poco a poco empezaba a abrir sus ojos, en cuanto al fin lo hizo pudo notar que estaba en su habitación y que por lo oscuro que estaba deducía que podría ser de madrugada.

- Así que solo fue un sueño - Murmuró con desilusión - Por supuesto que no fue un sueño, aun puedo percibirla - Cambió de opinión al aun sentir el dulce sabor en sus labios.

Un pequeño ruido llamó completamente la atención del pelinegro, quien de forma instintiva se puso alerta, con cautela buscó con la vista el origen del sonido, no tardando mucho en encontrarla.

A un par de metros de donde está su futón pudo vislumbrar una enorme cesta de mimbre, la cual esta era iluminada por la luz de luna que se colaba por la ventana. Tomioka se mantuvo quieto hasta que vio como dicho objeto se movió por lo que sin siquiera dudarlo se levantó para ir a ver lo que había dentro de él.

Por cada paso que daba el ojiazul sintió como su corazón comenzaba a bombear con más fuerza, algo así como la emoción de un niño al ver su tan ansiado regalo, cosa que le extraño un poco.

En cuanto llegó retiró con lentitud la manta de tonalidades rosa y azul, solo para quedar completamente pasmado de lo que había dentro de ella, pero salió de su estupor al sentir como tres pares de ojitos lo observaban con curiosidad.

- Pero que hermosos bebés, aunque ¿Cómo llegaron aquí? - Con mucho cuidado tomo el cesto para llevarlo junto a su futón - Si esto es parte de una broma el idiota de Sabito me las pagara muy caro, mira que involucrar inocentes bebés, es algo inaudito - Frunció un poco el ceño al pensar en ello - Bien, veamos si encuentro algo que me ayude a saber quiénes son ustedes- Habló con voz suave mientras cargaba al que a su parecer era el mayor de los tres bebés - Veamos qué es lo que tienes aquí, pequeño - Rio un poco al ver como la criaturita fruncía un poco el ceño - Oh, qué buena suerte, tienes un pequeño guardapelo, veamos si dentro de este está tu nombre - Con cuidado abrió dicho objeto pero lo que leyó hizo que su mano comenzara a temblar - No...puede...ser...-

Con mucho cuidado coloco al bebé en la cesta, y con algo de premura busco el guardapelo de los otros dos; lo que encontró era casi lo mismo que había encontrado en el primer guardapelo, dejándolo completamente mudo.

En eso las últimas palabras de Kagome resonaron en su cabeza, logrando al fin entender lo que estaba ocurriendo.

- Así que ustedes son mis hijas - Murmuró mientras pequeñas lagrimas salían de sus ojos - Mías y de Kagome-san - Ingeniándoselas cargó a las tres bebitas para después darle un suave beso a cada una de ellas - Perdónenme por no haber estado con ustedes, fui un tonto en encerrarme en mi propio dolor - Dibujó una tenue sonrisa al sentir como la más pequeña comenzaba halar un mechón de cabello - De ahora en adelante velare por su bienestar y me esforzaré para ser el mejor padre para ustedes - Como si entendiera lo que decía, el ojiazul recibió una tierna sonrisa de sus hijas, haciendo que su propia sonrisa creciera más - Por ustedes y por la memoria de su madre juró que me esforzare -

Tan embelesado estaba con las bebés que Tomioka no se percató de que dos pares de ojos estaban observándolo, ni mucho menos como los dueños de estos cerraban la puerta lo más silenciosamente posible, retirándose de ahí.

- Su idea funciono muy bien Sabito-san, perdón por haber dudado de usted -

- A Giyuu solo le faltaba interactuar nuevamente con la realidad, lo demás solo era cuestión de instinto -

- Eso parece, me alegra saber que Giyuu-san lo tomara muy bien -

- Debo de admitir que eso me sorprendió un poco, pues mi querido amigo no es tan perspicaz que digamos -

- Que malo es Sabito-san - Escuchó al ojilavanda soltar una sutil risita - Pero sea como sea que ocurrieran las cosas es bueno ver como mis hermanitas pueden contar con la presencia de su padre - Sin poderlo evitar soltó un pequeño bostezo.

- Vayamos a mi habitación a dormir un poco, después de todo vimos que Giyuu puede manejarlo muy bien por cuenta propia - Propuso a la vez que también bostezaba - Además no hemos dormido nada por estar vigilándolos la mayor parte de la noche -

- Me parece bien Sabito-san - Tsuyoi apenas pudo disimular su alegría por las palabras dichas por la ojirubí - Pero en futones separados -

La desilusión recorrió todo el cuerpo del ojilavanda, el realmente quería dormir en el mismo futón que su novia, no es que sea un pervertido, él realmente la respetaba, lo único que deseaba es al menos despertar junto a la peliburdea.

- Sabito-san ¿Qué espera? Vayamos a descansar -

- Bueno, al menos dormiremos en la misma habitación - Se consoló mientras caminaba hacia donde se encontraba la menor esperándolo.

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Han trascurrido tres años desde que el ojiazul comenzó a hacerse cargo de sus hijas, cosa que no ha sido fácil, pero que no cambiaría para nada.

Actualmente el pelinegro se encontraba en el patio de su Finca junto a sus tres amores, pues estas lograron hacerlo jugar a las atrapadas con ellas.

Además de que las pequeñas Tomioka contaban con la visita de su tía y abuela, con las que momentos antes habían estado, pero en cuanto su papá puso un pie en la residencia las dejo completamente de lado.

- De acuerdo, debo de admitir que Tomioka-san ha sabido manejarse muy bien el hecho de ser padre de unas lindas trillizas - Expresó Shinobu mientras veía al mencionado chico jugar con las pequeñas de apenas tres años de edad - La verdad es una faceta de él que me cuesta aun ver - Inconscientemente acarició su apenas abultado vientre de cuatro meses de gestación.

- Un hijo puede ser capaz de cambiar la perspectiva de cualquiera - Respondió Ruka mirando a su nuera con una sonrisa - Así que vete haciendo a la idea de que tal vez Kyojuro se comporte de esa forma también -

La ahora Rengoku no pudo evitar reír ante el acertado comentario de la ojirojiza, pues desde que se enteraron de su embarazo su marido no le deja hacer ningún tipo de esfuerzo.

- ¿Ya pensaron en el nombre de mi futuro nieto o nieta? - Preguntó la mayor mientras acariciaba el vientre de la ojimorada.

- Hasta el momento solo tenemos el nombre de la niña, el del niño aun lo estamos pensando -

- Oh, eso es fabuloso - La de puntas moradas soltó una pequeña risita ante la mirada de júbilo de su suegra - ¿Y cuál es querida? No seas cruel conmigo y dímelo por favor -

- Bueno, el nombre ésta decidido, pero aún estamos viendo si no hay problema con ello -

- ¿Y porque debería de hacerlo querida? -

- Es que el nombre es el mismo que el de la mamá de las trillizas -

- No me digas que...-

- Sí Ruka-san, si es una niña queremos llamarla Kagome - Eso enterneció a la mayor a más no poder - Kyojuro-san y yo queremos nombrarla así, como una manera de recordar a la que fue la hermana mayor de ambos - Volvió a acariciar su vientre mientras dirigía una rápida mirada al que tiempo atrás fue su compañero de trabajo para después volver a mirar a la mayor - Aunque no sé si Tomioka-san lo vaya a tomar bien -

- ¿Tan mala persona me veo como para que creas eso de mi Kocho? - Ambas féminas se sobresaltaron al escuchar aquella voz a un lado de ellas - Lamento el susto -

- Eres muy rápido Tomioka, ni cuente me di en que momento dejaste a Akira, Hoshi y Natsuki con Ranga -

- Aclaremos un punto Tomioka-san, ahora soy Rengoku, Ren-go-ku -

- Como sea - Encogió los hombros al no importarle mucho aquello, cosa que molesto un poco a la futura mamá - Aún conservo algunos hábitos como cazador - Expresó en un ligero tono de broma mirando a Ruka, la cual hizo reír tras su comentario - Y no Rengoku, yo no tomaría mal el hecho de que quieran llamar Kagome a uno de sus hijos, se de antemano el cariño que ambos le tenían, así que no soy quien para reprocharles algo - Sonrió con ternura al ver a sus hijas riendo mientras montaban al albino lobo - A mi parecer es algo lindo de su parte -

- Ruka-san tenia razón, la paternidad lo ha cambiado muchísimo -

- Oh Rengoku, mejor cierra la boca -

La de puntas moradas estaba por responderle cuando vio a una pequeña de ojos dorados con motas azules y de una abundante cabellera negra correr hacia su dirección.

- ¡Otou-san, Otou-san! - El grito de la menor logró obtener la atención de los otros dos adultos - ¡Otou-san! -

- ¿Qué sucede Akira? ¿Dónde están tus hermanas? - Preguntó Giyuu preocupado al no verlas en el patio, su preocupación creció un poco más al ver a la pequeña pelinegra comenzar a llorar - Akira, cielo, ¿Qué sucede? -

- Estábamos en el patio de enfrente, Hoshi se lastimó al intentar subir a un árbol -

Sin tiempo que perder el ojiazul cargó a su hija para después emprender carrera a ese lugar con el alma en un hilo de lo que le podía haber pasado a una de sus hijas; Ruka y Shinobu también se dirigieron hacia haya, aunque claro a un paso más lento debido al estado de la ojimorada.

Pero al llegar hacia el lugar que la pequeña Akira había señalado vio algo que lo dejo totalmente atónito.

La más pequeñas de las trillizas y la cual era el vivo retrato de su madre estaba curando a su hermana mayor, eso no era lo raro, más bien era la forma en como lo hacía.

- Wow, Natsuki es genial, tus manos tienen un bonito brillo - Mencionó la niña de ojos azules con motas doradas mientras era atendida por la ojidorada - Ya no tengo el raspón en mi rodilla -

- Vaya, así que Natsuki heredo las mismas habilidades de Kagome-san - Salió de su leve aturdimiento en cuanto sintió una suaves palmaditas en su rostro - ¿Si cielo?

- Me podrías bajar por favor, quiero ir con mis hermanas -

Con un asentamiento de cabeza Tomioka bajo a Akira, quien corrió en cuanto sintió el suelo en sus pies hacia donde se encontrabas ambas azabaches.

- ¿Todo está bien Tomioka? - El mencionado chico escucho a Ruka tras de él, pero estaba tan absortó mirando a las trillizas que no le contestó.

- Oiga Tomioka-san, no sea grosero y respóndale a... - El reproche de la ojimorada quedo a medias al notar como al mayor le brotaban algunas lágrimas de sus ojos - ¿Le sucede algo Tomioka-san? -

El ojiazul solo puedo negar, mirando con ternura a sus pequeños retoños, las cuales reían a todo pulmón por algo que Natsuki había dicho.

- No cabe duda que tu esencia aún prevalece con nosotros y con tus pequeñas - Fue el pensamiento de la ojirojiza, mientras miraba como las niñas corrían a abrazar a su padre, el cual con mucho gusto les correspondía.

**************************

- Tsuyoi ¿Puedes por favor parar de una maldita vez? Estas comenzando a marearme, y si sigues así vas a hacer un hoyo en el suelo -

- Pues estas en la libre libertad de largarte -

- Con mucho gusto lo haría idiota, pero le prometí a Nezuko estar aquí, así que ambos tendremos que aguantarnos -

- Oh vaya, eres un padre que cumple sus palabras - Sonrió de lado al ver al ojiamatista fruncir el ceño - Por cierto ¿Dónde está Nezuko? -

- Creó que con Kamado - Respondió sin mucho interés, pero volvió a fruncir el ceño al ver la burlesca sonrisa del ojilavanda - ¿Ahora qué Tsuyoi? -

- Bueno, digamos que Nezuko está acompañando a alguien, pero no precisamente a Sumiko -

Inmediatamente Shinazugawa giró su cabeza hacia donde apuntaba el pelidurazno, una gran molestia comenzó a recorrer su cuerpo al ver a cierto chico de ojos menta hablando muy animadamente con su hija - Ah no, eso sí que no - Fue lo que alcanzó a escuchar Sabito antes de ver como el ojiamatista se dirigía hacia la parejita con cara de pocos amigos.

- Si así se comportan con su hija de nueve años, no quiero ni imaginar cuando ella llegue a la edad de tener pretendientes - Pensó con gracia mientras veía a Sanemi discutir con el menor - Aunque algo me dice que ya tiene uno -

Mientras tanto, en otro lugar un grupo de mujeres no paraban de gritar de la emoción al ver su recién obra de arte.

- Aww, estas preciosa Sumiko-chan - Exclamó la pelirosa con un gran brillo en los ojos.

- Totalmente de acuerdo con Mitsuri, estás bellísima - La segundó la ojirojiza con una enorme sonrisa.

La ojirubí no pudo evitar sonrojarse ante los halagos que recibía en ese momento, gesto que provocó que todas soltaran otro grito.

- Es una pena que Shinobu-san no pudiera venir, me hubiera gustado mucho que estuviera aquí -

- Créeme que a ella también cielo, pero parece ser que la pequeña Kag ansiaba conocer a sus padres -

Y Ruka no mentía, pues la fecha posible de parto estaba predicha dos semanas después de la boda de la peliburdea, pero la ojimorada terminó dando a luz una semana antes del evento, por lo que ahora se encontraba en reposo junto a su hija y siendo obviamente acompañadas por su esposo.

La voz del ExPilar del Agua se escuchó tras la puerta solicitando permiso para ingresar, así que en un muto acuerdo las féminas salieron de la habitación en cuanto el joven entro, pues querían darles algo de privacidad.

- Wow, Sabito quedara completamente embelesado en cuanto te vea así - Halago el pelinegro sin dejar de mirar a la menor - Estas radiante -

- Gracias Giyuu-san, y no solo por eso, sino también por llevarme hasta el altar -

- No es nada, para mí es un privilegio que me lo hayas pedido - Con suavidad tomó las manos de la aun Kamado - Kagome-san estaría muy orgullosa de ti - Con su pulgar limpió una traviesa lagrima - No llores o todas las chicas irán tras de mi cuello por haberte arruinado el maquillaje - Vio como la chica soltaba una pequeña risa - ¿Lista? -

- Lista Giyuu-san -

Ambas personas salieron de la habitación para dirigirse hacia donde se llevaría acabo la ceremonia, en el patio de la Finca de la que fuese la Primera Pilar del Agua; todos los familiares y amigos giraron sus cabezas en cuanto una suave canción comenzó a sonar, un claro indicio de que la novia al fin hacia acto de presencia.

Y como lo había predicho Tomioka, Sabito no podía aparta la vista de la bella joven de cabellos burdeos, la cual después de algunos años al fin se convertiría en su esposa.

- Cuida mucho de ella, puesto que es la joya más valiosa de muchos - Expresó el ojiazul en cuanto le entregaba a la ojirubí a su amigo.

- Por supuesto que lo hare -

Satisfecho el ojiazul fue a tomar asiento en donde se encontraban sus hijas, quienes a pesar de su edad sabían comportase muy bien cuando la situación lo ameritaba.

La ceremonia fue precedida nada menos que por Ubuyashiki Kagaya, el cual a petición de Sumiko había accedido a hacerlo, pues a pesar de todo era hija de su difunta y amada amiga.

La celebración fue de lo más tranquila, los invitados guardando silencio mientras la pareja se recitaban sus respectivos votos, todo culmino en un vitoreo en donde por fin Kagaya declaraba a los novios marido y mujer.

Las felicitaciones no se hicieron esperar, los primeros en hacerlo fueron Uzui y sus esposas, seguidos de ellos fueron las chicas de la Finca Mariposa y así hasta legar al matrimonio Iguro, aunque antes de una felicitación el pelidurazno recibió una muy sutil y clara amenaza por parte del heterocromático.

"- Hazla derramar aunque sea una lagrima, y será lo único que harás en tu patética vida -"

A pesar de eso el ambiente estuvo lleno de algarabía, personas bailando, otros disfrutando de la comida y unos pocos tomando un excelente sake.

Aunque cuando el manto estaba por cubrir el lugar una muy hiperactiva pequeña de ojos dorados había ido hacia la mesa en el que estaba Sumiko, acercándose a ella en cuando vio como el esposo de ella se retiraba por un momento de ahí.

Así que en cuanto llegó a la mesa comenzó a tirar del kimono de la chica, logrando llamar completamente su atención.

- Oh Natsuki, eres tú - Exclamó con sorpresa al ver de quien se trataba - ¿Giyuu-san sabe que estas aquí? -

- Nop, me escabullí de mi silla para venir a verte nee-chan -

- Eso no se hace Natsuki, de segundo Giyuu-san se preocupará si no te ve - Se levantó para después intentar tomar a la niña entre sus brazos - Vamos, te llevare con él - Pero para su infortunio la niña comenzó a correr, por lo que no teniendo de otra fu tras ella - ¡Natsuki, espera! - Por un momento la perdió de vista, hasta que volvió a vislumbrarla - En este tipo de situaciones desearía aun ser una Hanyou -

Por fortuna la persecución no duró mucho, pues la ojidorada se detuvo a un lado de un enorme árbol y la cual la veía con una enorme sonrisa al ver que había logrado su cometido.

- No vuelvas a escapar así Natsuki - Comenzó a reprenderla la ahora Tsuyoi mientras se acercaba a ella a paso lento - ¿Es que querías darme un susto? -

- Nop, solo quería que vieras esto -

Algo extrañada Sumiko dirigió su vista hacia donde su pequeña hermanita apuntaba, cubriéndose la boca con ambas manos para ahogar un grito de asombro.

- Anoche soñé con una mujer muy parecida a mí - La ojirubí miró a Natsuki con los ojos muy abiertos - Por cierto, era muy bonita - Rió tras decir eso - Me pidió que te trajera aquí - Agregó mientras apuntaba a unas hermosas orquídeas azules - Dijo que lamentaba no haber estado a tu lado cuando por fin te convertiste en humana - La infante frunció un poco el ceño al no entender muy bien el significado de aquellas palabras - Me dijo también que la disculparas con Nezuko-nee-chan, aunque no entiendo por qué tendrías que hacerlo - "Tal vez porque no se despidió de ella" Pensó la mayor - Mencionó que estaba muy orgullosa de la maravillosa mujer en la que te has convertido y que de todo corazón desea que tu matrimonio este llena de dicha y felicidad -

La peliburdea cayó lentamente de rodillas al suelo mientras lagrimas comenzaba a correr por sus mejillas, eso asustó a Natsuki, por lo que inmediatamente corrió a su lado para ver qué era lo que le sucedía.

- Nee-chan ¿Por qué estas llorando? ¿Te duele algo? - Estaba por volver a hablar cuando a una cierta distancia pudo ver a su progenitor buscándola - ¡Otou-san! ¡Estoy aquí! -

En cuanto Tomioka escuchó la voz de su hija inmediatamente corrió hacia donde ella y la ojirubí se encontraban.

- Santo Cielo Natsuki, no me des estos...- La reprimenda que pensó en darle a la niña quedo a medias al escuchar los sollozos de la chica - Sumiko ¿Te encuentras bien? - Preguntó mientras se arrodillaba a un lado de ella - ¿Sumiko? -

- Estoy bien Giyuu-san, no se preocupe - Respondió con un suave murmullo mientras que con el dorso de su mano limpiaba las lágrimas que aún tenía en su rostro.

- ¿Segura? - La vio asentir, por lo que algo inseguro lo dejo pasar - Regresemos a la fiesta, de lo contrario Sabito se pondrá como loco si no te ve por ningún lado - Se puso de pie mientras tomaba la mano de la pequeña azabache - Y tu pequeña bribona, volvamos con tus hermanas o si no tendré a tu Tío Iguro detrás de mí diciéndome lo mal padre que soy -

- Tío Iguro está mal, tu eres el mejor padre de todos - Exclamó la niña muy segura de sus palabras, haciendo reír a su progenitor.

- Entonces tu serás la encargada de convencerlo de ello -

- Por supuesto que sí Otou-san, déjalo en mis manos -

Fue lo último que la ojirubí escuchó antes de perderlos completamente de vista, con lentitud se levantó de donde estaba para después acercarse a la azulada flor y sonreír con algo de melancolía al acariciar sus pétalos.

- Okaa-san, realmente hubiera deseado compartir este importante momento de mi vida contigo - Susurró sin dejar de acariciar la flor - Pero gracias a Natsuki sé que nos estas cuidando - Inconscientemente un par de lágrimas escaparon de sus bellos orbes - Gracias por este sencillo pero significante regalo - Volvió a limpiar sus lágrimas - Bien Okaa-san, tengo que regresar antes de que Sabito-san ponga todo patas arriba - Soltó una pequeña risa tras decir eso - Siempre te tendré en mi corazón y en donde quiera que te encuentres deseo que seas feliz - Comenzó a alejarse de la bella orquídea para ir en busca de su esposo, pero a mitad del camino se giró a mirar la orquídea por ultima ves - Te amo Okaa-san - Estaba por retomar su camino cuando sintió un ligero viento rozó su mejilla, tal cual como una caricia, por lo que en los labios de la peliburdea se dibujó una tierna sonrisa.

Sin más Sumiko se retiró de ahí negando con una sonrisa en su rostro al escuchar el alboro que su marido comenzaba a hacer.

En tanto una hermosa mujer de cabellera azabache y dorados orbes veía a la mayor de sus hijas irse, sintiéndose completamente satisfecha de poderla ver al fin realizada como una mujer.

"- Yo también te amo mi pequeño petirrojo, también a Nezuko, Akira, Hoshi y Natsuki - En eso su sonrisa creció un poco más - Y en especial a Giyuu -"

Con aquellas últimas palabras Kagome comenzó a desvanecerse entre pequeñas luces blancas, satisfecha de ver que sus seres queridos continuaron sus vidas en un mundo libre de demonios; las esferas de luz subían con una lentitud que cualquiera que las viera quedaría completamente hipnotizado y las cuales se combinaban con el precioso firmamento.

"Por muchas cosas que perdamos, por más que la vida nos ponga un sinfín de pruebas, tenemos que seguir viviendo, levantarnos las mismas veces que caemos, nunca rendirnos por mucho que las dificultades que se crucen en nuestro camino nos apaleen, no debemos dejar que nuestra determinación se pierda, ya que eso puede llevarnos HACIA UN NUEVO MAÑANA.

FIN

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Estimados y queridos lectores, todo principio tiene fin, así que este día concluyo con esta maravillosa historia 😭.

Quiero agradecer a cada uno de ustedes por haberla seguido de principio a fin, espero que su valioso tiempo no haya sido en vano y que hayan disfrutado de ella 😘.

Solo para aclarar, éste trama no contara con un epilogo, esa es la razón por la que este capítulo lo hizo largo al igual que el anterior.

También les comunico que me tomare un pequeño descanso y poder crear más historias como esta y las demás.

Por si alguien tiene alguna duda de las edades finales de los personajes de este capítulo, les dejo la siguiente cronología:

* Kagaya y Tengen: 24/27/28.

* Sabito, Giyuu, Sanemi y Obanai: 22/25/26.

* Kyojuro: 21/24/25.

* Mitsuri: 20/23/24.

* Shinobu: 19/22/23.

* Muichiro: 15/18/19.

* Nezuko: 5/8/9

* Akira, Hoshi y Natsuki: 0/3/4

Esperando haber podido aclarar alguna con respecto a eso, por lo que sin más que agregar les mandó un grandísimo y caluroso abrazo 🥰.

Les deseo que tengan una excelente y maravillosa mañana 🌄/ tarde ☀️/ noche 🌙.

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