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CAPÍTULO 40

- ¡¡DE NINGUNA MALDITA MANERA!! ¡¡ESO ES INAUDITO, CARAJO!! - Exclamó el Pilar del Viento completamente molesto mientras trataba de desenvainar su katana.

- Shinazugawa-san, contrólese por favor -

- ¿Controlarme, dices? - Respondió de manera irónica mientras una macabra sonrisa se dibujaba en su rostro - Pero si estoy completamente controlado Kocho, de lo contrario esa maldita basura estaría muerta en este preciso momento - Agregó mientras dicha criatura se ocultaba un poco detrás de la Primera Pilar del Agua.

La situación se encontraba de la siguiente manera; el Patrón había solicitado la presencia de todos los Pilares para que les diera a conocer una nueva adición a la Organización, la cual podría ser de bastante ayuda para la derrota definitiva de Kibutsuji Muzan.

Lo que más extraño a los cazadores es que su líder los requería en su residencia después de que el manto de la noche cubriera el lugar, todos menos a una. Todo estaba tranquilo hasta que una mujer de un peculiar kimono negro de patrones florales entró a la sala de reuniones.

Kagome inmediatamente se levantó para colocarse frente al demonio en cuanto vio como algunos habían tomado el mango de su nichirinto, preocupados y sorprendidos de que dicha criatura hubiera ingresado sin que se dieran cuanta, mientras tanto solo Iguro, Tomioka y Tsuyoi se mantuvieron en sus lugares, ya que ellos la reconocieron como la que había salvado a la Taisho.

Al ver todo eso, Ubuyashiki procedió a explicarles por qué un demonio se encontraba ahí, claro, siendo apoyado por la azabache.

Al principio siete de los once Pilares no estaba muy convencido de ello, pero gracias al testimonio de los dos Pilares del Agua y del Pilar de la Serpiente, estos terminaron aceptándolo, todos menos uno.

Esa era la principal razón de porque actualmente el peliblanco se encontraba exaltado, la ojidorada soltó un ligero suspiro, cansada más que nada de siempre lidiar con el ojiamatista.

- No te pongas en ese plan Shinazugawa, si es la petición del Patrón, hay que respetarla -

- ¡Tú cierra el pico maldito mocoso! - Exclamó irritado mientras veía al ojimenta - Esto se trata de asunto de adultos -

- Que irónico que lo digas, ya que a pesar de ello actuó con más madures - Respondió mostrando una ladina sonrisa, enervando más a Sanemi.

- Ahora veras maldito mocoso - Tensó la mandíbula a la vez que formaba un puño - Me valdrá un carajo que seas solo un escuintle -

En un parpadeo, el Shinazugawa estaba a centímetros de golpear a Muichiro, el cual lo había tomándolo con la guardia baja. En toda la habitación se escuchó el sonido de huesos romperse por impactarse con algo sólido.

Todo el lugar se cubrió de un tenso silencio, el cual era ligeramente roto por el quejido de una persona; tal persona no era otro que Shinazugawa Sanemi, este se había fracturado completamente la mano en cuanto esta se impactó sobre la barrera que la Pilar del Agua había colocado sobre el de puntas menta.

- Ya estoy harta de tus malditas rabietas - Habló la azabache mientras se dirigía al lesionado, claro, no sin antes colocarle una barrera a la médico - Primero fue por Sumiko y ahora por Tamayo-san -

- Oh, oh, Taisho-san está molesta - Pensó la pelirosa mientras miraba la escena que se formaba - Realmente espero que esto no se salga de control -

- Además, no conforme con eso, el niño bonito se abalanza sobre alguien más joven que él, eso realmente es el colmo Shinazugawa - Continuó la ojidorada.

- El colmo es que tú, maldita mujer idiota, siempre traigas a la especie enemiga a la Sede - Respondió el peliblanco sin dejar de mirar afiladamente a la chica - Tal parece que la vejez está comenzando a afectarte - Concluyó mientras una burlona sonrisa se dibujaba en su rostro.

Un fuerte estruendo rezumbó por toda la habitación, seguido de pesados pasos y culminando con un muy sonoro portazo.

- Genial ¿Y ahora qué hacemos? - Preguntó Iguro mientras miraba al resto de sus compañeros.

- No sé tú, pero en mi caso es más que obvio que me retirare a mi Finca -

- ¿Qué pasara con Shinazugawa-san, Uzui-san? - Preguntó Mitsuri mirando al maltrecho ojiamatista.

- Lo más obvio Kanroji - Expresó Rengoku en lugar del albino - Llevarlo a la Finca Mariposa para que Kocho lo atienda -

- Despues de todo, Taisho-san esta de un pésimo humor, así que tal vez no quiera ni siquiera atenderlo, además de ser ella quien le ocasiono todas esas lesiones - Agregó Sabito siendo apoyado por su amigo.

- Yo opino que lo dejemos en su Finca tal cual como esta y que ahí vea si quiere ser atendido o no -

- Tokito-kun, eso no sería muy ético de mi parte - Lo reprendió la ojimorada - Y aunque se lo haya buscado es mi deber atenderlo -

- Si ese es el caso - Ubuyashiki miró al más alto de los Pilares - Gyomei, podrías apoyar por favor a Shinobu -

- Claro que si Patrón - Respondió Himejima dirigiéndose hacia donde se encontraba el peliblanco y colocárselo en los hombros - Con su permiso -

Con una leve reverencia el mayor se retiró de ahí con la de puntas moradas siguiéndolo mientras los demás cazadores solo observaban en silencio la escena.

- Bien hijos míos - La voz de Kagaya llamó la atención de los chicos - Dadas las circunstancias, daré por terminada esta reunión - Con parsimonia se colocó de pie seguido por los demás - Sé que es algo complicado, pero espero poder contar con su colaboración y consideración hacia Tamayo, ella solo es una víctima de las circunstancias al igual que cada uno de nosotros - Los vio asentir - Y créanme que para ella fue difícil aceptar brindarnos su ayuda, pero más que por mí, Tamayo se arriesgó a aceptar solo por el inmenso cariño que le tiene a Kagome - Los dos pelinegros y el ojilavanda no podían estar más de acuerdo con él - No desaprovechemos esto, por favor -

- Con usted desee Patrón - Respondieron al unisonido, haciendo sonreír al líder de la Organización.

Tras esas últimas palabras los Pilares se fueron retirando uno a uno, dejando solo al Patrón, el cual realmente esperaba que Sanemi dejara de comportarse de una manera tan desconfiada.

**************************

El entrenamiento había dado inicio hace aproximadamente tres semanas, cada Pilar se encargaba de entrenar a los demás cazadores como ellos creían conveniente.

El orden del circuito quedo de la siguiente manera: la primera estación de correspondía nada menos que al Pilar del Sonido, este más que nada se encargaba de que los chicos adquirieran una mejor condición física, ya que al parecer no todos contaba con ella.

Shinobu era la encargada de impartir la segunda estación, ella instruía a los jóvenes en la identificación de venenos, así como también la elaboración de un antídoto para erradicarla de su cuerpo.

La tercera estación era la encargada de que los cazadores adquirieran mayor velocidad y destreza tanto de ataque como de defensa, esta era impartida por el más joven de los Pilares, el cual a pesar de que era un poco más expresivo no quitaba el hecho de ser demasiado estricto con sus discípulos.

Los pocos que lograban pasar la estación del ojimenta creían que descansarían en la siguiente, cuan equivocados estaban; con lo primero que tenían que lidiar era con la vestimenta que la pelirosa los hacia usar, la cual consistía en un rosado traje de baile y lo segundo era a los extremos estiramientos que la misma les encomendaba. Sobre decir que más de uno paso por la tortura de abrir las piernas con la ayuda de la fuerza de Mitsuri, esto con la intención de que ellos tuvieran mayor flexibilidad a la hora de una batalla.

La quinta estación, era por así decirlo, demasiado fuera de lugar; el entrenamiento costaba más que nada de que los cazadores pudieran ser capaces de atacar en direcciones poco comunes, para que esto fuera posible Iguro creyó conveniente crear una pista de obstáculos, pero no una cualquier, sino una en la que los que no lo lograban terminarla eran amarrados a ella en diversas direcciones y posiciones.

Aunque había cazadores que preferían estar con el heterocromático, ya que la sexta estación le correspondía al Pilar más agresivo de todos; este los ponía a realizar exhaustivos ejercicios a tal extremo de hacerlos desfallecer por el cansancio, pero no solo eso, los valientes que se animaban a tener un duelo con el peliblanco terminaban en muy pésimas condiciones.

Pero Shinazugawa no fue el único en exagerar, el mayor de los Pilares solo les impuso a sus discípulos tres ejercicios, los cuales a pesar de ser pocos eran realmente complicados de hacer, iniciaba con una meditación bajo la fuerte corriente de una cascada, pero si uno no terminaba mal por la fuerza era por lo extremadamente fría que esta se encontraba, después de ello a los jóvenes los esperaba tres pesados troncos, los cuales tenían que ser arrastrados a una cierta distancia y finalizaba con una inmensa y pesada roca, la cual tenían que dar una vuelta completa al ruedo del pequeño pueblo.

Rengoku era el asignado a séptima estación, fue un poco más suave que las últimas dos estaciones, pero no por ello dejaba de ser algo demandante, ya que aquí los jóvenes tenían que verse obligados a que su cuerpo pudiera resistir los cambios bruscos de temperatura.

Y el ultimo, pero no menos importante quedaron en manos de los tres Pilares del Agua, ya que de lograr la aprobación de los tres, los cazadores podrían verse completamente liberados; pero debido a la dificultad de las anteriores estaciones solo cinco chicos han logrado llegar hasta ellos.

Dos se encontraban entrenando con Tomioka, uno con Tsuyoi y los últimos dos con la mayor de los tres. Un fuerte choque de espadas rezumbó por toda la Finca de la azabache, más específicamente en el gran patio trasero.

- Respiración de Agua, Octava Postura ¡Lago de la Cascada! - Exclamó una voz femenina.

Esa técnica impacto directamente al suelo, ocasionando que el polvo se levantara por algunos minutos, la combatiente que la realizó no pudo más que chistar al ver que su oponente se encontraba ileso.

- Respiración de la Flor, Cuarta Postura ¡Hanagoromo Carmesí! - Expresó una segunda voz femenina en cuanto su compañera le brindó una apertura para atacar.

Pero para frustración de la segunda fémina, su ataque fue bloqueado por su contrincante con solo su katana.

Ambas chicas tomaron una distancia considerable, mirando a su contrincante en busca de una nueva apertura, claro, sin bajar por ningún momento la guardia.

- Vamos chicas, sé que pueden hacer algo más que eso - La pequeña sonrisa que esta tercera fémina tenía en su rostro hizo que las otras dos gruñeran levemente - Demuéstrenme lo que han aprendido en las demás estaciones - Las incitó al mismo tiempo que afianzaba el agarre de su nichirinto - ¡Vamos Sumiko y Kanao! ¡Ataquen con todo lo que tengan! -

- ¡Así será! - Exclamaron ambas cazadoras mientras se abalanzaban sobre su oponente - ¡Taisho-san/Okaa-san, le demostraremos lo fuerte que somos! -

La pelea continuó, siendo observada brevemente por Sabito e Inosuke, ya que el mayor creía prudente dejar que el ojiesmeralda tomara un respiro.

Aunque tal parece que no eran los únicos, ya que el pelinegro también optó por brindarles un pequeño descanso a Genya y Zenitsu, ambos menores miraban con asombro el duelo en el que las tres mujeres estaba enfrascadas.

- Kagome-san sigue siendo increíble - Expresó el rubio con admiración - Aunque Sumiko y Kanao tampoco se quedan atrás -

- Tienes razón Agatsuma, aunque hay que considerar que Tsuyoi es una Tsuguko y Kamado fue entrenada por la mejor Pilar de su generación – Comentó el Shinazugawa menor.

- Solo hay algo que lamento - El tono desanimado del ojidorado atrajo la atención del ojiazul.

- ¿Qué cosa Agatsuma? - Pregunto Genya algo extrañado.

- ¡Que las tres estén vistiendo pantalones! - Eso hizo que a los dos Pilares les apareciera un pequeño tic en el ojo - ¡Nos está privando de admirar sus hermosas piernas! -

Lo único que Zenitsu obtuvo fue un par de fuertes coscorrones, los cuales lo mandaron a besar el suelo, Genya no pudo más que negar con la cabeza ante lo acontecido con Agatsuma mientras Inosuke se preguntaba el como su entrenador había llegado tan rápido con el rubio.

Ambos menores dejaron de prestarle atención al aturdido chico para prestar atención al duelo de las chicas.

- Respiración de Agua, Primera Postura ¡Tajo de la Superficie! -

- Respiración de la Flor, Quinta Postura ¡Peonia de la Futilidad! -

Ambas técnicas venían de direcciones completamente opuestas, por lo que la azabache no tendría manera de esquivarlo, o eso es lo que la mayor quiso hacerles creer.

- Respiración de Agua, Tercera Postura ¡Remolino Sinuoso! -

Rápida y precisa fue la defensa de la ojidorada, permitiéndole hacer un contraataque del cual apenas las chicas fueron capaces de evadir.

Kagome miró como las menores se lanzaba una mirada determinada y asentir en respuesta, así que se preparó ante el siguiente movimiento de sus oponentes.

- Respiración de la Flor, Segunda Postura ¡Espíritu de Ciruela! -

- Respiración de Agua, Cuarta Postura ¡Golpe de Marea! -

Fue cosa de segundos para que la Taisho reaccionara antes de que la combinación de dichas técnicas le provocaran algún daño, cosa que extraño un poco a sus espectadores.

- ¡Vamos Sumiko! ¡ya la tenemos! -

- ¡Por supuesto Kanao! ¡Hagamos la siguiente combinación!

- Respiración de la Flor, Sexta Postura ¡Melocotón Giratorio! -

- Respiración de Agua, Segunda Postura ¡Rueda de Agua! -

En ese momento la azabache no veía frente suyo a las menores, sino más bien a su querida amiga Kanae y a ella misma con algunos años menos, en ese fatídico día; la distracción le costó demasiado caro la ojidorada, ya que las técnicas habían dado de lleno sobre ella, haciendo que esta cayera bruscamente al suelo.

Las chicas con las se encontraba entrenando la mayor y el resto corrieron con bastante preocupación hacia su dirección.

Obviamente las primeras en llegar fueron Sumiko y Kanao, las dos se arrodillaron a ambos lados de la aturdida Pilar del Agua.

- ¡Okaa-san! ¡Dime algo por favor! - Suplicaba la ojirubí mientras colocaba la cabeza de su madre en su regazo.

- Lo lamentamos mucho Kagome-san, no queríamos realmente lastimarla - Se disculpó la pelinegra en cuanto tomaba la mano de la mayor - Enserio lo sentimos -

Kagome dirigió su borrosa vista hacia la ojivioleta, tratando de enfocar bien de quien se trataba, pero tal parece que el aturdimiento seguía presente.

- ¿Kanae? ¿Kanae, eres tú? - Como pudo tocó la mejilla de la confundida chica - Lo siento - Acarició con suavidad el rostro de la menor - Kanae, no sabes cuánto lo siento, lamento no haber sido lo suficientemente fuerte y evitar que te fueras -

Todos los presentes se preocuparon aún más al notar como la azabache comenzaba a liberar algunos sollozos, se miraron unos a otros sin saber qué hacer para controlar la situación.

- ¿Qué hacemos? Escuchar el corazón de Kagome-san me hace querer llorar también - Comentó Zenitsu mirando a sus Superiores.

- No lo sé Agatsuma, en verdad no lo sé - Respondió el ojilavanda para después mirar a su amigo, el cual estaba igual que él.

Sumiko miró a los mayores, pensando algo que tranquilizara a su mamá, después hizo que la ojivioleta se acercara a ella y le susurrara algo al oído, tenía la esperanza que eso tuviera un resultado positivo.

- ¿Estás segura de que funcionara? - Preguntó Tsuyuri algo dudosa sin dejar de mirar a la peliburdea.

- No perdemos nada en intentarlo - Respondió Kamado mirando con pena a su madre.

Los chicos miraban el intercambio de palabras de las chicas sin tener idea alguna, bueno, excepto Zenitsu, ya que gracias a su buen oído pudo escuchar lo que la ojirubí le dijo a la pelinegra.

- Kagome-san, Kagome-san, míreme por favor - Aun con la mirada algo desorientada Kagome miró a Kanao - Por favor, ya no llore más, yo estoy bien -

- Es difícil hacerlo, me duele mucho no ayudarte aquella noche - Contestó la ojidorada con un hilo de voz, haciendo que la garganta de los presentes se les cerrara un poco - Por mi culpa perdiste la posibilidad de tener una vida tranquila al lado de Nezuko -

- Usted no tiene la culpa de nada Kagome-san - Habló con suavidad mientras ahora ella acariciaba la mejilla de la mayor - No cargue con una culpa que no le pertenece - Vio a la azabache negar levemente - Además, me consuela mucho saber que ha cuidado muy bien de mi niña, puedo descansar tranquila al ver que ha hecho un buen trabajo cuidando a mi hija -

- ¿De verdad? - Vio a la otra chica asentir - No sabes lo aliviada que estoy - Susurró lo último antes de quedarse dormida, para alivio de todos.

La peliburdea estaba por cargar a su madre cuando alguien más le había ganado, por lo que levantó la mirada y ver a la pareja de la mayor cargándola.

- Yo la llevare a su habitación - Expresó Giyuu al sentir la mirada de la ojirubí - Un favor Sabito ¿Podrías encargarte de los chicos? Aprovechare que el día se encuentra nublado para buscar a Tamayo-san y la revise -

- Ve sin cuidado Giyuu, déjamelo a mí -

Con un leve agradecimiento, el ojiazul se marchó del lugar, mientras los más jóvenes solo miraban con algo de pena a la Pilar de cabellera azabache.

**************************

Kagome sentía una gran pesadez en todo su cuerpo, algo similar a la vez que combatió contra Akaza, por lo que decidió dormir un poco más.

- ¿Cree que sea prudente decírselo? - Se escuchó preguntar una voz masculina.

- No es lo más prudente - Respondió una voz femenina - Pero ella está en todo su derecho de saberlo -

- ¿Y si reacciona de mala manera? -

- Si se lo explicamos bien, ella lo entenderá y asimilará mejor -

La cazadora frunció un poco el ceño al escuchar un par de voces platicar muy cerca de ella, ocasionando que interrumpiera su sueño, no teniendo de otra ella comenzó a abrir poco a poco los ojos para averiguar de una buena vez lo que sucedía.

- ¡¡Tamayo-sama!! Qué pasa si ella...-

- ¿Qué si yo que Yushiro? -

Ambos demonios abrieron los ojos en demasía al escuchar la tenue voz de la Taisho, así que inmediatamente giraron sus rostros para mirarla despierta con los ojos apenas abiertos.

- ¡¿Kagome-san?! ¡Qué bueno que hayas despertado! -

- Gracias Tamayo-san - Agradeció la menor mientras miraba algo extrañada la habitación - ¿Qué hacemos en mi cuarto? -

- Tomioka-san te trajo aquí después de tu entrenamiento con las chicas - Eso confundió un poco más a la ojidorada - Por lo que me pudo decir, tú fuste golpeada por el combo de técnicas de ellas, después de ello te quedaste dormida - Con mucho cuidado la médico ayudo a la chica a sentarse - ¿Qué fue lo que viste para que te distrajera del entrenamiento? - Se arrepintió de preguntar al ver como el semblante de la azabache decaía un poco -Perdón Kagome-san, si no quieres no es necesario que...-

- Vi a Kanae - Contestó la joven, interrumpiendo a la demonio - Las técnicas que mis niñas usaron hoy me hicieron recordarla, por mera casualidad del destino, Sumiko y Kanae usaron las mismas combinaciones que alguna vez Kanae y yo usamos -

Eso era más que suficiente para respuesta para Tamayo, ella de primera vio el sufrimiento de la Pilar durante los dos primeros meses de aquello.

- Aunque es lo último que recuerdo - La voz de Kagome trajo de vuelta al demonio - De ahí tengo algunas lagunas, eso y de que siento mis ojos un poco hinchados - Miró a la fémina - ¿Usted sabe algo Tamayo-san? -

- Bueno, verás Kagome-san...- La médico guardó silencio por un momento, pensando que decir precisamente - Pues... -

- Lloraste en frente de todos - Expresó el peliverde al ver que su señora no quería hacerlo - Eso fue lo que Sumiko me dijo hace una hora - Continuó mientras cruzaba sus brazos - Y que no dejabas de pedir disculpas a la tal Kanae una y otra vez -

- ¿Eso ocurrió? - Vio al joven demonio asentir - Vaya, que pena con todos ellos - Tocó levemente su cabeza en cuanto un ligero malestar se presentó, obteniendo la completa atención de Yushiro y Tamayo.

- ¿Te encuentras bien Kagome-san? -

- Solo un ligero mareo Tamayo-san, nada de qué preocuparse -

- Kagome-san, hay algo que quisiera preguntarte - La vio asentir - ¿Es la primera vez que se hace presente el mareo? -

- A decir verdad Tamayo-san, esto me ha ocurrido muy seguido este mes - Ambos demonios se dirigieron sutiles miradas - Que es el mismo tiempo que llevamos con el entrenamiento especial, así que lo asocio a las malpasadas y a la falta de sueño -

- Yo creo que es algo más que eso Kagome-san -

- ¿Qué quiere decir Tamayo-san? - Preguntó algo preocupada - ¿Es algo que afecta mi salud? - La ojidorada comenzaba a frustrarse al ver que ninguno de los dos le respondía - Santos Cielos, digan algo, no me tenga así -

Tamayo y Yushiro volvieron a mirarse, teniendo una plática sin palabras, eso hasta que la fémina asintió.

- Kagome-san, necesito que este lo más tranquila posible, lo que le voy a decir es de suma importancia ¿Sí? - Satisfecha, vio como la menor asentia - Kagome-san, lo que tú tienes no afectara negativamente a tu cuerpo - Soltó un ligero suspiro - Lo que tú padeces es...-

La azabache se llevó las manos a su boca, tratando de ahogar un grito, esto al mismo que trataba de encontrar algo para poder sobrellavar lo que su demonio favorita le acababa de mencionar.

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- Realmente espero que no haya inconveniente alguno - Pensaba la Taisho mientras esperaba a que le permitieran entrar para ver al Patrón - Después de todo, sé que ellos pueden llevar muy bien el entrenamiento especial -

- Kagome-sama - Esa infantil voz saco a la chica de sus pensamientos, mirando al pequeño pelinegro a su lado - Mi padre la recibirá ahora -

- Muchas gracias Kiriya-san -

- No hay nada de que agradecer Kagome-sama - Se giró tras decir aquellas palabras - Por favor sígame -

Ambos comenzaron a caminar hacia a sala de reuniones sumergidos en un cómodo silencio, en cuanto llegaron a su destino, Kiriya se despidió con una pequeña reverencia, en cuanto la ojidorada perdió de vista al menor procedió a entrar al cuarto en cuanto escuchó un "Adelante" después de haber golpeado suavemente la puerta.

- Buenas noches Kagaya - Saludó la Pilar en cuanto se encontró frente al pelinegro - Lamento venir a estas horas -

- Buenas noches Kagome y no hay nada de que disculparse, sabes que siempre tendré tiempo para cualquiera de ustedes - Respondió con una ligera sonrisa - ¿Qué es lo que necesitas? -

- Lo que te voy a decir es de suma importancia, así que por favor déjame hablar solo a mí ¿Sí? - El Patrón asintió algo intrigado por la seriedad de la Pilar - Verás...-

La ojidorada habla y habla con un máximo de detalles, mientras el pelinegro solo asentia ante cada palabra dicha; la plática duró aproximadamente dos horas, en cuanto la chica dejo de hablar la habitación se sumió en un completo silencio.

- ¿Y que harás al respecto Kagome? - Kagaya rompió el silencio - Por lo que me acabas de decir, la situación es bastante delicada -

- Para serle sincera, al principio tampoco tenía ni idea de lo que haría después, pero tras un rato de haber hablado con Tamayo-san se me vino una idea -

- La cual es otra de las razones por las que estas aquí ¿No? -

- Así es Kagaya - Soltó un ligero suspiro - Y créeme que me costó mucho tomar esta decisión -

- Antes de que me lo digas ¿Quién más sabe sobre esto? -

- Tamayo-san y Yushiro, lógicamente - Rio un poco - Ya que ellos fueron quienes me lo hicieron saber -

- Ya veo - Susurró Ubuyashiki - Vas a decírselo a Sumiko ¿O me equivoco? -

- Por supuesto, a ella más que nadie es que la tengo contemplada con lo que voy hacer - Respondió sin dejarlo de mirar al rostro - Aprovechare que los avistamientos de demonios han disminuido, esto con tal de no afectar tanto a la Organización -

Desde la muerte de la Cuarta y Quinta Lunas Superiores las misiones no han requerido de los Pilares para encargarse de las misiones, es por ello que se había optado por llevar acabo el entrenamiento especial, del cual la Taisho penosamente tendrá que desistir.

- Si crees que es lo ideal, tienes mi permiso para hacerlo -

- Realmente te lo agradezco mucho Kagaya - Agradeció con una pequeña sonrisa - Cualquier cosa que llegues a necesitar házmela saber con Matsuemon - Soltó una risita al ver al pelinegro ladear un poco la cabeza - Es el cuervo de mi hija -

- ¿Y por qué no con Kuro? -

- Bueno, digamos que mi fiel compañero y amigo últimamente es pésimo para mantener secretos, así que no me quiero arriesgar a que alguien sepa de mis planes -

- Y qué mejor que el cuervo de Sumiko para hacer ese trabajo ¿No? -

- A pesar de ser un grosero con mi hija, no quita el hecho de ser lo bastante confiable para ello -

Ambos chicos se levantaron del tatami para después dirigirse hacia la puerta principal, llegando a su destino un par de minutos después.

- Cualquier cosa, sabes que puedes contar conmigo - Expresó el Patrón mientras abrazaba a la azabache - Cuídate mucho -

- Igualmente Kagaya - Respondió la fémina regresando gustosamente el gesto - Nos vemos después - Tras esas ultima palabras Kagome rompió el abrazo para después dirigirse a su Finca, preparándose para poder hablar con su pequeño petirrojo.

**************************

Kagome no paraba de acariciar con cariño la burdea cabellera de su hija, la cual la tenía encerrada en un muy fuerte abrazo.

Despues de llegar de la residencia Ubuyashiki, la ojidorada habló con la ojirubí; la menor pasó por un sinfín de emociones, aunque la inicial sorpresa fue remplazada por una firme determinación

- Muchas gracias por ayudarme, cariño - Susurró la azabache sin dejar de acariciar a la menor - Y lamento mucho que no puedas ver a Sabito por un tiempo - Sonrió un poco al sentir como la peliburdea se separaba de ella para mirarla con asombro - ¿Suceda algo, cariño? -

- ¡¿Acabas de llamar a Sabito-san por su nombre?! - Mencionó aun con la sorpresa en su rostro.

- Tarde o temprano tenía que hacerlo, ya que teóricamente estamos hablando de lo que sería mi futuro yerno -

- ¡¡OKAA-SAN!! No digas esas cosas tan penosas - Reclamó mientras volvía a abrazar a la mayor - Aun me cuesta un poco acostumbrarme a ello -

- De acuerdo, cielo, tratare de no volverlo hacer - Colocó un pequeño beso en la mata burdea, haciendo sonreír un poco a la chica - Muchas gracias Sumiko -

- ¿Por qué Okaa-san? - Cuestionó mientras aun disfrutaba de las caricias de la ojidorada.

- Por ayudarme y siempre estar conmigo en los precisos momentos -

- Eso es algo que nunca debes de dudar Okaa-san, estaré contigo así tenga que ir al mismísimo infierno, nunca de los nunca te dejare sola -

- Realmente esperemos no llegar hasta ese punto - Oyó a Sumiko soltar una ligera risa - Recuerda mi querido petirrojo, tú y Nezuko son lo que más amo en este mundo -

- Ambas sabemos que así es Okaa-san, al igual que también te amamos con todo nuestro ser -

Es así como otro día terminaba, con la hermosa estampa de madre e hija bajo el manto del infinito firmamento.

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Muy buenas lectores, tarde nero seguro, les traigo ante ustedes el capítulo 40 😊.

Una disculpa por el retraso, es sólo que apenas estoy procesando el final del Arco del Distrito Rojo, realmente quedé muy impactada 🤩😍🥰.

Espero que este capítulo sea de su total sagrado y que su valioso tiempo leyendola sea aprovechado.

Sin más que decir les mando un muy fuerte y caluroso abrazo 😉.

Que tengan una excelente mañana 🌄/ tarde ☀️/ noche 🌙.

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