CAPÍTULO 35
- Maldito Haganezuka, mira que mandarme a mí a hacer sus estúpidos encargos - Refunfuñaba una infantil voz mientras pateaba una pequeña piedra que se atravesó en su camino - ¿Qué se cree que soy? ¿Piensa que no tengo mejores cosas que hacer? -
Tan concentrado estaba el chico con su rabieta que termino por chocar con alguien, la cual también venia un poco distraída mirando los alrededores. Pero como esta persona era más alta que el niño, este terminó cayendo de un sentón al duro suelo.
- Por un demonio, fíjate por donde caminas pedazo de...- El reclamó quedo a medias cuando el menor miraba al "culpable" de su caída - No puede ser posible, es...es... - El rostro de enojo que este portaba cambio rápidamente a una de alegría - ¡¡Kagome-san!! -
- Un gusto volverte a ver Koketsu - Efectivamente, se trataba de la azabache - Perdón por haberte ...-
Ni siquiera la Pilar tuvo tiempo de disculparse cuando el menor se lanzó sobre ella, haciendo que esta vez ella cayera al suelo, pero no le dio importancia al ver lo contento que se encontraba el menor, por lo que acarició con suavidad los oscuros cabellos que sobresalían de su máscara Hyottoko.
- Es bueno verla por aquí Kagome-san - Exclamó el menor sin dejar de abrazar a la ojidorada - Me acaba de mejorar mi maldito día -
- Ese vocabulario Koketsu - Lo reprendió con suavidad - ¿En que habíamos quedado la última vez? -
- Lo siento Kagome-san - Tras disculparse se levantó para después ayudar a la mayor hacer lo mismo - Pero es que el imbécil de Haganezuka siempre me saca de quicio -
- Koketsu... - Oyó al niño disculparse nuevamente - Por cierto, cuando te refieres a Haganezuka te refieres a...-
- A Hotaru, quien más - Soltó un ligero bufido - Usted y Tora-san son a las únicas a las que les hablo con respeto - Coloco un dedo en su mentón - Y también a Tecchikawahara-san - El respeto se podía apreciar en la voz del menor ante la mención del jefe de la Villa.
- ¿Y hacia donde te dirigías Koketsu? -
- Ni me lo hubiera recordado Kagome-san - La Taisho soltó una pequeña risita por el tono de molestia del pelinegro - El idiota de Haganezuka me obligó a recoger unas empuñaduras que encargó hace una semana - A pesar que la máscara de este le impedía ver el rostro, la cazadora se percató del puchero que este hacia - Tal vez eso no me molestaría si no fuera por el hecho de que el imbécil solo se encuentra comiendo sus estúpidas golosinas -
- Tal parece que Haganezuka no cambiara ni por que vuelva a nacer - Pensó con resignación - Oye Koketsu - Logró captar la atención del niño - Con mucho gusto puedo acompañarte -
- ¿Enserio? - La vio asentir, pero frunció levemente el ceño - Pero no quisiera causarle ninguna molestia Kagome-san -
- Para nada, así aprovecho de dar la vuelta antes de ir con Tora -
- ¿De verdad no tiene ninguna prisa? - La vio negar, ocasionando que la alegría recorriera por completo su cuerpo - ¡¡Qué bien!! -
Inmediatamente Koketsu tomó con fuerza la mano de la ojidorada para así ambos comenzaran a caminar, esta acción solo provoco que una sonrisa tierna se plasmará en el rostro de la chica, ya que a pesar de las responsabilidades que el pelinegro tenía sobre sus hombros no quitaba el hecho de que aún era un niño.
**************************
Después de terminar sus pendientes, el pequeño Koketsu convenció a la ojidorada de visitar a la máxima autoridad de la Villa; la Pilar trato de negarse a eso, pero la insistencia del menor fue más que suficiente para llevarla a la residencia del mayor.
Por lo que en este preciso momento la azabache se encontraba degustando una humeante taza de té mientras tenía una pequeña platica con el jefe de dicha villa y acariciaba los cabellos de un dormido Koketsu, quien usaba el regazo de la chica como almohada.
- Es bueno tenerte por estos rumbos Kagome - Tras decir eso, el mayor miro al dormido niño - Y tal parece que no solo yo está a gusto con tu visita - Mencionó refiriéndose a la tenue sonrisa que podía vislumbrarse del rostro del menor - ¿Puedo saber el motivo de ello? -
- Bueno, vine más que nada para ver si Tora puede darle mantenimiento a mi nichirinto - Le extraño un poco el suspiro que el pequeño hombre había liberado tras su máscara - ¿Sucede algo Tecchikawahara-san? -
- Como te lo digo - Se masajeo con suavidad su antebrazo, intrigando un poco más a la azabache - Veras, Tora...-
- ¡¿Cómo que Tora no se encuentra en la Villa?! - Exclamó Kagome con incredulidad tras escuchar las palabras del jefe de la Villa - Pido una disculpa Tecchikawahara-san - Se disculpó con pena, después miro al pelinegro, quien por suerte aún seguía dormido - Tal parece que Koketsu tiene muy pesado el sueño - Pensó con algo de gracia, tras mirar al niño dirigió nuevamente su atención al mayor.
- No te preocupes mi niña, comprendo muy bien tu consternación - Respondió el pequeño anciano - Tora fue a entregar una nichirinto, pero si te consuela ella debería regresar a más tardar mañana al mediodía -
- ¿De verdad? - Vio al mayor asentir - Por supuesto que eso me consuela mucho Tecchikawahara-san - Se puso de pie tras haber dejado a Koketsu con suavidad sobre el tatami, para después acercarse al líder de la Villa - ¿Me da permiso de abrazarlo? -
- Tú nunca cambias Kagome - Soltó una pequeña risita - Sabes de antemano que no necesitas permiso para eso -
La Taisho no espero mucho para apresar al mayor en un fuerte abrazo, siendo gratamente correspondida por el mismo, estuvo un par de minutos así hasta que la misma cazadora rompió el abrazo para así volver a sentarse.
- Mandare a uno de los muchachos que te prepare una habitación para que puedas descansar ¿De acuerdo? - La vio asentir para luego mirar al menor - Le pediré a alguien que se encargue de Koketsu -
- No se preocupe por eso Tecchikawahara-san, Koketsu puede dormir conmigo - Notó al mayor algo indeciso - Vamos Tecchikawahara-san, ni que fuera la primera vez que hago eso -
- Bien, bien, olvidaba lo insistente que eres - Expresó de manera juguetona mientras miraba a la Pilar cargar al menor - Así que no tengo de otra más que acceder a ello -
- Se lo agradezco mucho - Miró como el anciano se ponía de pie y le daba indicaciones a uno de los tantos chicos que se encontraban en los alrededores.
Solo fue cuestión de veinte minutos para que Kagome contara con una preparada habitación, sin más se despidió del mayor para emprender camino hacia su cuarto con el pequeño pelinegro entre sus brazos.
**************************
- Por fin en casa - Pronunció una madura pero femenina voz - Nunca me imaginé que la entrega fuera en un lugar bastante retirado -
Dicha fémina colocó su sombrero en la mesa, provocando que las campanillas florales que lo adornaban emitieran un agradable sonido, al mismo tiempo que su largo y oscuro cabello cayera tras su espalda; estaba por quitarse por un rato su máscara Hyottoko cuando un suave golpeteo en la puerta la detuvieron.
Esta pretendía ignorar el sonido, pero al ver que quien fuera que la buscara no dejaría de estarla fastidiando, no tuvo de otra más que averiguar de quien rayos se trataba.
- Por el momento me encuentro indispuesta, así que...- La mujer no pudo continuar con su discurso al mirar con asombro a una muy familiar persona.
- Muy buenas tardes Tora, es bueno ver que te encuentres bien - Expresó una suave voz - ¿Podrías dejarme pasar? -
Aun un poco en shock, la pelinegra se hizo a un lado para permitir a su inesperada visita el ingreso a su hogar. Un poco más recuperada Tora cerró la puerta para después sentarse frente a la chica.
- Miren nada más lo que el viento ha traído a mi humilde hogar - Fueron las primeras palabras que salieron de la pelinegra después de haber salido de su estupor - La mejor Pilar de su generación, Taisho Kagome, Pilar del Agua -
En efecto, se trataba nada menos de la azabache, la cual la había estado en uno de los tantos árboles que rodean la cabaña de la herrera a espera de ella.
- ¿No crees que estas exagerando Tora? - Soltó una pequeña risa, siendo seguida por la mayor.
- Eso dímelo tú, yo no soy quien se volvió Pilar a los doce años - Respondió de manera graciosa.
- Siempre exagerando las cosas - Negó con suavidad - No olvides que ya no soy la única Pilar del Agua - Comentó haciendo referencia a Giyuu y Sabito.
- Cierto, cierto, está el chico de cabellos alborotados y el chico de cabellera de color peculiar -
- Tora, ellos tienen nombres, por algo se les dio una al momento de nacer -
- Y tu deberías saber que es algo que me da igual - Respondió de forma desinteresara.
- Con ese tipo de contestaciones te pareces más a tu hermano -
- ¿Bromeas verdad? Ese idiota ya quisiera parecerse un poco a mí - Se hizo la ofendida al escuchar a la ojidorada reír, pero al final también terminó riéndose - Bueno ¿A que debo tu maravillosa visita? -
- Siempre tan directa Tora - Escuchó a la pelinegra soltar un divertido bufido - Quería saber si podría darle mantenimiento a mi nichirinto -
- Haber déjame verla -
La Taisho inmediatamente sacó su katana de la funda para dársela a la mayor; en cuanto la tuvo en sus manos, Tora comenzó a examinarla de manera detallada, centímetro por centímetro, estuvo así por aproximadamente diez minutos, dejando el arma sobre el tatami tras terminar de inspeccionarla.
- La nichirinto está algo astillada, pero fuera de todo eso se ve que haz seguido al pie de la letra las recomendaciones que te di para que perdurada un poco más -
- Entonces ¿Sí le dará mantenimiento a mi arma? - La vio asentir - Eso es magnífico, sabía que podía contar contigo -
- Obviamente, no por nada soy una de los pocos forjadores femeninos y además la mejor de ese grupo -
- La modestia ante todo ¿Verdad? - Dijo de forma burlesca haciendo reír a la pelinegra - ¿Cuándo la tendrías lista Tora? -
- Solo por tratarse de ti me esforzare para que la tengas mañana antes del atardecer -
- ¿Mañana al atardecer? Eso es perfecto, eres en verdad grandiosa Tora -
- Todo sea para que mi cazadora favorita no se encuentre indefensa - Puso un dedo sobre su máscara Hyottoko - Aunque sinceramente de indefensa no tienes nada, ya que eres de las pocas personas que puede mantener a raya al idiota de mi hermano -
- Hay veces que ciertamente me pregunto si ustedes dos realmente son hermanos - Expresó refiriéndose a la "cariñosa" manera en que la mayor nombraba al otro Haganezuka.
- Para mí desgracia sí, pero bueno, ya estoy resignada a ello - Para darle dramatismo a su comentario colocó el dorso de su mano en la frente - Pobre de mí linda persona -
- Tora ¿De pura casualidad no se te ha pasado por la mente ser la cuarta esposa de Tengen? Digo los dos son igual de dramáticos -
- Brincos diera el imbécil ese, primero me dejo comer por un demonio antes de formar parte del harem de ese idiota extravagante - Exclamó muy ofendida - Ahora tendrás que compensar tu insulto -
- ¿Qué te parece dos cajas repletas de sakura mochi para enmendar mi falta? -
- Que sean cuatro, con eso hasta te permitiré que me imagines casada con el estúpido ese y hasta con tres hijos -
Kagome no pudo negar divertida mientras miraba a la pelinegra esperar con anhelo sus golosinas favoritas, tal parecía que los Haganezuka compartía sin lugar a dudas el amor por lo dulce.
**************************
- ¿En dónde se habrá metido Koketsu? Claramente me dijo que me estaría esperando en este punto - La Pilar soltó un suspiro cansado.
Después de platicar un poco más con su herrera, Kagome decidió ir al lugar en donde el menor la había citado, pero al no encontrarlo se propuso en ir en su búsqueda, ya que, aunque podría ser algo inquieto él era más responsable que la mayoría de los adultos.
La azabache estuvo así por al menos una media hora, estaba por regresar a la Villa cuando no muy lejos de ahí logró escuchar una discusión, apretó su paso al reconocer la voz de Koketsu; lo que vio al llegar con el menor la hizo molestarse mucho.
El pequeño de la máscara Hyottoko tenía sus manos en el abdomen, tratando de mitigar un poco el dolor que su agresor le había propinado al mismo que miraba a dicha persona con bastante coraje tras tener levemente descubierta su cara.
- Aunque me tortures, no dejare que alguien como tú obtenga esta llave - Exclamó con molestia el pequeño pelinegro - La única digna de usarlo es Kagome-san - Afianzó más dicho objeto en su mano derecha - Por muy Pilar que seas, no mereces ni siquiera que lo veas -
Efectivamente, el agresor de Koketsu era un Pilar, se podría decir que el más joven de los once, Tokito Muichiro, el Pilar de la Niebla.
- Mira, no me interesa quien es esta tal Hikome o como se llame - Respondió manera inexpresiva - Pero de una u otra manera tendré en mi poder la llave - Extendió su mano hacia el menor - Así que entrégamela por las buenas o no me hago responsable de mis actos - Lo único que obtuvo como respuesta fue un manotazo - Con que lo prefieres por las malas, eh -
Koketsu no pudo hacer más que encogerse ante el azote que el de puntas mentas estaba por dirigirle, pero abrió poco a poco los ojos al no recibir dicho golpe, y cuando descubrió la razón, su alegría no podía ser mayor.
- Tal parece que no te enseñaron a respetar a la gente Tokito - Expresó con fingido pesar la ojidorada - Es una verdadera pena -
Mientras tanto, el mencionado chico trataba de librarse del agarre que la mayor tenía sobre su brazo izquierdo, aunque fue completamente inútil, ya que al parecer la mujer tenía más fuerza que él.
- ¿Y tú quién te crees que eres mujer? - Cuestionó el ojimenta tratando nuevamente de soltarse de la chica, claro, sin éxito - Tal parece que tú tampoco sabes respetar a tus superiores -
- Creo conveniente corregir eso de su pérdida de memoria - Kagome sopesó esa idea mientras miraba al menor - Pues si nos vamos a rangos, entonces tú eres el que debería respetarme -
- ¿Y por qué lo haría según tú? -
- ¡¿Cómo que por qué?! Todos en la Villa de los Herreros lo saben, hasta yo maldito cabeza de alga - Koketsu se cohibió un poco al ser reprimido por la azabache tan solo con la mirada - ¡Ella es nada menos que Taisho Kagome-san! ¡Es una de las primeras cazadoras en formar parte de los Pilares! - Expresó con indignación - Solo una persona tonta como tu puede ignorar eso -
Muichiro miró con detenimiento a la Taisho, tratando de buscar en lo más profundo de sus memorias para ver si la recordaba de algo, pero nada, no se le hacía conocida de nada.
- Solo dices una sarta de tonterías mocoso - Volvió hablar el ojimenta mirando al pelinegro - Esta insignificante mujer no puede ser una Pilar - "Pero que maleducado" Pensó la mayor - Y te lo demostraré en este preciso momento -
El joven Pilar rápidamente dirigió un fuerte codazo al abdomen de la ojidorada, pero como era de esperarse no pudo concluir esa acción debido a los excelentes reflejos de esta, la cual con su otra mano detuvo el golpe.
Koketsu no pudo evitar contener una pequeña risita ante la situación del de puntas mentas, ya que por primera vez desde que se lo había topado apreció un sonrojo en el rostro de este; aunque no era para menos, ya que el joven Pilar tenía toda su cara reposando en le generoso busto de la mayor.
Pero gracias a esa vergonzosa posición Muichiro tuvo un ligero flashback, en el que se veía así mismo en una similar situación, con la única diferencia que parecía tener algunos años menos.
- Tokito - El mencionado fue devuelto a la realidad ante la voz de la chica - Sino te calmas de una vez, me obligaras a hacer algo que no quiero -
- Como si realmente pudieras hacerlo mujer - Respondió el ojimenta con su mismo tono de siempre - En cuanto me encargue de ti iré por ese mocoso in...-
Ni oportunidad alguna tuvo el de puntas menta en terminar su amenaza, ya que la azabache lo mando a dormir con un certero punto de presión, la velocidad de tal movimiento fue demasiado como para que el pequeño de la máscara Hyottoko siquiera pudiera verlo.
- A eso le llamo yo estar a otro nivel - Halagó Koketsu en cuanto se acercó a la mayor con el inconsciente Pilar - Eso es lo que se ganó el idiota cabeza de alga por haberla subestimado - Dijo con satisfacción mirando al chico que lo había molestado anteriormente.
- Koketsu, no deberías de sentirte de esa manera, después de todo es una persona con sentimientos -
- Ese chico ni sentimientos ha de tener - Refutó mirando con el ceño fruncido a Tokito - Ni siquiera se lo pensó dos veces para golpearme -
- Como sea - La ojidorada soltó un ligero suspiro - Voy a llevar a Tokito a la Villa y buscar que alguien se encargue de él - Miro un momento al mencionado joven para después regresar su atención al pelinegro - Mientras tanto espérame en este lugar, prometo no tardarme mucho -
- Eso no es justo - Se quejó - Tengo una idea mucho mejor, que tal si lo deja por ahí botado para que uno de los aldeanos lo encuentre - Expresó de forma algo maliciosa - De esa forma usted se ahorra el viaje - Su expresión cambio inmediatamente a una apenada al ver la molesta mirada de la mayor - Yo solo quería darle una opción, si no quiere puede dejarla de lado -
- Gracias, pero no gracias por el consejo - Se acomodó mejor al chico en sus brazos - Tú solo espérame aquí ¿De acuerdo? - Estuvo satisfecha al verlo asentir - Verás que no me tardare mucho -
Con esas últimas palabras, Kagome emprendió carrera siendo observada por Koketsu, el cual se encontraba algo celoso del ojimenta, culpándolo de robarle algo de atención de la Pilar de ojos dorados.
**************************
- ¿Con que por eso Tokito quería la llave? - Susurró la Pilar para sí misma - Aunque de todas maneras la forma en como quería obtenerla no era la correcta -
Tal como lo había prometido, la azabache regresó en menos de una hora con Koketsu, ni siquiera pudo quedarse de pie un momento cuando este la había arrastrado a otro punto del bosque; quiso preguntarle hacia donde se dirigían, pero no lo hizo al sentir la emoción del menor emerger de su cuerpo, así que opto solo por dejarse llevar.
Por fortuna el recorrido duró aproximadamente diez minutos, en cuanto llegaron el pelinegro la soltó para dirigirse hacia unos arbustos y sacar algo que llamó completamente su atención.
Frente a ella esta una enorme muñeca, buen, tal vez estaba exagerando, dicho objeto solo era unos cuantos centímetros más alto que ella, miró con suma atención los tres pares de brazo que esta tenía con una katana en cada una de ellas.
Pero eso no era lo que la tenía tan pensativa, era más bien la apariencia de esta, por alguna extraña razón sentía que lo conocía de algún lado, solo que no recordaba de dónde.
- ¿Qué le parece Kagome-san? - La voz del menor sacó a la ojidorada de sus pensamientos - Tal vez usted no necesite mucho de ella, pero de cualquier forma quería mostrárselo - Expresó con emoción - Le presento la muñeca de entrenamiento Zeroshiki Yoriichi - El menor palmeó la muñeca - Vamos Kagome-san, acérquese para que la aprecie mejor -
La Pilar le tomó la palabra a Koketsu, con suma lentitud fue acercándose a dicho objeto mientras el menor se hacía a un lado para que esta tuviera mejor acceso; a pensar de la chica admitía que "Zeroshiki" se veía más imponente, ese mirar serio le daba un toque único, y a pesar de encontrarse dañado del ojo izquierdo todo lo demás se encontraba en perfectas condiciones.
Su asombró no pudo ser mayor al mirar la parte que conformaba las orejas, surgiéndole en ese mismo instante una y mil preguntas.
- ¿A poco no es genial Kagome-san? -Preguntó el chico completamente ajeno a las reacciones de la mujer.
- Claro, muy genial - Respondió sin dejar de mirar a "Zeroshiki" - Por cierto Koketsu ¿El diseño de la muñeca fue basado al azar o por alguien real? -
- Veamos, creó que mi difunto padre me platicó un poco de ello - Dijo mientras colocaba una mano a su mentón - Si no mal recuerdo, este amigo... - Palmeó dicho objeto al acercarse nuevamente a él - Fue creado a semejanza de un espadachín de carne y hueso - Guardó silencio por un instante - También me había mencionado que se le adaptaron seis brazos con el fin de imitar los movimientos de este - Eso causo más curiosidad en la Taisho - Tal parece que se trataba del mejor guerrero de su época -
- Por mera curiosidad ¿En qué tiempo fue creada? -
- Creó que esta muñeca data de la era Sengoku, o para ser más certeros, trescientos años de vida - Volvió a dirigir su atención a la azabache - Bueno Kagome-san, menos charla y más acción - La mencionada no pudo evitar alzar una ceja ante el comentario de este - Puede entrenar con ella a modo de distracción hasta que Tora-san tenga lista su nichirinto -
- ¿Estás seguro d ello Koketsu? Es que no vaya a ser la de malas y termine rompiéndola si llegó a sobrepasarme un poco -
- Despreocúpese Kagome-san, estoy más que consiente de que eso puede suceder ya que usted es muy fuerte - Respondió con admiración - A decir verdad, prefiero mil veces que sea usted y no el creído Pilar cabeza de alga - Escuchó a la mayor soltar una pequeña risa - Alguien digno de practicar con esa muñeca no podía encontrar -
La ojidorada terminó cediendo ante la insistencia de Koketsu, después de todo, este se había atrevido a hacerle frente al Pilar de la Niebla con tal de poder llevar a cabo este lindo y tierno gesto.
**************************
- Wow, quedo como nueva - Exclamó Kagome con asombro mientras miraba su ya restaurada nichirinto - No cabe duda de que eres la mejor Tora -
- Dime algo que no sepa - Se jaco la pelinegra - Después de todo siempre entrego impecables todos mis trabajos - Ambas mujeres rieron ante ese comentario - Por cierto ¿De quién es esa katana que traes ahí? - Preguntó con curiosidad mientras veía la negra funda al lado de la cazadora.
- Que bueno que lo preguntas Tora, esto... - Colocó dicho objeto en medio de ellas - Se encontraba dentro de la muñeca de batalla que amablemente Koketsu puso a mi disposición, y abusando de ti quería saber si también puedes repararla -
- Depende de lo muy dañada que este, permítemela un momento - Con mucho cuidado recibió dicho objeto y soltar un silbido al desenvainarla - Esta katana sí que está bastante oxidada, debió de estar demasiado tiempo dentro de la muñeca -
- Trescientos años para ser exacta - Pensó la ojidorada con gracia - Entonces ¿Crees que no tenga ningún arreglo? -
- Yo nunca dije eso, puedo echar mano de un estilo de pulido que ha trascendido en mi familia por varias generaciones -Respondió mientras guardaba la oxidada arma
- Eso es maravilloso - Expresó la Taisho con alegría - ¿Para cuándo la tendrás lista? -
- Normalmente este pulido se lleva tres días con sus respectivas noches, pero después de que ayer dejarás mi taller me llegaron otros cinco pedidos más - Dijo con algo de pena - Hablándote sinceramente, esta nichirinto la tendría completamente lista en un mes - Guardó silencio al ver a la Pilar algo pensativa - Pero si realmete te urge... -
- No te preocupes Tora, puedo esperar, no quisiera atrasar tu trabajo - Dibujó una pequeña sonrisa tras decir eso - De cualquier forma, agradezco mucho que puedas hacerme el favor -
- Deja de decir esas cosas, o vas hacerme sonrojar - Bromeó la de la máscara Hyottoko - Entonces quedamos de esa forma ¿De acuerdo? Cualquier cosa no dudes en enviarme a tu cuervo - La vio asentir - Me imagino que partirás hoy a tu Finca ¿No? -
- Lo hare mañana, quiero relajarme un poco en las aguas termales - Respondió mientras se colocaba de pie, siendo seguida por la mayor - Aunque contigo me despido de una vez ya que posiblemente no te vuelva a ver -
- Te diría que te fueras con cuidado, pero creo que eso está de más - La azabache rio un poco por dichas palabras - Lo que mejor quedaría es decirte que no te metas en problemas -
- ¿Quién me crees? ¿Shinazugawa Sanemi? Por favor - Fingió indignación - Pero si eso te deja tranquila entonces tratare de no meterme en ningún problema -
- La próxima vez que vengas no se te vayan a olvidar mis sakura mochis ¿Eh? -
- Descuida, yo nunca falto a mi palabra -
- Más te vale -
Sin más, la Pilar se retiró de ahí no sin antes darle un fuerte abrazo a la mayor; Tora solo espero un par de minutos antes de girarse para entrar a su taller, aunque se detuvo un momento para palmear con algo de fuerza su cuello, ya que había sentido un ligero pique pensando que tal vez se trataba de un muy molesto mosquito.
Lo que ella desconocía es que no se trataba de ningún insecto, era más bien un fragmento de vidrio el responsable de dicha picazón, el cual ocasiono dicha sensación al ingresar a su cuerpo; todo eso ocasionado por cierta Pilar/Miko de ojos dorados, quien reanudó su camino al haber logrado con éxito su objetivo.
- Bien, Tora ya está, ahora a hacer lo mismo con el resto de los habitantes - Pensó con determinación - Prefiero pecar de exagerada que lamentarme por no haber evitado alguna tragedia -
Con ese último pensamiento, la Taisho se dirigió muy decidida a la Villapara así realizar lo mismo que había hecho con su querida forjadora.
**************************
Hola, hola mis queridos lectores, les traigo ante ustedes el capítulo 35, espero sea de su total agrado 😉.
Les agradezco mucho que me sigan la historia, eso es algo que me motiva a seguir escribiendo 🥰.
Este final de año espero que los disfruten en compañia de todos sus seres queridos y que el siguiente 2022 sea lleno de prosperidad y salud 😘🥰.
Les mando un fuerte y caluroso abrazo 😊.
Les deseo de todo corazón qie todos sus propósitos se hagan realidad.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro