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CAPÍTULO 32 (+18)

Giyuu se encontraba algo nervioso mientras esperaba a la mayor por el susodicho té, no podía evitarlo, debido a que apenas había recordado que las hijas de la Pilar se encontraban en la Finca Rengoku, haciendo que ambos fueran los únicos en ese lugar.

Y es que desde hace unos días ha tenido uno que otro sueño húmedo, en donde los principales protagonistas eran él y la ojidorada; precisamente este momento y esta situación se parecía bastante a uno de ellos, por lo que temía que su "amiguito" lo pusiera en una situación embarazosa.

Tan ensimismado estaba en sus pensamientos que no se percató del regreso de Kagome, la cual venía con mucho cuidado con una bandeja con las tazas que contenían la caliente bebida, esto junto a un pequeño plato con galletas de arroz.

- Lamento un poco la demora Giyuu - Esa suave voz hizo que sin querer el ojiazul se sobresaltara un poco, por suerte la chica no lo notó - El agua tardo un poco en hervir -

- Descuide, ni siquiera sentí que se tardara - Con gusto acepto la taza que la azabache le ofrecía - Esto sabe muy bien ¿De qué es? - Preguntó tras haber dado un sorbo a su taza.

- Es una infusión de lavanda y manzanilla, me alegra mucho que te guste - Respondió con una sonrisa, provocando que el pelinegro se sonrojara.

Estuvieron platicando de cosas triviales, así como también de algunas anécdotas que habían tenido en sus misiones.

Pero no solo de eso, sino también de cierta atracción que se podía percibir entre Sabito y Sumiko, bueno, eso más bien lo comento la Taisho, ya que al parecer Tomioka ni siquiera se había percatado de ello, por lo que su rostro no cabía de la sorpresa.

- ¿Y usted qué opina de ello? ¿Le permitiría a Sabito salir con su hija? -

- Bueno, te voy a ser sincera, al principio no me agradaba mucho la idea -

- Por la edad ¿No? - La vio negar - ¿Entonces? -

- Al ser ella una Hanyou, temía que él le recriminara eso - Miró su vacía taza - Quería esperar hasta poder encontrar una forma para que ella recupere por completo su humanidad, entonces así, mi niña podrá disfrutar plenamente esa etapa de su vida -

En parte Kagome se sentía un poco culpable por la actual condición de la menor, a pesar de querer evitar la completa transformación sus poderes no fueron lo suficientemente fuertes para lograrlo, por lo que al recordar eso apretó con un poco más de fuerza la taza, gesto que su pareja pudo notarlo.

La chica se sobresaltó un poco al sentir como sus manos eran cubiertas por unas más grandes, por lo que levantó su cabeza solo para encontrarse con la suave mirada del chico.

- Sabito podría ser cualquier cosa, pero menos un patán - Acarició con lentitud las manos de la mayor - Apostaría mi vida en que él nunca le haría algo así a Sumiko, así que no tendría nada de porque preocuparse - Se sintió bien al verla sonreír de nuevo - Y en dado que caso de que lo llegue hacer, tenga por seguro que de tremenda paliza no se salva -

Kagome volvió a sonreír en agradecimiento y sin que este se lo esperara esta fue directamente a sus labios para besarlo. En cuanto Giyuu reaccionó ante el inesperado acto puso una de sus manos en la nuca de la azabache, logrando de esta forma profundizar un poco el beso y deleitándose con el dulce sabor de los labios de ella, los cuales gracias al té tenían ese sabor.

Kagome estaba disfrutando por completo de los besos que el ojiazul le brindaba, tratando de no perderse el mínimo detalle de los labios que estaban poseyendo los suyos, tan concentrada estaba en ello que no se percató en que momento su novio le quitó la taza de sus manos y la había dejado en la pequeña mesita, ni mucho menos el cómo este poco a poco la recostaba en el tatami.

- Gi...Giyuu, espera - Pronunció la ojidorada con dificultad después de recuperar algo de conciencia en cuanto sintió como el pelinegro bajaba un poco su kimono - ¡Giyuu! -

Tomioka volvió en si cuando sintió como era empujado con bastante fuerza y se impactaba con dureza contra el tatami, pero se olvidó completamente de su dolencia en cuanto vio a su novia, esta evitaba completamente mirarlo de frente mientras se sujetaba con algo de fuerza su kimono.

- Menudo imbécil, mira lo que acabas de hacer - Se reprendió mentalmente intuyendo que la ojidorada posiblemente se había molestado - Y para variar tú tenías que aparecer en este preciso momento - Pensó con molestia mientras veía el pequeño bulto que tenía entre sus piernas.

El lugar se mantuvo en un incómodo silencio, en el cual solo se apreciaban las respiraciones de ambos cazadores, el Pilar estaba a punto de disculparse cuando el largo suspiro de la fémina lo frenó.

- Lo siento - Esas palabras confundieron un poco al ojiazul - Pero es que... - Esta apretó un poco más su kimono - Por Dios, esto es muy difícil de decir - Murmuró para sí misma - Si quieres que demos el siguiente paso, tienes que saber que...- En cuanto se armó de valor para mirarlo a la cara pudo ver la sorpresa en él - Para mí esto sería mi primera vez -

De acuerdo, eso era algo que Giyuu jamás se hubiera imaginado, estaba casi completamente seguro que la mujer frente a él tendría un poco de experiencia con relación a este tema ¿Cómo llegó a esa conclusión? Se dejó guiar torpemente por la edad que esta poseía.

"- Es bueno ver que Kagome-san se dé esta oportunidad, hasta donde se ella tuvo un sinfín número de pretendientes, pero los rechazaba ya que solo quería enfocarse en sus dos hijas -"

- Cierto, esa demonio médico me lo dijo, ahora todo tiene sentido - Pensó al recordar la pequeña conversación que había tenido con Tamayo.

En tanto, Kagome se encontraba esperando alguna reacción de su novio, el cual estaba demasiado pensativo, cosa que la ponía un poco nerviosa, por lo que bajo la mirada, pero eso no duró mucho debido a que unas varoniles manos la levantaban con gentileza.

- Kagome-san - La fémina abrió los ojos de sorpresa en cuanto Giyuu al fin la llamaba por su nombre - No tiene por qué apenarse - Acarició la mejilla de la chica con su pulgar - De ninguna manera la forzare a algo que usted no quiera - Una agradable calidez recorrió el cuerpo de Kagome tras escuchar esas palabras - Lo que menos quiero es lastimarla - Le dio un suave beso en los labios - Me sentiría la peor persona sí llego hacerle eso a la persona que más amo -

Las palabras dichas por el pelinegro lograron que las emociones de la Pilar estuvieran a flor de piel, pero sobre todo hicieron que esta se enamorara muchísimo más de aquel cazador, sabia de antemano que el leve bulto en la entrepierna de su novio debía de serle algo doloroso, pero ahí estaba él, anteponiendo sobre cualquier cosa su propia satisfacción por el bienestar de ella.

Giyuu abrió en demasía sus ojos debido al repentino y sensual beso que la azabache le estaba dando en ese preciso momento, jadeó un poco en cuanto esta se separó levemente de sus labios y juntaba su frente con la de él para que después mirarlo con una determinación que solo lograba ver en cuanto a misiones se trataba, estaba a nada de preguntarle qué es lo que le ocurría cuando las siguientes palabras de la ojidorada lo dejaron completamente mudo.

- Vamos a hacerlo - El sonrojo que prevalecía en las mejillas de la cazadora la hacían ver adorable - Deseo compartir este momento y sentir nuevas experiencias, sola y meramente contigo - Le dio un corto beso como una forma de reafirmar lo dicho por ella.

- ¿Realmente quiere que sigamos? - Recibió un pequeño asentamiento como respuesta - No quiero que se sienta obligada, puedo esperar hasta que us...- Fue cortado abruptamente por los labios de su pareja.

- Verdaderamente quiero hacerlo Giyuu, no hay necesidad alguna de posponerlo - Dirigió ambas manos tras la nuca del chico - Anhelo que tú y yo seamos uno en cuerpo, alma y corazón - Con lentitud tomó la mano izquierda de este para colocarla en el valle de sus pechos, haciendo que ese sutil movimiento le pareciera al menor demasiado erótica.

Sin esperar alguna respuesta verbal, la Taisho se levantó del tatami al mismo tiempo que levantaba al ojiazul y lo dirigía hacia su cuarto, pero a unos cuantos pasos de llegar fue frenada de golpe.

El causante de ello fue nada menos que el pelinegro, el cual al por fin reaccionar detuvo los pasos de la Pilar, la hizo girar para así poder abrazarla con algo de fuerza.

- Kagome-san, quiero que esté completamente segura de proseguir con esto - Expresó en un susurro mientras la acercaba más a él - En cuanto crucemos el umbral de la puerta no habrá marcha atrás - Un suave gemido brotó de los labios del ojiazul en cuando la rodilla de la chica rozó sutilmente su entrepierna y el cual fue silenciado por un profundo beso.

Eso fue más que suficiente respuesta para que Tomioka no volviera a dudar de su novia; colocó una de sus manos en la nuca de la fémina para acercarla aún más y profundizar el beso, claro, tratando con todas sus fuerzas para hacerlo lento, esto con la intención que la mujer en sus brazos sea capaz de deleitarse con la exquisita sensación.

En cambio, a pesar de que esto era totalmente nuevo para Kagome no quitaba el hecho que lo estuviera disfrutando del lento, caliente, y por qué no, sensual beso, haciendo que soltará uno que otro suspiro, cosa que logró que el pelinegro dibujara una sutil y satisfactoria sonrisa.

Con el poco autocontrol que tenía, Giyuu detuvo los acalorados besos para acercarse al oído de su chica, la cual de una u otra forma tenía su kimono a la mitad de sus hombros y lo miraba de manera interrogante al ya no continuar con los apasionados besos.

- Creo prudente estar en un lugar más cómodo -

La azabache inmediatamente entendió esa indirecta, por lo que con algo de dificultad se separó del Pilar para que así ambos ingresarán a su habitación.

- Espero poder aguantar un poco más mientras coloco el futón - Pensó un poco preocupada ante ese detalle, pero para su sorpresa dicho objeto ya se encontraba pulcramente colocado en medio de su habitación - Sumiko - Pensó con algo de gracia al intuir quien la había dejado ahí.

Aunque todo rastro de pensamiento abandono la mente de la ojidorada en cuanto sintió unos húmedos besos en la curvatura de su cuello mientras unos fornidos brazos la ceñían de la cintura, ante ello ladeo un poco más el cuello para darle al chico tras suyo mayor acceso.

Con pasos lentos el ojiazul dirigía a la Pilar hacía donde se encontraba el futón, claro, sin dejar de repartir besos en la levemente descubierta espalda de su pareja; en cuanto llegaron este giró con mucha delicadeza a la Taisho solo para deleitarse con la imagen de esta, quien se encontraba con las mejillas sonrojadas y la respiración un poco entrecortada.

Al ver esto a Tomioka le recorrieron unas inmensas ganas de desvestirla y hacerle el amor como si no hubiera un mañana, pero el recordar que la mujer que tenía frente a él era relativamente nueva en el arte de las relaciones íntimas lo frenaba un poco, él se encargaría que esta primera vez sea la experiencia más romántica de todas.

Kagome no pudo evitar soltar un profundo suspiro en los labios de su amante al sentir las manos de este recorrer su expuesto abdomen, preguntándose en qué momento había desatado su obi, aunque dejó de pensar en ello al sentir como las varoniles manos la acariciaban con suma lentitud por sus costados.

Como si una valiosa pieza de porcelana se tratara, Tomioka cargó con delicadeza a la mayor para colocarla con suavidad en el mullido futón, todo eso sin dejar de besarse; con el mayor cuidado del mundo este se colocó encima de ella, deleitándose con los sensuales sonidos que escapaban de los ahora enrojecidos labios de su novia.

Tan sumido estaba ante la exquisita imagen de la dócil Taisho que un estremecimiento le recorrió en cuanto sintió como esta había colado sus delicadas manos en su ropa y acariciaba sutilmente su espalda.

La azabache no pudo evitar sonreír con satisfacción al ser la responsable de los ahora leves gemidos que salían de los labios de este, esto le dio la suficiente confianza como para aflojar un poco el nudo que mantenía en su lugar la vestimenta del chico. Una extraña pero placentera calidez se alojó inmediatamente en el vientre bajo de la Pilar en cuanto el kimono del chico se abría un poco.

- ¿Le gusta lo que ve Kagome-san? - Preguntó de forma risueña para después soltar un gemido ante el toque de la mayor.

- Tendría que estar mal de mis facultades si dijera que no - Respondió de manera sensual al mismo tiempo que lo atraía a su rostro para volverlo a besar.

Los besos y caricias continuaron, dejándose escuchar una sinfonía de suspiros del más puro placer, los cuales los acompañaba el tranquilo cantar de los grillos; tan concentrada estaba Kagome en aquellas nuevas y encantadoras sensaciones que casi no se percata del momento en el que el pelinegro había descubierto la mitad superior de su cuerpo sino fuera por el tibio aliento de este al momento de dejar un camino de besos en el valle de sus atributos. Estaba por cubrirse la cicatriz que tenía en su hombro con su mano libre cuando una más grande se lo había impedido.

- No tiene por qué esconderlo Kagome-san - La voz del ojiazul hizo que la mencionada lo mirada al rostro - Para mí usted es perfecta en todo el sentido de la palabra - Besó con ternura la marca de la ojidorada, sonriendo un poco al obtener esta vez un suave gemido de parte de la fémina - Con o sin heridas nunca dejara de hacerlo -

La Taisho no pudo evitar que unas cuantas lágrimas de regocijo brotaran de sus bellos ojos ante aquellas dulces palabras, las cuales fueron limpiadas con delicadeza, para después continuar con los muy acalorados besos.

Solo fue cuestión de tiempo para que las caricias les fueran insuficientes a ambos Pilares, por lo que con algo de premura Giyuu desvestía por completo a la chica bajo suyo, deleitándose por la maravillosa imagen tenia frente suyo, y no era para menos, pues la agitada respiración de la mayor, sus labios hinchados y el sonrojo que adornaban por completo su rostro la hacían parecer ante los ojos del pelinegro como algo sublime.

En ese momento el ojiazul se preguntaba si esto era real o se trataba uno de sus tantos sueños nocturnos, ya que la cazadora que su amigo llegó a admirar, la misma que ha puesto en su lugar al Pilar del Viento y además derrotó a dos Lunas Superiores distaba mucho de la mujer que tenía en sus brazos, la cual se encontraba completamente sumisa ante sus besos y caricias, haciéndola de esta forma algo irreal; pero terminaba por desechar la segunda opción al sentir las manos de Kagome recorrer su muy trabajado abdomen, dejándole muy en claro que se trataba de la más pura realidad.

- Esto me parece injusto Giyuu - El menor alzó una ceja al no entender a que se refería la fémina - Eres el único que disfruta de mi desnudez - Soltó un suspiro en cuanto este le acarició una de sus piernas - Creó que tengo derecho en disfrutar de la tuya ¿No crees? -

- Totalmente de acuerdo Kagome-san - Con una sonrisa seductora tomó la mano de la ojidorada para dirigirla a la cinta de su vestimenta - Puede hacer los honores en este preciso momento -

Ni siquiera la Pilar se la pensó dos veces para tirar de manera apresurada la dichosa cinta, dejando completamente descubierto al menor; se deleitó con el muy bien trabajado abdomen del pelinegro, haciendo que el deseo aumentara en demasía ante tal escultura, y muy en el fondo de su ser ella agradecía la ardua rutina de entrenamiento que su pareja tenía.

Giyuu reanudo los impetuosos besos en cuanto se había despojado completamente de su vestimenta, una apenas notable sonrisa arrogante apareció en sus labios al escuchar a su novia gemir de manera apenas audible su nombre.

Pero la Taisho no se quería quedar a atrás, por lo que con un sigiloso y sutil movimiento rozó el miembro del chico con su pierna, provocando que este soltara un ronco gemido ante tal acción, esto hizo que la ojidorada se sintiera satisfecha al descubrir que podía provocarle eso a su amado.

Aunque segundos después fue ella quien soltaba un jadeo en cuanto este con una de sus amplias manos comenzaba a masajear uno de sus atributos, al mismo tiempo que acariciaba de manera osada su pierna con la otra mano.

Tomioka no podía estar más deleitado ante las placenteras reacciones que la chica tenía ante sus íntimos toques, y quien a pesar de ser su primera experiencia sexual actuaba de una manera entregada y apasionada.

La azabache liberó otro gemido en cuanto el ojiazul había sustituido su mano con su boca, ante esa increíble sensación la fémina arqueó un poco su espalda para brindándole de forma inconsciente mayor acceso al chico.

Después de brindarle atención al otro atributo de la mayor, el pelinegro dirigió nuevamente sus labios a los de su amada, siendo gratamente correspondido. El cuerpo de ambos sentía que esas muestras de afecto ya no los saciaba completamente, y que el momento de ser uno solo al fin había llegado.

La Pilar abrió un poco más sus piernas, esto para que su pareja no tuviera problema alguno en cuanto se adentrada en ella; pero en lugar de eso Giyuu se sentaba en el futón atrayéndola consigo para después colocarla a horcajadas sobre él, estaba a nada de preguntar sobre aquello cuando un gemido se escapó de sus labios al rozar su intimidad con el miembro de este.

- Kagome-san - Con algo de dificultad, la mayor prestó atención al ojiazul - Quiero que este momento sea algo inolvidable para usted - Expresó de forma tierna mientras besaba con delicadeza el cuello de la fémina - Por eso dejare que usted sea quien modere el dolor -

La chica al principio no entendía a que se refería Giyuu, sino hasta que volvió a sentir el roce del firme miembro del chico en su virginal entrada, por lo que no pudo evitar enamorarse aún más de él; Tomioka estaba volviendo a anteponiendo su propia satisfacción con tal de que ella pueda disfrutar del momento. La azabache procedió a seguir al pie de la letra las indicaciones que su pareja le estaba a punto de dar, con algo de pena se acomodó mejor en el regazo del chico, ambos soltando un profundo gemido en cuanto sus intimidades volvieron a rozarse

- Bien Kagome-san, ahora baje poco a poco su cintura - Indicó el pelinegro en cuando la ojidorada se encontraba en posición.

Con algo de nerviosismo la mayor comenzó a hacer lo que ojiazul le había dicho, con lentitud introducía la firme anatomía de su pareja en su interior, mientras tanto el joven la sujetaba de las caderas para ayudarla en el proceso, aunque para él era toda una proeza hacer eso debido al placer que poco a poco comenzaba a recorrer su cuerpo en cuanto su miembro era acobijado por el cálido interior de su amada.

De forma inconsciente Kagome rasguñaba la amplia espalda de Tomioka ante la tenue incomodidad que sentía en ese momento, se detuvo por un minuto al sentir como llegaba a su delgada barrera, inhaló de manera profunda para darse un poco de valor y de un momento a otro recibir por completo el miembro de su amado.

Giyuu acercó más a la azabache a su cuerpo al mismo tiempo que le brindaba suaves caricias en su espalda, consolándola con dulces palabras, esto debido a que la había escuchado liberar un leve gemido de dolor.

- Puede comenzar a moverse cuando crea que sea necesario ¿Si? - Sintió a la mayor asentir - Tómese el tiempo que sea necesario, no hay necesidad de apresurarse -

Ese susurro ayudó un poco a la ojidorada a calmarse un poco, de lo que no era muy consciente era el gran esfuerzo que el pelinegro hacía para quedarse lo más quieto posible. Aunque debería recibir muchos méritos, el sentirse en el cálido interior de su novia era algo sumamente placentero y estaba tomando cada gramo de su autocontrol, él ama en demasía a la mujer en sus brazos que hacía todo lo posible para no comportarse como un animal en celo.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que la mayor comenzara a moverse sobre el ojiazul, esta fruncía el ceño ante la leve incomodidad que sentía en su parte baja, acostumbrándose poco a poco a tener a su pareja en su interior; pero esa sensación fue gradualmente desapareciendo para que en su lugar el placer comenzara a ganar terreno.

Aunque no solo la chica se deleitaba ante aquella sensación, los gruñidos que brotaban del pecho del chico eran claro indicio de la exquisita sensación que recorría su cuerpo ante los lentos pero profundos movimientos de su novia.

La Taisho continúo ascendiendo y descendiendo sobre la anatomía del pelinegro, ante ello su vista comenzaba poco a poco a nublarse debido al placer que aumentaba y se extendía por todo su cuerpo. Pero al ser su primera vez sentía que su cuerpo poco a poco ralentizaba sus movimientos, por lo que la frustración que le ocasionaba aquello hizo que esta escondiera su rostro en el hombro de su novio.

Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro del ojiazul, quien a pesar de embriagarse del placer que envolvía su cuerpo y de la maravillosa estampa que tenia de la mayor, aun contaba con un poco de cordura, así que determinado decidió tomar el control de la situación para que la azabache pudiera llegar al maravilloso clímax.

Con suma delicadeza Giyuu recostaba nuevamente a la mayor sobre el futón para después comenzar a moverse con mesura sobre ella, continuando con el ritual más antiguo que se realizaba entre las parejas, donde podían ser uno en cuerpo y espíritu.

El ego masculino de Tomioka creció un poco, esto debido a que gracias a él podía escuchar tan maravillosa sinfonía de profundos y sensuales gemidos salir de los hinchados labios de la ojidorada. Se sintió con más confianza en el preciso momento en que la fémina se aferraba a su cadera con ayuda de sus largas y níveas piernas, por lo que el vaivén de sus caderas aumentara gradualmente de velocidad, brindándole más placer a la chica.

Con un poco de esfuerzo, Kagome tomó el rostro del pelinegro para besarlo de una forma sumamente apasionada, como si tratara de agradecerle por brindarle tan deleitable experiencia; siendo correspondida gustosamente por el chico.

La habitación se convirtió en un recinto donde los gemidos y jadeos que apenas eran levemente silenciados por los apasionados besos que ambos amantes se daban, haciéndose notar en ese momento lo totalmente entregados que estaban.

La ojidorada gemía el nombre del Pilar una y otra vez, era algo que ella no podía evitarlo, las embestidas que este le daba hacían que la locura del placer la envolviera completamente y rogándole a su amado que por nada del mundo se detuviera.

El ojiazul libero un ronco gemido en cuanto sintió como el interior de la Pilar comenzaba a apresar cada vez más a su miembro y haciendo que sus embestidas se sintieran dolorosamente placenteras, por lo que con unas de sus manos acerco el cuerpo de la fémina al suyo, claro está, sin dejar de embestirla una y otra vez.

Al sentirla lo más cerca posible, el chico arremetió con más fuerza y no está por más decir que una sonrisa vanidosa se hizo presente en sus labios ante los dulces jadeos que Kagome liberaba por cada vez que este arremetía sin piedad alguna.

Ambos sintieron como una presión se acumulaba en sus respectivas intimidades, dándoles a entender que estaba a nada de alcanzar la culminación del acto, así que Tomioka aumento un poco más sus embates a la vez que ceñía más su cuerpo al de la mayor; solo fue cuestión de un par de estocadas más para que la Taisho jadeara ante el intenso orgasmo que la recorría para segundos después fuera seguida por su pareja, liberando este su simiente en el interior de ella.

El pelinegro se recostó suavemente sobre el agitado cuerpo de la fémina, la cual poco a poco comenzaba a regular su frecuencia respiratoria; se mantuvo inmóvil hasta que sintió como acariciaban su cabello, haciendo que dibujara una sonrisa ante tal gesto.

La azabache continuo con las suaves caricias hasta que vio cómo su novio levantaba el rostro y la miraba con una sonrisa, pero se extrañó un poco en cuanto este repentinamente fruncía un poco el ceño.

- ¿Cómo se siente Kagome-san? ¿Le duele algo? -

Al principio la mencionada chica no entendía el porqué de dichas preguntas, pero la leve incomodidad en su intimidad la hicieron comprender, por lo que inconscientemente dibujo una enamorada sonrisa, así que beso al menor al ver que tenía intenciones de volverle a preguntar.

- Me encuentro bien Giyuu - Rápidamente colocó un dedo en los labios de este, impidiéndole volver a hablar - La pequeña punzada de dolor en cuando entraste en mí no se compara para nada en la maravillosa y placentera experiencia a la que me llevaste - Volvió a besarlo mientras acariciaba su mejilla - Así que no te preocupes ¿Sí? -

- ¿De verdad se encuentra bien? - Volvió a preguntar solo para sentir como la ojidorada alaba con fuerza su mejilla - Bien, bien, ya entendí Kagome-san - Expresó con gracia al mismo tiempo que acariciaba la mejilla de la fémina - Gracias - Notó como la Pilar lo miraba algo confundida - Muchas gracias por permitirme ser el primer hombre en su vida y espero con todo el corazón ser el único -

La ojidorada no pudo contener la emoción ante tales palabras, por lo que atrajo al pelinegro hacia ella mientras lágrimas de felicidad corrían por sus mejillas.

- Te amo Giyuu - Expresó con algarabía sin dejar de besar a su amado novio, logrando en este un gran regocijo en su ser.

- Yo también la amo Kagome-san - Respondió con dulzura mientras una enamorada sonrisa se dibujaba en su rostro.

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Lo prometido es deuda, asi que les traigo ante ustedes el capítulo 32 😊.

Una enorme disculpa por el retraso, en verdad tenia intenciones de subirlo el miercoles, pero surgieron un par de imprevistos que me impidieron hacerlo 😔.

Espero que este capítulo les agrade, puse mi mejor esfuerzo para escribirlo (Como dije anteriormente, ese tipo de escenas son las que más trabajo me cuesta elaborar 😅).

Bien, sin más les envio un muy fuerte y caluroso abrazo 😘.

Les deseo que tengan una maravillosa y excelente mañana 🌄 / tarde ☀️ / noche 🌙.

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