CAPÍTULO 25
- Tamayo-san ¿No cree prudente intervenir en esto? -
- Yo creo que no Kagome-san - Respondió la mayor con una sonrisa nerviosa - Cabe la posibilidad de que acabe completamente ignorada -
La azabache soltó un suspiro por la respuesta de la médico, mientras dirigía su atención a un peculiar grupo de chicos discutiendo entre ellos.
- Por millonésima vez Tomioka, mi hermana puede ir a la Sede montada en Ranga, no es necesario que la cargues -
- Claro que es necesario, soy su novio por si no lo recuerdas - Rebatió el ojiazul - A mí no me cuesta nada el hacerlo -
La ojidorada rio con nerviosismo al escuchar la pelea de los dos pelinegros; esa misma mañana la dueña de la casa le había comunicado que se cambiaría de ubicación, esto debido a que de una extraña manera Muzan la había encontrado.
La demonio le había sugerido regresar a la Sede, por lo que ella no se opuso, después de todo se sentía un poco responsable de ello; he aquí donde empezó el dilema. Giyuu inmediatamente se ofreció llevarla cargándola en su espalda, como era de esperarse un celoso Obanai se opuso, argumentando que la Taisho podría ir sin ningún problema sobre su familiar, tal parece que ambos olvidaban el hecho de la habilidad curativa de su hija.
- Tú no eres nadie para decirme que y no hacer - Tras esas palabras la Pilar se giró a ver al dueño de dicha voz - Solo Tamayo-sama es la única que tiene el derecho de hacerlo -
- Soy Tsuyoi Sabito, uno de los tres Pilares del Agua ¿Eso te parece poco? - Respondió el pelidurazno un poco arrogante - Así que deja de estar insinuándotele a Sumiko - Le exigió al peliverde mientras lo apuntaba con el dedo - Aléjate de ella -
Kagome dirigió su atención a su hija, la cual estaba al lado de Tamayo; esta tenía la cara completamente roja de la pena, ella sabía que a la menor le empezaba a atraerle el de ojos lavanda ¿Cómo lo supo? Pues la misma Mizunoto se lo había contado momentos antes de la pelea con Enmu.
Y por lo que ella veía el pelidurazno era reciproco con el sentir de la ojirubí, esa escena de celos era más que suficiente para comprobarlo. Sonrió con algo de diversión el como Yushiro seguía discutiendo con Tsuyoi, sabia de sobra que el demonio veía a su hija como a una sobrina, pero al parecer encontró un nuevo hobbie: Molestar al Pilar de haori blanco.
Esa mera idea logró que la ojidorada no pudiera ocultar una suave risa, llamando la atención de las otras dos féminas.
- ¿Qué les parece ir al comedor por una taza de té? - Sugirió la azabache.
- ¿Cree que no pase algo grave en nuestra ausencia Okaa-san? -
- No te preocupes cielo, en dado caso que se peleen siempre podremos sanarlos con nuestro reiki - Colocó un dedo sobre su barbilla - O en el peor de los casos, encerrarlos en una barrera espiritual -
- Tú no cambias Kagome-san - Expresó la demonio con gracia - Pero apoyo la idea ¿Qué dices Sumiko-chan? -
La mencionada miro por un momento el lugar en donde se encontraban discutiendo los chicos, quienes al parecer ignoraban por completo su presencia; gracias a eso ya tenía una respuesta a la pregunta de la mayor.
- Me parece bien Tamayo-san -
Con eso las chicas salieron de la ruidosa habitación, Sumiko ayudaba a su madre ya que aún no la trataba de la fractura en las costillas ¿La razón? La menor aun no recuperaba suficiente reiki para llevar acabo tal proceso.
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- ¡Esto esta delicioso! - La felicidad era palpable en ese tono de voz - ¡Usted siempre tiene un magnifico sazón en la comida Tamayo-san -
Las sonrisas de Sumiko y Tamayo crecieron más ante la actitud de la ojidorada, la cual estaba disfrutando con mucha alegría su platillo favorito.
- ¿Me podrían servir otra ración por favor? - Solicitó la Pilar con amabilidad mientras extendía el cuenco vacío en dirección a las féminas, haciendo que estas dos chicas rieran por esa adorable actitud.
- Okaa-san, ya es el cuarto plato que se te sirve - Reprendió la peliburdea a la Taisho - Así te pareces al Tío Rengoku -
- ¿Y de quien crees que lo aprendió? - Sonrió con gracia ante el jadeo de sorpresa de su hija - No te creas cielo, él fue bendecido con un estómago sin fondo alguno, así que no hay ser humano que lo iguale al comer -
- Aquí tienes Kagome-san - Interrumpió la demonio en cuanto le dio el cuenco de comida a la azabache - Sigue disfrutando tu comida -
- Gracias Tamayo-san, usted es un verdadero ángel - Agradeció Kagome para segundos después empezar a devorar su cuarto plato de Daikon de Salmon.
- Un demonio visto como un ángel, eso es irónico - La medico soltó una sutil risa tras decir eso.
- Eso es lo que usted es para mí - Respondió un poco seria, sorprendiendo un poco a las otras dos por ese repentino cambio - Usted ha procurado de mi desde que la conocí, a pesar de que no era su deber aun así lo hizo, lamento mucho ser a veces una molestia -
- No tienes porque Kagome-san, para mí a sido un placer ayudarte, te aprecio mucho -
- Yo también la aprecio Tamayo-san - Dibujó una pequeña sonrisa tras decir eso - Es por eso que en usted veo la figura materna que me fue arrebatada de niña -
La demonio quedó muda ante aquellas palabras, en las décadas de vida que ha tenido nunca se imaginó encontrar a alguien así, un humano que logrará ver la bondad de los seres vivos.
Tamayo salió de sus pensamientos al sentir una menuda mano colocarse en su hombro y ver que frente a ella se encontraba de pie la ojidorada, la cual le brindaba la sonrisa más dulce que ella hubiera visto a su parecer.
Sin poder contener la emoción que empezaba a invadir su corazón, Tamayo abrazó con algo de fuerza a la Taisho, quien después de tan repentino movimiento le correspondió el gesto.
- En verdad le agradezco mucho todas sus atenciones - Agradeció nuevamente la joven mientras acariciaba con suavidad la espalda de la mayor.
- La gratificada debería ser yo - Expresó la demonio con la voz algo rota mientras pequeños diamantes salinos corrían por sus pálidas mejillas - Por primera vez en la vida agradezco que el maldito de Muzan me convirtiera en demonio - Ejerció in poco más de fuerza en su abrazo, claro que sin llegar a lastimar a la Pilar - De lo contrario nunca te hubiera conocido -
Toda esa emotiva escena era observada por la ojirubí, ya que era la única espectadora de tal lindo momento, por lo que una suave sonrisa estaba plasmada en su rostro.
Pero desafortunadamente tal momento fue roto por un muy molesto Yushiro, el cual le exigió a la azabache soltar a su señora a la vez que la reprendía por hacerla llorar. En ese momento hicieron acto de presencia los dos Pilares pelinegros, los cuales en lugar de arreglar las cosas las empeoraba al discutir con el demonio de cabellera verde por haberle gritado a Kagome.
- Debí de colocar una barrera en la puerta, así tanto Okaa-san y Tamayo-san no fueron interrumpidas -
Con ese pensamiento la Kamado se acercó al grupo para ser ella quien le diera fin con esa absurda situación, la cual era causada por los tres varones.
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En el destruido patio de la casa de Tamayo se encontraban Tomioka, Tsuyoi e Iguro esperando a la Pilar de orbes dorados y a la Mizunoto, quienes se estaban despidiendo de la médico y Yushiro, pasado un par de minutos solo vieron salir a Kagome, la cual vestía con su atuendo de sacerdotisa, extrañando un poco a los tres.
- ¿Y Sumiko, aneki? -
- Yushiro la llamó antes de que saliéramos - Rio mentalmente ante el tic que apareció en el ojo del pelidurazno - No sé para que la quería, por que literalmente me corrió de ahí - Frunció levemente el ceño al recordar eso - Lamento mucho hacerlos esperar -
- No tiene porque disculparse Taisho-san, por mi parte esperaría por usted el tiempo que sea necesario - Respondió de manera gentil el ojiazul, causándole a la mayor un leve sonrojo en las mejillas.
- Cambiando de tema ¿Por qué esta vestida de esa manera Taisho-san? - Esa misma pregunta rondaba por la mente de los otros dos - Es más ¿De dónde saco esa ropa? -
- Ah, te refieres a esto Tsuyoi - Respondió señalándose a sí misma - Bueno, recordaran que mi uniforme quedo completamente desecho, así que no tenía caso que me la pusiera - Rio tras decir eso - Y este traje me lo dio Tamayo-san, por suerte la había dejado en una de mis tantas visitas -
- ¿Y tu haori aneki? -
- Lo traigo justamente aquí Obanai - Respondió mostrando una bolsa mediana de tela - Necesito arreglarlo, ya que tampoco salió muy bien librada que digamos - En eso soltó un suspiro, ocasionando curiosidad en los tres Pilares - En fin, que se le va a hacer -
- ¡Okaa-san! - Ese grito hizo que los cuatro Pilares se giraran en la dirección de la que provino - Ya podemos ir.... -
Ni siquiera Sumiko termino de hablar cuando su madre la tomó por el brazo para alejarla de los tres varones, quienes no sabían el motivo de tal acción.
- Okaa-san ¿Qué sucede? - Preguntó la menor en cuanto la azabache la soltó - Ni creas que te voy a decir de lo que Yushiro-san y yo hablamos, le prometí que no lo haría por nada del mundo -
- No te preocupes cariño, yo respeto eso - Respondió de manera tranquila, por lo que la ojirubí la miró de manera interrogante - Quiero pedirte un enorme favor, bueno, más bien dos - La vio asentir - Tengo que hablar con Oyakata-sama y explicarle todo lo ocurrido en la misión del tren - Soltó un pequeño suspiro intrigando de esta forma a la menor - Por lo que me iré en Ranga para llegar más rápido -
- ¿Y cuáles serían los favores Okaa-san? - Preguntó la peliburdea intuyendo la posible respuesta de su madre.
- El primero es que me facilites uno de los talismanes de ocultación que Yushiro te dio -
- ¿El segundo es...? -
- Que te quedes con tu Tío Iguro - Eso tomó por sorpresa a Sumiko - Sé que es algo egoísta de mi parte debido a que tendrán que irse caminando, pero necesito arreglar ese asunto con el Patrón antes de que ustedes lleguen -
- Pero Okaa-san, tú no tienes nada que ver con el hecho de que te trajera con Tamayo-san - Exclamó la Mizunoto - Si ese es el caso, entonces yo... -
- - Tú nada corazón - La silencio al colocar un dedo en sus labios - Te dije que iba a cargar con toda la responsabilidad - Vio a la menor fruncir levemente el ceño - Y esto está más que incluido -
Sumiko estaba totalmente en contra de lo que quería hacer su mamá, ella quería cargar con una responsabilidad que ni siquiera era suya, pero sabía que discutir con ella sería en vano, cuando se aferraba a algo no había nada que la hiciera cambiar de opinión, además que lo había dejado muy claro al inicio de la misión.
- De acuerdo Okaa-san, tú ganas - Aceptó algo renuente mientras le entregaba dicho talismán.
- Muchas gracias mi querido petirrojo - Emocionada, la ojidorada abrazo a la peliburdea, la cual le correspondió el gesto - Solo por eso te ayudare con cierto Pilar de cabellera durazno - Rio internamente en cuanto su hija se separó de golpe de ella.
- ¡Okaa-san! - Exclamó con vergüenza mientras su cara pasaba por todas las tonalidades de rojo - No digas ese tipo de cosas tan a la ligera -
- Bien, bien, no diré nada más - Mostró una sonrisa algo picara - Pero no por ello lo dejare de lado - Su sonrisa creció más al ver a Sumiko negar levemente con la cabeza.
- ¿Cómo le harás para que ninguno de los tres te detenga Okaa-san? - Cuestionó la ojirubí para tratar cambiar de tema.
- Vaya, no pensé que mi niña aprendiera eso de mi - Pensó algo asombrada - Esto es lo que sentía Shinjuro-san cuando le hago lo mismo, tendré que disculparme después con él, aunque no por ello dejare de hacerlo - Le hizo una seña a la Hanyou para que susurrara el plan al oído - Lo que iré a hacer es ... -
Mientras tanto, la plática de las cazadoras no paso muy desapercibida por los tres chicos, ya que estos las miraban tratando de obtener alguna pista de ello.
- ¿Qué tanto misterio se traerá Taisho-san y Sumiko? -
- ¿Y yo como voy a saberlo Sabito? - Respondió Tomioka a la pregunta de su amigo - Tal vez cosas de chicas, quien sabe -
El ojilavanda frunció el ceño ante esa respuesta, no estaba muy convencido de ella, pero no podía encontrar una diferente a esa. El único que no había dicho palabra alguna era el heterocromático, tenía el semblante algo serio y al igual que los otros dos Pilares, con la vista fija en su hermana y sobrina.
- A mí no me engañas aneki, tú estás planeando algo - Fue el pensamiento de Iguro al ver a la menor asentir.
Lo que ocurrió después tomó por sorpresa a los tres varones; en cuanto Sumiko y Kagome se encaminaban hacia ellos de la nada apareció Ranga y de manera magistral fue montado por la Pilar del Agua para momentos después emprendiera carrera hacia su dirección.
El albino lobo paso sobre ellos con un gran salto y en cuanto este volvió a tocar el piso oyeron claramente un "Lo siento chicos" de parte de la azabache antes de que el familiar de esta se alejara de manera rápida del lugar para momentos desaparecer de la nada.
- Como siempre los planes de mamá casi no tienen margen de error - Fue el pensamiento que cruzó por la mente de la joven cazadora, soltó un leve suspiro para dirigirse hacia donde se encontraban los demás.
- ¿Qué rayos acaba de pasar? - Fue la pregunta que escucho la menor por parte de Tsuyoi.
- Yo se los explicare en el camino - Respondió la Kamado en cuanto llegó con ellos - Hay que ponernos en marcha -
Después de esas palabras Sumiko comenzó a caminar hacia la salida bajo la mirada de los Pilares, sin otra cosa que hacer estos comenzaron a seguirla y así averiguar el motivo de tal acción de parte de la Taisho.
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- Dos días y no hay rastro alguno de Kagome-san y mucho menos de Sumiko-chan - Expresó con frustración la Pilar de ojos morados.
- Trata de calmarte Kocho, ponerte de esa manera no solucionara nada - Trató de calmarla el Pilar de cabellera rubia, mientras ambos aún continuaban la búsqueda de las desaparecidas cazadoras.
- Y para colmo Tsuyoi-san, Tomioka-san e Iguro-san tampoco aparecen -
- No te preocupes por ellos, al fin y acabo los tres son Pilares, nada puede pasarles -
- Ellos no me preocupan en lo absoluto - Rengoku quedó un poco pasmado por dichas palabras - Es que con ellos desaparecidos son tres personas menos que estén buscando a Kagome-san -
Kyojuro aún no salía de su asombro, se podía esperar cualquier respuesta de la Pilar, menos esta, tal parece que su única prioridad era cierta Pilar de cabellera azabache.
- ¿Qué es eso? - Esa interrogante llamo la atención de Rengoku por lo que dirigió su atención hacia donde la chica apuntaba.
A cierta distancia del camino ambos cazadores veían como una larga estela de polvo se formaba de manera rápida y la cual se acercaba a gran velocidad hacia donde ellos se encontraban.
Tuvieron que cerrar los ojos en cuanto la gran cortina de polvo paso justamente a unos cuantos centímetros de ellos, además de mantenerse lo más firmes al suelo debido a la fuerza de la corriente de aire.
En un par de minutos el polvo se comenzaba a disipar, dándoles a los chicos la oportunidad de abrir los ojos. La primera en hacerlo fue Shinobu, pero volvió a cerrarlos de golpe mientras un enorme sonrojo aparecía en sus mejillas.
- Ren...Rengoku-san, po...dría por favor soltarme -
Ante esa petición, el rubio abrió los ojos de golpe para encontrarse a sí mismo abrazando a la de puntas moradas, al percatarse de ellos inmediatamente la soltó mientras que su rostro adquiría una leve tonalidad rojiza.
- Gracias Rengoku-san - Agradeció la menor, evitando un poco mirar al rubio a la cara.
- No...no hay de que Kocho - Al igual que la chica, Kyojuro también evitó mirarla al rostro - ¡¿Pero en qué momento la abrace?! - Pensó buscando una explicación lógica con lo ocurrido momentos antes - Ya recordé, quise evitar que se cayera en cuanto la vi tambaleándose por la fuerte ráfaga de viento -
- Rengoku-san - Esa voz lo saco de sus pensamientos - ¿Qué cree que haya sido eso? - Preguntó la ojimorada ya un poco más tranquila a la vez que sacudía su haori para quitarse el exceso de polvo.
- No tengo la menor idea Kocho - Respondió con sinceridad - Un demonio no puede ser, es medio día -
- Aunque cabe la posibilidad de que sea algo similar a lo que le ocurrió a Sumiko-chan -
- Sea lo que sea no parece ser algo que puede causar problemas - Expresó el chico - Bueno, quitando el hecho de terminar completamente cubiertos de tierra - Rio tras decir eso logrando que Kocho también riera por ello - Bien, creó prudente continuar con lo que estábamos haciendo -
Con un asentamiento de la Pilar, ambos reanudaron la búsqueda de las dos chicas que últimamente ponen su mundo de cabeza.
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En el patio de la residencia Ubuyashiki, o mejor dicho, en los corredores que daban a ese lugar, se encontraba nada menos que el dueño de esta disfrutando de una relajante taza de té, dibujó una pequeña sonrisa después de que una leve racha de aire provocó que algunos de sus mechones se movieran con gracia.
- Bienvenida Kagome -
- Lamento llegar sin avisar Oyakata-sama - Respondió la mencionada mientras se hacía visible frente al líder de los cazadores - Pero era necesario hablar con usted, si se me permite el favor - Solicitó de manera serena mientras mostraba sus respetos al Patrón.
Aun con la sonrisa en los labios, el Patrón colocó su vacía taza en el tatami para después colocarse de pie y dirigirse hacia donde se encontraba la azabache.
- No es necesario tanta formalidad, después de todo solo nos encontramos nosotros dos - Solicitó el pelinegro, ayudando a la Pilar a levantarse - Además, tu eres la mayor -
- Por solo un par de meses Kagaya - Respondió de manera risueña - No es mucha la diferencia -
- Entonces, me vienes a explicar sobre la misión que usurpaste ¿Verdad? - La vio asentir - Siendo así, vayamos adentro para hablar con más tranquilidad -
En cuanto la ojidorada despidió a Ranga ambos jóvenes se dirigieron hacia el interior de la residencia, más específicamente a la sala de estar.
Al llegar a su destino y tomar asiento la ojidorada comenzó a relatarle todo lo ocurrido; la conversación duró alrededor de dos horas, el informe de la Taisho comenzó desde el momento en que dejo fuera de combate al Pilar de la Llama hasta el punto en el que actualmente se encontraban.
- Y eso sería todo, Kagaya -
- Vaya, entonces por acción de Tamayo fue que aun sigas con nosotros - La cazadora asintió - Lastima que no pueda agradecérselo como es debido -
- Ya llegara el momento en que puedas hacer eso -
- Eso es lo que espero - La azabache se extrañó en cuando vio que este adquiría una actitud algo seria - Aunque presiento que no será la última vez que requeriremos, o mejor dicho, requeridas de su ayuda -
- ¿A qué te refieres Kagaya? -
- El ataque a la casa de Tamayo es algo raro, es decir ¿Por qué la urgencia de acabar contigo? Kibutsuji quiso aprovechar tu convalecencia para llevarlo a cabo - Soltó un pequeño suspiro - Gracias al cielo que Giyuu, Obanai y Sabito llegaran a tiempo para impedirlo, de lo contrario no solamente tu hubieras perecido en sus garras - Lo último lo dijo refiriéndose a Sumiko.
- Tal vez sea por mis poderes espirituales - Expresó la Pilar - No estoy muy segura, pero podría ser que me vea como una gran amenaza, ya que...-
- Puedes causarle algo de daño - Acompletó el Patrón - Y su temor tal vez aumentó en cuanto derrotaste a la Tercera Luna Superior con ellos - La vio asentir - Por lo que en cuanto vio la oportunidad mandó a sus subordinados -
- Sea como sea, debemos estar más al pendiente de cualquier movimiento que Muzan llegué a hacer -
- Estoy de acuerdo contigo, Kagome - Notó como la ojidorada jugaba con las mangas de su traje - ¿Hay algo que te preocupe? - La cazadora asintió - Puedes decírmelo entonces -
- No castigara a mi hija por lo de la misión ¿Verdad? - Habló la Taisho algo nerviosa, logrando que el pelinegro sonriera con ternura.
- Debería de hacerlo, ya que formó parte de esta curiosa situación - La chica se tensó un poco - Pero considerando que ambas evitaron una tragedia mayor se lo dejare pasar por esta ocasión - Rio internamente al verla suspirar de alivio - Aunque eso no te exonera de recibir una sanción -
- Estoy muy consiente, Kagaya - Habló de forma tranquila - Asumiré cualquier castigo que me quieras imponer -
- De acuerdo, entonces convocare al resto de los Pilares a una reunión especial en un par de horas, lástima que Sanemi por su misión no pueda estar aquí - Soltó un suspiro - Solo esperemos que los tres que acompañan a Sumiko estén aquí para entonces -
Tras esas palabras, el Patrón llamó a su cuervo para asignarle esa tarea y en cuanto recibió las indicaciones dicha ave emprendió rápidamente vuelo, por lo que a ambos jóvenes no les quedó otra que esperar a la llegada de los cazadores.
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El seco sonido de una cachetada resonó por todo el lugar, para momentos después este se sumiera en un incómodo silencio.
A cierta distancia se podía apreciar a una chica peliburdea forcejeando con cierto Pilar de ojos lavanda, pero no solo ella había reaccionado así, claro que no. El Pilar de la Serpiente era inmovilizado por Rengoku, ya que este le había enfurecido en demasía por la agresión hacia su hermana y cuando estaba por reprender a cierta Pilar de puntas moradas fue detenido por el rubio.
Aunque Giyuu también se había molestado por la acción de la ojimorada trato de mantenerse lo más neutro posible, era algo que ella y su novia tenían que aclarar; Mitsuri, Muichiro y Gyomei imitaron al pelinegro, por lo que guardaron silencio a lo que acontecía frente a ellos.
Mientras tanto Kagome se acariciaba su lastimada mejilla sin dejar de mirar a Shinobu con algo de sorpresa, pero en cuanto se percató de que algunas lágrimas bajaban por las mejillas de la menor fue cuando comprendió la actitud de ella.
Kocho se sobresaltó en cuanto sintió como unos cálidos brazos la envolvían con mucho cariño, así que levanto la mirada solo para toparse con el comprensivo rostro de la azabache, por lo que más gotas salinas brotaban de sus ojos.
- Lamentó mucho haberte causado esta gran preocupación - Expresó la ojidorada con voz suave - Créeme que es lo menos que quería causarte - Con mucha delicadeza limpiaba algunas lágrimas del rostro de Shinobu - Y aunque nuestra labor sea de alto riesgo, trataré lo más que se puede que no se repita - Con lentitud acercó un poco más a la Pilar hacia su cuerpo, dejando que la cabeza de esta descansara sobre su pecho - No planeo dejarte sola en este momento -
Sin poder aguantar, Shinobu rompió a llorar por primera vez desde la muerte de su hermana, ella tenía muchísimo miedo de perder a la Pilar de mirada dorada, debido a que también la había considerado, no, mejor dicho, la considera su hermana.
Ante esta escena, tanto Obanai como Sumiko se calmaron, por lo que de forma inmediata fueron liberados de sus respectivos captores.
- Por lo que logro escuchar, tal parece que las cosas entre Shinobu y Taisho están por comenzar a resolverse, eso es muy bueno - Fue el feliz pensamiento del mayor de los once Pilares.
- ¡¿Aww, qué hermoso momento?! Taisho-san se ve linda consolando Kocho-san - Pensó la pelirosa mientras veía a las dos féminas con un gran sonrojo en su cara.
Por otro lado, el más joven del grupo miraba con algo de indiferencia a las dos chicas, aunque muy en el fondo le causaba algo de curiosidad. En cambio, Kyojuro y Giyuu solo dibujaron una tenue sonrisa, esto a que las chicas que respectivamente les interesaban al fin puedan estar bien consigo mismas.
- No cabe duda que mamá es genial - Pensó la ojirubí con orgullo por la forma en que su madre manejo la situación.
- Espero que Taisho-san sea así de comprensiva en cuanto le diga que quiero salir formalmente con su hija - Fue lo que cruzó por la mente del pelidurazno mientras veía de reojo a la joven cazadora - Realmente eso espero -
Todo hubiera quedado de esa forma, de no ser por la bocota de cierto Pilar de ojos vino y vestimenta extravagante.
- Como quisiera cambiar lugar con Kocho, yo también quiero reposar mi cabeza en el generoso pecho de Taisho -
En cuanto termino de hablar, Uzui sintió las miradas asesinas de Iguro, Rengoku y Tomioka, por lo que corrió por su vida al ver que los tres lo perseguían con katana en mano.
El resto solo negaron levemente con la cabeza por el comentario fuera de lugar del Pilar del Sonido.
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Hola mis estimados lectores, espero que estén muy bien, les traigo el capítulo 25.
No se ustedes, pero parece ser que me puse sentimental eb la mayor parte del capítulo 🤭.
Agradezco enormemente que sigan la historia, eso siempre me motiva a seguir escribiendo 📝🥰.
Sin nada más que decir les mando un fuerte y caluroso abrazo, nos leemos en el siguiente capítulo 😊.
Que tengan una excelente mañana 🌄, tarde ☀️, noche 🌙.
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