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CAPÍTULO 16

- ¡Hey niña! ¿Hasta cuándo tendrás la osadía de dormir? ¡Despiértate mocosa floja! -

- ¿Por qué tanto escándalo? Déjenme dormir un rato más - Pensó con fastidio la ojirubí mientras fruncía el ceño, pero de un momento a otro los sucesos del Monte Natagumo llegaron a su mente haciendo que abriera los ojos.

Al ya estar completamente despierta Sumiko comenzó a mirar a los alrededores con algo de curiosidad, tratando de reconocerla, pero no logró hacerlo. Dirigió su mirada al frente para toparse con un grupo de personas que la miraban fijamente haciendo que se pusiera un poco nerviosa.

- ¿Esta es la demonio que puede estar bajo el sol? Me la imaginaba más extravagante, aunque no está nada mal, tiene lo suyo - Expresó un tipo albino de ojos vino y vestimenta extravagante.

- Pobrecita, tuvo la mala suerte de ser convertirá, rezare para que su alma sea perdonada - Habló el más alto de los presentes mientras apretaba con fuerza un rosario de tonalidad fucsia.

- Por ella se hará un juicio ¿No? Esto será interesante - Mencionó un chico de cabellera rubia con puntas rojas.

- Me pregunto si el clima se mantendrá así hasta mañana - Era los pensamientos del más joven de los cazadores ignorando completamente la razón de estar ahí.

- Por lo que oí esta linda chica salvo a otra cazadora sin ni siquiera dudarlo, es el tipo de acto más puro que puede hacer una persona - Pensó una joven de cabellera rosa con puntas verde mirando con admiración a la peliburdea.

- ¿Quiénes son usted...? - La peliburdea no pudo terminar su pregunta debido a que un Kakushi la había callado tras haber bajado su cabeza al suelo.

- Muestra más respeto quieres, no estas ante cualquier cazador, estas nada menos que en la presencia de los Pilares -

- Ara, Ara, esa no es forma de tratar a una dama - Habló esta vez una chica de orbes morados - Así que no seas muy rudo por favor -

- Mis más sinceras disculpas Kocho-sama, no volveré a hacerlo -

Mientras el Kakushi se disculpaba con la de puntas moradas fue el momento en que Sumiko pudo apreciar con más detalle a las seis personas que la miraban, o mejor dicho cinco.

- ¿Pilares? Entonces son como mamá, son los cazadores más fuertes con las que cuenta la Organización - Soltó un suspiro llamando la atención de los Pilares - Disculpen, pero alguien me podría decir en qué lugar me encuentro y la razón de ello -

Shinobu estaba por contestarle a la menor, pero alguien más le había ganado la palabra.

- Esa es una pregunta más que tonta, tu muy bien debes de saber por qué te encuentras aquí - El tono fanfarrón en como lo dijo el albino molestó un poco a la ojirubí.

- Es más que obvio que si lo pregunto es porque no lo sé, señor - Respondió la joven imitando al tipo.

- Deberías de reconsiderar tu forma de hablarme mocosa, no estás en una buena posición que digamos, así que modera tu actitud, ten más respeto quieres, tal parece que no te enseñaron a respetar -

- Por supuesto que lo hicieron -

El resto de los Pilares miraban con algo de asombro como la peliburdea y el albino estaban discutiendo.

- Pues tal parece que no lo hicieron bien, porque no tienes modales niñita -

- Claro que lo hicieron, pero mi madre también me enseño que el respeto se gana, no importa la edad-

- Vaya que esa chica es interesante, no le importa que esté a punto de ser enjuiciada, eso sí es tener carácter - Fue el pensamiento del rubio, el cual continuaba vieron la discusión verbal.

- Ya contrólese Uzui-san, Kamado-chan esta en todo su derecho de saber el lugar al que ha sido traída - Intervino la ojimorada al ver que eso iba para largo.

El mencionado Pilar solo chasqueó la lengua para guardar silencio segundos después.

- Bien Kamado-chan, me imagino que tu pregunta es saber en dónde te encentras ¿No es así? - La vio asentir - Estas nada menos que en la Sede de los Cazadores de Demonios y se te ha traído aquí para que puedas ser enjuiciada -

- Pienso que el juicio no debería ser necesario, su presencia demoniaca es más que prueba suficiente para no confiar en ella, deberíamos decapitarla en este preciso instante - Exclamó el rubio haciendo amago de tomar su katana.

- Yo con mucho gusto me encargare de hacerlo, así aprenderá a recordar su lugar - Esta vez sugirió el ojivino - Lo hare de una forma muy vistosa -

Después de esas palabras todos expresaron sus ideas de cómo llevar a cabo este delicado asunto, bueno casi todos, mientras la peliburdea no apartaba la mirada de ellos; pero no paso mucho tiempo para que una nueva voz se uniera a la conversación haciendo que la joven lo buscara y encontrando al dueño de esta, el cual estaba arriba de un árbol siendo acompañado de lo que parecía ser una serpiente albina.

- Creo que se están olvidando de algo - Señaló un determinado lugar con uno de sus dedos - ¿Qué es lo que vamos a hacer con Tomioka y Tsuyoi? No entiendo por qué ellos no se encuentran maniatados - Sumiko dirigió su atención solo para ver con sorpresa de quienes se trataban - Según tengo entendido por Kocho ellos violaron las normas al evitar que la demonio fuera eliminada - Eso hizo que el asombro en la menor creciera más - ¿Tienes algo que decir en tu defensa Tsuyoi? - Preguntó mirando al pelidurazno - O tu Tomioka ¿Alguna excusa que tengas en mente? - Su molestia creció debido al silencio de los mencionados Pilares.

- Tranquilo Iguro-san, no hay que alterarnos, ellos vinieron por voluntad propia, podemos interrogarlos después de encargarnos de Kamado-chan - Intervinó la Pilar de ojos morados.

- Me sorprende que alguien que insultara a una Pilar a tal grado de no esté aquí tenga consideración con personas similares a ella - Ante tales palabras los demás vieron con algo de asombro como la sonrisa de Shinobu se borró por algunos segundos.

- Me pregunto por qué la sola mención de esa cazadora provocó que una gran tensión se formara entre ellos dos -

- Eso no viene al caso Iguro-san - A pesar de tener una sonrisa en el rostro la ojirubí pudo percibir el aroma de enojo emanar de la de puntas moradas - Bien Kamado-chan, dinos la razón por la que alguien como tu esta en esta Organización sabiendo el riesgo que conlleva estar rodeada por cazadores-

- Eso es más que lógico, ella ha sido enviada por Kibutsuji para obtener información - Volvió a hablar el albino - No sé cómo hizo el maldito para crear a un demonio que no le afecte el sol, pero sea como sea no quiso desaprovechar eso para tener un infiltrado en este lugar -

- Lo que acabas de decir no tiene mucha lógica - Tomó la palabra el rubio - De haber logrado crear a un demonio así debió de haberla absorbido o comido para ver si llegaba a tener dichas habilidades -

- ¡No es nada de lo que ustedes dicen, me libere del control de ese maldito hace muchos años! - Gritó Sumiko llamando la atención de todos - Lo único que deseo es matarlo el día que lo vea - Apretó la mandíbula - Mato a toda mi familia, lo único que él tiene de mi es mi más profundo odio -

- Eso solo son patrañas niña - Tomó palabra esta vez el Pilar que estaba en el árbol - Entonces como explicas que puedas estar bajo el sol y según nos quieres dar a entender, sin atacar a ningún humano -

- Eso se lo debo a una gran mujer, ella me salvo de las garras de ese demonio y se hizo cargo de mi después de eso - A pesar de la situación no pudo evitar dibujar una sonrisa - Ha cuidado de mi como una hija desde entonces -

- Eso es muy lindo, esa mujer debe de ser un ángel, no le importo que esta lindura de niña fuera un demonio para cuidar de ella, eso es un verdadero amor maternal - Pensó con emoción la pelirosa.

- No puedo creer lo que dices niña, no me parece que una simple civil haya acogido a un demonio como hija - Expresó el rubio siendo apoyado por los demás.

- ¡No es una simple civil! ¡Mi madre es una gran ca...! - Sumiko se detuvo en el preciso momento que iba a decir el oficio de su mamá, desgraciadamente la mayoría entendió lo que iba a decir.

- Vamos mocosa, termina de hablar - La peliburdea dirigió su atención a un recién llegado cazador peliblanco, el cual tenía múltiples cicatrices en su cuerpo - Ibas a decir que una estúpida cazadora se hizo cargo de ti ¿O me equivoco? -

- ¡Ella no es ninguna estúpida! - Como pudo, la chica se colocó de pie para encarar al peliblanco - No permitiré que la insultes -

- Vaya, vaya, parece ser que esta mocosa tiene muchas agallas para responderme - Respondió el Pilar con una sonrisa sádica - ¿Qué esperas? Dinos el nombre de esa maldita mujer que traiciona a la Organización - Vio con satisfacción como la menor tensaba la mandíbula - En cuanto acabe contigo iré tras ella para darle su merecido casti...-

Todo había ocurrido en cuestión de segundos, el resto de los Pilares miraron con asombro como la ojirubí le había asestado una fuerte patada al Pilar del Viento, tal fue la fuerza del ataque que lo había mandado a estamparse a la pared.

- ¡Que fuerza y velocidad! Ni siquiera Shinazugawa tuvo oportunidad de defenderse - Fueron los pensamientos del Pilar del Sonido, Uzui Tengen.

- No le importo golpear a Shinazugawa-san con tal de defender a la mujer que la crio, es un sentimiento realmente puro - Pensó admirada la Pilar del Amor, Kanroji Mitsuri.

- ¿Tanto es el cariño y admiración que tiene Kamado-chan por esa mujer que no duda en enfrentarse a quien hable mal de ella? - Ese era el pensamiento que cruzaba por la cabeza de la Pilar del Insecto, Kocho Shinobu.

- No sé cómo dejan que gente como usted se convierta en Pilar - Exclamó la Mizunoto mientras sus rasgos demoniacos se hacían levemente notorios - A alguien que juzga a la gente antes de tan siquiera conocerla, Pilar o no quiero que le quede algo muy en claro ¡Jamás permitiré que el buen nombre de mi madre sea ensuciado! -

- Maldita, te hare tragarte tus estúpidas palabras - Rápidamente Shinazugawa desenvaino su katana para arremeter contra la chica - Ya verás por qué soy un Pilar -

- Shinazugawa-san, contrólese de una vez -

Haciendo oídos sordos a la ojimorada el Pilar se abalanzaba sobre Sumiko con claras intenciones de asesinarla, por fortuna esta lograba evadir los mortales ataques, aunque esto no duró por mucho tiempo; al no estar completamente recuperada de su pelea con Rui el cansancio le había jugado en su contra, cuando quiso saltar para evadir un ataque sus piernas no le respondieron como ella hubiera desea y terminó siendo herida en el pecho por la nichirinto del peliblanco.

- ¿Qué? ¿Es todo lo que tienes? Pensé que evitarías que ensuciara el nombre de tu estúpida madre, pues veamos que reacción tiene en cuanto sepa que fuiste exterminada - Con lentitud y con la sádica sonrisa en su rostro levanto su arma para darle a la menor el golpe definitivo.

- ¡Shinazugawa, detente! ¡Esto está yendo demasiado lejos, es mucho hasta para mí! - Trató de detenerlo el Pilar de la Llama, Rengoku Kyojuro.

- No le hagas caso a Rengoku, córtale la cabeza a ese demonio de manera extravagante -

Giyuu y Sabito estaba a punto de intervenir cuando de la nada una inmensa cantidad de flechas caía sobre Shinazugawa, dejándolo completamente inmovilizado en el suelo.

- ¡¿Esas flechas?! No puedo equivocarme, debe de tratarse de...- Sumiko levantó su cabeza para mirar al techo de la residencia y ver con alegría a la persona que se encontraba ahí.

- Parece ser que tus malditos modales no han cambiado en todos estos años Shinazugawa - Varios de los que se encontraban ahí abrieron mucho los ojos al reconocer esa voz - Que lastima -

La dueña de tan suave voz saltaba de donde se encontraba para ir hacia la herida peliburdea, quien con lágrimas en los ojos no pudo evitar sonreír con dicha.

- Okaa-san ¿Realmente eres tú? - Susurró la menor en el preciso momento en que la azabache se encontraba frente a ella acariciándole su mejilla.

- Claro que si cielo, lamento mucho haber tardado en llegar, en cuanto Kuro me dijo lo que estaba ocurriendo vine lo más pronto posible - Se disculpó mientras una mirada de preocupación se hacía presente - ¿Cómo te sientes? -

- Ahora me encuentro mucho mejor al verte aquí Okaa-san -

Mitsuri no entendía muy bien lo que estaba ocurriendo, estaba por preguntarle a su antiguo maestro cuando notó que este tenía una cara de completo asombro y ¿Felicidad? o eso quería imaginar, se giró hacia el albino solo para encontrarlo con la misma expresión que el rubio. Extrañada la pelirosa miró a los demás Pilares solo para descubrir que Iguro, Kocho y hasta Himejima estaban igual de sorprendidos.

- ¿Quién rayos eres tú? Solo está permitido la entrada a cazadores de alto rango - Exclamó molesto el Kakushi que había despertado a la pequeña Hanyou - Identifícate - Exigió el hombre a la mujer con vestimenta completamente diferente a la de los cazadores.

Después de colocarle su haori a la ojirubí, la ojidorada soltó un suspiro cansado para girarse a quien le había hecho la pregunta.

- ¿Tanto he cambiado como para que no seas capaz de reconocerme Gotou? -

- ¡¿Taisho-sama?! - Gritó con sorpresa en cuanto había mirado con mucha atención a la mujer, la cual le brindaba una pequeña sonrisa - ¡¿Por todos los cielos por fin regreso?! - Exclamó con emoción mientras algunas lágrimas salían de sus ojos.

- ¿Quién fue el maldito que hizo esto? - El tranquilo ambiente fue roto por el grito del peliblanco - Si descubro quien fue me las pagara muy caro -

Kagome se giró hacia el Pilar con una expresión seria, se encamino hacia él mientras sacaba una flecha de su carcaj.

- No hay necesidad que lo busques Shinazugawa - Fue ahí donde el mencionado por fin sabia quien había sido el responsable de dejarlo inmovilizado.

- ¿Taisho? ¡¿Qué te pasa maldita loca?! Años de no vernos y me clavas al suelo - Esas palabras molestaron un poco a la mencionada - ¿Por qué carajos lo hiciste? -

- Shinazugawa, no creo que estés en posición de atacarme, si me lo propongo soy capaz de terminar contigo en este preciso instante - Y para ser énfasis a sus palabras le coloco la punta de la flecha en su garganta, logrando lo que muchos nunca han podido hacer, asustar al Pilar del Viento.

- ¡¿Es...estás loca Taisho?! Aleja esa cosa de mi garganta - Pidió con voz nerviosa - Y dime la razón de este estúpido comportamiento tuyo - Suspiró con alivio en cuanto la azabache había alejado la flecha de él.

- Por haber lastimado a mi hija, idiota - Se alejó del ojiamatista para colocarse enfrente de los asombrados cazadores - Es bueno ver nuevas y viejas caras entre los Pilares, pero voy a dejar algo muy en claro - La seriedad en su voz dejo aún más asombrados a los cazadores - No se atrevan a hacerle daño a Sumiko o realmente sabrán hasta donde estoy dispuesta a llegar con tal de defenderla -

Un tenso silencio se hizo presente, cada uno de los Pilares no podía dejar de mirar a la ojidorada, técnicamente no estaban preparados para volverla a ver ni mucho menos en una situación demasiado delicada como esta.

Sin ni siquiera esperar respuesta Kagome se dirigió nuevamente hacia su hija, la cual no podía dejar de mirarla con gran admiración, en eso dos niñas aparecieron en el porche de la enorme casa anunciando la llegada del líder de los cazadores de demonios.

- Buen día mis queridos niños- Habló el hombre de cabellera negra con una cicatriz cubriendo la mayor parte de su rostro - Hoy hace un buen tiempo, imagino que el cielo esta azul, es una alegría que podamos reunirnos los mismos rostros después de seis meses- Como si su vista no estuviera nula dirigió su atención hacia la azabache - Y no solo eso, parece ser que alguien decidió regresar con nosotros - Una pequeña sonrisa se formó en su rostro - Es realmente un gusto y alegría que estés con nosotros primera Pilar del Agua o mejor dicho Kagome - Eso hizo que tanto Tomioka y Tsuyoi quedaran en shock, ya que frente ellos por fin se encontraba nada menos que su antecesora.

- Para mí es un gusto ver que se encuentra bien de salud Oyakata-sama, usted ha estado presente en cada una de mis oraciones - Respondió la Pilar en el momento que brindaba sus respetos hacia él - Con todo respeto pido permiso para que mi niña se retire para que pueda descansar - El Patrón estaba por responder cuando alguien más había tomado la palabra.

- ¡¿Con que derecho te crees para pedir eso?! Esa chica está aquí para que sea enjuiciada - Exclamó con indignación el Pilar del Sonido mientras se acercaba a la fémina, mientras los demás solo se mantenían al marguen.

- Con el derecho de que soy su madre, además, no entiendo el motivo de tal juicio, ella no ha hecho algo malo para que lo amerite -

- ¡¿Es un demonio por todos los cielos?! - Gritó con obviedad - Nada asegura que más adelante pueda atacar a algún civil -

- Eso nunca pasara, así que no te metas -

- Pues no permitiré que esa mocosa se vaya de este lugar - Extrañado el ojivino percibió como una pequeña sonrisa se dibujaba en la azabache para momentos después esta silbara; solo fue cuestión de segundos para que el Pilar se encontrara en el suelo siendo inmovilizado por un enorme lobo albino.

- ¡¿De dónde carajos salió ese enorme animal?! - Fue el común pensamiento de Giyuu y Sabito sin dejar de mirar con asombro la escena.

- ¡Dile a tu saco de pulgas que se quite de encima! - Exigió el albino con molestia, pero se contuvo en cuanto Ranga le gruñía mientras le mostraba sus afilados colmillos.

- Yo que tu tendría mucho cuidado en cómo te diriges a él, nunca le has caído bien a Ranga - Aconsejó Kagome con algo de diversión - Él le tiene un inmenso cariño a Sumiko y no le importara arrancarte la garganta si piensas siquiera lastimarla -

- No cabe duda de porque Taisho-sama es una de las Pilares más fuertes de la Organización, sabe poner en su lugar a quienes quieren pasarse de la raya - Fueron los pensamientos de Gotou sin dejar de mirar la escena que se suscitaba ante su presencia.

Pero eso no quedo así, Tokito lanzó un par de piedras con mucha fuerza con la intención de golpear a la ojidorada para que dejara hablar a Oyakata-sama, pero no contaba es que dichos objetos pasaran zumbando por ambos lados de su cabeza.

- Es una falta de respeto interrumpir una plática ¿Lo sabias? - Cuestionó la Taisho mientras se volvía a colocar el arco en su espalda, ya que fue lo que utilizo para devolver las piedras a su agresor - Así que por favor no lo vuelvas hacer, Tokito -

El de puntas mentas por primera vez mostro un gesto de completo asombro, no se habían presentado aún como para que la mujer frente a él supiera siquiera su nombre.

- Así que fuiste tu hija mía - Pensó Kagaya teniendo una posible respuesta a eso, pero la voz de una pequeña niña lo sacó de sus pensamientos.

- ¡Nee-chan, Okaa-san al fin las encontré! -

Parecía ser que las sorpresas para los Pilares no paraban, de la nada vieron como una pequeña pelinegra de ojos violeta corría en dirección de la Pilar del Agua con los brazos abiertos y una tierna sonrisa en su rostro.

- ¡Nezuko, espera! ¡No puedes entrar ahí! -

Kagome no daba crédito a lo que veía, su hija menor se dirigía corriendo hacia ella con una gran sonrisa en su rostro, mientras que detrás de ella Kuro la seguía tratando de detenerla.

- Nezuko, linda ¿Qué haces aquí? - Preguntó en cuanto la niña llego con ella para después tomarla en brazos - Se supone que Ranga tendría que haberte dejado con Kuro en mi antigua Finca -

- Ya estábamos ahí, pero Nezuko no le agrado la idea de estar ahí sola por lo que me suplico que la trajera aquí - Comenzó a explicar el cuervo en cuanto se colocó en la cabeza de la menor - Por supuesto que me opuse, pero el tonto de Ranga hizo oídos sordos a mis negaciones y la trajo a este lugar -

- Por lo menos tuvo la decencia de bajarla antes de atacar a Uzui - Soltó un suspiro cansado - Oyakata-sama, podría de favor concederme el permiso de que Sumiko se retire junto con su hermana, comprenderá que este no es un lugar para una pequeña de cuatro años -

- Claro que lo entiendo hija mía, ellas pueden retirarse -

- Muchas gracias Oyakata-sama -

Kagome primero montó a Nezuko sobre Ranga para poder ayudar a Sumiko a levantarse, esta trato de oponerse a que la mayor la cargara, pero no pudo hacerlo debido a que la azabache ya la había tomado de la cintura para subirla de igual forma.

Pero de lo que la ojidorada no fue consiente fue que tras esos movimientos su hombro izquierdo quedo levemente expuesto mostrando de esta manera parte de la cicatriz que tenía en ese lugar.

- Okaa-san ¿No vendrás con nosotros? - Preguntó Nezuko al ver que su mamá se quedaba en el suelo.

- No cariño, mami tiene que arreglar un asunto primero - Respondió con suavidad mientras acariciaba la mejilla de la pequeña.

- ¡¿Eso es hermoso?! No cabe duda que el amor de una madre hacia sus hijos no tiene límites - Fue el pensamiento de Mitsuri mientras no podía dejar de mirar con entusiasmo lo que estaba sucediendo frente a sus ojos.

- ¿Segura que está bien que te quedes Okaa-san? - Preguntó algo preocupada la peliburdea - Si es necesario que me quede puedo hacerlo -

- No es necesario mi pequeño petirrojo, conmigo basta para aclarar todo este pequeño embrollo - Notó en la menor un gesto inseguro - En serio, no tienes nada por qué preocuparte más que por recuperar tus energías ¿Harías eso por mí? -

Sumiko sabía que no podía ganarle a su madre y menos si le hablaba de la manera dulce que a ella le encantaba, por lo que termino cediendo.

- Bien Ranga pueden retirarse y por nada le mundo te desvíes del camino ¿Quieres? - Como respuesta Kagome recibió una lamida del enorme can - No creas que con eso vas a contentarme muy fácilmente, sabes muy bien que lo que hiciste no fue correcto - Después de decir eso comenzó a buscar algo dentro de las mangas de su traje.

- ¿Y esto que es Okaa-san? - Preguntó con curiosidad la peliburdea tras recibir unos pequeños papeles de parte de la mayor.

- Son unos talismanes para crear barreras espirituales, en cuanto llegues a la Finca los colocas en puntos estratégicos, todos contienen algo de mi reiki, así que no gastaras nada de energía; de esta manera nadie además de mi podrá entrar; de acuerdo Ranga, ya puedes quitarte del idiota extravagante e irte, tratare de llegar ahí antes del anochecer -

Sin más el albino lobo se retiró de ahí con las niñas siendo observado por los demás Pilares, los cuales solo permanecieron como espectadores; en cuanto Kagome los perdió de vista se giró para ir hacia el malhumorado Shinazugawa, el cual le estaba lanzando una afilada mirada, pero está ni se inmutaba.

- Hasta que al fin te dignas a liberarme mujer - Reprochó mientras la azabache quitaba uno a uno las flechas que tenían inmovilizado al peliblanco - No tenías que llegar hasta este grado, tonta -

- No tientes tu suerte Shinazugawa, hay más de una manera para tenerte quieto - Respondió mostrando una sonrisa burlesca.

La azabache se alejo del ojiamatista en cuanto había retirado la última flecha y la colocaba en el carcaj junto a las demás.

- Ahora lo que sigue -

Ante la atenta mirada de los cazadores, Kagome comenzó a dirigirse hacia donde se encontraban los otros dos Pilares del Agua, los cuales la miraban con cierto aire de curiosidad pero esta se transformó en sorpresa en cuando la chica hacia una leve reverencia.

- Primero que nada, quisiera agradecerles por evitar que la Pilar del Insecto matara a mi hija - Por breves segundos miro a dicha persona, la cual de manera inconsciente agachaba la mirada - Eso compensa lo de hace dos años - Ambos chicos abrieron los ojos ante tales palabras - Es bueno ver que tienen un mejor criterio a la hora de tomar decisiones, es un honor poder presenciar eso -

- No...no es para tanto Taisho-san - Respondió el pelidurazno entre tartamudeos - Además el honor lo tenemos nosotros al por fin conocerla, usted fue una motivación muy grande para seguir esforzándonos -

- Es bueno saber eso - Respondió con una sonrisa que hizo sonrojar a los varones mientras que a Iguro y Rengoku se les marcaba una pequeña venita en la sien - ¿Ves que mi corazonada no estaba de todo mal Tomioka? - Cuestionó mientras acercaba un poco su rostro al del pelinegro - Al final si nos volvimos a ver - Ante tales palabras el ojiazul quedo mudo, pero lo que ocurrió después hizo que más de uno tuviera diversas reacciones.

- Hijas mías, alguien me puede decir que es lo que acaba de suceder - Pregunto Kagaya ante el silencio que se formó.

- Por supuesto, la Pilar del Agua Taisho Kagome-sama de dio un beso en la mejilla al Pilar del Agua Tomioka Giyuu-sama mientras el resto de los Pilares miran con sorpresa tal escena -

- Vaya sorpresa, Kagome ahora es un poco atrevida, espero que eso no le cause problemas a Giyuu -

Pero las pequeñas habían omitido dos cosas; la primera era el gran sonrojo que tenía el pelinegro de ojos azules y la segunda fueron las miradas asesinas que ciertos chicos le lanzaban al pobre Tomioka.

No cabe duda que después de eso las cosas se pondrán un poco interesantes.

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Bueno, esto se esta poniendo más interesante 😉.

Espero que este capítulo sea de su total agradado 😊.

Sin mas que decir les mando un fuerte abrazo y mis más sinceros agradecimientos por seguir esta historia 😘.

Les deseo una bellísima y tranquila mañana 🌄/ tarde ☀/ noche 🌙.

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