Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

CAPÍTULO 13

- La Selección Final de este año fue brutal - Empezó a relatar un chico a su compañero.

- ¿Por qué lo dices? -

- Se rumorea que solo cinco chicos lograron aprobarla - Este escucho al otro chico soltar un silbido de sorpresa - Cada vez son menos cazadores que ingresan a la Organización -

- Y para variar los demonios no dejan de multiplicarse -

- No tiene por qué preocuparse - Se integró una tercera voz a la plática - Entre esos chicos se encuentra la Tsuguko de Kocho-sama -

- Es verdad y por lo que escuche dicen que es muy buena con el manejo de la katana - Respondió la primera voz - Estamos en buenas manos -

- Cambiando de tema ¿Escucharon el otro rumor que circula en la Organización? - Cuestionó el tercer chico, vieron que los otros dos negaban - Es sobre Taisho-sama -

- ¿Sobre Taisho-sama? ¿Enserio? - Lo vio asentir al mismo tiempo que una sonrisa misteriosa se forma en su rostro - Cuéntanos hombre, no nos dejes con la duda -

- Pues que están empezando a considerar a la Pilar del Agua como muerta-

- ¡¿Eso no puede ser posible?! Estamos hablando de la Pilar con más trayectoria en esta Organización, además de las mejores de la historia - Exclamó indignado el primer chico.

- Oye, oye, no es para que te exaltes, yo solo digo lo que oí - Trató de calmarlo - Además hay que ser realistas, en los cuatro años que han pasado desde su desaparición no ha habido seña alguna de ella -

- Sí, pero eso no quiere decir que esté muerta, para eso tendrían que encontrado primero su cuerpo - Respondió algo renuente el segundo chico.

- Sabes muy bien que eso no es muy necesario, los demonios pudieron habérsela comido -

- Aun así no creo que...-

- En vez de estar chismoseando como adolescentes deberían estar entrenando holgazanes - Esa voz provoco que el trio de chicos se estremecieran del miedo - ¿Qué esperan? ¿Qué los lleve de la mano? ¡Largo! -

El grupo de chicos salió huyendo del lugar después de escuchar ese grito, no querían saber lo que podría hacer un Pilar enojado y menos si tenía una serpiente como acompañante.

- ¿Mala noche Obanai? - Preguntó una risueña voz, provocando que el mencionado bufara.

- ¿Qué quieres Kyojuro? - Respondió de mala gana.

- Saber por qué cargas un humor de perros, así hasta te pareces a Shinazugawa - Soltó una pequeña risa cuando este chasqueo la lengua - ¿Realmente te molesto mucho lo que esos chicos dijeron? -

- ¿A ti no? - Respondió con otra pregunta - No sé de dónde sacan tanta estupidez, pero en donde me entere quien fue el bocón no volverá a ver la luz del día - Y para afirmar su cometario sujeto con fuerza el mango de su nichirinto.

- Trata de calmarte, nuestro deber es proteger vidas, no eliminarlas - Soltó un suspiro cansado - Además no deberías caer en eso, son solo rumores, tú y yo sabemos que eso está muy lejos de ser verdad, ella es muy fuerte y no por nada se volvió Pilar a tan corta edad -

- Claro que lo sé, pero eso no quita que me enfurezca en oírlas y más de cazadores novatos -

- Ya, ya, que te parece si te invito a comer para que se te bajen los zumos - Aconsejo mientras le alborotaba el cabello - Acaban de abrir un nuevo puesto de ramen no muy lejos de aquí -

- Lo que tú quieres es tener compañía mientras comes - Respondió al mismo tiempo que alejaba la mano del rubio de su cabeza.

- Como sea, entonces ¿Me acompañas? -

- ¿Tengo otra opción? - Vio cómo su compañero y amigo negaba con una sonrisa en su rostro - Vayamos antes de que me arrepienta -

Sin más ambos Pilares se retiraron de ahí hacia dicho lugar, pero un pensamiento en común cruzo por sus cabezas.

- Espero que estés bien aneki -

**************************

Kagome se encontraba tendiendo algunas mantas cuando un par de estornudos la aquejaron, llamando la atención de sus dos hijas, las cuales la estaban ayudando en ese momento.

- ¿Estas bien Okaa-san? Deberías descansar, tal vez te quiera dar un resfriado -

- Estoy bien Sumiko, tal vez alguien solo se está acordando de mi -

- ¿Segura? - La vio asentir - Si tú lo dices - Expresó no muy convencida - Okaa-san -

- Dime cariño - Respondió mientras recibía la punta de la manta que Nezuko le estaba dando.

- ¿Cómo le haremos cuando ambas nos vayamos a misiones? No podemos dejar a mi hermanita sola por mucho tiempo -

- ¡Es cierto! - Terminó de tender la última manta para mirar a la peliburdea - Pues cuando eso llegue a suceder podríamos encargársela a Riku-san -

- ¿Crees que ella quiera Okaa-san? -

- Por supuesto que sí cariño, ella está muy encantada con Nezuko, además no creo que sea muy recurrente que nos toquen misiones al mismo tiempo - Sonrió al ver a la menor tranquilizarse - Y si por las circunstancias nos sobrepasan me veré en la necesidad de regresar a la Finca y solicitar la ayuda de algún Kakushi -

- Kagome, llego un paquete para Sumiko, craw -

- ¿Enserio Kuro? - La mencionada vio al cuervo asentir - ¡Tal vez sea mi uniforme! -

La menor se echó a correr olvidando por completo a su mamá y hermanita, lo cual la mayor la veía con algo de asombro.

- Bien cariño, dejemos la cesta en su lugar y alcancemos a tu hermana - La pequeña ojivioleta asintió para tomar la mano de la azabache y dirigirse al interior de su casa.

***************************

Kagome se encontraba recogiendo la mesa mientras Sumiko en compañía de Nezuko se había ido a su cuarto a probarse su uniforme; a decir verdad la peliburdea quería hacerlo en el momento en que vio el paquete, pero la ojidorada no se lo permitió ya que ninguna de las dos había ingerido alimento en la mañana, por lo que la convenció de cambiarse después de comer.

La azabache estaba guardando los platos cuando de repente vio a la pequeña pelinegra entrar corriendo a la cocina y abrazarse de sus piernas.

- Cielo ¿Qué es lo que sucede? - Cuestionó al mismo tiempo que la cargaba, solo para ver que esta tenía la cara muy roja - Nezuko ¿Qué fue lo que viste para que terminaras como tomate maduro? -

- Creo que eso yo te lo puedo responder Okaa-san -

En cuanto Kagome escucho la voz de Sumiko dirigió su atención hacia la entrada de la cocina, solo para mirar con sorpresa a una muy sonrojada ojirubí vestida con su uniforme, en cuanto la mayor salió de su asombro una gran vena se le marco en la sien.

- Cielo ¿Recuerdas quién te tomo las medidas? - Pregunto con una expresión serena, pero la peliburdea sabía que era lo contrario ya que su agudo olfato identifico el aroma a enojo en ella.

- Un hombre con lentes y cubierto de la cara -

- ¿Tú solicitaste ese modelo? -

- ¡Por supuesto que no! Como no sabía de eso le dije que se lo dejaba a su criterio -

- Maeda, reza porque no me tope contigo de lo contrario date por muerto - Fue el furioso pensamiento de la azabache sin dejar de mirar a su hija mayor, la cual tenía puesto un muy revelador atuendo.

- Sumiko ve a cambiarte, más tarde me encargare de eso -

La menor fue a cambiarse a su cuarto como se lo solicito su madre, por suerte el aroma de enojo poco a poco iba desapareciendo haciendo sentirse más tranquila; sabía que su molestia anterior no fue por su causa sino de quien hizo su uniforme.

***************************

Dos niñas se encontraban corriendo por todo el patio trasero bajo el cuidado de un lobo albino mientras esperaban que su mamá regresara de una misión que le habían asignado anoche, todo estaba tranquilo hasta que el can percibió el sonido de tintineos subiendo las escaleras del templo, por lo que sus instintos protectores se activaron.

- ¿Sucede algo Ranga? - Pregunto Sumiko en cuanto escucho al lobo gruñir.

Ranga se levantó de su lugar para encaminarse al frente; Sumiko algo confundida cargo a Nezuko para seguirlo, apresuro el paso cuando escucho la voz de un hombre gritar por ayuda ya que un enorme animal quería comérselo.

La escena que la ojirubí vio le causo algo de gracia; en la copa de un árbol se encontrar un hombre y en el suelo estaba Ranga tratando de subir mientras le gruñía. Por lo que ella pudo apreciar, el tipo tenía un sombrero con campalillas colgando del mismo, su rostro no era visible debido a que portaba una máscara Hyottoko.

- ¡Que divertido! ¡Yo también quiero intentarlo! -

Sumiko termino su escrutinio en cuanto escucho la voz de su hermanita quien no para de reír, la mayor negó con suavidad ante lo dicho por la pequeña, quien para sus ojos eso era un juego; con pasos lentos se acercó al lugar para así ayudar al pobre hombre.

- Déjalo bajar Ranga, te aseguro que el señor no viene con malas intenciones - Satisfecha vio como el can se alejaba de ahí y le permitía al sujeto bajar del árbol.

- Esa clase de animales no deberían andar libres, podría hacerle algo a alguien - Se quejó el tipo en cuanto se acercó a la peliburdea.

- Lamento mucho el susto, Ranga normalmente es muy tranquilo - Se disculpó obteniendo como respuesta un bufido - ¿En qué puedo ayudarlo? -

- Oh cierto, casi lo olvidaba - Susurro sin prestarle mucha atención a la menor - Me presento, soy Haganezuka, fui el encargado de forjar una katana para Kamado Sumiko y he venido a entregársela -

- ¡Al fin llego! - Pensó emocionada la peliburdea - Mucho gusto Haganezuka-san, yo soy Kamado Sumiko, vayamos adentro para estar más...-

El hombre empezó a hablar ignorando por completo a la chica, la cual lo miraba de una forma rara y sin perder detalle de lo que este hacía, lo cual era colocar frente a él lo que momentos antes cargaba en su espalda.

- Mi madre no se encuentra en este momento, pero no creo que se moleste si...-

La joven trato nuevamente llamar su atención, pero el resultado fue el mismo que el anterior, la dejaba de lado mientras continuaba con su explicación sobre la nichirinto y el proceso que se realizó para ser fabricada.

Sumiko ya no intento hablarle nuevamente por que sospechaba que este no le haría el menor caso hasta que acabara de hablar; estuvo en silencio por lo que parecían diez minutos hasta que la ojirubí se animó a volverle hablar. Estuvo a nada de tocar su hombro cuando este se giró para ahora si mirarla.

- Vaya, vaya ¡Tengo una niña iluminada frente a mis ojos! - Sumiko pudo percibir mucha emoción en su timbre de voz - Este es un muy buen augurio -

- Bueno soy hija de Tanjuro y Kie, y actualmente soy hija de Ta...- Respondió algo incomoda y algo inconclusa debido a la cercanía del sujeto.

- No me refería de quien eres hija, lo dije porque posees cabello y ojos rojizos, niños así son el orgullo de familias que trabajan con el fuego - Explico al mismo tiempo que pinchaba la mejilla de la peliburdea - Auch, eso dolió mocosa -

- Nezuko, eso no se hace -

La pelinegra hizo un puchero al oír a su hermana reprenderla, aunque no se arrepentía de haber mordido al hombre que estaba "lastimándola", la quería mucho por lo que haría lo que pudiera para defenderla de tipos así.

- Primero un enorme animal me persigue y luego una niña berrinchuda me muerde, este día no podría ir peor - Sumiko volvió a disculparse para al fin todos ingresaran a la casa.

Después de dejar al herrero en la estancia la peliburdea se retiró un momento a la cocina para preparar algo de té, dejando a la ojivioleta con el de la máscara Hyottoko. Por muy extraño que fuera Haganezuka podía sentir la penetrante mirada de la pequeña sobre él; por suerte la joven no tardó mucho en volver.

- Bien, como te había dicho antes las nichirintos son también conocidas como katanas cambiacolor, el color varía dependiendo de su usuario - Explico mientras le entregaba a la chica dicho objeto - Vamos, vamos, desenváinala para ver si adquiere el color que quiero -

Sin querer hacer esperar al herrero, Sumiko pronto hizo lo que este le había solicitado con desesperación, segundos después de haberla desenvainado vio con sorpresa como esta poco a poco adquiría una tonalidad oscura, dejando de esta forma la habitación sumida en un incómodo silencio.

- ¡Es negra, la katana es negra! ¡Yo esperaba que un vivido color rojo apareciera! - Exclamo muy molesto para segundos después abalanzarse sobre la chica.

Haganezuka fue muy rápido que ni siquiera le dio tiempo a la ojirubí crear una barrera para protegerse.

Pero para mala suerte del herrero fue en ese preciso momento que Kagome regresaba; esta miro al sujeto haciéndole una llave a la peliburdea mientras la más pequeña golpeaba al tipo para que la soltara.

- ¡Okaa-san! - Fue el grito de alegría que la ojivioleta había dado al verla para después correr a su dirección - Ayuda a Nee-chan por favor, ese señor le está haciendo daño -

- Descuida cielo, ya me encargo - Respondió para después dirigirse hacia donde Sumiko y el hombre se encontraba - Haganezuka, si quieres seguir forjando katanas será mejor que sueltes a mi hija -

- ¿Y tú quién te crees que...? - Su cuestionamiento quedo a medias al ver con asombro de quien se trataba - Ta...Taisho -

- Estoy esperando Haganezuka, sabes que cuando mi paciencia se acaba no tengo corazón - Como si la menor quemara el mencionado la soltó de inmediato para colocarse de pie como un rayo - Es bueno ver que sabes de lo que hablo -

- Okaa-san, ya estás de vuelta - Expreso Sumiko con la misma emoción que mostró Nezuko.

- Así es cariño - Respondió con gesto suave, cambiándola a una seria en cuanto presto atención al de la máscara Hyottoko - ¿Cuándo será el día que dejes de actuar como un verdadero primate? -

- Tal vez el mismo día en que tú te llegues a casar - Contesto de manera altanera - O sea nunca, ya que no creo que haya ningún valiente que pueda controlar tu humor - Grave error.

De un momento a otro Haganezuka se encontró completamente inmovilizado en la pared por cuatro paredes de flechas, pero lo que lo hizo temblar de miedo fue la flecha que quedó clavada muy cerca de su rostro.

- Wow, Okaa-san eres genial, ni siquiera tuve tiempo de ver como hiciste esos muy certeros tiros -

Kagome no pudo evitar que una gran sonrisa se plasmara en su rostro ante el comentario de Sumiko, soltó un suspiro cansado mientras empezaba a encaminarse al inmovilizado herrero.

- Vamos Taisho, sabes que estaba bromeando, no lo decía enserio -

- Y tú debes recordar que ese tipo de bromitas no me gustan en lo más mínimo - Respondió mientras empezaba a quitar una a una las flechas - Cielo, podrías por favor a prepárame un baño, realmente lo necesito -

La menor asintió enseguida al mismo tiempo que colocaba su katana en la vaina, se retiró de ahí llevándose consigo a Nezuko, intuyendo que su madre quería hablar a solas con el loco hombre.

- Es un gusto volverte a ver Haganezuka - Empezó a hablar la ojidorada en cuando las niñas dejaron la habitación.

- Si claro, se nota mucho - Respondió irónicamente mientras acariciaba sus muñecas - Clavándome en la pared -

- Tú te lo buscaste - Encogió los hombros al decir eso.

- Bien, olvidemos eso y mejor dime que haces en este lugar - Cambió rápidamente de tema al no querer admitir que la azabache tenía razón.

- Pues obviamente aquí vivo ¿No lo crees? -

- Muy graciosita, sabes bien que es lo que quiero decir ¿Por qué no has regresado a tu Finca? -

- Mis motivos tendré Haganezuka - Respondió con un deje de molestia siendo percibida muy claramente por el hombre.

- Como sea; y crees que haya forma de que me expliques como es que en cuatro años te encuentro con dos hijas -

- Digamos que ciertas circunstancias que ocurrieron en esos años me bendijeron con esa dicha - Sin ser consiente dibujo una sonrisa dejando un poco sorprendido al forjador.

- Vaya que has sabido arreglártelas, criar dos niñas además de combatir demonios debe de ser muy pesado -

- A decir verdad sí, pero he podido disfrutar mucho con ellas -

- Eso parece, bien creo que mejor me retiro para que puedas descansar - Se levantó de su lugar siendo seguido por la chica - Espero que te des una vuelta por la Villa un día de estos, no hay día en que Tecchikawahara ansié verte -

- No prometo que eso sea pronto, pero procurare hacerlo - Lo acompaño hasta la entrada de su casa - Cuídese mucho y dele mis saludos a Tora -

- No soy un mensajero y mucho menos de esa horrorosa mujer - Se quejó mientras se colocaba su sombre - Solo por esta ocasión lo hare ¿Me oíste? -

- Sí, sí, como usted diga - Sin más miro al herrero retirarse de ahí mientras murmuraba maldiciones a la tal Tora, eso la hizo reír - Nunca sabré como es que esos dos son hermanos -

En cuanto perdió completamente de vista al hombre ingreso a su hogar para poder descansar un poco de la ajetreada noche que tuvo.

***************************

Kagome y Sumiko aprovecharon que la más pequeña de la casa se encontraba tomando su siesta para entrenar, pero eso no era como los que hacían antes de la prueba, en esta ocasión estaban combatiendo con sus respectivas nichirintos.

- Respiración de Agua, Octava Postura ¡Lago de la Cascada! - Una gruesa cortina de polvo se levantó en cuanto esa técnica dio de lleno en el suelo en cuanto la ojidorada logró esquivarlo sin problemas.

- Respiración de Agua, Primera Postura, Tajo de la Superficie - A duras penas la ojirubí bloqueó ese movimiento, obligándola a tomar una distancia segura - Creo que con eso es suficiente cielo, lo has hecho muy bien - De esta forma la mayor dio por terminada la sesión - Me alegra bastante que puedas manejarla sin problemas - Prosiguió mientras caminaba hacia la sombra de un frondoso árbol para descansar, claro siendo seguida por la menor.

- A mí también Okaa-san, gracias a ti mis dudas se disiparon casi por completo -

- ¿Casi? - La vio asentir - ¿Y cuál sigue siendo tu duda corazón? -

- ¿Es raro que mi katana sea negra? -

- Bueno, no es raro, más bien es algo inusual -

- ¿Es la primera vez que ves una de este color Okaa-san? -

- Sí cariño, a pesar de todos mis años en la Organización nunca se había presentado este caso - Se quedó pensativa por un momento - No estoy muy segura, pero creo que leí entre los registros históricos de la familia que algo similar ocurrió en la Era Sengoku - Eso llamo en demasía la atención de Sumiko - Desgraciadamente olvide donde deje ese pergamino -

- Oh que mal -

- Pero no te desanimes mi petirrojo, en cuanto tenga algo de tiempo me pondré a buscarlo, así que ahora dame una sonrisa de las que tanto adoro - Sumiko no pudo negarse ante la petición de su madre, por lo que sonrió - Así me gusta, ahora vayamos a ...-

- Kamado Sumiko, vengo a asignarte tu primera misión - Se escuchó una tercera voz interrumpiendo a la azabache - Dirígete a la ciudad del Noroeste, en ese lugar están desapareciendo mujeres jóvenes, cada noche desaparece una, es tu deber encontrar y eliminar al demonio que se esconde allí. Kamado Sumiko, alístate para tu primer trabajo como cazadora de demonios- Fue todo lo que el ave dijo para retirarse de ahí.

- ¡¿Es muy pronto para mi primera misión?! No sé si este lista - Exclamó al sentir que poco a poco el nerviosismo quería hacerse presenta, pero la suave caricia en su cabeza erradicó todo eso.

- Claro que lo estás corazón, no lo dudes - La sonrisa que le dio fue igualmente devuelta por la peliburdea - Vayamos adentro para que empieces a prepararte-

Sin más ambas féminas se levantaron de su cómodo lugar para entrar a la casa para que la menor se alistara.

***************************

- Es bueno ver que todo mi trabajo haya valido la pena - Fue el pensamiento de la ojidorada al ver a la ojirubí completamente lista.

Era una suerte para Kagome que aun tuviera sus antiguos uniformes de lo contrario no hubiera sido posible arreglar el de Sumiko; al ser muy buena con la confección y costura no fue muy complicado corregir el desastre de Maeda.

- Con esa habilidad deberías mejor trabajar en la sastrería de la Organización - La voz de Kuro la sacó de su burbuja.

- Sabes bien que el encierro total no se me da muy bien -

Kagome volvía a prestar atención a Sumiko admirando su vestimenta; como la mayoría de los uniformes consistía en la típica blusa blanca de manga larga en conjunto con la negra chaqueta con su rango, la parte inferior del conjunto era una falda tableada que le llegaba a la mitad de las piernas y lo complementaba unas sandalias zori cafés con unas medias negras que le llegaban un poco más arriba de la rodilla.

- Nee-chan, te ves muy bien - Halagó la pelinegra haciendo sonrojar levemente a Sumiko - Pero con esto te verás mucho mejor - Tras decir esas palabras le entrego su haori de cuadros negros y verdes.

- Gracias Nezuko, siempre tan linda - Agradeció la peliburdea mientras le acariciaba la cabeza - Bien, creo que ya estoy lista -

- Aun falta algo cielo, espérame un momento -

Con curiosidad las menores vieron como su mamá se dirigía a su habitación, esta regresó un par de minutos después con un par de cajas pequeñas las cuales se las entregó a una extrañada peliburdea.

- Abre primero el que tiene el listo verde - La menor hizo lo que la azabache le había pedido solo para que sus ojos se llenaran de lágrimas al ver el contenido de la caja y sin querer asustando a Nezuko por su repentina reacción.

- Estos son...- Debido al nudo en su garganta no pudo terminar la oración.

- Los pendientes de tu padre - Terminó Kagome por ella - Antes de que partiera me pidió de favor que te los entregara cuando pensara que fuera el momento adecuado y para mi este momento es el que estaba esperando -

- Otou-san, muchas gracias - Pensó la menor algo nostálgica - Okaa-san ¿Me ayudarías a ponérmelos? -

- Por supuesto que si cielo - Con mucho cuidado de no lastimarla mucho le coloco los pendientes - Es como si viera la versión joven y femenina de Tanjuro-san - Sonrió cuando termino de colocárselos - Ahora abre el del listón vino - La expresión que Sumiko tenía al ver el collar que estaba en la cajita le causo ternura - Ese collar se encargara de ocultar tu presencia demoniaca, ya que vas a estar trabajando con otros cazadores creo conveniente que te mantengas bajo perfil -

- ¿Solo la oculta o inhabilita mis habilidades? - Preguntó Sumiko sin dejar de mirar el curioso collar.

- Solo la oculta, pero para evitar sospechas trata de mantenerla oculta entre tu uniforme -

- De acuerdo Okaa-san, seguiré tu consejo al pie de la letra - Aseguró mientras limpiaba el rastro de gotas salinas que habían bajado por sus mejillas.

- Otra cosa, por nada del mundo te lo quites o evita que se destruya, ya que de lo contrario hasta el cazador menos experimentado podrá percibir tu esencia -

- No te preocupes Okaa-san, tendré mucho cuidado con el collar -

Satisfecha Kagome le dio una suave caricia en el cabello teniendo cuidado de no deshacer su coleta alta; sin más las tres chicas se dirigieron hacia las escaleras del templo para poder despedirse de la ahora cazadora.

- Envíame a tu cuervo por si llegas a tener dificultades, sabes que no durare en ir a ayudarte -

- Sé que puedo contar contigo Okaa-san - Respondió mientras una sonrisa se dibujaba en su rostro - Pórtate muy bien Nezuko y trata de no preocupar a mamá - La ojivioleta asintió - Buena niña -

- Acaba con los malos para que puedas regresar pronto Nee-chan -

Después de las palabras de la más pequeña Sumiko comenzó a bajar las escaleras, pero a mitad de ellas se regresó corriendo para darles a sus dos seres queridos un abrazo.

- Las quiero mucho -

- Nosotras también mi petirrojo, cuídate mucho -

Después de ese abrazo ahora si la pequeña cazadora se retiraba ante la atenta mirada de la ojidorada, al ya no tener a la ojirubí dentro de su campo de visión esta decidió entrar a su casa.

***************************

Muy buen día, les traigo el capítulo 13, espero sea de su completo agrado😊.

Aclaraciones: Nezuko se apena al ver q su hermana portando tan curioso uniforme más que nada por lo revelador de la misma, ya que las tres de vez en cuando toman el baño juntas 😏.

Sin nada más que decir no vemos en el siguiente capítulo.

Les agradezco mucho que sigan la historia, les mando un fuerte abrazo 😘.

Que tengan una bellísima mañana 🌄/ tarde ☀/ noche 🌙.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro