Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 38

Los dos nos encontramos desnudos; unidos y enredados en nuestros cuerpos, acabamos de hacer el amor, porque fue eso lo que hicimos; hacer y reivindicar nuestro amor.

Lucas tiene los ojos cerrados, su respiración es pausada al igual que la mía, es como una canción de cuna para mí. El subir y bajar de su pecho, su aroma, su piel; me tranquiliza.

Acaricio sus labios con mi dedo pulgar, y él marca una sonrisa.

-¿Crees en Dios? -pregunto, rompiendo el silencio. Abre los ojos de inmediato pero no me mira.

La noche está demasiado oscura y apenas puedo distinguir sus facciones.

Suspira hondo y tarda un poco en responder.

-¿A qué viene esa pregunta, Jeremías?

-¿Crees o no?

-Necesito y debo creer, sino todo sería en vano.

-¿En vano?

-Todo el sacrificio, todo el sufrimiento... -hace una pausa y creo que está pensando qué decir-. Le debo mucho a Miguel y siento que lo he defraudado.

-¿Defraudado por estar conmigo?

-No hablaba de nosotros. Aunque no quiera hacerlo tengo que volver, Jeremías. No me puedo quedar aquí con vos.

-¿Por qué no?

-Sonás como si fueses un crío caprichoso.

-Quizá me convertí en uno.

-No lo creo. -Se incorpora y lo tomo del brazo.

-No te vayas, por favor.

-No supliques, Jeremías -susurra acariciándome la cara. Cierro los ojos disfrutando de su contacto.

-¿Qué te ata a tu religión, a tu fe? ¿Te acordás nuestra noche en el albergue?

-Sí, todos los días de mi vida.

-Esa noche me pediste no regresar. ¿Lo recordás? -Asiente con la cabeza-. Yo te pido lo mismo, Lucas. No regreses. Quedate conmigo, vayámonos lejos, empecemos todo de nuevo, lejos de todos; donde nadie nos conozca.

Sueno tan desesperado, es que sí, lo estoy. Necesito que cambie de opinión. Necesito que esté conmigo, aunque en este preciso momento estoy siendo demasiado egoísta.

-Hoy las cosas son diferentes, tengo responsabilidades y ya elegí un camino, Jeremías.

-¿Y qué haces aquí? ¿Por qué viniste? ¿Acaso lo que hicimos hace un rato no es pecado? ¿Cuántos Padres Nuestros tenés que rezar para lavar tus culpas?

-No estás siendo justo.

-¿Y quién lo es? Decime. Vos me enseñaste este camino, un camino que quiero emprenderlo con vos, juntos, pero ahora ya no querés esto. Y ahora no sé qué es lo querés, qué sos o en qué te convertiste.

-¿Qué pasó en Buenos Aires, Jeremías?

-No me cambies de tema, Lucas. Por favor. Estoy hablando de otra cosa.

-Es que jamás te ví así, quiero saber que sucedió en Buenos Aires, qué es lo que te hizo cambiar tanto. ¿Dónde quedó tu mirada inocente? El pibe tímido... -hace un pausa-. Te noto tan herido.

Lo estoy.

-¿Querés saber lo que me pasó? Yo te voy a decir lo que me pasó. -Él asiente con la cabeza y se incorpora-. Me dejaste, me dejaste una noche herido y maltrecho. Usé a un hombre para poder olvidarme de vos. ¡Sí! Hice eso, no me mires así.

-¿Quién es, Jeremías? -pregunta de inmediato.

-Eso no tiene importancia.

-Lo tiene para mí, Jeremías. Decime con quién estuviste. ¿Te gustó? ¿¡Quién es pregunté!? -grita-. ¿Te entregaste a él como lo hiciste conmigo?

-No.

Recuerdo lo mal que me sentí en hacerlo con Joaquín.

-Todavía no terminé, Lucas -interrumpo.

-¿Qué más hay además de estar con otra persona?

Agacho la cabeza dubitativo.

-¿Qué más, Jeremías? -habla demasiado exaltado.

-María es mi tía, ella se revuelca con mi padre, Ofelia, la vieja que vive junto a mi finca, resulta que es mi abuela, madre de Gregoria y también de María. La señora que sirvió toda mi vida es la madre biológica de mi padre, mis abuelos robaron a su bebe, al poco tiempo de nacer y lo criaron como propio y como si todo esto fuera poco el hijo de puta del capataz intentó violarme. Crucé media Argentina para venir a verte y resulta que te metiste de lleno en la religión, y todo lo que hice fue en vano, Lucas.

Se acerca a mí e intenta abrazarme al principio opongo resistencia, al cabo de unos minutos de forcejear, sucumbo en sus brazos. Me brinda de un abrazo tranquilizador sin pronunciar alguna palabra. Acaricia mi nuca e intento tragarme la angustia y la bronca.

-¿Por qué tengo la sensación de que no estás sorprendido de todo lo que te dije? -cuestiono, separándome de él-. ¿Acaso vos lo sabías?

Inclino mi cara para poder mirarlo.

-¡Contestame! -grito.

-Sí, yo lo sabía.

-¿Todo sabías?

-Menos lo del hijo de puta de Roberto. Siempre me dió mala espina, estaba todo el tiempo detrás tuyo. Si lo tuviese delante, no lo dudaría un segundo -habla apretando los dientes y tensando sus músculos-. ¡No! Ese no es un buen pensamiento -se retracta

Sus pies tocan el suelo, se levanta lentamente de la cama y agarra su ropa que está regaba en la pequeña habitación.

-¿Te vas?

Asiente con la cabeza.

-Pero no terminamos de hablar, Lucas.

Me levanto detrás de él, todavía desnudo voy hacia la mesa de luz y armo un cigarro. Le pego una larga pitada y es la única claridad que hay en la habitación.

-Ya vamos a tener tiempo de hablar, Jeremías. -Se acerca a mí, corre mis mechones de la cara y me besa en la frente-. No olvides lo mucho que te amo. No lo olvides -remarca.

Hago una mueca intentando hacer una sonrisa, pero mi pena es tan grande que mi cuerpo no me lo permite. Sus palabras traen más agobio que consuelo.

Sale de la habitación sigiloso, como si fuese un ladrón. Yo me acurruco en la catrera mirando la nada y sintiéndome de igual manera; la nada.

•••

La mañana está demasiado gris y a diferencia de Buenos Aires todo es mucho más tranquilo. Mi cuerpo me duele, pero lo que más me aqueja es mi alma.

Las extremidades están dormidas y me duele mucho la cintura. Sinceramente no sé qué hacer aquí en Misiones. ¿Cuánto encuentros clandestinos puedo llegar a tener con Lucas? Mi presencia no trajo la dicha que yo esperaba y me siento muy apenado y cabizbajo. Tengo dinero para unos tres o cuatro días más, como mucho, la señora muy amablemente me ofreció lugar. Pero nada es gratis en la vida, cuando sepa que ya no me queda dinero, me va a dar una patada en el culo y voy a terminar de patitas en la calle.

Me visto con lentitud, con demasiada lentitud sin saber que hacer con este presente incierto.

Lucas supo la verdad siempre.

Decido salir y tomar un poco de aire. Si Delia estuviese conmigo todo sería más fácil.

Todavía no me detuve a pensar en Gregoria, cómo estará en saber que ya no estoy en la finca y qué ni siquiera sabe dónde me encuentro.

No quiero pensar en esa mujer.

Me planto en pequeño bar que estuve ayer al mediodía.

Entro y el olor a café recién molida inunda mis fosas nasales.

-¿Al final consiguió habitación? -pregunta del otro lado de la barra.

-Sí, muchas gracias. Me siento y apoyo mis codos en la mesada.

-¿Hoy va a tomar algo?

-Sí, café con leche, si no es molestia. Por favor.

El hombre me sonríe, se da vuelta y comienza a hacerme el café. La vaporera es demasiado ruidosa y no escucho su pregunta.

Después de una charla un poco incómoda, sobre mi reciente estadía e indagar qué es lo que me trajo a éste pueblo, me voy del café saludándolo amablemente.

Camino unas cuadras y sin saber cómo llegué aquí, me encuentro en las escalinatas de la parroquia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro