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Ya había comprado las flores que tanto le gustaban a su madre en vida.
Se dirigió hacia la tumba que tenía su nombre, cuando llegó depósito las flores agregando agua y limpiando la tumba algo polvorienta.
-Hola mamá.- su voz era dulce y triste.- ya ha pasado tanto tiempo sin tu compañía.- una sonrisa melancólica apareció en su rostro mientras que se hincaba.- Papá dijo que vendría después, ya sabes tiene trabajo que hacer - se levantó cuidadosamente.- ¿Sabes? Me siento tan solo sin ti.- las lágrimas comenzaron a caer.- Pero sé que estás más tranquila en donde estas, me tengo que ir, prometo volver pronto.
Y se fue limpiándose las lágrimas que había derramado.
Le hacía falta su mamá.
[...]
-¡Ya deja de llorar!.- gritaba un señor de aproximadamente 38 años.-¡Si cooperas no te dolerá!.- estaba irritado, no había pagado por ella para que solo llorara y se quejara.
- P-Por favor señor Saeki.- tartamudeaba y lloraba, no le gustaba que la tocará ese hombre, ese y ninguno otro.
- Preciosa.- acariciaba sus mejillas y su mirada bajaba a su busto.- Pague mucho por ti.- deslizaba aquel vestido blanco que le quedaba grande.- Así que solo dejate llevar, no te dolerá.
->>Maldito viejo asqueroso<<.- fue lo que pensó antes de ser nuevamente violada por aquel hombre de aspecto triste y repugnante.
Tenía tan solo 10 años cuando empezó a trabar a ese lugar, y aún así dolía como el primer día.
[...]
Había sido llevado a un prostíbulo a petición de su amigo Ginshi quien ya había obtenido la mayoría de edad. El no tenía ganas de asistir a aquel lugar, pero fue tanta la insistencia de Shirazu que terminó accediendo a condición de que no lo volviera a molestar mientras pintaba uno de sus cuadros.
La pinta de aquel lugar no era tan vulgar, pero no podía sentirse más asqueado al ver hombres tanto jóvenes como ancianos entrar y salir con jovencitas que claramente se les ve el odio y asco en sus ojos.
Entró resignado y se dirigió al bar man con su amigo, quien pidió un trago para ambos.
El ambiente estaba animado, y a pesar de que la música estuviera a todo volumen pudo escuchar sollozos provenir de una habitación. Quería ignorarlos pero su curiosidad pudo más que su moral.
Caminaba en aquel pasillo y pudo divisar la puerta donde provenían aquellos sollozos. Acercó uno de sus oídos y pudo escuchar mejor la "conversación" que atravesaba la puerta de madera.
-¡Ya callate!.- gritaba exasperado.-¡Si no te callas le dire a tu padre!
-¡No!.- sus ruegos le quebraban el alma al de cabellos morados, pero lo que más le sorprendió fue la palabra "papá" ¿Acaso su padre no está enterado del trabajo de aquella chica?.- Si usted le dice yo y mi madre pagaremos las consecuencias.- su voz se oía desesperada, el no lo podía creer.
->>Que ser tan despreciable, ¿Un padre amenazó a su hija para prostituirse?<<.- pensó con rabia, no sabía quién era pero definitivamente iba a ayudar a aquella chica.
-Tsk.- oyó un chasqueo de lengua.- para la otra se más eficiente, pero si no lo haces mejor para la siguiente ocasión.- amenazo.- le diré que no haces tu trabajo.
Se separó rápidamente de la puerta y se posicionó a un lado de esta.
-¿Qué haces aquí niño?.- pregunto el hombre que recién había cruzado la puerta
-¿No es obvio?.- arqueo una ceja.- Espero por la chica.- y sin más se adentro en la habitación.
La poca luz que había no dejaba ver el rostro de su contraria, cuando creyó haber encontrado un interruptor lo presionó ocasionando que la luz se dispersara por todo el lugar dejando atónito a Urie.
-¿Mutsuki?.- sus ojos se abrieron exageradamente que parecía que se le saldrian en algún momento.
-¿Urie-kun?.- se había quedado atónita ante su compañero de clases.-¿Qué haces aquí?.- sintió un temor al pensar que este podría revelar su secreto ante los demás, aunque descartaba su idea al recordar la actitud discreta de este, pero ¿Si lo hacía?
Estaba jodida.
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