15
ELIZABETH AYDIN (ÜLKER)
Mientras disfruto de la galleta no puedo dejar de sentir las manos de Ahmed sobre mi vientre. Al principio, cuando recibí la noticia, me daba miedo todo. Sobre todo, porque nunca crecí en una familia donde me quisieran y ahora me daba miedo ser igual que Nora o mi padre y hacer sufrir a este nuevo ser que crece dentro de mí.
—Lo olvidaba Sultana —dice y me regresa a la realidad—. Hoy es mi cumpleaños y el de mi abuelo.
—¡¿Por qué no me dijiste antes?! —trato de separarme un poco, pero no deja de abrazarme con fuerza, por lo que no puedo cambiar mi posición— Hubiera preparado algo, o tendría algún presente para darles, ahora no sé qué hacer porque... —digo rápido, pero Ahmed gira mi rostro y planta un beso en mis labios que me hace callar.
—No te preocupes por eso.
—¿Que no me preocupes? Pero...
—A mí ya me diste mi regalo ayer con la noticia de nuestros bebés —su confesión hace que mi corazón revolotee— y créeme que, si le damos la noticia a mi abuelo, no solo lo tomará como un regalo, ese viejo es capaz de volver este día en uno festivo para toda la familia en honor a nuestros bebés.
—¡Hey! No le digas viejo —ríe.
—Es un decir, pero créeme que con esta noticia será suficiente para que todo el mes se la pase festejando y presumiendo por ahí con sus amigos a nuestros bebés.
Tiene razón, sé que el abuelo será muy feliz con la noticia. En cada clase que tenía con él, siempre sacaba como tema de enseñanza el embarazo o los hijos —sé que lo hacía con la intención de que en algún momento le confesara que ya estaba embarazada, pero eso nunca sucedió, hasta ahora—. Una vez me confesó incluso que lo único que le aterraba de morir, es no poder conocer a sus bisnietos, ni poder consentirlos.
—En ese caso ¿podríamos hacer algo?
—Lo que quieras, solo pídelo.
Su frase me hace pensar que tengo control sobre él y por alguna razón, me gusta.
—¿Qué te parece si...?
Le cuento mi pequeño plan que había pensado hacer más adelante para revelarle a su familia nuestro embarazo, pero esta vez me tocará adelantarme. Ahmed solo me interrumpe cuando es necesario para ayudarme con ideas, en el camino, solo paramos en una tienda de bebés donde compramos unas cosas que faltan para que sea obvia la sorpresa cuando se la demos al abuelo.
Al entrar a la mansión, es el abuelo el primero que aparece y puedo notar que sigue preocupado por mí.
—¿Cómo les fue? ¿Qué te dijo la doctora? —me inspecciona de pies a cabeza, como si tratara de encontrar algo mal.
—Buenas tardes a ti también abuelo —responde sarcástico Ahmed—. Nos confirmó lo que ya sabíamos.
—¿Qué cosa?
—Que fue el estrés el causante de su malestar.
—¿Solo eso? —parecía que no nos creía y yo me estaba poniendo nerviosa— ¿Seguro la revisaron completamente?
—Si —responde de inmediato Ahmed con normalidad, como si fuera verdad—. La revisaron en cada especialidad, ya sabes, traumatología, ginecología, cardiología y otros que ni siquiera recuerdo, por eso nos tardamos.
—¡Oh! ¿Y no hay nada nuevo? —negamos.
—Ya te dije que no abuelo y permiso, mi Sultana tiene que ir a descansar.
Salimos del lugar casi corriendo pues no queremos que el abuelo siga preguntando. Solo le ruego a Dios que el director del hospital no le haya dicho en verdad nada porque sino, arruinaría nuestros planes.
Como lo acordamos, Ahmed va directo a buscar lo que necesitamos y yo empiezo a repasar lo que diré frente a todos en la reunión. Estoy muy nerviosa y presiento que las cosas saldrán mal.
—Aquí está —Ahmed abre la caja que tiene entre sus manos—. No puedo creer que esta haya sido tu primera ropa, eras tan pequeña y de seguro una bebé hermosa.
Decidimos usar mi ropa y comprar un conjunto más para que sepan que son dos bebés en camino, junto a dos chupones que se colocaran perfectamente en la caja.
—No lo sé —saco uno de los sacos—. No tengo fotos que demuestren eso, pero seguro que sí. —digo con un arrebato de confianza
—Si, seguro que sí, solo espero que mis bebés salgan a su madre en todos los aspectos.
—No digas eso, yo quiero que sean una mezcla de ambos.
—Yo los amaré sean como sean. —me da un beso.
—Bueno, ya. Tenemos que preparar las cosas. —dejo el saco nuevamente en la caja y la cierro.
El padre de Ahmed se esmeró en hacer la fiesta familiar para el abuelo. Llegaron más personas de servicio y acomodaron todo en unos minutos. Prácticamente no hicimos nada. Ahmed solo les pidió que el pastel no lo hicieran porque quería hacerlo yo misma.
A cierta hora empezaron a llegar más personas que no conocía y que me analizaban de pies a cabeza cuando salíamos a saludarlos. Agradecí tener la excusa del pastel para no quedarme conversando con ellos.
—¿Quiénes son todas las personas que llegaron? —le pregunto a Ahmed sin perder la concentración en el decorado del pastel.
—Algunos son familiares lejanos y otros son amigos de mi abuelo. ¿Por qué?
—Porque ..., nada, solo que no me gustan las multitudes y ahora mismo hay todo un pueblo en el patio.
El padre de Ahmed junto a Anastasia entran a la cocina interrumpiendo nuestra pequeña charla.
—Ya está todo listo, pero ¿Puedo saber de qué trata la sorpresa?
—Te enterarás con el demás papá, vamos.
Salimos al patio y me doy cuenta de que han llegado más personas de las que estaban. Algunos se acercan otra vez a saludar y otros se quedan esperando a un lado. Algunas de las esposas de los socios de Ahmed tratan de retenerme y conversar conmigo, pero debido al idioma y a que ahora mismo estoy nerviosa por la sorpresa, no me alejo de Ahmed y respondo solo monosílabos.
Mientras Ahmed está saludando a otro socio como él los llama, a lo lejos logro divisar a Emre y su abuelo Osman que están con el abuelo.
Me suelto del brazo de Ahmed y comienzo a encaminarme hacia ellos, pero Ahmed me detiene antes de que pueda avanzar mucho.
—¿A dónde vas?
—A saludar al abuelo y al señor Osman —los señalo—. Emre también está aquí. —agrego rápido para que no lo note.
—No es necesario que vayas, ya saludaste al abuelo antes y no es necesario que vayas con ellos ahora —con su mirada sigue a Emre, el cual se dirige a la mesa de bocadillos que no está muy lejos de su abuelo.
No entiendo por qué a Ahmed no le agrade Emre si la vez que lo conocí fue más educado que él. Tomo su mano y hago que venga conmigo.
Al llegar, el abuelo me abraza mientras lo felicito. Paso a darle la mano al señor Osman y agradecerle que haya venido, pero cuando estoy a punto de darle la mano a Emre, Ahmed me hace girar hacia él.
—A mí no me has felicitado por mi cumpleaños. —Abre los brazos esperando que vaya hacia ellos. Sé que lo hace para que no me acerque a Emre, pero le sigo el juego y lo hago.
—No seas celoso Ahmed —dice a nuestras espaldas el abuelo—. Emre es un gran hombre que respetará a tu prometida. —el abuelo lo conoce bien.
—Si, si, como sea, ya nos vamos —responde—. Por cierto, en cinco minutos debes subir a la tarima, Elizabeth preparó algo para nosotros.
—¿Qué es? —suena emocionado, pero negamos con nuestras cabezas para hacerle entender que no le diremos nada— Díganme, no puedo esperar cinco minutos.
—Si, puedes. —dice Ahmed antes de tomarme de la mano y llevarme en dirección a la casa.
Al llegar al patio ya con las cosas listas, vemos que el abuelo ya está en la tarima.
Estoy nerviosa, pues en realidad me hubiera gustado que estén solo nuestros familiares más cercanos para darles la noticia, pero al notar lo emocionado que estaba Ahmed por decirle a todo el mundo de nuestros bebés, no le vi problema a hacerlo ahora.
Mi padre y hermano se posicionan frente a la tarima, mientras que el padre de Ahmed junto a Anastasia se colocan a lado del abuelo que se ve más que impaciente por lo que haremos.
—Ya tienen el audio Sultana, está todo listo —me dice en la oreja.
Lo veo tomar un aparato y cuando empieza a hablar por él, su voz se escucha más fuerte.
—Buenas noches a todos los invitados. En primer lugar, mi abuelo y yo les agradecemos que hayan venido a acompañarnos a nuestra fiesta de cumpleaños como todos los años —los presentes aplauden—. Este año en especial, han llegado personas muy importantes a nuestras vidas como lo son Anastasia, la esposa de mi padre —por la cara que hace ella, cualquiera puede deducir que le duele cómo se dirige a ella, pues no es solo la "esposa", también es la madre. Pero no digo nada, después hablaré con él—, mi futura esposa, Elizabeth y otras personitas. A continuación, mi prometida quiere decir unas palabras. —me extiende su mano y me acerco tomándola.
Tengo algo de vergüenza al notar que todos están tan atentos a mí.
—Buenas noches..., eh... —aclaro mi garganta y me tranquilizo antes de continuar—. Bueno, como dijo Ahmed, quería agradecerles por estar aquí, junto a las dos personas que me han querido y brindado todo su amor desde que llegué a sus vidas y que el día de hoy cumplen años, que son Ahmed y el abuelo Ülker. Por eso, el día de hoy quiero darle un presente muy especial al abuelo, al cual sé que le gustará mucho según Ahmed, pues fue él quien me ayudó para esto.
Ahmed me da la caja y el abuelo se acerca muy feliz a nosotros. Cuando está lo suficientemente cerca, Ahmed levanta la mano hacia un señor que está junto a los músicos.
—Espero le guste abuelo —trata de tomar la caja, pero no lo dejo—. Solo debe abrir la tapa y ver lo que hay adentro.
—¿Por qué tanto misterio? —dice escéptico, pero no respondemos.
Cuando retira la tapa, de inmediato el sonido de los corazones de nuestros bebés empiezan a sonar igual de fuertes que nuestras voces hace un momento. Regreso a ver a los invitados y nadie parece adivinar qué es lo que pasa. Incluso mi padre y hermano están confundidos.
—No...no... E-esto —el abuelo empieza con la voz entrecortada— ¿Es lo que creo que es?
Toma uno de los chupones y un saquito para sacarlos de la caja. Con ambos elementos en sus manos, al fin nos alza a ver.
—Si, es lo que crees abuelo. —dice Ahmed.
—Ustedes... —el padre de Ahmed se acerca por detrás del abuelo y al igual que él, está sorprendido— ¡¿Están esperando un hijo?!
Todos los presentes hacen un sonido de sorpresa y después de eso, pareciera que nadie se atreve ni a respirar.
—¡Respondan! —dice el abuelo— No me quiero emocionar antes de hora.
—No, no estamos esperando un hijo abuelo —aclara Ahmed y de inmediato la cara del abuelo cambia a una de desilusión.
—¡Estamos esperando dos bebés abuelo! —digo emocionada— y lo que están escuchando son sus corazones.
Contrario a lo que esperaba, nadie se mueve ni emite algún sonido. En un punto llego a pensar que incluso no le gustó la sorpresa, pero cuando lo veo caer lentamente desmayado, me preocupo.
Todos tratan de acercarse a la tarima preocupados mientras Ahmed y su padre lo intentan levantar. Uno de los asistentes sube y dice que es doctor. Empieza a revisarlo y pide un poco de perfume a la multitud lo cual le dan de inmediato y coloca debajo de la nariz del abuelo.
Pasan solo segundos y el abuelo se levanta.
—¿Estás bien papá? —el señor Faruk se pone frente a él, pero el abuelo lo aparta con una mano.
—¿Es verdad? No lo soñé ¿verdad? ¿Están esperando 2 bebés? —dice mirándonos a Ahmed y a mí.
—Si abuelo, estamos esperando a dos bebés. —respondo.
No supimos cómo, pero sin la ayuda de nadie, el abuelo se levantó muy rápido y vino a abrazarme.
—Gracias, gracias... —no dejaba de repetir en mi oído mientras me abrazaba.
—¿Le gustó la sorpresa? —pregunto, aunque ya se la respuesta.
Se separa de mí.
—Es la mejor sorpresa que me han dado en toda mi vida —mira mi vientre—. Son dos..., ¡Son dos bebés Ülker que vienen en camino!
De inmediato las felicitaciones por todos lados empiezan a sonar. El padre de Ahmed me abraza y me agradece al igual que el abuelo. La madre de Ahmed se une al abrazo y comienza a llorar. Noto también como mi padre felicita a Ahmed, mientras mi hermano está a un lado sin expresión alguna.
El abuelo toma el aparato que hace que nuestras voces suenen más fuertes y habla:
—Familia y conocidos, este es el mejor regalo que he recibido en años —mira a Ahmed—. Te agradezco tanto hijo, es lo único que le faltaba a este viejo para ser completamente feliz —me mira—. Y tú Elizabeth, ahora cobra sentido el sobrenombre con el que te llama mi hijo, eres una verdadera Sultana la cual será tratada como tal.
—¡Que viva el cumpleañero! —grita uno de los invitados y los demás lo imitan.
Si te gustó el capítulo:
Vota ⭐
Comenta 💬
Comparte 💚
GRACIAS POR LEERME, TEN UNA LINDA MAÑANA, TARDE, NOCHE O MADRUGADA, DEPENDIENDO DE CUANDO ME LEAS
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro