hablemos sobre los cuentos pt. 2
Entre escamas y aletas.
Texto: Milagros del Rosario Gallego Montejo.
Había una vez, en un río muy grande, el más grande de todo el mundo, un cocodrilo bebé y su madre que nadaban cerca de la orilla para tomar el sol.
El pequeño, llamado Carlos, que era muy curioso, le preguntaba a su madre sobre todos los animales que habían a su alrededor.
—¿y qué son esos? –preguntó Carlos mirando un pequeño venado que se acercaba al río para tomar agua
—ese es un venado –le respondió su madre
—¿y qué comen los venados? –dijo Carlos queriendo saber más
—a los venados les gusta comer plantas –respondió su madre saliendo del agua para sentarse sobre una roca
—¡guao! ¡el venado es muy lindo! –exclamó Carlos observando los cuernos del animal
—recuerda que no debes asercarte mucho a ellos, porque pueden atacarte si los asustas –aconsejó su madre.
—está bien, mami –respondió sumergiéndose en el agua —¿puedo ir a jugar?
—si, claro. Solo no te alejes mucho.
El cocodrilito, saltó y se puso a nadar cerca de su madre. Le encantaba recorrer el río y saludar a todos sus vecinos, aunque algunos le tuvieran miedo. El no entendía por que los cocodrilos no le agradaban a los demás animales, porque después de todo, también era un animalito como los otros.
Carlos nadó hasta llegar a donde crecían unas hermosas flores moradas, que le encantaban. Se quedó un momento suspendido en el agua mientras las observaba, y de repente, escuchó algo que lo hiso jirar su cabeza.
—¡ayuda! –dijo una voz.
El cocodrilo, un poco asustado, nadó para buscar de donde venía la voz, y descubrió que del otro lado de el río, había una red muy grande, y un animal alargado intentaba salir de ella.
Carlos olvidó la orden de su madre y nadó lo más rápido que pudo hasta donde estaba la red.
—¡hola!¿te ayudo? –dijo amablemente el cocodrilo.
—¡si! ¿no puedo salir de aquí, y necesito regresar a casa –respondió la criatura.
—¡creo que se como sacarte de allí! –dijo Carlos sumergiéndose en el agua —solo espera
Carlos metió la cabeza por debajo de la red, y comenzó a morderla con sus poderosos dientes, hasta que la red se partió en dos y la criatura, muy parecida a un pez,salió moviendo unas aletas muy grandes, que salpicaron mucha agua.
—¡me salvaste! Muchas gracias –dijo el animal alegremente —me llamoLuis, y soy un delfín
Carlos salió del agua y se reunió con Luis. Ahora, ya podía verlo más de cerca. Era, como suponía, largo y con unas aletas muy grandes.pero a Carlos le sorprendió que no tenía escamas..
—me llamo Carlos, y soy un cocodrilo. ¿de donde vienes? -le preguntó
—yo vengo de el océano –respondió Luis —¿y tú?
—yo soy de este río, pero nunca había visto a nadie como tu –observó elcocodrilo pensativo
—es porque los delfines no podemos vivir en los ríos. Somos muy grandes y necesitamos más agua –explicó Luis —en el océano, hay mucha agua y no es dulce, si no salada
—¿salada? ¡eso se olle genial! Y ¿dónde está tu familia? –preguntó Carlos
—se quedaron en el océano, pero yo me perdí y no se como regresar –respondió el delfín poniéndose muy triste.
—yo puedo ayudarte a ir allá, si quieres. No se donde es el océano, pero puedo preguntarle a mimamá –respondió Carlos amablemente
—¡encerio! ¡sería increíble! Muchas gracias, Carlos
—no es nada. Siempre me agrada ayudar a un amigo
—¿amigo? ¿tu quieres ser mi amigo? –preguntó Luis muy sorprendido —en el océano, solo tengo amigos como yo, porque los demás animales creen que soy peligroso.
—¡pero claro que quiero ser tu amigo!
—entonces, ya somos amigos –dijo Luis muy contento chocando su aleta con Carlos..
Ambos se pucieron a chapotear en el agua, y pasaron un buen rato nadando y hablando sobre el río y el océano. Carlos, descubrió que habían otros como el en el oséa, pero más grandes y más fuertes. Por otro lado, Luis supo que en los ríos, todo tipo de animales va a beber y a tomar el sol por las tardes.
—voy a ver a mi mamá, y le preguntaré como puedes llegar a casa ¡ahora regreso! –dijo Carlos alejándose de Luis para volver a la orilla.
Cuando su madre lo vio, le dijo muy enojada
—¡donde has estado! ¡te he buscado por todas partes!
–lo siento, mamá. Es que mi amigo Luis se había atorado en una red y lo ayudéa salir. Estubimos hablando y no me di cuenta de que me alejé mucho. El quiere regresar a su casa en el océano, pero no sabe como ¿tu sabes como se llega al océano?
—si, pero ¿qué clase decriatura es tu amigo Luis? –preguntó la madre de Carlos mas tranquila.
—es un delfín ¡es increíble lo largo que es! –respondió Carlos un poco emocionado
—¿un delfín? ¡no puedes ser amigo de un delfín! –dijo su madre moviendo la cabeza de un lado a otro.
—pero ¿por qué?
—porque los cocodrilos y los delfines no se llevan entre ellos. No quiero que buelbas a acercarte a el ¡¿entendiste? –lo regañó la cocodrilo.
Carlos se puso a llorar, porque era la primera vez que encontraba un buen amigo con quien jugar.
Pero una sabia tortuga que descansaba al sol, se dio cuenta de la tristeza del cocodrilo y le dijo
—todos somos diferentes, pero podemos ser amigos sin importar el exterior
—¡cree que pueda ayudarme a regresar a mi amigo a su hogar? –preguntó Carlos
—si, por supuesto –respondió la tortuga sonriendo.
Luis aceptó encantado la compañía de la tortuga, y así, los tres llegaron hasta la desembocadura del río donde el océano se mesclaba con el agua dulce.
—vendrás a visitarme? –le dijo Carlos a su amigo
El cocodrilo se asombró mucho de que el agua no era marrón, si no de un color azúl muy hermoso.
—¡claro! Tu puedes venir a jugar conmigo al océano cuando quieras –respondió el delfín muy contento.
La madre de Carlos, al ver que su hijo era tan feliz, se dio cuenta de que a pesar de que eran tan distintos, Luis y Carlos eran muy buenos amigos.
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