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SEXTO SENTIDO

Aún recuerdo cuando mis padres llegaron del cine después de ver Sexto Sentido. A pesar de que siempre vimos muchas películas como familia (en serio, demasiadas), ellos nunca fueron de ir mucho al cine solos. Pero esa vez fueron y llegaron alucinando con esta, sobre todo mi mamá. Y les diré algo sobre mi mamá: ella no es un obsesa del cine como lo es mi papá; a ella cuesta que le gusten las cosas. Y de esta película no podía dejar de hablar. 

No sé cuándo fue que yo la vi. Debía tener unos ochos años cuando la estrenaron en 1999 y claramente no fui al cine con mis padres. Supongo que debí verla años después, cuando la dieron en la tele. No recuerdo muy bien la primera vez que la vi, pero conociéndome, debí estar muerta de miedo. De hecho, aún cuando la veo en la actualidad siento miedo, pero no ese miedo que te suelen provocar las típicas de terror (cosa que Sexto Sentido no es) donde uno salta y queda pegado en el techo. Con esta película sentí y siento un miedo que me recorre la espalda lentamente, tan lentamente que apenas uno lo nota. Tan sutil es que yo puedo verla sin mayores problemas, por mucho que evite ir al baño de noche después. Tampoco es tan difícil que algo me provoque eso. 

Ahora que lo pienso, Sexto Sentido fue la primera historia sobre fantasmas que me caló hondo. La primera, ni más ni menos. Así que se merece una entrada aquí, ¿no?

Al ser una película antigua, tal vez no sea tan necesario que les haga un resumen detallado de la trama, pero a fin de entrar en contexto, les haré una breve sinopsis. En simple, Sexto Sentido es la historia de dos personajes centrales: Malcolm Crowe, un psicólogo infantil venido a menos tras un hecho traumático que mandó al tacho de la basura su exitosa carrera profesional y su matrimonio, y Cole Sear, un niño nueve años que tiene problemas para comunicarse con su madre, con quien tiene una relación tensa, y para hacer amigos en la escuela, quienes lo tachan de freak. Por esto último, Cole necesita un psicólogo y así es como los caminos de estos dos personajes se cruzan. 

Hay muchísimos temas que cruzan el guion de Sexto Sentido. Podríamos estar largo rato hablando de las relaciones familiares, de la comunicación en el matrimonio, del bullying, de cómo la estructura de la película muestra muy bien la estructura dramática de tres actos, etc. Pero claro, en este libro hablamos de fantasmas, así que nos centraremos en eso. 

Lo que siempre me ha gustado de Sexto Sentido a nivel paranormal es la forma "realista" en que muestra el hecho de ser un médium, en caso de Cole, de tener la capacidad de ver fantasmas. De hecho, la película logra de manera muy fácil que el espectador sienta empatía por el niño y comprenda muy bien lo mal que lo está pasando. Vemos que Cole padece su don, cada encuentro con algún fantasma es para él un sufrimiento. Y el motivo de esto es el mismo motivo que tendría cualquier persona si estuviera la misma situación que él: tener miedo, no saber cómo reaccionar y, lo peor de todo, no saber cómo contarle al resto, ni siquiera a su mamá, qué es lo que le está pasando. Al principio de la película vemos varias escenas donde Cole se encuentra con fantasmas, con frecuencia en su propia casa, pero también en otros lugares. El niño corre, se esconde, llora, incluso se orina encima. Su capacidad de ver fantasmas lo supera. 

Cuando el doctor Crowe entra a su vida, Cole no tiene demasiadas esperanzas. Después de todo, el psicólogo es otro adulto más que probablemente no le creerá lo que tiene para contar. En un principio no se equivoca. Malcolm Crowe quiere ayudarlo, pero ese deseo no está libre de una fuerte necesidad personal de salir adelante, de demostrarse a sí mismo que puede volver a ser un buen profesional, que puede recuperar a su esposa. Para Crowe, Cole es en primera instancia una herramienta para reencontrarse. Y aún si no fuera así, él es un hombre de ciencia, no alguien que cree en espíritus. Pero el tiempo pasa y niño y psicólogo conectan. Malcolm Crowe se da cuenta de cuánto lo necesita Cole y poco a poco va notando cosas extrañas que adquieren sentido cuando el muchacho por fin se lo confiesa: puede ver fantasmas. Este punto de la película es crucial, no solo porque la escena se volvió icónica y también un meme, sino porque supone un antes y después en ambos personajes. Cole por primera vez comparte su secreto, es decir se expone totalmente a alguien porque no puede más con su soledad, porque no puede más con los fantasmas que se le aparecen y lo "atacan". Crowe se enfrenta a ese momento en que debe decidir si cerrarse por completo a la posibilidad de que existan cosas más allá de las que él concibe o, por el contrario, abrir la mente e intentar comprender para así ayudar a su paciente. 

Como el doctor Crowe le cree (encontrando la verificación en una parte de su propio pasado), Cole se pone completamente en sus manos y acepta la guía que el hombre le da para dejar de tener miedo, para aceptar su don. La historia toma entonces un nuevo camino y es desde ese punto en que nos parece comprender un poco más a los fantasmas, ya que el mismo Cole lo hace. 

Una de las mejores cosas de Sexto Sentido (y lo que busco generalmente en las películas o libros sobre eventos paranormales) es que no se conforma con contar la historia de un niño que ve fantasmas, sino que moldea cierta mitología en torno a ellos. Desde que Cole le dice al doctor Crowe que muchos fantasmas no saben que están muertos o que cuando hacen acto de presencia es normal sentir frío, lo que está haciendo la película es definir cuáles son los parámetros de las apariciones. Lo anterior es algo explícito, parte del conocimiento que Cole ha adquirido a partir de la experiencia. Hay otras cosas que las podemos deducir: es más probable que un fantasmas permanezca en este plano después de una muerte trágica o violenta, se quedan porque tienen ciclos que cerrar y, la más importante a mi juicio,  no todos tienen las mismas características. Es fácil notar diferencias entre, por ejemplo, el fantasma de la mujer que Cole ve en la cocina y que por lo que dice y las heridas que le muestra al niño sabemos que se suicidó para escapar del abuso físico de su esposo, y el fantasma de la niña que le pide que le muestre a su padre la verdadera causa de su muerte. La primera no distingue entre Cole y su esposo y es por eso que le habla como si fuera el hombre que la golpeaba. La segunda, en cambio, sin duda el fantasma más importante de la película, sabe que el niño al que se le aparece la puede ayudar y por eso no se le aparece una vez, sino varias, hasta que por fin está preparado para hacer lo que le pide. 

Cuando estaba investigando para Agencia Paranormal Almahue, Sexto Sentido fue una de mis fuentes más visitadas. Gracias a esta película comprendí mejor algunas cosas sobre los fantasmas, sobre por qué están aquí, pero también aprendí el cómo es su experiencia en este plano sin tener ya un cuerpo. No fue el único lugar de dónde saqué ideas, por supuesto: la película Los Otros cumplió su rol y espero poder pronto pagar la deuda que tengo con ella en este libro de reseñas. Ambas me fueron igual de útil en cuanto a espíritus y apariciones, pero donde Sexto Sentido marcó sin duda su presencia fue en la idea que tenía de los médiums. Cole es el gran culpable de que creara los médiums de tipo Vinculante y también fue una fuerte inspiración para el personaje de Víctor Lassner, de El Club. 

Tal como Se7en es mi parámetro de lo que debe tener una buena historia de detectives, Sexto Sentido es mi idea de lo que es una buena historia de gente que puede ver fantasmas. Una película redonda, que cumple en muchas cosas, desde trama hasta personajes, pasando por ese giro de trama tan suculento que al menos en 1999, cuando fue estrenada, pocos o nadie se esperaba. Pero sobre todo, una película que nos hace sentir que ese tipo de hechos, de almas quedándose aquí después de muertos para contarle a algunos escogidos sus secretos, no son tan imposibles. De hecho, pueden pasarle a cualquiera. Y con esa cotidianidad se entremezclan con nuestros problemas familiares, nuestras trabas, nuestras dificultades y nuestros miedos, no solo a los fantasmas, sino también a la soledad, a la incomprensión y al silencio. 


GRACIAS POR LEER :)

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