El deseo y la impaciencia determinan una fortuita batalla entre la lujuria desenfrenada y el amor incondicional. Cuando sientes una gran atracción sexual por alguien, no importa ni el sexo ni la edad, pues cualquier persona puede satisfacer tus necesidades más fisiológicas. Pero solamente una de cada diez, te hace rozar el cielo.

Me llamo Layla Adams, tengo 26 años y nací en Venecia, Italia. Formo parte de los altos cargos de la Policía, concretamente del CSI, de aquellos que se encargan de casos extremos tales como crímenes o suicidios.

A pesar de mi corta edad, adoro mi trabajo. Concluí los estudios con tan sólo 22 años y me dediqué en cuerpo y alma a la investigación. Por ello, tuve que trasladarme desde Venecia hasta Berlín, Alemania, donde actualmente resido en un gran apartamento de dos plantas en pleno centro de la ciudad.

Siempre me he considerado una joven insaciable, a la que le apasiona tener encuentros sexuales con cualquier hombre que consiga despertar en mí un ardiente deseo. Sin embargo, esos encuentros nunca llegan a más. Se quedan en simples besos y caricias, sin ningún tipo de penetración, por lo que sacio mis ansias de sexo con mis dedos. Pues prefiero perder la virginidad con alguien que verdaderamente merezca hacerme suya.

En cuanto a mi físico, no hay mucho que decir. Con los comentarios de cada varón que ha intentado llevarme a su cama, me defino correctamente. Caliente. Hermosa. Mi cabello rubio y liso se posa sobre mis hombros, y su brillo se complementa con el tono azulado de mis ojos. Mi piel morena identifica mi escultural figura, que se realza con finas telas de encaje cuando la ansiedad sexual me arrebata el sentido.

¿Quieres descubrir cómo es mi vida bajo una fachada de mujer sensual y ardiente, que realmente nunca ha culminado con un gran orgasmo de placer y que oculta un secreto inexplicable para el sexo masculino?💥

*Layla Adams en multimedia*

¿Qué os parece la protagonista?👧🏽