
Capítulo 29.
Layla Adams
Ryan me observa desde el umbral de la puerta sin articular palabra. Su mirada se pierde escasos segundos pero al instante vuelve a fijarla sobre mi figura.
-¿En qué piensas? -pregunto desde el mullido sofá de su gran salón.
-En todo lo que has dicho.
-¿Y...?
-Quizás tengas razón -musita tocándose el cabello.
-¿Quizás? -digo frunciendo el ceño.
Asiente y me pongo en pie. Camino en su dirección y se queda paralizado ante mi presencia tan cercana.
-No me utilices para que Jesús venga a ti, Ryan. Sólo te pido eso.
-No lo hago solamente por eso -susurra observándome.
-¿Entonces?
-Me enloquece tenerte cerca -añade sin más.
Me quedo en silencio ante su respuesta y él alza la mano, la lleva hasta mi mejilla muy despacio y la acaricia mientras muerde su labio inferior. Sus ojos brillan considerablemente y por un microsegundo, me pierdo en ellos.
-Ryan, déjame ir.
-No puedo. Sé que correrás a sus brazos.
-Él vendrá a buscarte cuando menos te lo esperes, te reclamará porqué me has enviado su pasado y porqué tanta competitividad. Él seguramente sepa la respuesta, pero déjame ir. Vuestros problemas no me incumben y no quiero estar en medio -digo con un ápice de dulzura en mi voz.
Giro sobre mis talones para volver a sentarme en el sofá de cuero pero me detiene sujetando mi mano.
-Si estás en medio, lo siento. Pero quiero tenerte para que entienda que no siempre puede ganar él.
-No puedo estar donde no me nace, Scott -musito sin girarme para observarle.
Suelta mi mano ligeramente y giro levemente la cabeza observando cómo se aleja.
-Escúchame un segundo, por favor.
Frena en seco quedándose de espaldas. Me acerco con sigilo y me coloco frente a él. Su mirada me analiza constantemente, de arriba a abajo, pero se detiene en mis ojos por enésima vez.
-Hagamos un trato.
Frunce el ceño ante mi propuesta y sonrío para suavizar la tensión del ambiente.
-Me quedaré esta noche contigo solamente si mañana puedo irme sin que pongas resistencia -murmuro con seriedad.
Me observa una y otra vez, pensativo, meditando mi propuesta.
-Dejaré que te marches -dice firme- pero con una condición.
-No hay condiciones, lo tomas o lo dejas. Tú decides.
-Sólo una noche más -musita tras un suspiro.
Me quedo totalmente paralizada. No sé qué hacer o decir ante esto. Haga lo que haga, daño a alguien. Si cedo, traicionaré a Jesús e incluso me denigraré como mujer, pero si le rechazo me temo lo peor. No conozco a Ryan lo suficiente como para saber qué pensará hacer si le niego esa noche que tanto me pide.
Suspiro profundamente mientras determino cuál es la mejor opción, hasta que mi mente da en el clavo.
-Está bien, accedo a pasar otra noche contigo -añado sonriendo.
Él sonríe victorioso ante mi respuesta sin percatarse de la trampa que pienso ponerle. Ser un alto cargo del CSI me ha servido para incrementar mi astucia, a ver más allá, y quizás sea un buen momento para utilizarla.
¿Qué se le habrá pasado por la mente a nuestra policía? Quiero conocer vuestras divagaciones😊
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro