Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 13.

Jesús Oviedo

Conduzco poniendo rumbo hacia el trabajo con una gran sonrisa esbozada en el rostro. Al llegar, estaciono en el parking y subo hasta el recibidor principal. Una vez allí, busco a Yamyla con la mirada y la encuentro tomándose un café junto a Bennet. Saludo a ambos y le indico a la joven becaria si podemos hablar un segundo a solas. Ella asiente y nos alejamos un poco de la multitud.

—¿Qué necesitas, Oviedo? —pregunta ella sin rodeos.

—En unos minutos llegará un paquete para Layla. Quiero que se lo entregues tú personalmente, ya que lo que hay dentro es privado y en esta oficina hay mucho cotilla suelto. No comentes nada con nadie, por favor.

—Como me echen del trabajo por tus tonterías, juro que te corto los huevos —sentencia y comienzo a reír a carcajadas.

—Tranquila, los dos seguiremos en el puesto de trabajo mientras el jefe más relevante no se entere de nada. Por eso, nadie puede saber qué trae el paquete —añado sonriendo— ¿entendido?

—Sí, Oviedo.

Ella suspira cansada y vuelve a dirigir su atención en mi compañero Bennet. Me dirijo a mi despacho y me pongo manos a la obra con los informes.

Layla Adams

Llego a la oficina bajo la atenta mirada de todos los asistentes, como de costumbre. Le indico a Yamyla que me traiga un café y entro en mi oficina. Dejo el bolso en el perchero y me deshago de la chaqueta, colgándola también en él. Me acomodo en mi silla de cuero y coloco la mesa correctamente, pues hoy he de ordenar todos los informes pasados y solicitar el más importante de todos: la escena del crimen.

Tras varios toques leves en la puerta, escucho la voz de mi secretaria tras ella y le indico que pase. Ella cierra la puerta y se dirige a mí con una radiante sonrisa.

—Aquí tiene su café —añade alegremente.

—Gracias, ¿alguna novedad? —cuestiono.

—Sí, ha llegado un paquete para usted.

—¿Un paquete? —digo poniéndome en pie.

Ella asiente y se marcha. Enseguida vuelve con una caja de madera y la deposita en mis manos. Esta viene sellada con una rosa roja perfumada.

—¿Quién ha dejado esto?

—No lo sé, no dijo su nombre. Me pidió expresamente que se lo entregase. Quizás dentro dé alguna pista de su persona —contesta encogiéndose de hombros.

—Gracias, puedes retirarte —indico— un segundo, Yamyla. ¿A qué hora era el evento de hoy?

—A las 21:00 —añade con una sonrisa.

Asiento y se marcha tras mi gesto. Me acomodo nuevamente en mi asiento dejando la caja a un lado y me tomo mi preciado café mañanero. Comienzo a trabajar y organizo todo el papeleo posible, pero la curiosidad me carcome por dentro. Observo la caja y la cojo para abrirla. Al hacerlo, me encuentro con lo menos que me esperaba: un conjunto de lencería rojo pasión de tela fina con encaje.

—¿Me están vacilando? —cuestiono en voz baja.

Encuentro, a su vez, una pequeña nota perfumada que pone lo siguiente:

《Nena, la noche de ayer fue increíble. Por ello, quiero regalarte este sensual conjunto para la próxima vez. Espero que te guste, bonita. Att: J.O.》

Guardo todo en la caja hecha una furia y pido a Yamyla por teléfono que llame al novato de inmediato. Este llega velozmente y cierra la puerta tras de sí.

—¿Se puede saber qué demonios significa esto, Oviedo? —mascullo irritada.

—¿No le ha gustado, Adams? —añade picándome, alzando las cejas insinuante.

—¿Cuándo le he dado permiso para regalarme estas cosas? ¡Y encima en el puesto de trabajo!

—Cuando se entregó a mí —contesta sonriendo triunfante.

—Eso no le da derecho a insinuar que aceptaré estas groserías. No soy ninguna fulana que se acostará con usted cuando le plazca —espeto con firmeza.

Se cruza de brazos y me observa detenidamente. Se aproxima a mí con pasos seguros y firmes, y me retiro lo suficiente como para evitar el roce.

—¿Me va a decir que no quiere volver a repetir lo de anoche? —pregunta con seriedad, pero el tono pícaro de su voz lo delata.

—Jamás.

—Bueno, también decía que el día que cometiera el grandísimo error de acostarse conmigo dejaría el puesto y yo la sigo viendo aquí como si nada —añade y clavo mi mirada, ahora fría, sobre él.

—Es usted un gilipollas, Oviedo.

—Un gilipollas que la hace gemir como nadie.

Instintivamente, abofeteo su rostro con fuerza tras sus groseras palabras y lleva su mano a la zona afectada.

—Escúcheme bien, Oviedo. No soy ninguna putita como las que está acostumbrado a tener a su disposición. Conmigo no se juega, así que aténgase a las consecuencias si sigue provocándome —sentencio implacable— ahora lárguese, no quiero tener frente a mí a un niñato que tras conseguir llevarme a la cama, pretende hacerlo treinta veces más como si fuera una zorra barata.

Alza las manos en son de paz y me mira con un brillo inexplicable en sus ojos color caramelo. Se marcha sin articular palabra y decido irme antes de tiempo. No estoy en condiciones para trabajar, así que recojo mis pertenencias y salgo del despacho con firmeza.

—Si el señor Scott pregunta por mí, dígale que me encontraba indispuesta.

Yamyla asiente y me marcho sin dar explicaciones. Me monto en el coche y pongo rumbo hacia mi humilde hogar. Una vez allí, decido darme una ducha de agua fría para relajarme, pero es inevitable no pensar en él. Qué ingenua fui.

¿Opiniones sobre el regalo de Jesús? ¿Qué pensáis de la respuesta de Layla?😋

PD: en la biografía de mi perfil tenéis el enlace del grupo de Whatsapp de la novela, para todos los que la lean.💌

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro